¿Hasta qué punto somos libres en nuestra sociedad?

A modo de introducción acerca del tema, lo primero debería ser definir el abstracto concepto de la libertad. Algunas acepciones dadas por la RAE son: “facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos”, “estado o condición de quien no es esclavo” y “estado de quien no está preso”. Para la filosofía, la libertad es la “capacidad de la conciencia para pensar y obrar según la propia voluntad de la persona”, pero también comprende una responsabilidad de nuestros actos de libertad. Jean Pal Sartre dijo:»El hombre nace libre, responsable y sin excusas».

En primer lugar, ya los propios conceptos de libertad que la RAE ofrece son controvertidos, puesto que nosotros somos esclavos de nuestra sociedad, que nos somete y nos obliga a conseguir dinero para sustentarla para hacerla crecer, como si de campesinos trabajando un feudo nos tratásemos, y en ambos casos la recompensa será lo necesario para subsistir, siendo presos de la situación. El hecho que la libertad implique no estar preso nos daría a entender que realmente casi nadie es libre. Vivimos en una sociedad que nos oprime y nos limita con una infinidad de normas. Salir de ella supone morir. Podríamos compararlo con una cadena perpetua. Nosotros somos el preso y, la prisión, la sociedad. La única manera de salir es morir. La diferencia reside en que aquí fuera hay gente que trata de disfrazar nuestra realidad con bienes materiales, con anuncios para hacernos sentir mejor.

En segundo lugar, nos gustaría hacer referencia a la libertad de expresión. Nosotros comprendemos que algunos comportamientos soeces no sean correctos o estén de más. Nosotros entendemos que una agresión verbal esté fuera de lugar, más aún física, y que algunas actitudes se den por educación. Sin embargo, queda fuera de nuestra compresión el porqué de no poder llevar una gorra a clase, o el motivo de la creación de una directriz de tráfico que prohíbe al conductor llevar el vehículo sin camisa, ¿acaso despista eso al resto de conductores? Aunque lo siguiente que mencionemos sea relativo a la libertad religiosa, se relaciona de nuevo a la libertad de expresión. ¿Qué razón impulsa a prohibir llevar un burka a una chica musulmana, si no en todos los centros educativos, en algunos de ellos ? Nosotros pensamos que esta cuestión sobra, cada uno tiene derecho a exigir su libertad religiosa.

En tercer lugar, hablar acerca de la libertad para tomar decisiones. Parece de chiste pensar que la gran mayoría de nuestras decisiones las toma la sociedad por nosotros. Aún si tomamos alguna decisión, será con un abanico de opciones muy limitado. No escogemos donde estudiar, nuestros compañeros ni profesores, lo que comemos ni a qué hora acostarnos. Hasta aquí el pretexto que contemplamos es que somos pequeños para tomar decisiones, pero realmente nuestras notas eligen lo que podremos estudiar. Difícilmente elegiremos en qué trabajar, al menos en España, ya que la oferta de trabajo es muy reducida. Incluso cuando votamos tendremos el poder para elegir entre pocos candidatos, con muchas ideas que seguramente no nos gusten, así que tendremos que elegir al que menos nos desagrade.

Por otro lado citamos la frase de Jean Paul Sartre:»Mi libertad se termina donde empieza la de los demás». Con estos queremos decir que, lógicamente, aunque matar a alguien fuera ejercer tu libertad, esto sería ir en contra de la libertad ajena. Nos interesa aclarar que no todo el mundo puede ser del todo libre, pero sí hasta un punto física y moralmente ético.

En segundo lugar, recalcar que todo lo que hasta ahora se ha hablado no comprende pequeñas sociedades donde las limitaciones son inmensamente menores, siendo únicamente las que imponga la naturaleza y la propia cortesía de los miembros de dichas sociedades.

Por último, reconocemos que dentro de las limitaciones en la libertad, tenemos poder en nuestras pequeñas decisiones, que si son comunes, pueden tomar un gran poder. Por ejemplo, la Revolución Francesa fue el resultado de múltiples decisiones por parte de muchos ciudadanos de rebelarse.

En conclusión, la libertad absoluta no existe. A excepción de pequeñas sociedades apartadas, tenemos una muy limitada libertad. Por otro lado, dentro de la poca libertad con la que contamos, existe un pequeño margen de elecciones que podemos tomar y es esto lo que constituye nuestra auténtica libertad.

Aythami González Pérez, de 1º A bachillerato