Vuelta al Cole

Actualizado a: [06/09/2017]

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Comenzar, empezar, entre otros, son verbos que tienen su gramática reglada, pero que en la vida se conjuga adquiriendo el significado de novedad, de cierto desconocimiento e incertidumbre, que puede hasta alterar nuestra emoción, moviéndonos por dentro, hasta hacernos sentir vivos.

Ahora, a la comunidad educativa de base, compuesta por madres, padres, tutoras y tutores, y los educandos, los niños y las niñas, se incorporan los maestros y las maestras, educadores y educadoras, abriéndose así la versión escolar y dando continuidad a dicha tarea educativa. Empieza el cole.

 

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Realmente la educación no ha parado, no para ni en vacaciones, se amplía, porque a la familia le llegó el momento de un nuevo curso escolar, de la vuelta a la escuela, del reencuentro en la aventura del conocimiento, de movimientos por fuera y por dentro.

Por fuera porque hay muchas cuestiones que ajustar; material, ropa, calzado, horarios, obligaciones y deberes, etc., trajín imprescindible que añade ritmo. La vida al fin y al cabo es movimiento.

Por dentro porque, con razón, las inquietudes, y como no, hasta el nerviosismo, se desatan, pues se inaugura un período de retos, esfuerzos y expectativas, que requiere también los componentes de ilusión y entusiasmo, sobre todo, si caemos en la cuenta de que estamos construyendo un horizonte de futuro ocupándonos de la educación de vida saludable de nuestros niños y nuestras niñas.

Es éste el mágico aspecto saludable de lo nuevo, de la vuelta, la oportunidad de autocorregirnos para hacerlo mejor, como familia, como educadores y educadoras, pues cada vez que retomamos una actividad nos reencontramos con nosotros mismos.

En la vuelta al cole asistimos al examen de nuestra capacidad: el Arte de Despertar el Gusto por la Vida en la Comunidad Escolar.

Ayúdales con los nervios del primer día: ¡Enamórales del cole!

En cualquier situación nueva, como empezar a ir al colegio por primera vez, iniciar un nuevo curso escolar, cambiar de etapa..., hay que dejar tiempo para que los niños y las niñas se adapten. Recuérdele que todo el mundo se pone un poco nervioso el primer día de clase y que, en muy poco tiempo, ir al colegio se convertirá en una rutina cotidiana.

Hable de las cosas positivas de volver al colegio, como ver a sus viejos amigos, conocer a nuevos compañeros de clase, llevar material escolar a estrenar, participar en deportes u otras actividades. También es importante que hable con su hijo o su hijasobre lo que le preocupa y que le transmita seguridad.

Anote toda la información necesaria sobre su horario escolar, para recordar, a qué hora empiezan y acaban las clases, el recreo, la hora de comer, los nombres de sus profesores y/o de los conductores del autobús escolar, etc.

Utilice un calendario de pared, un tablón de anuncios o una agenda personal para anotar las fechas de entrega de las tareas escolares, los exámenes, las actividades extraescolares, etc.

Organice y prepare cada noche lo que vaya a necesitar al día siguiente (los deberes y libros dentro de la mochila, que dejará junto a la puerta, y la ropa preparada en su dormitorio).

Aunque es normal estar nervioso ante cualquier situación nueva, una cantidad reducida de niños y niñas desarrollan síntomas físicos de ansiedad, como dolor de cabeza o de estómago cuando empiezan a ir al colegio. Si le preocupa que la reacción de su hijo vaya más allá de los nervios normales de la vuelta al colegio, hable con el/la pediatra o profesor/a de su hijo/a.

No espere al primer día para recuperar las horas de sueño

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Para ayudar a aliviar los nervios de la vuelta al colegio, pruebe a establecer una rutina para la hora de acostarse unas semanas antes de que empiecen las clases. Así mismo, asegúrese de que su hijo: Duerma lo suficiente (establezca una hora razonable para acostare de modo que su hijo esté descansado y listo para aprender por la mañana).

El descanso es fundamental en cualquier etapa de la vida, pero aún es más en la infancia, ya que niños y niñas se encuentran en un proceso de crecimiento tanto físico como mental. Lo recomendable para un buen rendimiento es que duerma por termino medio entre 9 y 10 horas.

El niño debe dormir en su habitación, en su propia cama, y en un entorno acogedor y limpio, sin ruidos y con oscuridad. La ropa de cama debe permitir la transpiración y los movimientos, evitando que el niño pase frío durante la noche si se destapa.

Cuando el niño/a duerme poco o tiene un sueño interrumpido, las capacidades de aprendizaje, concentración y memoria se ven afectadas. El carácter se vuelve irritable y su sistema inmunológico se debilita, lo que puede propiciar que sean más vulnerables a padecer infecciones.

Una alimentación saludable y equilibrada: sin desayuno no hay rendimiento

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El desayuno es la comida más importante del día y debería cubrir un 25% de las necesidades calóricas diarias. Las prisas por llegar al colegio y la somnolencia de los primeros momentos de la mañana, en ocasiones impiden realizar la primera comida del día correctamente, lo que puede provocar una disminución de la atención y del rendimiento en las primeras horas de clase.

La familia debe tratar de organizar el tiempo del niño/a para que pueda disfrutar de un buen desayuno. El papel de padres y cuidadores como modelos en relación con los buenos hábitos alimentarios es importante. Ellos también deberían hacer un buen desayuno y, en lo posible, compartir mesa con los niños/adolescentes. Desayunar es un hábito, una rutina que debemos incorporar a nuestro día a día. Y, como todos los hábitos, se aprende.

Con un buen desayuno el niño/ niña empezará con mucha energía el día, se sentirá mejor y se cansará menos en las tareas escolares. Se recomienda consumir, lácteos (leche, yogurt, queso), cereales (gofio, pan, copos), fruta fresca o zumos naturales y un par de lonchas de un embutido con poca grasa.

Los que creen que saltarse el desayuno les ayuda a adelgazar deben saber que no es así. Existen múltiples estudios que nos dicen que saltarse el desayuno engorda. O, dicho de otra manera, que hacer un buen desayuno nos ayuda a mantenernos delgados porque las calorías del desayuno se queman rápidamente con la actividad de la mañana.

Si se salta el desayuno contribuye a incrementar el riesgo de obesidad porque se tiende a picar entre horas. El niño y la niña que “picotea” a cualquier hora, consume alimentos generalmente ricos en grasas, azúcar y sal en exceso. Estos alimentos como la bollería, dulces, helados, refrescos, zumos, “chucherías”,…, contribuyen a aumentar de peso. El valor de estos alimentos cubren necesidades energéticas, pero carecen de otros nutrientes indispensables para el equilibrio de la dieta.

La comida que los niños y las niñas toman en el recreo de media mañana y en la merienda puede complementar a la alimentación del día y debe ser muy sana: un bocadillo, un vaso de leche o un yogurt, o fruta. Sobretodo si hay deportes o actividades extraescolares.

Evita las bebidas azucaradas: más sano el Agua

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El agua es el componente esencial de la vida. Representa más de la mitad del peso corporal y beberla a diario es importante para mantener un adecuado estado de hidratación. Por tanto, beber agua es la mejor elección en las comidas. Facilita el trabajo de la digestión y mantiene constante el agua corporal.

El agua siempre es necesaria, especialmente cuando la temperatura aumenta o hacemos ejercicio. Algunos alimentos contienen agua en elevada proporción ( frutas, verduras, sopas, zumos, lácteos..) y pueden complementar, pero no sustituir, el consumo directo de agua.

Evite que sus hijos consuman en exceso, refrescos y otras bebidas que contengan demasiado azúcar añadido. Los estudios alertan sobre la relación entre consumo excesivo de estos refrescos y el aumento de la obesidad. No son sustitutos del agua.

La actividad física diaria es un complemento a su rendimiento escolar

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Los hábitos de práctica de ejercicio físico a lo largo de la vida pueden verse determinados en gran parte por la experiencias que se tienen de niño Los padres y madres o tutores juegan un papel de vital importancia en promover y facilitar oportunidades para la realización de actividad física apropiada para cada edad.

Según las recomendaciones sobre Actividad Física de la Organización Mundial de la Salud, los niños y niñas entre 5 y 17 años deben realizar al menos 60 minutos al día de actividad de intensidad moderada (se inicia la sensación de calor, pero el ritmo del ejercicio te permite hablar: montar en bici, natación ...)  y/o vigorosa (la sensación de calor es fuerte, la respiración es más difícil y las pulsaciones por minuto son elevadas: la mayoría de los deportes de equipo, correr, ...).

Incluir, al menos 3 días a la semana, actividades de intensidad vigorasa y actividades que fortalezcan los músculos y mejoren la masa ósea. teniendo en cuenta los desplazamientos, las clases de actividad física, los recreos del colegio, las actividades físicas en el tiempo libre, etc.

En comparación con niños, niñas y jóvenes inactivos, los que hacen ejercicio presentan un mejor estado cardiorrespiratorio y mayor resistencia muscular, y una mejora de su salud en general. Está suficientemente documentado que la actividad física, ayuda a mantener un peso saludable, mejora la función cardiológica y metabólica, una mejor fuerza muscular y masa ósea.

Los beneficios de nivel psicológico y social se asocian a un mejor rendimiento académico, mejor autoestima y una disminución del riesgo de ansiedad y depresión. Ofrece oportunidades de sociabilización y de aprendizaje de habilidades.

Independientemente de la actividad física realizada, el comportamiento sedentario tiene que limitarse a menos de 2 horas al día, como es ver la televisión, jugar con videoconsolas, usar ordenador, etc. Para los niños menores de 5 años, recomendación se reduce a 1 hora diaria.

Elige una mochila adecuada: espalda sana y saludable

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Existen factores que pueden provocar dolor de espalda, como una excesiva participación en deportes o ejercicios físicos, la adopción de posturas inadecuadas al sentarse y pasar largos períodos de inactividad, a algunos niños les duele la espalda porque llevan a cuestas todos sus libros, materiales escolares y diversos objetos personales durante todo el día.

Pero cuando una mochila pesada, como una llena de libros, se coloca de forma incorrecta sobre los hombros, la fuerza del peso cargado puede tirar al niño hacia atrás. Para compensar, el niño se doblará hacia delante en las caderas o arqueando la espalda, lo que puede hacer que la columna se contraiga de forma forzada. El peso excesivo puede provocar que algunos niños desarrollen dolor de hombros, cuello y espalda.

La mayoría de pediatras y fisioterapeutas recomienda que los niños lleven no más del 10% al 15% de su peso corporal dentro de las mochilas; es decir; si el peso del escolar es de 40Kg la mochila no debe superar los 4 o 4,5Kg. Además, el peso tiene que estar bien distribuido sobre los hombros, para ello, la mochila tendrá dos cintas anchas y acolchadas. A la hora de llevarla hay que tener en cuenta que debe estar en la altura de la zona lumbar o entre las caderas.

A pesar de sus problemas potenciales, las mochilas son una herramienta excelente para los niños cuando las utilizan correctamente. Hay mochilas de todos los tamaños, colores, telas y formas, que ayudan a niños de todas las edades a expresar su propio estilo personal. Antes de comprarle a su hijo esa mochila nueva que está de moda y él lleva tiempo reclamándole, fíjese bien en su estructura. Se recomienda tener en cuenta los siguientes deben aspectos para elegir una mochila adecuada: que sea una mochila ligera ; con dos hombreras anchas y acolchadas; una parte trasera acolchada; un cinturón a la altura de la cintura y múltiples compartimentos.

Para aquellos casos en el que el peso es superior al recomendado se puede utilizar el carrito o mochila de rueda, teniendo en cuenta que el mango del carrito debe ajustarse a la altura del niño o niña con el fin de poder empujarla más cómodamente (nunca arrastrarla), sin tener que cargar a los hombros, brazos y postura.

La postura del niño o la niña es fundamental a la hora de prevenir problemas de espalda, una mala postura continuada durante horas en los pupitres escolares puede provocar dolores cervicales y lumbares. Por esta razón, se recomienda que madres, padres y educadores vigilen y corrijan las malas posturas de niños y niñas. Lo recomendable es mantener una postura erguida en la silla y con la espalda pegada al respaldo.

Las sillas deben ser regulables en altura y con un respaldo alto que permita el apoyo de la espalda y los pies han de llegar al suelo, quedando las caderas y las rodillas a la misma altura. La mesa debe situarse lo más cerca posible, sin que se arquee la espalda sobre ella.

Se debe utilizar un zapato cómodo, siendo el cuero el material más adecuado. El zapato deberá tener puntera redondeada y con un tacón de 0,6 a 0,9 cm de alto para los niños de entre 3 y 9 años, así como ser fácil de poner y quitar para fomentar su autonomía Debe quedar distancia entre la puntera del zapato y el dedo más largo. El crecimiento nos obliga a evaluar el ajuste del calzado con frecuencia, cada 3 ó 4 meses para estas edades, porque en ese tiempo puede quedar pequeño para los pies del niño.

De una boca sana sale una sonrisa

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Es difícil que los niños adquieran hábitos de higiene personal, como el lavado de manos, cepillado de dientes y corporal, si nosotros, padres y madres, no predicamos con el ejemplo. Una forma de que los niños y niñas adquieren esos hábitos y reforzarlos, es ir juntos al baño a lavarnos los dientes y las manos y ellos por imitación harán lo correcto.

Es importante que los padres conozcan bien la técnica del cepillado dental y poder supervisar , entre los 2 y los 7 años de edad, el cepillado de dientes de sus hijos. Este debe realizarse al menos dos veces al día, con una pequeña cantidad de pasta fluorada (no más del tamaño de un guisante) por la mañana y por la noche antes de acostarse. El tiempo calculado para realizar la limpieza de modo óptimo es de 3 a 4 minutos, no hay que olvidar la limpieza de la lengua frotándola con suavidad hacia delante usando el cepillo de dientes o bien usando un limpiador lingual. Los dentistas recomiendan cambiar de cepillo cada 3 meses porque va deteriorándose y perdiendo su eficacia. No olvidar llevar al dentista para hacer una revisión a nuestro hijo/a, al menos una vez al año.

Lavar la cabeza con champú suave y cepillar el pelo con frecuencia. Se recomienda revisar todas las semanas al niño o niña en periodo escolar, en especial la zona de la nuca y las orejas. Es muy importante recordar que no deben emplearse las lociones o champú para piojos de forma preventiva, ya que generan resistencias en los parásitos y pierden su eficacia, lo que obliga a utilizar en episodios de infestación posteriores otro tipo de productos antiparasitarios más agresivos, y por tanto también más tóxicos para los niños.

La piel es nuestra barrera protectora para que los virus y las bacterias no entren al interior del cuerpo. La higiene corporal, debe ser diaria, con agua y jabón. Mejor si es antes de acostarse, ya que favorece la relajación y así nuestro hijo, puede conciliar el sueño después de un día intenso. Hay que prestar especial atención a los pliegues de la piel, axilas, genitales y especialmente a los pies y no olvidar frotar bien entre los dedos, para evitar que se generen hongos.

Después de la ducha hay que secarse bien y cortar de vez en cuando y revisar las uñas de las manos y los pies. No olvidarnos de secar bien los oídos, pero no usando bastoncillos.

El lavado de manos regular, particularmente antes y después de ciertas actividades, como antes de las comidas y después de ir al servicio. Es una de las mejores maneras de evitar enfermarse, eliminar los microbios y prevenir transmitirlos a otras personas. Implica cinco pasos simples y eficaces (mojar, enjabonar, frotar, enjuagar, secar).

Comparte su ilusión por la vuelta al cole

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La ilusión es una sensación que debe alimentarse en los niños, porque bien estimulada puede crear niños motivados, felices y capaces de alcanzar cualquier proyecto personal. Para estimular la ilusión de los niños hay que cuidar la esperanza que tienen de forma innata.

La felicidad reside en la ilusión, en el deseo que emplea un niño para conseguir una meta. Los niños pueden sentir ilusión por jugar con sus padres, por salir al campo, por hacer una excursión… ¡estimula la ilusión de tus hijos realizando actividades juntos!.

A la hora de educar a nuestros hijos, son muchos los aspectos que consideramos y muchas veces dejamos de lado los sentimientos y emociones, centrándonos sólo en las buenas y malas conductas.

Las emociones o sentimientos son parte de nuestra vida y nos mueven y empujan “a vivir”, como resortes que nos impulsan a actuar para conseguir nuestros deseos y satisfacer nuestras necesidades. Son la base fundamental de los proceso que se conocen como curiosidad y atención. La curiosidad es el mecanismo que mantiene alerta a nuestro cerebro y que a través, de la atención da entrada a la información que nos activa nuestra aprendizaje, memoria y conocimiento.

Una comunicación fluida con tu hijo/a, donde lo/a escuches con atención e interés, crea un vínculo de respeto, refuerza su autoestima, facilita el expresar y compartir sus sentimientos. Los niños y niñas pueden generar miedo e inseguridad a mostrarse tal y como son, cuando reprimen y no expresan sus emociones.

Enseña a tu hijo/a a aceptar sus frustraciones, de una forma constructiva y positiva. También tienen que aprender a perder. A través de los límites se puede enseñar a un niño sobre lo que es más o menos importante, y qué es lo que esperas de ellos.

Para conseguir que los niños sean ordenados, estudiosos, alegres, sinceros, responsables, y que sean constantes en lo que sea posible, parece difícil pero no lo es tanto. Se puede motivar a los niños, desde la más temprana edad, a que aprendan y sepan lo que esperamos de ellos y para ellos. La motivación es lo que más puede colaborar en la tarea de educar a los niños, despertando en ellos una acción positiva en todas las tareas que realizan diariamente.

En la vuelta al cole asistimos al examen de nuestra capacidad: el Arte de Despertar el Gusto por la Vida en la Comunidad Escolar.

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