Esta semana nuestros niños y niñas han recibido un regalo muy especial: una carta del Mago Merlín, el guardián de nuestra Biblioteca. En ella les invitaba a escribir la carta a los Reyes Magos y Papá Noel pidiéndole libros que los hagan vivir mil aventuras. Aprovechaba también para desearles una Feliz Navidad. Junto a la carta les regaló un cuento: La Nochebuena de Clement C. Moore para los más pequeños y Canción de Navidad de Dickens para los mayores.
Una versión en verso de Canción de Navidad que invita a nuestro alumnado a buscar el maravilloso cuento que habla del espíritu de la Navidad.
Aquí les dejamos el cuento, acompañado de fotografías de los trabajos que adornan los pasillos del cole.
En el viejo Londres, en el día de Nochebuena, un ceñudo Ebenezer Scrooge miraba hacia fuera. “¡Feliz Navidad!”, le gritó su sobrino, “¿vendrás a cenar con nosotros, tío?” “¡Bah, paparruchas!”, gruñó Scrooge enfadado, “vete de aquí, a mí la Navidad nada me ha dado”.
El pobre Cratchit, su oficinista, un esforzado trabajador, le preguntó: “¿Mañana es fiesta, verdad, señor?” Scrooge refunfuñó, pues era muy avaro y agarrado. “¿Supongo que quieres el día pagado?” Odiaba las fiestas porque era roñoso. No compadecía al mendigo ni al menesteroso.
Aquella noche, en la soledad se hallaba envuelto cuando oyó arrastrar las cadenas de un espectro. Entonces, vio al pobre Marley, que días más dichosos fue su socio y, como él, egoísta y roñoso.
“Scrooge”, gimió el fantasma, “a advertirte he venido, ni no corriges tu actitud, tu fin será como el mío”. “Bien entrada la Nochebuena, tres espíritus vendrán a enseñarte la senda”.
Dicho esto, el espectro de Marley se esfumó, dejando a Ebenezer Scrooge solo y con gran terror. Él, desalentado, se deslizó en su lecho y se quedó dormido, a pesar de su miedo.

ÁRBOL DE LOS DESEOS. En él, todos los niños y niñas que asisten a clase de Religión han colgado sus deseos
El reloj dio la una en un ambiente helado, y Ebenezer Scrooge se despertó asustado. En la oscuridad forzó la mirada y descubrió un espíritu en su propia estancia. “¡Sígueme!”, le dijo a un Scrooge pasmado. “¡Soy el fantasma de las Navidades de Tiempos Pasados!”
El fantasma le llevó a las Navidades de tiempos lejanos, cuando Scrooge tenía un corazón tierno, no triste y helado. Vio a Fezziwig, su jefe, y a Ann, su hermana. “Entonces era feliz y no gruñón”, se lamentaba. Después de ir recordando cada Navidad, gritó: “¡No lo aguanto más! ¡Regresemos ya!”
En un abrir y cerrar de ojos, Scrooge volvió a su cama. Allí se vio abordado por un jovial fantasma. “De la Actual Navidad soy el fantasma bueno; sígueme para ver lo que mostrarte quiero”. En el hogar de Cratchit, la fiesta celebraban, y pese a su pobreza reían y cantaban.
Toda la familia se hallaba reunida, y ante la cena sencilla se mostraba muy bien avenida. “¡Que Dios nos bendiga!”, gritó Tim contento, sin oírse el más pequeño lamento. El espíritu dijo: “El pequeño Tim será siempre cojo, pero es muy alegre, a pesar de todo”.
Aquel espíritu se fue, pero enseguida otro llegó, ante Scrooge una horrible criatura apareció. No dijo una palabra y parecía mudo, era el fantasma de la Navidad del Futuro. En el cementerio, una tumba con flores le mostró; ¡qué gran tristeza, fue Tim quien falleció!
Scrooge vio su tumba sola y abandonada en aquel cementerio donde nadie le lloraba. Vagando por las calles, estas palabras había escuchado: “El viejo avaro ha muerto y nadie le ha llorado”. Cuando el fantasma se fue, Scrooge hizo algo sorprendente: se arrodilló y exclamó: “¡Debo cambiar rápidamente!”

Árbol de Navidad elaborado por los niños y niñas de Primero junto a sus familias. Elaborado con material reciclado.
Un instante después, Scrooge se despertó en su cama y dijo alegremente, corriendo hacia la ventana: “¡No me he perdido nada! ¡Aún es Navidad!”. Y gritó: “¡A todos os deseo mucha felicidad!” Detuvo a un joven y le pidió humildemente: “Por favor, lleva este pavo a los Cratchit seguidamente”.
Cargado de regalos y desafiando el frío, fue a ver a su sobrino como un buen tío. Y así empezaba un nuevo y maravilloso día, repleto de placeres, de juegos y alegría. Scrooge había dejado de ser avaricioso y ahora era un hombre generoso.
Esta versión de Cuento de Navidad está extraído de: Mis cuentos navideños. Edit. Parragon