
El antiguo Ayuntamiento de Las Palmas pintado por Benito Pérez Galdós de un dibujo anterior anónimo.
Un año antes de que naciera Galdós, un intencionado incendio devastó las viejas casas consistoriales instaladas frente a la catedral de Santa Ana en los comienzos del siglo XVI. En el libro Las Palmas, ciudad y puerto, cinco siglos de evolución nos cuenta Fernando Martín Galán que «a los tres días del siniestro se empezaron los preparativos para la suscripción pública para su reconstrucción. Originariamente se previó una duración de dos años, pero las obras no finalizaron hasta 1862, dieciocho años más de los estimados para su reconstrucción».
El antiguo palacio municipal de la ciudad era una sólida construcción de dos plantas en piedra basáltica, de estilo renacentista con resonancias góticas, fabricada en la primera mitad del siglo XVI. Las casas consistoriales albergaban también la Real Audiencia (situada en el ala norte de la planta alta), la cárcel y el peso de la harina.
Junto con este edificio, la noche del 29 de marzo de 1842 se perdió la casi totalidad de la memoria histórica de Las Palmas, pues un incendio arrasó con todos los documentos y archivos del ayuntamiento.
En la azotea del edificio se colocó una balaustrada en la que destacan cuatro estatuas que representan la Agricultura, el Comercio, la Industria y la Navegación; en el centro destaca el escudo municipal, que se instaló en 1864 y fue sustituido por otro de cantería en 1940.
El dibujo que introduce este epígrafe está atribuido a Benito Pérez Galdós, que tomó como modelo el frontis de las casas consistoriales realizado por José Agustín Álvarez Rixo y otro dibujo anónimo de la época.