¡Feminista!

Yo soy feminista. Pero no lo fui siempre. Fui educada en un colegio de monjas sólo para chicas. Las hermanas te enseñaban lo que era el infierno y que las mujeres que abortaban mataban a sus bebés. Recuerdo llorar por pensar cómo podían esas mujeres ser tan crueles. Te estoy hablando de mis diez u once años. Después llegó octavo (los doce, los trece) y empezó un poco mi rebelión. Cuando pasé al Bachilerato y cambié de centro (a un instituto mixto, chicos y chicas) se produjo el gran cambio. Los cambios exteriores pueden ayudar a los interiores. Otro centro me dio la oportunidad de ser otra chica.

Que los derechos de las mujeres eran los mismos que los de los hombres, cuando lo pensé bien, era una obviedad. No sé qué pasaba con la sociedad que no entendía algo tan simple. Los derechos de todas las personas eran los mismos, ya fueran mujeres, negr@s, latin@s, asiátic@s, personas con necesidades especiales… Al fin y al cabo era lo que subyacía en el mensaje del Jesús del Nuevo Testamento. Y yo llevaba mucho tiempo escuchando ese mensaje.

Allá por segundo o tercero de BUP empecé a leer. Y ya no paré. Mi conciencia feminista se forjó a base de lecturas.

A los 24 años asistí a la primera reunión del Colectivo Trótula Feminista. Y empecé a formarme y a militar como feminista activa. Fue un gran paso para mí. Yo diría que esa reunión, en la que precisamente se debatía el tema del aborto, fue uno de los momentos cruciales de mi vida. El grupo paró su actividad diez años más tarde. Pero gracias a él conocí a grandísimas, bellísimas e inteligentísimas mujeres. Saber que existen es un salvavidas al que asirme cuando temo que este barco loco que es la vida zozobre.

A los 29 llegué a la docencia y tuve claro que uno de mis principales objetivos era luchar por una escuela coeducativa. A los 31 aterricé en el IES José Zerpa y me encontré con un centro feminista, que no teme decir que lo es y que lo lleva por bandera.

Marzo/2021. La entrada del IES José Zerpa.

Y te pregunto:

¿Crees que las mujeres y los hombres tienen los mismos derechos?

¿Derecho al mismo sueldo por el mismo trabajo?

¿Crees que las mujeres tienen derecho a tener capacidad de decisión sobre su cuerpo, sus elecciones, su vida?

¿Derecho a estudiar lo que quieran sin condicionantes?

¿Derecho a caminar solas de día, de noche…?

¿Derecho a vestirse como quieran, sin que eso sea interpretado por nadie como una invitación a nada que ellas no deseen?

¿Derecho a amar a quienes quieran?

¿Derecho a llorar sin ser consideradas débiles, a gritar sin ser llamadas histéricas, a liderar sin ser etiquetadas como mandonas, a expresar su opinión sin sentir que a lo mejor no deben hacerlo en ese foro, en ese momento…?

¿Derecho a una distribución justa de las tareas del hogar y la crianza de l@s hij@s?

Sobre todo, sobre todo, muy importante: ¿derecho a dejar de sufrir la violencia machista, en todas sus formas y niveles?

¿Crees que los hombres tienen derecho a ser el hombre que quieren y no el que les viene impuesto?

¿Derecho a dejar de considerarse los reyes de la selva, derecho a sentir y a compartir emociones?

¿Derecho a dejar de ver el mundo como esa selva?

¿Derecho a mostrarse como son, a amar sin armarios ni prohibiciones?

¿Derecho a la ternura, a ser buenos padres, a criar y a educar a sus hijos e hijas?

¿Crees que tienen el deber de no ser violentos con otras personas, y específicamente con las mujeres y sus familias? ¿Crees que el trato de un hombre hacia su pareja debe ser amoroso y no controlador, celoso, tirano, dominador, exigente, irracional?

¿Crees que todas las personas tenemos que aprender a querernos bien?

¿Crees que somos una naranja completa y no media en busca de pareja? (Como decía la campaña «Por los buenos tratos» hace unos años)

Pues… eres feminista. Bienvenid@ al equipo violeta.

Que sepas que en este centro tienes a una amiga (tienes a unas cuantas y unos cuantos, de hecho), y que en la biblio del centro encontrarás también un refugio: nuestro Rincón violeta.