La narración 4

El tiempo de la narración

«Ya hemos pasado dos capítulos enteros atrapados en la mazmorra. Estamos a punto de embarcarnos en nuestro tercer capítulo allí dentro, suponiendo que consiga acabar con esta introducción.

Tres capítulos es un espacio de tiempo muy largo para un libro. Veréis, el tiempo transcurre de una forma distinta en las novelas. El autor podría, por ejemplo, decir: “Y me pasé catorce años en la cárcel, donde obtuve los conocimientos de un caballero y descubrí la ubicación de un tesoro escondido”: Ahora bien, esto suena a un a buen montón de tiempo – catorce años –, pero, en realidad, solo he tardado una frase en explicarlo. Por tanto, ha sucedido muy deprisa.«

Alcatraz contra los bibliotecarios malvados, de Brandon Sanderson

El tiempo interno del texto narrativo puede presentarse en orden cronológico, es decir, siguiendo una línea temporal dada, desde su principio a su fin.

La novela puede comenzar “in medias res”. ¿Qué significa esto? Pues que la historia de la novela el narrador te la empieza a contar por la mitad o por el final). Te pongo tres ejemplos concretos:

Alcatraz contra los bibliotecarios malvados, de Brandon Sanderson

El misterio del penalti invisible (Los Futbolísimos, vol. 7)

Y el principio de uno de los mejores libros que me he leído en mi vida, El nombre del viento, de Patrick Rothfuss, también es «in medias res». [Si me lees, Patrick, un millón de lectores y lectoras necesitamos ya la tercera parte de la trilogía.]

Con flashbacks. En español: con saltos temporales en la trama. Por ejemplo, la historia sucede en 2010, pero, para el argumento es importante que el personaje principal recuerde cosas que sucedieron a lo largo de su infancia, y se remonta hasta 1995, 1996 y 1998, en tres “vueltas al pasado”, que, formalmente pueden aparecer como capítulos aparte, o la tipografía cambiar a otra fuente o a cursiva… Hay múltiples formas de señalar un salto temporal. También te diré que puede no indicarse de ninguna forma y es el lector o lectora quien se tiene que ubicar espacial y temporalmente en la historia.

La narración en dos tiempos, como en el caso de la novela Los gritos del pasado, de Camilla Läckberg, cuya trama se desarrolla entrelazándose dos historias paralelas entre 1979 y 2000.

El final de la novela

«El final de un libro es, según mi experiencia, la mejor y la peor parte de la lectura, porque el final determinará si te encanta el libro o lo odias.

Ambas emociones conducen a la decepción. Si el final es bueno y el libro ha merecido la pena, entonces te enfadas y te deprimes porque no te queda libro que leer. Sin embargo, si el final es malo, es demasiado tiempo para dejar de leer. Te enfadas y te deprimes porque has perdido demasiado tiempo en un libro con un mal final.«

Alcatraz contra los bibliotecarios malvados, de Brandon Sanderson

Final abierto

Es el final en el que la lectora o lector tienen que intervenir y especular qué pasa realmente. A algunas personas les incomoda este tipo de finales, porque implican la incertidumbre y la sensación de que la obra se ha quedado inacabada. Pero, por otro lado, son finales que dan mucho juego, mucho debate en las redes, etc.

Por ejemplo, el polémico final de Eleanor y Park, de Rainbow Rowell. No te diré nada más, por si te lo quieres leer. Pero, si lo haces, estoy segura de que vendrás a comentarlo conmigo.

Final cerrado

Es aquel que concluye la historia contándote cómo acaba. En este final no se le pide nada al lector y, por ello, para este o esta es mucho más “gratificante”. Por ejemplo, El señor de los ladrones, de Cornelia Funke, o Finis mundi, de Laura Gallego. Normalmente, el final es «mejor» cuanto más atados estén los hilos narrativos que se enredan en la novela, cuanto más «redondo» (completo, satisfactorio en la solución que le da a los conflictos de los personajes) sea.

Te enlazo a continuación una entrada de otro blog, cuyo autor es José Pimat, en el que se aborda este tema, el de los finales, que creo que te puede interesar, por si quieres profundizar un poco: