Al fin pusimos rumbo a aquel parque de atracciones tan bonito de la ciudad. Mientras caminábamos por la calle cargada de gente, vi aquella acción violenta difícil de de olvidar. Observé cómo mi padre alzaba el brazo, golpeando después el rostro pálido de una hermosa mujer. La expresión de pánico de aquella chica hacía que la gente se detuviera a su alrededor, apartándome de la escena.
Relato escrito por Berenice Armas Mederos (4º Eso, Curso 16/17)