
Finaliza el reto de Abril, mes de los libros, con un relato sobre los besos y su poder de curación.
BESOS PARA LUCÍA
A Lucía le gustan los besos. Soñar besos. Dar besos. Regalar besos.
— ¡MUAC! Un sonoro beso al edredón de su cama.
—MUAC! Un chocolateado beso a su taza de desayuno.
—¡MUAC! Un chorreante beso a la ducha.
— ¡MUAC! Un refrigerado beso a la nevera.
—¡MUAC!, ¡MUAC! ¡MUAC! Muchos y cariñosos besos a su madre.
— ¡Vamos Lucía, déjate de besuqueos que llegarás tarde al colegio!— le dice su madre, guiñándole un ojo.
—¡MUAC! Un enorme beso a su maestra.
— ¡MUAC! ¡MUAC! ¡MUAC! Un montón de besos a sus compañeros de clase.
-— ¡Qué niña tan besucona! ! No queremos más besos!— le gritan sus compañeros de clase.
Pero Lucía sigue regalando y dando besos por doquier. Ella es feliz así.
Una mañana Lucía no fue al colegio.
—¡Qué bien, hoy no vino la besucona de Lucía — comentan sus compañeros y compañeras.
A la mañana siguiente tampoco apareció Lucía, ni a la siguiente, ni a la siguiente.
—¿Qué le pasa a Lucía?— preguntan los compañeros y compañeras a la maestra.
—Lucía está en el hospital—responde la maestra—ha sufrido un terrible accidente de coche y está inmóvil con la cara totalmente vendada. Está muy triste. No puede comer, no puede beber. Le dan comida por unos tubos y agua por una pajita. Pero lo más terrible para Lucía es que no puede dar besos. Los músculos de su boca no pueden formar ósculos y su preciosa sonrisa está desapareciendo para siempre.
—Tenemos que ayudar a Lucía a recuperar su sonrisa—comentan los niños y niños de la clase. —Y además, echamos mucho de menos sus besos.
En el hospital, sus compañeros prueban a animarla dándole besos. Le dan besos de todo tipo. Los de Luis son sonoros y enérgicos como él. Los de Ana son suaves y delicados como ella. Los de Iván son dulces y cariñosos. Los de Sara son cortos y directos y hasta Tomás, el más tímido de la clase, le da un beso esquimal con la punta de la nariz.
Esos besos le dan a Lucía la energía que necesitaba para recuperarse. Recuperó también su sonrisa y al volver al colegio siguió regalando besos y más besos. Nadie se quejó entonces de la besucona de Lucía que, cada mañana, iluminaba la clase con su eterna sonrisa.
2 comentarios
Un BESO GRANNNNNNNNNNNNNNNNDE para tí. Gracias por esta bonita historia.
Gracias a ti por visitar estos lares y acompañarme en este noble oficio de escribir.
Besos GIGANTES .