
Patricia, de 1º de Bachillerato de Artes Escénicas, lee un fragmento de El Caballero de Olmedo, de Lope de Vega. Pocos autores han sabido escribir tan bien sobre el amor. Pura maravilla son estas palabras que dice el personaje de Rodrigo:
Para sufrir el desdén que me trata desta suerte,
pido al amor y a la muerte
que algún remedio me den.
Al amor, porque también
puede templar tu rigor
con hacerme algún favor;
y a la muerte, porque acabe
mi vida; pero no sabe
la muerte, ni quiere amor.
Entre la vida y la muerte,
no sé qué medio tener,
pues amor no ha de querer
que con tu favor acierte;
y siendo fuerza quererte,
quiere el amor que te pida
que seas tú mi homicida.
Mata, ingrata, a quien te adora:
serás mi muerte, señora,
pues no quieres ser mi vida.
Cuanto vive, de amor nace
y se sustenta de amor;
cuanto muere es un rigor
que nuestras vidas deshace.
Si al amor no satisface
mi pena, ni la hay tan fuerte
con que la muerte me acierte,
debo de ser inmortal,
pues no me hacen bien ni mal
ni la vida ni la muerte