¿Tiene sentido hoy día el feminismo?

¿Tiene sentido hoy día el feminismo?

Estos días ha salido el tema del feminismo en algunas clases de Filosofía de Bachillerato y me ha sorprendido el largo camino que nos queda todavía por recorrer. El concepto de Feminismo aparece continuamente en los medios y, sin embargo, una parte del alumnado desconoce su significado, el cual no es sino una teoría social y política que engloba a movimientos sociales que luchan por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, así como por eliminar la dominación y violencia de los varones sobre las mujeres. Me preguntaron en estos debates que qué privilegios tenían los hombres en la sociedad actual que justifiquen el feminismo.

He buscado información, pues los datos son los que deben convencer más que palabras que se quedan en el aire.

El artículo es del diario.es y lo reproduzco a continuación:

“Empecemos por el efecto Jennifer-John: la publicación científica Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS), publicó en 2012 un estudio al que se le ha conocido popularmente como «El Efecto Jennifer-John». Se le entregaron a 127 profesores dos currículums falsos exactamente iguales, la única diferencia era que uno pertenecía a un hombre (John) y el otro a una mujer, (Jennifer). Adivinen quién ganó por goleada en la estimación en cuanto a contratabilidad, competencia y oferta de salario.

He aquí un privilegio masculino en detrimento del género femenino. (En Carne Cruda hicieron un programa especial sobre éste y otros privilegios masculinos en el ámbito científico, si les interesa el tema). Seguimos.

Un estudio de la publicación científica Science reveló que es a partir de los seis años cuando las niñas comienzan a relacionar brillantez con el género masculino. La directora de la investigación aseguró que «a pesar de que el estereotipo que empareja la genialidad con los hombres no coincide con la realidad, puede tener un peaje en las aspiraciones de las niñas y en sus carreras futuras». Teniendo en cuenta cómo son evaluados después los John y las Jennifer en su vida laboral, no es difícil imaginar que los privilegios masculinos no es cosa de la infancia, sino que viven con nosotros, no mueren nunca.

En la universidad española las mujeres suponen un 54,3% del alumnado y un 57,6% de los titulados. Si miramos al profesorado, las mujeres ya bajan al 40% y los hombres suben al 60%. Cuanto más subimos en el escalafón, menos mujeres encontramos: una mujer cada cuatro hombres (20%-80%). Y un paso más arriba: sólo una mujer dirige una de las 50 universidades públicas (2%). Y, volviendo a tener en cuenta todo lo anterior, perdonen si nos reímos con el «es que a ellas les gustan otras cosas».

Medicina androcentrista: otro privilegio masculino que, lejos ya de afectar a nuestras carreras, afecta a nuestras vidas. Por ejemplo, un estudio hecho por la Sociedad Española de Cardiología reveló que «en España, la enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en mujeres, de forma similar al resto del mundo occidental: en Europa ocurre una muerte por este motivo cada 6 minutos (en Estados Unidos, en cambio, fallece una mujer por esta causa cada minuto). Pese a la contundencia de estos datos, por parte de las propias mujeres se la sigue considerando ‘una enfermedad de hombres».

La rama de la cardiología, obviamente, no es algo puntual en cuanto al resto de especialidades, éste es sólo un ejemplo de cómo nos afecta a las mujeres que sea la anatomía masculina la más investigada, en detrimento de nuevo de la femenina. Aquí tienen un artículo con otros aspectos relacionados con la salud que están invisibilizados por el machismo.

En el ámbito de la sexualidad, no es nada nuevo que el género masculino es el que, no sólo se salva de padecer acoso sexual, violaciones, etc., sino que es el perpetrador. A este hecho hay que añadir el privilegio que disfrutan los hombres cuando al denunciarse una agresión las culpadas son las mismas mujeres. En España basta con insultarlas en redes sociales, ponerlas en duda o preguntarle en el juicio si cerró bien las piernas. En unos países, como Sudán del Sur, son condenadas al ostracismo. En otros, como Arabia Saudí, son castigadas con latigazos o encarceladas por «adúlteras».

No podemos olvidar tampoco que los hombres son los consumidores de prostitución mientras que las mujeres son quienes la ejercen masivamente. Está normalizado socialmente que los hombres se crean con el derecho de poseer los cuerpos de las mujeres.

Sobre la brecha de género, enlazamos directamente al Foro Económico Mundial. La frase que lo resume quizá sea ésta: «El mundo tardará otros 118 años (hasta 2133) en cerrar la brecha económica por completo». En este sentido, no es deseable que los hombres cobren menos, sino que las mujeres cobren más, pero ¿cómo de reducido se vería el salario masculino si los puestos de mayores responsabilidades y, por ende, de mayor salario, comienzan a ser ocupados por mujeres? Porque no sólo cobramos menos por el mismo trabajo, sino que ocupamos peores puestos. Hagan las cuentas y verán que sí, que la brecha salarial es debida al privilegio de ser hombre. Añadan aquí el techo de cristal, otro privilegio masculino: nosotras nos damos de bruces contra dicho techo, ellos pisan sobre él.

Podríamos seguir ahondando en muchos otros campos, pero es obvio que quien no lo haya aceptado llegados a este punto, no lo hará porque esta lista sea más larga. Siempre recurrirán al decálogo de excusas que encabeza el «sí, pero no os quejáis de no pagar en las discotecas» y que clausura el «nadie habla de los 30 hombres asesinados por sus mujeres». Y de ahí nadie los va a sacar… sencillamente porque ellos mismos no están interesados en salir.”

https://www.eldiario.es/zonacritica/privilegios-barbijaputa-efecto_jennifer-john_6_608299185.html

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