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Muebles como este sorprenden por su curioso diseño, que Don Benito perfila cuidadosamente en sucesivos bocetos que incluyen, en este caso, figuras de murciélagos y elaboradas columnillas y remates. En este mueble librería se incluyen algunos de los libros de su biblioteca personal, con obras de la literatura clásica: (Shakespeare, Cervantes, Lope de Vega…) y contemporánea de Galdós (Balzac, Zola, Tolstoi, Pardo Bazán, Pereda, Clarín…)

En este caso se trata de dos ranas que miran asustadas lo que se les bien encima. Don Benito, fumador empedernido, las utilizaba para escupir la nicotina y el papel de los cigarros ‘puros’ que continuamente tenía en la boca.

Este jarrón, formando parte de la decoración del salón-despacho contiene algunos de los bastones con los que Don Benito se ayudaba al caminar tras perder la visión.

Plato de hierro esmaltado, obsequio de la Colonia Canaria en Madrid en el homenaje que le tributó al autor en 1883 y que Galdós exponía en un sitio privilegiado de su despacho de San Quintín.

Regalo del Papa León XIII en la audiencia concedida en 1888 en el Vaticano, junto con el diplomático José Alcalá Galiano, su amigo, y compañero en muchos de sus viajes por Europa.

Sobre la mesa del escritorio aparecen dos tinteros, un secante y el peso para pesar las cartas. También vemos dos portavelas, tan necesarios hasta que la luz eléctrica llegó a las casas en las que vivió.

Sobre la mesa de despacho podemos observar algunas fotocopias de textos originales manuscritos, muy interesantes para observar la caligrafía de Don Benito y las correcciones que iba haciendo al texto original.

Don Benito llevaba siempre consigo un lápiz para apuntar o dibujar todo lo que veía o pensaba. Desde 2010, ya le fue totalmente necesario para escribir a causa del desarrollo de su ceguera. Para ello necesitaba un buen afilados como el que siempre tenía sobre su mesa de su escritorio.

La mesa de madera con patas salomónicas, el sillón y una silla de confidente componen la zona de trabajo en la que todos los días, desde muy temprano, y hasta el mediodía, Don Benito trabajaba en su quinta de Santander. Sobre la mesa se encuentran algunos de sus utensilios de trabajo: tinteros, candelabros, afilador, peso, portaplumas, secante… y algunos manuscritos.