Zapatería tradicional

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La zapatería tradicional es una de las ramas más clásicas de la artesanía del cuero y ocupa un importante papel dentro de los oficios tradicionales. Podemos distinguir entre las labores de remendar zapatos gastados o rotos, y el zapatero que produce las múltiples y variadas formas de zapatos en las Islas. Dentro del oficio del zapatero se encuentran los especialistas en corte y la de confección de suelas.

Historia

Los aborígenes solían caminar descalzos o usaban unas rudimentarias sandalias de cuero, los xercos. Pocos años después de la llegada de los castellanos, se impondría el uso de un calzado más elaborado. Uno de los primeros documentos escritos sobre la profesión de zapatero data de 1525 y deja constancia de un contrato entre un zapatero y un vecino. El zapato era un elemento de distinción entre las clases pudientes y las clases trabajadoras. En la Península, estas labores a menudo pertenecían a profesiones diferentes, sin embargo en Canarias no eran considerados oficios independientes. En las islas, las mujeres usaban botas de cordones y de botones, al estilo del calzado francés del siglo XIX. Los hombres calzaban botas, unas se cerraban por delante con cordones y otras por el lado con botones. Con el tiempo se llegaron a elaborar diversos tipos de zapatos, incluso a nivel industrial como fue la industria de Calzados Armas, en Agaete, Gran Canaria. Hasta 1970 aproximadamente, en cada pueblo y ciudad había al menos un zapatero y el cuero se curtía localmente. Hoy en día se importa todo. Muchas veces el taller del zapatero se convertía en un punto de encuentro y de tertulia comunitaria.

Útiles

La zapatería tradicional requiere como equipamiento: martillos, cuchillas, cepillos, una mesa de trabajo y una máquina de coser. Las hormas con forma de pie y de diversas medidas son un utensilio imprescindible para los maestros zapateros. La materia prima fundamental es el cuero.

Procedimiento

El primer paso es elegir una pieza de cuero apropiada según el trabajo a realizar. Las pieles de los animales son diferentes, incluso ya confeccionado el cuero de un mismo animal,  habrá zonas con diferentes grosores y elasticidad. Atendiendo a la confección del calzado, se distingue la elaboración de las suelas que se fabrican con cueros más gruesos, pues se trata de la parte que más va a sufrir al estar en contacto con el suelo. Las suelas se recortan en función de la forma y el tamaño del zapato. Con una horma como plantilla, se ajustan las distintas partes que van a conformar el calzado: la pala o empella y la trasera o talones. Éstas se preparan previamente a parte y se trabajan sobre la horma con el cuero húmedo, para que adquieran la forma pensada una vez se sequen. Luego se cosen las piezas, proceso que recibe le nombre de aparar, y por último una vez acabado el zapato, se adorna, proceso al que se llama orlar.

¿Sabías qué?

En Agaete, al noroeste de Gran Canaria, se desarrolló una fábrica de zapatos: Calzados Armas. Empezó siendo un negocio familiar que heredaron dos hermanos al fallecer su padre, D. Valentín Armas Álamo, en el año 1909. Ambos ampliaron tanto el negocio que construyeron una fábrica, invirtieron en maquinaria industrial y comenzaron a fabricar en serie. Sus zapatos se hicieron muy populares entre grupos folclóricos, policías y entre los saharauis, que usaban cotidianamente las «sandalias de Agaete», durante la ocupación española en esta parte de África. Llegó a contar con 46 empleados, siendo la principal industria de este pequeño pueblo hasta el incendio de la fábrica en el 1966.

Referencias

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