Hoy día 14 de diciembre hemos tenido una impresionante visita en nuestro instituto que no ha dejado indiferente a nadie. Con enorme atención el alumnado de 4º ESO y de 1º Bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales ha escuchado la increíble historia de D. José Manuel García Peruyera, el último prisionero superviviente del campo de concentración de Mauthausen-Gusen. Con la huella visible en su piel del número 15919 (número con el que fue identificado, sellaron de por vida su destino). Hoy nos ha regalado un impresionante relato de una infancia marcada por la huella de un holocausto nazi ya de por sí terriblemente injusto. Imagínense esa situación para un niño que acababa de perder a sus padres, hermanos y abuelos en su ciudad natal de Oviedo por la explosión de un misil balístico que la aviación alemana probó en el norte peninsular (en su colaboracionismo estrecho con el régimen franquista).
Un relato único con el que hemos aprendido una auténtica lección de vida y que, como D. José Manuel bien indica, es necesario seguir contando a las generaciones futuras para que esa barbarie no vuelva a producirse a pesar de que ello le suponga -confiesa- no poder conciliar el sueño ante la arremetida de dolorosos recuerdos que ningún ser humano habría querido presenciar.
Muy interesante, a mi hijo le ha gustado y le ha hecho pensar y admirar a este superviviente. Bravo por este señor y enhorabuena a los organizadores por esta iniciativa. Este tipo de charlas hacen que los niños aprendan no sólo por libros, la historia y sepan apreciar la vida que tienen.
Saludos
Muchísimas gracias por la aportación. Desde el Departamento de Geografía e Historia nos sentimos pletóricos ante una actividad verdaderamente única. Quiero agradecer públicamente el mérito del profesor Juan Pedro en que esto haya sido una realidad a nuestro alcance así como el apoyo de todo este Departamento en la realización de la misma. Creo que es un deber por nuestra parte reconocer el extraordinario comportamiento de todos/as los/as asistentes. Esto demuestra que la Historia con mayúsculas sigue estando profundamente viva siempre que haya una voz que la pronuncie, unos oídos que se presten a oírla y un corazón que acompase su latir.
Como diría Cicerón: “No saber lo que ha ocurrido antes de nosotros es como ser incesantemente niños”. En el día de ayer nuestro alumnado ha demostrado que le importa su pasado. Reconforta saber que nuevas generaciones se asoman a su historia con un ojo crítico para aprender de ella y no para repetirla.