En momentos convulsos y difíciles como los que ahora vivimos, ocasionados por la obcecación y la falta de entendimiento entre aquellos que son elegidos y llevados al poder para propiciar el bienestar y la prosperidad de los pueblos, parece que se hace imprescindible evocar la palabra. Es la falta de ella la  que fractura la sociedad en rancios bandos envueltos cada uno en una bandera que, lejos de arropar y abrigar, lo que hace es erigir un muro más y más gélido entre las personas y cada día más difícil de romper, para encontrar al otro lado al amigo de siempre que, aunque piense diferente, es con el que hay que seguir brindando por lo más importante que es la paz y la vida. Brindar con cava o con champán, pero brindar.

Hemos querido, para seguir conmemorando el Día de la Biblioteca, contar con una persona para la que el centro de su vida es la palabra. Es Héctor Ruiz Verde, un cuentacuentos de Tenerife que ha participado en varias ocasiones en el Festival Internacional del Cuento Los Silos y que este pasado jueves, 26 de octubre, nos acompañó en la biblioteca del centro y cautivó con sus cuentos a los alumnos de segundo de la ESO.

Con su voz y con todo su cuerpo nos habló de un continente africano dividido por la mitad por un gran río que lo cruza de norte a sur y en el que los pescadores mueren y las calaveras hablan buscando una palabra, siempre la palabra, que las salve de los jefes sanguinarios que cortan cabezas.

Nos contó de una niña que supo ver en sí misma solo virtudes allí donde los demás no veían sino defectos que le escupían a la cara sin ninguna consideración. Pero ella sabía que con sus orejas de mariposa era única e irrepetible. Qué gran consejo para los alumnos que posiblemente vivan acomplejados cuando se miran al espejo y no encuentran a ese modelo perfecto que la sociedad actual exige de nuestros jóvenes.

Les habló de palacios submarinos, de medusas cotillas y de caballitos de mar chismosos,  de tortugas mensajeras y monos listísimos que son capaces de engañar a todo un dragón a través de la astucia. Porque en la vida es bueno aprender que a veces los dragones se disfrazan de bellas y encantadoras sirenas.

En fin, les hizo entender a los alumnos que hay que saber mirar y reflexionar sobre lo que nos rodea para ser tan grandes como un universo.

Ojalá que estos niños de ahora se conviertan en hombres y mujeres del mañana, que sean capaces de desdibujar fronteras y enarbolar banderas solo de pétalos de flores.

 

Mercedes Barrera Tabares y Elaine Medina Pérez, coordinadoras de la Biblioteca.