¿Cómo te sentirías si? ¿Qué pasaría si te dijeran a ti? No es fácil empatizar y ponernos en el lugar de los demás. Por eso que es bueno, para dinamizar la clase ponernos en el lugar de los demás. En Segundo de secundaria estamos cerrando la tercera situación de aprendizaje y, en ella hablamos las necesidades sociales, identificando las situaciones de la injusticia, violencia y discriminación, con sus causas, discerniéndolas según el proyecto del Reino de Dios. En las últimas sesiones hemos tratado el tema de la violencia y la injusticia casi de manera monográfica. Nos toca ahora habla de la discriminación. Para ello durante unos minutos les propongo la dinámica de las etiquetas.

Se trata de una dinámica en la que los chicos y chicas tienen que moverse por la clase, con lo que es bastante interesante para poner un momento de diversión y reflexión. Es probable que la conozcan. Se trata de ver cómo etiquetamos a las personas por su aspecto físico, por lo poco o mucho que sabemos de esa persona, encasillándola y dejándola sin posibilidad de crecer.
Para la dinámica nos hace falta etiquetas POS IT. En ella pondremos palabras, fundamentalmente negativas que dirigimos de manera consciente o inconsciente a los compañeros/as de clase: Gracioso/a, enterado/a, empollón, pelota, flipado… y todas cuantas se nos ocurran.
Explicamos la dinámica a la clase que consiste en que cada persona llevará una etiqueta pegada en su frente — también lo he probado en la espalda— de modo que no pueda ver lo que dice. Luego invitará a que se muevan libremente por la clase y deben mirar la etiqueta de su compañero/a y decirle algo relacionado con la etiqueta al estilo “Tabú”: Puedes decir cuantas cosas quieras pero no puedes nombrar la palabra que llevas escrita.
Les propongo que se muevan durante tres o cinco minutos, dependiendo del tamaño del grupo. El tiempo no puede ser excesivo, porque siempre hay quien se quita la etiqueta, si se cansa o pregunta qué es lo que dice.
Como norma también hemos de poner que en el juego, quien se quite la etiqueta pierde. No puede seguir jugando y se sienta aparte.
Cuando pasa el tiempo nos sentamos. Volvemos a la calma y reflexionamos con algunas preguntas ¿Quién ha averiguado cuál era su etiqueta? Si hay personas que lo han conseguido le preguntaremos qué cosa les dijeron para que supieran el calificativo que llevaban. Seguramente escucharemos insultos, descalificaciones… Y viene la pregunta clave ¿Cómo te has sentido cuando te han dicho esas cosas?
Podemos enlazarlo con el evangelio, cuando Jesús propuso: “todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos” Mt 7, 12