La formación permanente constituye un derecho y una obligación de todo el profesorado y una responsabilidad
de las Administraciones educativas y de los propios centros.
Para ello los programas de formación permanente, deberán contemplar la adecuación de los conocimientos y
métodos a la evolución de las ciencias y de las didácticas específicas, así como todos aquellos aspectos de coordinación, orientación, tutoría, atención educativa a la diversidad y organización encaminados a mejorar la calidad de la enseñanza y el funcionamiento de los centros. Asimismo, deberán incluir formación específica en materia de igualdad.
El desarrollo profesional de los y las docentes exige la formación continua del profesorado ligada a la práctica educativa.
Por todo ello y respondiendo a las directrices de funcionamiento de los Centros de formación del profesorado desde el CEP Telde nos planteamos como objetivos:
- Potenciar la formación permanente con la finalidad de la mejora de la calidad de la educación y el
éxito educativo de todo el alumnado. - Fomentar en los centros la investigación y la innovación pedagógica en nuevas metodologías
educativas que permitan el desarrollo y consecución de las competencias básicas. - Avanzar en la formación pasando de la profesionalización individualizada de los docentes, a la
mejora en la atención de los centros educativos, de sus planes y de los proyectos innovadores
compartidos por la comunidad educativa que los forman. - Impulsar la reflexión y el debate pedagógico en los centros para la mejora del sistema y de los procesos educativos.
- Adecuar los conocimientos y métodos del profesorado para que la atención educativa a la diversidad del alumnado se produzca en condiciones de equidad y con garantía de igualdad de oportunidades, y a la mejora de la organización escolar y coordinación de equipos educativos.
- Incidir en los contenidos TIC de las áreas y materias del currículo como forma de impulsar la competencia digital en el alumnado y el trabajo colaborativo del profesorado.
- Propiciar que el profesorado adquiera la competencia lingüística en, al menos, una lengua extranjera, e impulsar la actualización metodológica para impartir contenidos de otras áreas o materias en ese idioma, con el objetivo de mejorar la competencia comunicativa del alumnado.