Verdad como perspectiva: Nietzsche y Ortega

20090508183548-1120.jpg

Ortega y Gasset, al igual que Nietzsche, reivindica la idea de perspectiva como consecuencia de la importancia extrema que atribuye a la vida, su fragilidad, contingencia y multiplicidad. [Donde Ortega habla de la «Sierra del Guadarrama», nosotros podemos hablar del «Teide»: ¿Se puede ver el Teide desde ningún lugar?,¿tiene sentido que disputásemos cuál de las visiones del Teide es la verdadera: la que disfrutamos desde la cumbre de Gran Canaria (foto) o la que tendría un espectador situado en la isla de la Gomera, por ejemplo?]

La realidad, precisamente por serlo y hallarse fuera de nuestras mentes individuales, sólo puede llegar a éstas multiplicándose en mil caras o haces.

Desde este Escorial, rigoroso imperio de la piedra y la geometría donde he asentado mi alma, veo en primer término el curvo brazo ciclópeo que extiende hacia Madrid la sierra del Guadarrama. El hombre de Segovia, desde su tierra roja, divisa la vertiente opuesta. ¿Tendría sentido que disputásemos los dos sobre cuál de ambas visiones es la verdadera? Ambas lo son ciertamente, y ciertamente por ser distintas. Si la sierra materna fuera una ficción o una abstracción o una alucinación, podrían coincidir la pupila del espectador segoviano y la mía. Pero la realidad no puede ser mirada sino desde el punto de vista que cada cual ocupa, fatalmente, en el universo. Aquélla y éste son correlativos, y como no se puede inventar la realidad, tampoco puede fingirse el punto de vista.

La verdad, lo real, el universo, la vida ―como queráis llamarlo– se quiebra en facetas innumerables, en vertientes sin cuento, cada una de las cuales da hacia un individuo. Si éste ha sabido ser fiel a su punto de vista, si ha resistido a la eterna seducción de cambiar su retina por otra imaginaria, lo que ve será un aspecto real del mundo. Y viceversa: cada hombre tiene una misión de verdad. Donde está mi pupila no está otra; lo que de la realidad ve mi pupila no lo ve otra. Somos insustituibles, somos necesarios (…). Dentro de la humanidad cada raza, dentro de cada raza cada individuo es un órgano de percepción distinto de todos los demás y como un tentáculo que llega a trozos de universo para los otros inasequibles. La realidad, pues, se ofrece en perspectivas individuales.”

José Ortega y Gasset, El Espectador, I

(Obras Completas, vol. II, Alianza Editorial)

Esta entrada fue publicada en Historia de la Filosofía (2º bachillerato). Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.