Viajar hacinado desde Bandiágara, Malí, a Melilla en un camión desvencijado; desde allí ser devuelto al desierto y abandonado a su suerte; un nuevo intento por el mar sufriendo todo tipo de penalidades hasta llegar a nuestra tierra, en la que no encuentra tampoco el calor de un hogar, convirtieron a Suleimán en símbolo de muchos seres humanos que hoy deben abandonar sus países en busca de una oportunidad.
La lectura Me llamo Suleimán del escritor canario Antonio Lozano, dentro del proyecto Congreso de jóvenes lectores, despertó en nosotros, desde el principio, una serie de sentimientos y emociones, casi desconocidas hasta el momento.
Esta novela nos hizo volver la mirada a nuestro alrededor y descubrimos que también en el instituto al que cada día acudimos desde nuestros hogares, hay inmigrantes que arriesgaron sus vidas para llegar hasta aquí. Entrevistamos a Chek y a Ahmed y, ocultando nuestras propias lágrimas, escuchamos sus tristes historias, que pronto sentimos que teníamos que plasmar en la pantalla. Así surgió Todos somos Suleimán porque quisimos arropar a estos jóvenes, ya que no podemos solucionar el drama de tantos seres humanos: hombres, mujeres, niños…, muchos niños…, que salen de tantos rincones de nuestro planeta, huyendo del hambre, de la guerra, de la miseria…, y que Europa, a pesar de haberse enriquecido en momentos de su historia a costa de muchos de estos países, ahora mira para otro lado y no sabe qué hacer con estas oleadas de seres humanos que llegan hasta ella.
Creemos que despertar en nosotros los sentimientos de solidaridad y conmiseración hacia el resto de seres humanos es esencial para formarnos como personas críticas, íntegras y justas.
La gratitud en la mirada de Ahmed, de Chek y de Baas ha hecho que hoy estemos aquí compartiendo con ustedes esta experiencia.
Les presentamos Todos somos Suleimán con el deseo de que les transmita las emociones que quisimos plasmar en ella.
Mercedes Barrera Tabares y Elaine Medina Pérez.