Instituto Canario de Hemodonación y Hemoterapia

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Orígenes

La donación de sangre no es algo aislado en el conjunto de demandas que nuestra sociedad exige. Se considera “un objetivo prioritario del más alto nivel sanitario y social”.

Durante años, las hermandades de donantes de sangre se encargaron de la  promoción de la donación de sangre en Canarias. Su labor fue encomiable, pero su adscripción a algunos grandes hospitales (Hospital Ntra. Sra. del Pino y Hospital Ntra. Sra. de la Candelaria) dejaron indefensos en los momentos de mayor carencia al resto de los centros hospitalarios y clínicas privadas. Su presencia, mayoritariamente intrahospitalaria, trasladaba el mensaje de la donación de sangre a los familiares de los enfermos que donaban bajo presión ante una situación, de por sí ya difícil.

En Canarias, el ICHH se crea mediante la Ley 11/1986, de 11 de diciembre,  como un Organismo Autónomo de carácter comercial de la Comunidad Autónoma de Canarias, con personalidad jurídica y patrimonio propio, adscrito a la entonces Consejería de Sanidad y Consumo. Se posiciona, por tanto, como el coordinador único cuya misión, entre otras, le exige desarrollar una política de comunicación global dirigida a aumentar los niveles necesarios de donaciones que demande nuestra sociedad, haciéndolo de forma común para toda la Comunidad Autónoma y evitando las acciones particulares aisladas, creando un programa educativo específico que, a todos los niveles, permita enseñar todo lo referente a la hemodonación y a la hemoterapia.

En un estudio realizado para el ICHH en 1991 para conocer las razones por las que los canarios no donaban se recogió que, mayoritariamente, no lo hacían por la lejanía de sus domicilios a los puntos de extracción hospitalarios, los únicos que existían entonces, y el principal desmotivador para donar sangre quedó reflejado por “el miedo a donar”. Respondiendo a los resultados de este informe, el ICHH ejecutó la primera de sus acciones importantes: la implantación del sistema de unidades móviles, que desde entonces y hasta la fecha, recorren la geografía canaria, acercando la donación de sangre a todas las personas que quieran colaborar.

La calle y las Fuerzas Armadas, se convirtieron durante algunos años en las principales fuentes de materia prima para nuestro Centro Regional de Transfusión. También lo serían las donaciones procedentes de las universidades canarias y de los institutos, siendo el segmento de empresas muy poco desarrollado hasta el año 1996.

Dentro de la evolución normal del sistema, en marzo se inaugura el Banco de Sangre de esta provincia y el 20 de Abril de 1994 el primer Centro de extracción del ICHH en Tenerife siendo posteriormente, en el año 2004 cuando se inaugure la sede provincial del ICHH con su correspondiente Banco de Sangre.

Entre 1990 y 1996, el ICHH pasa de obtener 4.015 donaciones a conseguir 23.932, lo que supuso un 496% de incremento. Sin embargo, el total de donaciones obtenidas por los segmentos considerados como operativos geográficos (plazas y vías públicas, fuerzas armadas, universidades e institutos, empresas y otros) y publicado en la memoria del ICHH con referencia a los años 1990-1996, no presenta el equilibrio necesario. En esta memoria se recoge que en 1994 se cifra en un 42% el número de donaciones con origen en el segmento de fuerzas armadas, una dependencia excesiva de la donación de sangre procedente de soldados de reemplazo, algo plausible pero no adecuado ya que este operativo geográfico sólo alcanzaba el 11% como ocurría en esos momentos en  otras comunidades, como por ejemplo Galicia.

Este último hecho, al que debemos unir el proceso de profesionalización del ejército, causó un  problema crítico en el período comprendido entre los años 1997 y 2000, ya que el ICHH tuvo que realizar un esfuerzo considerable para evitar la caída de unas donaciones, que ya eran básicas para nuestro sistema sanitario. Hay que decir en honor al personal de este centro, que fue tesón y coraje, el que lo permitió superar, ya que ni los medios técnicos ni la inversión publicitaria se vieron incrementados.

La promoción de la donación de sangre continuó su evolución en Canarias de forma natural, conviviendo la donación intra y extra hospitalaria.

En 1998, el ICHH había llevado a cabo con éxito algunos de los aspectos que la Ley de creación del mismo le encomienda como es el desarrollo del programa de identidad corporativa, concibiéndose  como una empresa “primordialmente social y ética”. Se había diseñado el logotipo  del ICHH y se había implantado una filosofía propia de trabajo, en la que el donante de sangre ocupaba el más importante lugar dentro de este proceso, ya que su satisfacción con el acto de la donación de sangre debía ser plena: antes, durante y después de cada extracción de sangre.

Así mismo, se huía del ambiente propiamente sanitario, especializando al personal en una acción común: mimar al donante. Esta filosofía de gestión partía del principio básico de que los donantes son la única fuente de obtención de materia prima (la sangre), de modo que de su satisfacción con los servicios, depende en parte, su compromiso con la donación de sangre. Se debía, por tanto, eliminar los tiempos largos de espera, ofrecer un trato cordial, una atención personalizada, etc…, ya que de todo ello dependía que volvieran a donar sangre.

Todo el personal, independientemente del nivel jerárquico, debía desvivirse por atender de forma plenamente satisfactorias las demandas de los donantes. En suma, lo que  se pretendía era aplicar una cultura corporativa propia de personas y lejos de las normas de los funcionarios.

En esta misma línea de actuación, el ICHH transmitía a la sociedad en general y a los donantes en particular, el importante papel que ocupa en el proceso de la donación de sangre dentro del sistema sanitario, transmitiendo mensajes encaminados a percibir la donación como un acto altruista, solidario y periódico.

Otro de los aspectos relevantes a tener en cuenta es que en la Comunidad Autónoma no existía un registro único de donantes. Cada hospital disponía de “sus donantes” adquiridos en el tiempo con cierto sentido de propiedad, un error sin lugar a dudas. Los donantes realizaban un acto solidario y no entendían que existieran tensiones entre instituciones cuyo objetivo era el mismo. El hecho de que cada centro dispusiera de su propio carné, generaba también confusión en el donante. Por otro lado no entendían que se les llamara desde el ICHH, y a continuación, desde los hospitales o viceversa y hay que decir en su favor, que fueron pacientes y fundamentalmente considerados, puesto que el sistema no les ofreció un servicio profesionalizado de convocatoria hasta enero del año 2001.

Será entonces cuando empiece a funcionar el servicio de llamadas salientes del ICHH a través de las plataformas del 012 del Gobierno de Canarias y se produzca el proceso de centralización de la información de los donantes, a medida que los hospitales se integraban progresivamente en la RTC.

Aunque el ICHH disponía de bases sólidas y su personal, especialmente el dedicado a la promoción de la donación, había logrado un concienzudo aprendizaje en el tiempo, será a partir del año 2001 cuando este organismo empiece a asumir sus verdaderas responsabilidades.

Desde entonces, comienza un desarrollo integral de la promoción de la donación de sangre en todos sus aspectos. Como ya adelantamos, se profesionaliza la llamada telefónica y se ponen en marcha las necesarias campañas publicitarias y promocionales para que, mediante la aplicación de técnicas relacionadas con  marketing social, se pueda llevar a cabo el cambio de actitud a largo plazo de los canarios con respecto a  la donación de sangre.

Con directrices marcadas desde la  Comisión Técnica de Hemoterapia, se llevó a cabo la edición del Manual de Uso de Hemoderivados, transmitiendo a los profesionales la importancia que tiene una correcta transfusión o la adecuación lograda en la consecución del equilibrio entre las solicitudes y la distribución, aspectos todos ellos muy relevantes, puesto que son  elementos que han fortalecido este proyecto.

El ICHH como recoge la Ley, es por tanto la máxima autoridad en materia de hemodonación y hemoterapia de la Comunidad Autónoma Canaria, aunque sus méritos nunca deben medirse por su posicionamiento natural sino por sus logros como Centro Regional de Transfusión

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