El confinamiento se puede aprovechar para hacer muchas cosas que, normalmente, no tenemos tiempo para dedicarle.
Con una cámara DSLR y un teleobjetivo a 300 mm, con velocidad de disparo suficientemente alta (1/250 s, porque hay bastante luz), para que las vibraciones no afecten a la nitidez, he hecho una serie (empezando en diafragmas f/18, algo oscura con poco contraste, llegando hasta f/6.3, muy brillante sin contraste), para buscar la mejor apertura que permita ver detalles del relieve (que estando llena, aquí al 92%, es difícil por el ángulo de incidencia de la luz sobre la superficie lunar). Medición puntual. Evidentemente con trípode y autodisparo. La mejor apertura se encontró en: f/13 (esta foto), con una sensibilidad ISO 800 todas (serie de diez). Los mejores detalles: cráteres, sombras, cambio de grises en llanuras…, los ves ampliándola y en su borde.
Además de la Luna, estos días al atardecer, hacia el Oeste, vemos Venus a simple vista (hoy fase “medio Venus” e irá menguando con las semanas). Mejor cuando la bóveda celeste ha oscurecido y aún el planeta no se ha puesto. De madrugada (aproximadamente entre 4:30 h hasta el amanecer), hacia el Este, se ven tres planetas bastante próximos entre sí: Júpiter con sus franjas y satélites, el impresionante Saturno con sus anillos y Marte. Pero para esto, sí hace falta telescopio.
Con una mínima edición digital (sólo nitidez), podemos obtener la siguiente imagen a partir de la anterior:
Un confinamiento de lo más astronómico y, si puedes, astrofotográfico.
Unos días después, el 15 Abril, hacia las 7:29 h
Y ese “color” que es natural, debe ser por el ángulo de incidencia de los rayos de la luz solar