Esa noche no había pegado ojo por la espera de la llegada de mi hermano: llevaba más de siete años esperando verlo. Me levanto por la mañana, desayunamos impacientes, yo casi ni comí, quizás una tostada y un zumo de naranja nada más. Teníamos que esperar 30 minutos a que mi madre llagara de trabajar y mi padre se duchara: fue una espera casi eterna, por no decir no grata, porque tan solo 30 minutos me separaban de mi hermano.
En el aeropuerto me encontré con mi mejor amigo Fran y sus padres, que son casi mis padres de otra sangre. Todos en el aeropuerto estábamos sentados esperando en un banquillo mientras el reloj hacía tic tac, tic tac y, de pronto, era la hora de su vuelo. Solo salían alemanes, ingleses, franceses, etc.. él no y, cuando todo parecía en vano, aparece con una azafata casi exhausto. Tenía cara de malos amigos (ja, ja espero que no lea esto porque me mata) parecía zombie del banco y empecé a correr hacia él como un atleta de los juegos olímpicos. En ese momento le pegué un abrazo de esos que se recuerdan y todos nos fuimos a mi casa.
Yo me fui con mi amigo y sus padres en su coche porque el mío estaba lleno y me fui bastante enfadado. Nos dio unos alfajores de maicena que estaban de muerte, media hora más tarde todos se habían ido: mi madre a trabajar, mi padre a casa de unos amigos y mi amigo y sus padres a su casa. Estábamos solos mi hermano, mi hermana y mi hermano pequeño, que en ese entonces estaba durmiendo porque se había emocionado mucho y se levantó demasiado temprano. En ese instante estaba hablando con mi hermano y lo miraba porque no me lo podía creer: era él, mi hermano. Lo recordaba de fotos nada más como niño, pero de mayor era el mejor hermano que uno puede pedir: era atento, era leal, era un hermano mayor como otro, pero era mi hermano. Después de una gran charla entre él y yo nos fuimos a entrenar a fútbol con mi equipo y otra vez me quedé fascinado con él. Jugaba muy bien para mi opinión pero, bueno, después del entrenamiento llegamos a mi casa, cenamos y nos fuimos a dormir.Yo con esas ganas y felicidad de levantarme por la mañana y saber que él estaba allí, durmiendo en mi casa…
Narración no literaria de Anthony Braggio (Curso 2013-14)