! Vaya lío en la biblioteca!

Texto: María Jesús Cano

Ilustración: Idalia (4º de Primaria)

 varias 392

Mi nombre es Lucía y según dicen los que me conocen bien (mi madre, mi hermano Saúl y mi mejor amiga Sara) soy una lectora empedernida. Vamos que me paso el día leyendo libros sobre todo de misterios y aventuras, mis favoritos. Tengo la cabeza llena de historias que me fascinan. Lo que nunca podía imaginar es que un día iba a conocer, de verdad, a los personajes que habitan en los cuentos y que viviría una aventura increíble en la biblioteca de mi nuevo cole.

Todo comenzó el día en que a mi padre le ofrecieron un nuevo empleo en otra ciudad. Iba a ganar más dinero y teníamos que mudarnos en el plazo de un mes o se lo ofrecerían a otra persona. Mis padres lo discutieron mucho pero llegaron a la conclusión de que era lo mejor para toda la familia. A mi no me hizo mucha gracia pues era muy feliz en mi barrio y en mi cole con mis amigas de toda la vida.

Pero el nuevo cole es súper guay y lo mejor de todo tiene una biblioteca muy grande llena de libros de todos los estilos. Pronto encontré mi rincón favorito cerca del estante de los libros de aventuras. Es mi refugio en las solitarias horas de recreo en las que todavía no he encontrado mi hueco en ningún grupo. Sé que pronto haré nuevos amigos y que me aceptarán tal como soy pero de momento prefiero la soledad de la biblioteca y la compañía de los libros. Ayer, cuando fui a devolver un libro, sucedió algo increíble. Allí estaba la ratita presumida haciendo un pase de modelos. Elegía el mejor vestido para enamorar a sus pretendientes. Al verme entrar me hizo una señal con el dedo para que me acercara pero ante mi cara de asombro y mi gesto de avisar a la encargada de la biblioteca se escondió. Con las prisas se confundió de cuento y fue a parar a la página cinco del cuento del gato con botas. Al ver una ratita tan linda y glamurosa el gato se relamió de placer y se lanzó sobre ella para comérsela de un bocado. La ratita que además de presumida era muy lista lo vio venir y salió corriendo como alma que lleva el diablo hasta la estantería de las fábulas donde se encontró con la zorra que comía plácidamente un racimo de uvas y allí se quedó la ratita compartiendo tan suculento manjar.

Me dirigía, por fin, a devolver un  libro de hechizos y pócimas mágicas (sin creer lo que estaba pasando) cuando oí, en la estantería de los cuentos populares, una voz que gritaba ¡Socorro, ayúdenme! y salía del cuento de Caperucita Roja.

La que gritaba asustada era la abuelita. Estaba en un verdadero peligro y, para colmo de males, caperucita había desaparecido.  ¿Qué puedo hacer?  Sólo soy una niña nueva en la biblioteca del colegio sin más ayuda que un libro de “hechizos y pócimas mágicas” Ojalá pudiera entrar en el cuento para salvar a la abuelita ¿Pero dónde se habrá metido caperucita? Después de mucho buscar encontré a caperucita cómodamente instalada en el cuento de Blancanieves charlando animadamente con los enanitos del bosque. Intenté hablar con ella pero no me escuchaba. Claro, pensé, tengo que convertirme en un personaje de cuento para poder entrar y contarle lo que le sucede a su abuelita.

Abrí el libro de “hechizos y pócimas mágicas” a ver si encontraba la fórmula para entrar en los cuentos. Sólo encontré hechizos para transformar ranas en príncipes, dragones en nobles caballeros o calabazas en carrozas. Desesperada crucé la biblioteca hasta el lugar donde la bibliotecaria, sin enterarse de nada,  leía un libro tras sus enormes gafas de carey. Le conté lo que estaba ocurriendo pero me miró con cara rara y me dijo que eran imaginaciones mías, que seguramente estaba nerviosa por estar en un colegio nuevo y que no me preocupara que pronto encontraría amigos. Bla, bla ,bla. Como siempre los mayores no entienden nada y ven fantasmas donde nosotros vemos fantasías y mentiras donde nosotros vemos misterios. Cerré los ojos y deseé con todas mis fuerzas convertirme en un personaje de cuento para salvar a la abuelita que estaba en peligro.

No se lo van a creer pero así, sin más magia que el poder de mi mente, me transformé en Alicia. Pero no, no, no que ese no es el cuento. ¡Ay! Tendré que usar de nuevo el poder de mi mente. Cerré los ojos, con más fuerza aún, deseando convertirme en un personaje de cuento si, pero del cuento de caperucita. Y ¡zas! En un santiamén me convertí en la madre de caperucita. ¡Qué guapa estoy con mi delantal nuevo, embadurnada de harina, cocinando unas ricas magdalenas para que caperucita se las lleve a la abuelita! Me quité rápidamente el delantal y salí corriendo hasta la casa de la abuelita. Sólo se oían mis pasos en la espesura del bosque. Cuando llegué a la casa encontré al malvado lobo intentando abrir con sus enormes y peludas patas el armario donde se había escondido la abuelita. Cogí el rodillo para amasar el pan (que fue lo único que encontré a mano) y di un fuerte mamporro en la cabeza del lobo que salió de la casa aullando de dolor. Al abrir el armario la abuelita se abrazó a mi ¡Ay, hija mía que suerte que has venido a buscarme!  Pero, ¿dónde está caperucita? En ese mismo instante caperucita entró en la casa sin sospechar nada. Cuando me vio se quedó petrificada como una estatua y exclamó: ¿Pero mamá, qué haces tú aquí? No me dio tiempo a responder porque de pronto volví a ser la niña de carne y hueso que fue a la biblioteca de su nuevo cole a cambiar un libro de hechizos y pócimas mágicas.

Lucía, ven a jugar con nosotras – me gritaron mis nuevas compañeras desde la puerta de entrada a la biblioteca.¡Shhhhhh!. Silencio- oímos decir a la encargada de la biblioteca- mientras nos íbamos, todas juntas, al recreo.

2 comentarios

    • Carmen Moron el 8 octubre, 2015 a las 13:51
    • Responder

    Me encanta!!!

      • María Jesús Cano el 8 octubre, 2015 a las 14:37
      • Responder

      Gracias por leer el cuento y por el comentario. Es un buen relato para conmemomar el ‘Dia de la biblioteca»o para trabajar valores y emociones relacionados con la pasión lectora, el compañerismo y el cambio de colegio. De nuevo, gracias.

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