Desde el Eje de Promoción de la Salud y la Educación Emocional del Proyecto PIDAS del IES Casas Nuevas, queremos compartir la siguiente información sobre las bebidas llamadas “energéticas” después de que en la última semana ha saltado la noticia de que un joven de 21 años terminó en el hospital con insuficiencia cardíaca después de consumir cuatro bebidas energéticas al día durante dos años.
Los hallazgos se suman a la evidencia que vincula el consumo de bebidas energéticas con problemas cardíacos, lo que lleva a los autores a pedir advertencias sobre los peligros de beber estas bebidas en grandes cantidades.
El hombre de 21 años fue al hospital después de experimentar dificultad para respirar progresivamente peor durante cuatro meses, así como pérdida de peso.
Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), aproximadamente un 20 por ciento de los niños de entre 3 y 10 años y casi el 70 por ciento de los de 10 a 18 consumen bebidas energéticas. También la Asociación Cardíaca Estadounidense advierte de sus peligros.
En primer lugar, tenemos que diferenciar las bebidas energéticas de las bebidas isotónicas, ya que suelen confundirse fácilmente. Estas últimas son para deportistas, utilizadas para rehidratarse y reponer minerales y azúcar tras la actividad física.
Las bebidas energéticas son bebidas no alcohólicas que contienen grandes cantidades de azúcar, cafeína y taurina (potenciador de la cafeína), algún tipo de vitamina y extracto de hierbas y se promocionan como «estimulantes o energizantes».
¿Qué contienen las bebidas energéticas?
A la hora de analizar qué hay dentro de una lata de estas bebidas (Rockstar, Red Bull, Monster, Burn…) no encontramos ningún aporte nutricional. En lugar, encontramos:
- Azúcar, en grandes cantidades: hasta 14,5 gramos por cada 100 ml.
- Cafeína, en altas concentraciones: hasta 36,8 mg por cada 100 ml.
- Taurina: un estimulante del sistema nervioso.
- En algunos casos: extractos de hierbas, vitaminas y/o minerales añadidos.
Una lata de una bebida energética puede tener igual o más cantidad de cafeína que una taza de café y una cantidad de azúcar que supere los 50 gramos, cuando la OMS recomienda no superar los 25 gramos diarios de azúcares añadidos . Nadie en su sano juicio daría eso a un niño.
Efectos de las bebidas energéticas en los niños
Los niños son especialmente vulnerables a los efectos nocivos de la cafeína en el sistema neurológico y cardiovascular, según la revista Pediatrics. Puede provocarles:
- Trastorno del estado de ánimo, baja autoestima y depresión.
- Nerviosismo y ansiedad
- Problemas de concentración
- Insomnio
- Empeoramiento del rendimiento escolar
- Aumento de la tensión arterial
Por otra parte, las elevadas cantidades de azúcar que contienen aumentan el riesgo de caries, diabetes, sobrepeso y obesidad en los niños. Y el consumo habitual y prolongado puede ocasionar daños microvasculares que pueden llevar a una enfermedad renal crónica.
Además, en caso de un consumo frecuente, aparecen síntomas relacionados con el síndrome de dependencia o de abstinencia a la cafeína.
Es por todo ello que desaconsejamos por completo el consumo de estas bebidas en niños y adolescentes.
Gema Betancor
Coordinadora Eje Promoción de la Salud y la Educación Emocional