Durante 8 sesiones se aplican varios ejercicios para desarrollar la aptitud musical de los alumnos, utilizando el Test de Seashore como evaluación Inicial y Final para medir los avances adquiridos.
Carles Vert Alcover
Ámbito Social; CEPA Titerroygatra
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Relato breve de la experiencia:
Se comentan los resultados de una pequeña investigación que realizamos para conocer si un compendio de ejercicios aconsejados por expertos en la materia, pueden desarrollar una mayor aptitud musical en niños y adolescentes (en el experimento participaron 24 alumnos de Secundaria). En primer lugar dividimos la aptitud musical en 6 apartados, Altura, Intensidad, Ritmo, Duración, Timbre y Memoria Tonal y aplicamos a los alumnos el Test de aptitudes Musicales de Seashore, para conocer su nivel aptitudinal antes de comenzar el experimento, que duró 8 sesiones.
En cuanto a la Altura utilizamos unas actividades que Jurado (1994) recomienda:
- Representaciones gráficas, tomando el tiempo transcurrido en el eje horizontal y la variación de altura en el vertical (diagrama pancromático). Se trabajan con y sin eje de referencia.
- Movimientos aislados, asociando la altura al grave-agudo (abajo-arriba, respectivamente) con lectura, dictado e improvisación.
- Ordenamientos de piezas sonoras sopranos y contraltos, diatónicas y cromáticas, o bien con instrumentos de percusión de altura determinada del tipo láminas.
- Reproducción de sonidos de distintas alturas por imitación al profesor.
- Ordenamientos sonoros con el carillón intratonal: en distancias de tono, semitono diatónico, semitono cromático, segunda mayor, tercera mayor y menor, cuarta justa, además de distancias de 1/2, 1/3, 1/4, 1/9 y 1/18 de tono, así como de la idea, temperado, no temperado (p. 20 y ss.).
Para el desarrollo de la aptitud auditiva de la Intensidad hemos utilizado ejercicios de García y Leal (2008). (Imágenes extraídas de los mismos autores citados)
- Utilizando instrumentos de percusión, se pueden interpretar estas distintas intensidades, representadas en este sencillo esquema gráfico.
- Realizar dictados en que haya que diferenciar sonidos fuertes y débiles. Se pinta de un color suave el sonido débil, y se pone en el recuadro (p) de piano, y se pinta de un color oscuro el sonido fuerte y se pone en el recuadro (f) de forte. Para realizar el dictado, se puede usar cualquier instrumento, o preparar una audición, en la que se destaque esta cualidad.
En cuanto al Ritmo utilizamos unas actividades de Alsina (2003).
Sobre una pulsación escrita en un papel colocamos números del uno al cuatro, al azar o siguiendo una secuencia. Cada número indica cuantos golpes, más o menos rápidos según la cantidad, hay que dar en ese periodo (uno, dos, tres o cuatro).
El profesor toca ritmos de tres o cuatro pulsaciones (con las manos o un instrumento), el resto del grupo lo repite cuando el profesor permanece en silencio. Cada miembro del grupo memoriza uno de esos ritmos y se queda con él; a continuación se tocan seguidos sin eco (p. 135 y ss.).
Para desarrollar el Timbre utilizamos las siguientes actividades de García y Leal (2008).
- Escuchar diferentes instrumentos. Clasificarlos según el orden en que aparecen.
- Identificar el timbre de la voz de algún compañero, sin ver su rostro.
- Identificar la voz de algún cantante a través de algún disco o cinta.
- Modificar el timbre de voces y tratar de reconocerlos.
- Identificar los instrumentos de una pieza musical.
- Escuchar la misma melodía tocada por diferentes instrumentos.
En cuanto a la Duración utilizamos unas actividades de Alsina (2003).
- Durante un rato escuchamos en silencio: el tiempo transcurre. Aparece entonces un sonido que interrumpe ese silencio, puede durar más o menos pero siempre desaparece. Podemos calcular la duración de sonidos diferentes y hacer una gráfica.
- Nuestro cuerpo emite sonidos más largos o más cortos, intentemos hallarlos y ponerlos en orden: nuestro corazón emite sonidos cortos; nuestra respiración más largos; nuestras manos y nuestros pies pueden moldear la duración a voluntad. Intentemos representarlos a través de la expresión corporal (p. 132 y ss).
Y para desarrollar la Memoria Musical utilizamos las siguientes actividades de O’Connor (1992).
- Hacer que los estudiantes creen un espacio musical en el mismo lugar en que oyen una canción agradable y que la vuelvan a oír de la misma forma cuando se presente la ocasión.
- Procurar que los estudiantes consigan un sentimiento unitario de la música cuando se toca y que esto excite su representación visual de la música.
- Averiguar dónde está atascado, es decir, donde ha dejado de memorizar la altura.
- Hacer que los estudiantes toquen otra vez la canción mentalmente y con rapidez, al mismo tiempo que la vuelven a oír y logren visualizar y conseguir el sentimiento. (p. 24 y ss.).
Conclusión:
Al finalizar las 8 sesiones se volvió a administrar el Test de Aptitudes Musicales de Seashore, obteniendo de los 24 alumnos participantes en la investigación mejores resultados en 5 apartados que conforman la Aptitud Musical, no observándose mejorías estadísticamente significativas en el ámbito del Ritmo.
Referencias Bibliográficas
– Alsina, P. (2003). El área de educación musical. Propuestas para aplicar en el aula. 6ª Edición. Barcelona: Graó.
– García, M.L. y Leal, M.L. (2008) Extraído de http://www.doslourdes.net/JUEsensoriales.htm
– Jurado, J. (1994). El desarrollo auditivo en la educación musical primaria, Revista Música y Educación, 19, 17-32.
– O’Connor, J. (1992). La estructura de la memoria musical, Revista Música y Educación, 9, 11-26.