La narración 4

El tiempo de la narración

«Ya hemos pasado dos capítulos enteros atrapados en la mazmorra. Estamos a punto de embarcarnos en nuestro tercer capítulo allí dentro, suponiendo que consiga acabar con esta introducción.

Tres capítulos es un espacio de tiempo muy largo para un libro. Veréis, el tiempo transcurre de una forma distinta en las novelas. El autor podría, por ejemplo, decir: “Y me pasé catorce años en la cárcel, donde obtuve los conocimientos de un caballero y descubrí la ubicación de un tesoro escondido”: Ahora bien, esto suena a un a buen montón de tiempo – catorce años –, pero, en realidad, solo he tardado una frase en explicarlo. Por tanto, ha sucedido muy deprisa.«

Alcatraz contra los bibliotecarios malvados, de Brandon Sanderson

El tiempo interno del texto narrativo puede presentarse en orden cronológico, es decir, siguiendo una línea temporal dada, desde su principio a su fin.

La novela puede comenzar “in medias res”. ¿Qué significa esto? Pues que la historia de la novela el narrador te la empieza a contar por la mitad o por el final). Te pongo tres ejemplos concretos:

Alcatraz contra los bibliotecarios malvados, de Brandon Sanderson

El misterio del penalti invisible (Los Futbolísimos, vol. 7)

Y el principio de uno de los mejores libros que me he leído en mi vida, El nombre del viento, de Patrick Rothfuss, también es «in medias res». [Si me lees, Patrick, un millón de lectores y lectoras necesitamos ya la tercera parte de la trilogía.]

Con flashbacks. En español: con saltos temporales en la trama. Por ejemplo, la historia sucede en 2010, pero, para el argumento es importante que el personaje principal recuerde cosas que sucedieron a lo largo de su infancia, y se remonta hasta 1995, 1996 y 1998, en tres “vueltas al pasado”, que, formalmente pueden aparecer como capítulos aparte, o la tipografía cambiar a otra fuente o a cursiva… Hay múltiples formas de señalar un salto temporal. También te diré que puede no indicarse de ninguna forma y es el lector o lectora quien se tiene que ubicar espacial y temporalmente en la historia.

La narración en dos tiempos, como en el caso de la novela Los gritos del pasado, de Camilla Läckberg, cuya trama se desarrolla entrelazándose dos historias paralelas entre 1979 y 2000.

El final de la novela

«El final de un libro es, según mi experiencia, la mejor y la peor parte de la lectura, porque el final determinará si te encanta el libro o lo odias.

Ambas emociones conducen a la decepción. Si el final es bueno y el libro ha merecido la pena, entonces te enfadas y te deprimes porque no te queda libro que leer. Sin embargo, si el final es malo, es demasiado tiempo para dejar de leer. Te enfadas y te deprimes porque has perdido demasiado tiempo en un libro con un mal final.«

Alcatraz contra los bibliotecarios malvados, de Brandon Sanderson

Final abierto

Es el final en el que la lectora o lector tienen que intervenir y especular qué pasa realmente. A algunas personas les incomoda este tipo de finales, porque implican la incertidumbre y la sensación de que la obra se ha quedado inacabada. Pero, por otro lado, son finales que dan mucho juego, mucho debate en las redes, etc.

Por ejemplo, el polémico final de Eleanor y Park, de Rainbow Rowell. No te diré nada más, por si te lo quieres leer. Pero, si lo haces, estoy segura de que vendrás a comentarlo conmigo.

Final cerrado

Es aquel que concluye la historia contándote cómo acaba. En este final no se le pide nada al lector y, por ello, para este o esta es mucho más “gratificante”. Por ejemplo, El señor de los ladrones, de Cornelia Funke, o Finis mundi, de Laura Gallego. Normalmente, el final es «mejor» cuanto más atados estén los hilos narrativos que se enredan en la novela, cuanto más «redondo» (completo, satisfactorio en la solución que le da a los conflictos de los personajes) sea.

Te enlazo a continuación una entrada de otro blog, cuyo autor es José Pimat, en el que se aborda este tema, el de los finales, que creo que te puede interesar, por si quieres profundizar un poco:

La narración 3

Vamos a hablar de nuevo sobre libros. En este caso abordaremos la «forma» de la novela, la las opciones en la narración, su estructura externa y la forma de presentar la trama.

¿Cómo se presenta la trama de la novela (¿juvenil?)?

Como una narración única, lineal, “normal”. Una historia de principio a fin: nada inusual ni inesperado en cuanto a su estructura. Eso no significa que la novela no sea excelente, como sucede con Moxie, de Jennifer Mathieu.

Como una novela epistolar, es decir, escrita como cartas que se envían y reciben los protagonistas o que envía el o la protagonista principal. Ya hemos hablado de ellas, pero vamos a poner otro ejemplo excepcional: Las ventajas de ser un marginado, de Stephen Chbosky.

Como un diario, esto es, en forma de diario que escribe el personaje principal, como en Donde el corazón te lleve, de Susana Tamaro, o en Los Diarios de Cereza, de Joris Chamblain y Aurélie Neyret.

Incluyendo emails, mensajes de wasaps u otra red social, como Croquetas y wasaps, de Begoña Oro Pradera, o Rojo, blanco y sangre azul, Casey McQuiston. Esta última está muy chula.

Como un juego. El gran ejemplo de este apartado no es precisamente una novela juvenil, pero es una obra tan inmensa y universal, que es el ejemplo inevitable: Rayuela, de J. Cortázar. Hay dos formas de leer esta obra: de forma lineal, pasando una página tras otra, desde el principio hasta el final, o siguiendo el orden que te propone el autor. Los capítulos están numerados y saltan del 58 al 81; de éste al 3… y así hasta el final. Es curiosísimo y muy especial. Pero reconozco que no es una obra accesible, fácil.

Dentro de esta categoría están los libros de Elige tu propia aventura, en los que tú decides qué sucederá a continuación, en el capítulo siguiente, y ofrecen distintos finales, según el itinerario que has seguido en la trama.

Y los libros de enigmas o los «escape books«, como el que tenemos en la biblioteca de Los misterios del faro.

Estructura externa de la obra

En el panorama actual de la narrativa juvenil, tienen muchísimo éxito las trilogías, tetralogías y sagas en general. Especialmente recomendables son las de La Segunda Revolución, de la pareja formada por Costa y Alcalá, y la de Guardianes de la Ciudadela, de Laura Gallego.

Las sagas también tienes sus precuelas, como la que acaba de salir publicada de Los juegos del hambre. Su título es Balada de pájaros cantores y serpientes, de Suzanne Collins.

A los libros que no pertenecen a series (trilogías, etc.) se los denomina, curiosamente, autoconclusivos. Es decir, que la trama empieza y acaba en la misma y única obra, como Nadie nos oye, de Nando López.

Los libros de relatos también encuentran su hueco en la literatura juvenil. Ya te he hablado de Mi puzzle del mundo, de Daniel Bautista. Te recomiendo ahora otro: Lo único que queda es el amor, de Agustín Fernández Paz.

Y después hay curiosidades, como la que leí este verano: el autor de El pasajero 19, el primer volumen de Las Crónicas del Viajante, de Carlos Vila Sexto. Este libro desarrolla su historia siguiendo los tramos de un trayecto en tren por el Norte de España. Me pareció diferente, interesante.

O esta otra trilogía a la que pertenecen Siega y Nimbo (primera y segunda parte), de Neal Shusterman. En estas obras la trama está interrumpida por los diarios de los segadores, que se presentan en negro sobre blanco, al revés del resto de la obra.

Y a partir de aquí, un millón de posibilidades, que dependen de la creatividad e imaginación del autor o autora.

Y te aseguro que hay escritor@s muy ingenios@s por el mundo.

La narración 2

Segunda entrega de esta serie: «La narración #2». ¿Quién cuenta la historia y a quién se la cuenta?

¿Quién cuenta la historia?

La trama de la obra llega al lector o lectora a través de alguien: el narrador o narradora.

  1. Narrador/a omnisciente

Con mucha frecuencia, la obra está narrada en tercera persona, lo que conocemos como “narrador omnisciente”. Lo sabe todo de la obra, todo de los sentimientos de los personajes, todo de lo que les sucederá y cuál será su final.

Se avecinaba una tormenta, lo cual era perfecto. Los truenos retumbaban en la noche, sacudían las ventanas de la habitación de Ivy Aberdeen y creaban un bullicio hermoso. Ivy sonrió y contó, y solo llegó a dos antes de que los relámpagos bañaran su dormitorio de blanco. Ella no sabía por qué las personas coloreaban de amarillo los relámpagos en los dibujos. Eran azul plateado y la hacían pensar en susurros y en magia, el escenario perfecto para lo que estaba a punto de hacer.

La carta de Ivy Aberdeen al mundo, de Ashley Herring Blake

En ocasiones, este narrador omnisciente, no solo está, sino que se presenta e interactúa con el lector/a.

Supongo que crees que van a sonar violines y trompetas y estos dos van a terminar juntos dentro de pocas líneas. Te equivocas. La vida es complicada, y eso es parte de su encanto.

Corazón de cactus y otras formas de querer, de Anna Manso

  1. Narrador/a protagonista

Otras veces, también frecuentemente, el narrador o narradora suele ser el propio personaje principal de la trama: es el “narrador protagonista”.

Me sudan las manos. Creo que es la primera vez que me pasa, o al menos que soy consciente de ello. ¿Es así como tengo que sentirme? Estoy nerviosa, pero también impaciente, ilusionada.

Prohibido creen en historias de amor, de Javier Ruescas

  1. Narrador doble

En ocasiones, los dos personajes principales (por ejemplo, en la narración de una historia de amor), se alternan en los capítulos. Nos enteramos, de esta forma, de ambas perspectivas. Como en Todo lo que nunca fuimos, de Alice Kellen. En esta obra leemos la historia de amor como la vivió Leah y como la vivió Axel. Puede ser que incluso tengamos la sensación de “entender” mejor la obra, de que así esté más completa.

  1. Múltiples narradores/as

Otra forma que tiene el escritor o escritora de mostrarnos una trama es desde no una, ni dos, sino desde múltiples perspectivas. Por ejemplo, en La lección de August, de R. J. Palacios, puedes leer la historia del personaje principal (August) desde todos los puntos de vista posibles. Ocho personajes (él mismo, su hermana, su mejor amiga, su mejor amigo…) nos hablan de August y sus problemas y, de paso, de cómo ha marcado el desarrollo de su propio destino.

  1. Narrador/a que halla un manuscrito

Otro tipo de narrador/a es aquel que dice haberse “encontrado” por casualidad con la historia (la ha hallado, entre papeles viejos, en un desván o la ha heredado de sus antepasados…). Se trata de la técnica del manuscrito en el que se narra la historia. A este narrador lo convirtió en clásico Cervantes. Es la técnica que empleó en la primera parte de El Quijote. Otro ejemplo de uso de esta técnica lo puedes leer en El nombre de la rosa, de Umberto Eco. A propósito, esta obra está dentro de las mejores que he leído en mi vida, pero me llevó tres intentos (a los 22, a los 26 y a los 29, cuando por fin conseguí avanzar más allá de las treinta primeras páginas…): cada obra tiene su momento.

  1. Narrador/a en segundo plano

Otro caso es el del personaje narrador que envuelve la historia del verdadero personaje principal, como en El cuento número 13, de Diane Setterfield, cuya verdadera protagonista es Vida Winter, a cuya vida accedemos solo gracias a la ayuda de la narradora Margaret Lea. (Este es delicioso y te lo puedes leer ya. Para este no necesité varios intentos…)

  1. Narrador/a de su historia y de la de otra trama

Tenemos también al personaje narrador que cuenta la historia de otr@ mientras vive su propia historia, de tal forma que hay dos personajes principales de dos historias distintas, entrelazadas (normalmente) con mucha habilidad por el autor o autora, como en la maravillosa obra El eco de la piel, de Elia Barceló.

  1. Narrador/a coprotagonista

Y, por último, se me ocurre otro clásico: el personaje coprotagonista como narrador. Una historia en la que los dos miembros de una pareja, en un mismo tiempo y una misma trama, son protagonistas (aunque siempre tiene más peso uno que otro), como en cualquiera de las magistrales aventuras vividas por los queridísimos Dr. Watson y Sherlock Holmes, creados por la pluma de Arthur Conan Doyle.

¿A quién se la cuenta?

  1. Sin destinatari@ específic@

Gran parte de las novelas no tienen un destinatario explícito. Es decir, el narrador o narradora no se refiere a ningún lector/a determinado. Son escritas para ser leídas… ¡por todo el mundo… o por nadie! Pero no están dirigidas a nadie en concreto.

  1. Con un destinatari@ determinad@

Hay otras novelas en las que el narrador le habla (le escribe) a un lector determinado. Esta historia tiene un destinatario/a. Y el lector o lectora se “cuela” dentro. A veces, esta forma de contar te hace sentir que estás siendo testigo de algo que no te corresponde. Como en las famosas escenas en las que alguien mira a través del ojo de una vieja cerradura y ve lo que sucede en la habitación. Pues así.

Por ejemplo, El asesinato de Roger Ackroyd, de Agatha Christie, está planteada como una narración de los hechos que el doctor Sheppard, el protagonista de la obra, le refiere al gran detective Poirot. El final es sorprendente. Se dice que es una de las mejores novelas de esta escritora. ¡Prueba!

También sucede eso en este caso:

Yo pienso en esos portales donde al apretar el interruptor se enciende la luz en los descansillos y las escaleras de todos los pisos. Y luego pienso en los cuerpos. En el mío o en el tuyo. A veces te rozan y ya está, te encienden toda la escalera.

Deseo de ser punk, de Belén Gopegui

Martina le escribe a otro personaje, Adrián. Pero ese dato el lector o lectora lo averigua en la página… ¡98! Hasta ese momento la narradora te deja como en ascuas, hasta que por fin le pones nombre a ese tú al que le está escribiendo. ¡Los nombres (las palabras) son muy importantes! Aquello que no se nombra no existe.

  1. Con vari@s destinatari@s concret@s

Es menos frecuente que el texto tenga como destinatario a varios personajes diferentes. En Cartas de amor a los muertos, de Ava Dellaira, nos vamos enterando de la historia del personaje principal a través de cartas que ella va dirigiendo a personajes famosos (Kurt Cobain, Judy Garland, Elisabeth Bishop…). Y parece mantener con ellos una conversación, como si fueran interlocutores válid@s a través de l@s que canalizar la trama. Te enlazo la página web de la editorial, por si te apetece saber más. [Puedes, además, echar un vistazo al catálogo. Nocturna tiene cosas súper interesantes…]

https://www.nocturnaediciones.com/libro/68/cartas_amor_muertos

  1. Escribe para sí mism@

Por último, están las historias que el narrador dice escribir para sí mism@. Es cuando el texto se presenta en forma de diario. En este caso, también tienes en ocasiones esa sensación de la que hablábamos antes: la de meterte donde no te llaman, o la de que estás leyendo algo más íntimo que si la narración estuviera escrita o presentada de otra forma.

5 de febrero

Aprovecho que tengo la tarde libre para dos cosas. La primera, esencial para mi tranquilidad espiritual, es desterrar del cajón de la ropa interior la foto de Koert. Cada vez que abro el cajón y le veo mirándome con sus ojos azules, me provoca en el pecho un terremoto de magnitud ocho.

El diario rojo de Carlota, de Gemma Lienas

Aprovecho para contarte que El diario rojo de Carlota tiene una “pareja”: El diario rojo de Flanagan. Los autores de ambos personajes juveniles (Carlota y Flanagan) decidieron escribir las dos versiones (la de la chica y la del chico) de una misma relación y publicarlos en dos libros diferentes, que se pudieran leer por separado, pero que, a su vez, se complementaran.

Estos dos libros son un éxito seguro. Sobre todo, si tienes dudas o estás interesad@ en temas de autoconocimiento, sexo y relaciones de pareja (heterosexual). Eso sí, el tema del resto de relaciones humanas no viene muy contemplado. Supongo que no era ese el objetivo, claro.

La narración 1

Vamos a tratar ahora un tema apasionante: la narración. ¿No te parece?

[Aclaración. Me encanta hacer estas preguntas cerradas, porque, en el aula, la mayoría de ustedes siempre responde (o piensa) “¡No!”. Me hace mucha gracia.]

Serán unas cuantas entradas en el blog que llevarán este título e irán numeradas. Así que estamos en “La narración #1”. Tratarán temas interdependientes, pero se podrán leer por separado.

Te voy a informar de una cosa: no va a ser a lo que estás acostumbrad@. Para leer (y estudiar) la teoría de este tema ya hay muchos libros de texto y mil páginas (y otros formatos) en Internet.

En Materialesdelengua.org, por ejemplo, han trabajado dos profes, Ana Isabel Romeo Gálvez y Lourdes Domenech Cases, y han hecho un trabajo estupendo. Te la enlazo aquí debajo:

http://www.materialesdelengua.org/LENGUA/tipologia/narracion/narracion.htm

Pero yo estoy aquí para otra cosa: para hablar de libros. Porque, en realidad, en realidad, eso es lo que más me interesa y con lo que creo que más puedes aprender tú.

Así que vamos a abordar el tema de la narración, pero desde ejemplos concretos. Para no hacer los post muy largos, de algunos de los títulos pondré fotos y de otros no, de algunos extraeré citas para ejemplificar lo que quiero decir y de otros no.

La mayoría de las obras que voy a nombrar las he leído. Así que, si te tropiezas conmigo por un pasillo, puedes preguntarme por el título que te interese. Aquel que no haya leído estará acompañado de las siglas “(NL)” [no leído].

En esta primera entrada vamos a intentar hacer dos pequeñas clasificaciones. Incompletas, por supuesto. ¿Para qué aspirar a la perfección, si en la imperfección está la verdadera belleza? Y porque son mías, vaya, y por eso selecciono lo que quiero…

La narración según la edad del público al que está destinado:

Infantil: el álbum. El álbum infantil es un género maravilloso. Suele ser exquisito, porque ofrece un gran equilibrio entre la ilustración y el texto. Hay ilustradores e ilustradoras cuyo trabajo es asombroso. En el álbum infantil, l@s adult@a solemos pedir mucho mensaje (cómo afrontar los miedos, cómo dejar el pañal…) y mucho trabajo con los valores (la amistad, la generosidad, las emociones…), pero, en realidad, los que triunfan y suelen conquistar el corazón de l@s más pequeñ@s son otros: los simplemente divertidos o los desconcertantes, o aquellos en los que el personaje hace cosas incorrectas… La narración en el álbum infantil está siempre al servicio de la interpretación de la mirada del pequeño o pequeña que lo abra.

Juvenil. Dentro de este apartado podemos distinguir tres subgrupos: “middle grade”, juvenil y “new adult”.

Los actualmente conocidos como “Middle grade” (quién sabe por qué) son aquellos destinados a un público entre 8 y 12 años, más o menos. Es un grupo de obras llenas de aventuras, de investigaciones, de misterios y de fantasía no muy compleja. Últimamente me he leído ¡Hola, universo!, de Katherine Entrada Kelly, El tiempo de los magos, de Cressida Cowell, Nevermoor: las pruebas de Morrigan Crow, de Jessica Townsend, y los siete primeros títulos de la colección de Los futbolísimos, del imparable Roberto Santiago.

Juvenil. El grupo de las obras juveniles (así, sin otra etiqueta) está lleno de obras de tan variada temática, que las abordaremos en la segunda clasificación.

Y, por último, en el subgrupo conocido como “New adult”, encontramos aquellas novelas cuya trama principal está centrada en las relaciones amorosas y sexuales de l@s protagonistas. Aquí te puedes arriesgar: desde obras que son un simple romance con un toque sensual, como Tú y otros desastres naturales, de María Martínez, a otros títulos un poco más atrevidos, como Rojo, blanco y sangre azul, de Casey McQuiston. El ejemplo más “explícito” del género new adult es el gran best seller After (NL), de Anna Todd, con todas sus continuaciones.

Adulto. Y aquí se mete todo lo demás. Todo lo que se estudia, quiero decir. Toda la Historia de la Literatura que tú estudias, desde 3º ESO, cuando ves los cantares de gesta en la Edad Media y los grandes clásicos de los Siglos de Oro, hasta 4º ESO y 2º de Bachillerato, cuando trabajas con más profundidad el siglo XX y los clásicos modernos (el 27, la posguerra, los novísimos, si tienes suerte…). Al XXI nunca llegamos, lógicamente. Pero qué le vamos a hacer, no se puede tener todo… También “adulto” se considera lo que se publica destinado a personas de más de 18 – 20 años. Cabe todo: terror, fantasía, romántica, thriller, novela negra, ensayo narrativo, etc.

Géneros con más éxito en literatura juvenil

Llevamos ocho o nueve años con los clubes de lectura en el centro y, gracias a ellos y a mi propio interés, he establecido las siguientes temáticas como las que generan más interés entre el alumnado de entre 12 y 18 años, más o menos:

Fantasía (dragones, magia, hadas, grifos, hidras, brujas, nigromantes, mundos inventados por el autor o autora…). Aquí tenemos en la biblio El libro del cementerio, de Neil Gaiman; la trilogía de las Memorias de Idhún, de Laura Gallego (cuya adaptación animada en septiembre de 2020 llegará a Netflix), y su también última trilogía (estupenda) Guardianes de la Ciudadela; otra posibilidad de lectura es Seraphina, de Rachel Hartman, y su continuación, Escamas. Pero te advierto que esta lectura es tan fascinante y envolvente como costosa. La autora crea un mundo nuevo y complejo cuyas reglas tardas un poco en asimilar. Es de esas obras en las que te cuesta mucho entrar, pero que, cuando la acabas, ya no la olvidas. Por último, te voy a mencionar la bilogía formada por Seis de Cuervos y Reino de ladrones, de Leigh Bardugo. Como me dijo una vez una alumna: los personajes se quedan contigo.

Fantasía urbana (fantasía pero dentro de lo cotidiano, lo cercano). Es decir, la realidad, con un toque mágico). Dos ejemplos que puedes leer de esta temática son Cuando me veas, también de Laura Gallego, y Antihéroes, las geniales Iria G. Parente y Selene M. Pascual.

Romántica. El “yo te gusto – tú me gustas” de toda la vida. Aquí tenemos varios ejemplos. Te diré que es un género que ya me cansa un poco, sobre todo cuando hay demasiaaaado amor, pero sé que a ustedes les gusta un montón, así que lo leo y… ¡de vez en cuando encuentro cosas bien escritas! (Para mi gusto, claro). Excelente, por ejemplo, es la primera parte de la bilogía Deja que ocurra, cuyo título es Todo lo que nunca fuimos, de Alice Kellen. Y súper recomendable es también Corazón de cactus y otras formas de querer, de Anna Manso. Menos mal: amor e ideas claras no están reñidos. Por fin una chica lista con los pies en la tierra, como la protagonista de Moxie, de Jennifer Mathieu, otra guerrera.

Aventura. La temática de más acción por definición. La ciudad de las sombras, dentro de la trilogía Helena Lennox, de Victoria Álvarez, es un buen ejemplo. Como puente entre este y el siguiente apartado (porque tiene tanto de una como de otro), voy a recomendarte también Predadores de silencio, del canario Daniel Bautista.

Suspense. Intriga, misterio, asesinatos, búsquedas, robos, secuestros… ¡Qué panorama!, ¿eh? David Lozano es un escritor perfecto para ejemplificar esta temática y un comunicador buenísimo. En el centro tenemos Donde surgen las sombras. Si lo abres, no podrás cerrarlo. En este apartado tenemos también al canario Alexis Ravelo, con Los perros de agosto, y a Carlos Vila Sexto, con Morir no es nada del otro mundo. Estos dos últimos tienen un humor y una ironía que hacen muy divertida su lectura. Te los recomiendo encarecidamente si quieres pasar un rato lleno de secretos, sonrisas y complicidades.

Steam punk. Un subgénero normalmente ambientado en la época victoriana, pero aderezado de tecnología futurista: máquinas de vapor, coches de caballos, luz de candiles, científicos locos… Héroes de cobre (NL), de Iria G. Parente y Selene M. Pascual sería un buen ejemplo.

Ciencia ficción. Todo lo que es posible que suceda, en un presente o futuro incierto, con mucha imaginación, y gracias a la investigación científica y la tecnología. Otra canaria, Melani Garzón, con su obra Ihomu, es una buena propuesta en este apartado. Una lectura muy, muy ágil. Sería estupendo que Melani, además, si pudiera hacer una revisión de la obra, para una siguiente edición, corrigiera algunas erratas.

Realista. No te voy a decir de qué trata, porque creo que es evidente (todo lo que nos afecta y rodea: naturaleza, sociedad, migración, política, acoso, educación, amistad, crisis y crecimiento…). Aunque no es mi género preferido (una bonita forma de decir que es una temática de la que no leo casi nada…), en la biblio puedes acercarte a Una habitación en Babel, de Eliacer Cansino, Lo del abuelo, de Anna Manso (con una trama interesantísima: cómo le afecta a la familia de un corrupto todo el conflicto generado por su delito), Nadie nos oye (NL), de Nando López y, en relatos, la obra de un canario que ya te he nombrado, Daniel Bautista, con su maravillosa Mi puzzle del mundo. Por mucho que la leo y la releo, no me canso de volver a ella. El pobre Daniel debe de creer que estoy medio loca…

Novela gráfica El empleo del formato del cómic para contar una historia larga. Hay novelas gráficas interesantísimas, como Maus y Persépolis. Por favor, por favor… Léelas. Ésta última la tienes en la biblio. Maus no… y no se por qué, la verdad… También puedes leer El beso número 8, de Ellen T. Crenshaw y Colleen AF Venable,y Heartsopper, de Alice Oseman, con una trama mucho más ligera que las dos primeras, y de las que ya te he hablado en otra entrada del blog.

Manga. Creo que no hace falta que lo defina: tod@s saben lo que es el manga. En la biblio tenemos poco, aunque sé que les interesa muchísimo. Quizás Solanin (NL), de Inio Asano, es el ejemplo más relevante que puedes encontrar en el centro.

Para finalizar esta entrada, te quiero aclarar que estas temáticas pueden también combinarse: es muy usual la mezcla, entre fantasía y romántica (la famosa saga que empieza con Una corte de rosas y espinas, de Sarah J. Maas), o fantasía y aventura (como en la obra Un mundo helado, de Naomi Novik).