En el Ingenio de Agüimes, noche de la Candelaria,
en un juego de turrón dos hombres se desafiaban.
Juan Pérez, como era hombre y sus fuerzas le ayudaban,
a un muchachito de Telde le pegó una puñalada.
Las piedras del camino le sirvieron de almohada,
las estrellitas del cielo le sirvieron de alumbrada.
Entre cuatro amiguitos para su casa lo llevaban.
A mediación del camino se encuentra a su madre amada:
–Éste es mi hijo Juan Pérez, éste es mi hijo del alma,
¿quién te dio esa muerte tan dura, tan dura y tan amarga?
–Un muchachito de Telde que Juan Valentín lo llaman,
madre, si algún día lo viere no le vaya a decir nada;
la culpa la tuve yo que ese muchachito me matara.
Adiós mi hermana Mercedes, adiós mi hermana del alma,
que no tienes quien te lleve noche de la Candelaria.
Adiós mi cabrita rusia y mi vaquita bragada,
que no tienes quien te lleve a la fuente a beber agua.
Romance tradicional canario.
¿Qué consecuencias tuvo el uso de la violencia en esta historia?