La necesidad de herramientas de concreción curricular

Índice de la publicación

Presentación: Mirar al presente con visión de futuro
Créditos
El reto que tenemos por delante
Escenario de partida en nuestra comunidad autónoma
El informe PISA para Canarias y su repercusión inmediata
> La necesidad de herramientas de concreción curricular
El proceso de elaboración de las rúbricas. Constructivismo social y enfoque comunitario
Los elementos de la rúbrica y su funcionamiento
El proceso seguido para llegar a la rúbrica
Atención inclusiva de la diversidad, diagnósticos, toma de decisiones y comunicación transparente
Pilotaje en los centros: estamos en el proceso
Conclusiones. Equidad y calidad con inclusividad: hacia una escuela de éxito para todos y todas
El trabajo que queda por hacer. Condiciones ineludibles
Bibliografía
Normativa de Interés
Rúbricas de Educación Primaria
Rúbricas de Educación Secundaria

El currículo es el referente para la práctica docente y, aunque contamos con los criterios de evaluación, la relación con las competencias básicas queda implícita o se establece de una forma muy amplia, resultando poco operativos para desarrollar una evaluación colegiada con carácter formativo y regulador, como hemos apuntado más arriba. Esto hace necesario que dispongamos de documentos intermedios que faciliten la conexión del currículo con la práctica de aula e integren la evaluación como un procedimiento transversal a la totalidad de los procesos de aprendizaje y de enseñanza, fomentando los primeros y regulando a la segunda.

Este planteamiento nos ha llevado a pensar que la mejor estrategia para conseguir el referido objetivo de una evaluación colegiada de las competencias básicas, pasa por un proceso de concreción curricular que se desarrolle coordinadamente con la participación de los docentes implicados, a partir de una metodología que lo sistematice [3]. Las herramientas para lograr esta concreción —en lo sucesivo nos referiremos a ellas con el nombre de «rúbricas» aunque también se conocen como matrices de evaluación [4] — deben resultar muy prácticas, tanto para el diseño de situaciones de aprendizaje como para la evaluación de los logros previstos. Por esta razón hemos considerado importante la integración del diseño y la evaluación de aprendizajes, enfatizando el hecho de que han de «formar parte de un mismo proceso», y no aparecer como extensiones independientes, ya que es precisamente esta desconexión lo que ha provocado el déficit de muchas propuestas didácticas. Expresado de otra forma que nos permita profundizar algo más: a menudo, la evaluación de los aprendizajes se ha tratado como un último paso, sin contemplarse desde el comienzo la relación entre qué queremos que logre el alumnado y cómo lo vamos a evaluar. En el peor de los casos se ha llegado a confundir la calificación de los «contenidos» —donde adquirirlos equivale a «reproducirlos»— con la de los aprendizajes [5].

El giro que proponemos con el uso de estas herramientas para abordar la relación «aprendizaje-evaluación» se puede expresar de la siguiente manera: lo que vamos a evaluar es lo que pretendemos que logren nuestros alumnos y nuestras alumnas. Esos logros son los que están expresados, en términos de comportamientos observables, en los criterios de evaluación y concretados en las rúbricas.

Estas rúbricas se han confeccionado bajo las premisas de 1) facilitar en gran medida la práctica educativa, en tanto que posibilitan a los equipos docentes analizar la relación sinérgica que se ha de alcanzar entre el proceso de enseñanza y el de aprendizaje y reflexionar sobre estos aspectos; 2) compartir un lenguaje para hacer buenos diagnósticos; 3) consensuar propuestas de mejora y tomar decisiones pedagógicas. Además, las rúbricas tendrán una repercusión decisiva en 4) el tratamiento de la diversidad y la acción tutorial, en la medida en que pueden tomarse como referencia para ofrecer un retroalimentación constructiva tanto al alumnado como a sus familias y, así, 5) invitarles a que sean agentes activos y corresponsables en los procesos de aprendizaje.

En lo sucesivo continuaremos pormenorizando las características de las rúbricas en cuanto a su confección y se precisarán las ventajas pedagógicas que se siguen de su uso. Sin embargo, es importante insistir en que se han construido para evaluar los aprendizajes o los desempeños contemplados en los criterios de evaluación, no para evaluar los «productos» elaborados por el alumnado, proceder que distanciaría a las rúbricas de las intenciones del currículo y de la evaluación formativa, perdiéndose todas las ventajas anteriormente reflejadas. Permítannos aclarar que los productos cumplen aquí la función de «instrumentos de evaluación», es decir, son medios para obtener evidencias que reflejen en qué medida el alumnado está alcanzando los aprendizajes planificados.


[3] Esta metodología de trabajo nos permitirá hacer revisiones que nos lleven al perfeccionamiento del producto. Tenemos consciencia de que su puesta en práctica en el marco de una situación de aprendizaje nos permitirá un desarrollo integrado del currículo.


[4] En el documento «Relación de términos para la evaluación de competencias básicas» hemos definido las rúbricas como «una herramienta de evaluación que describe el grado de dominio y calidad de adquisición de los aprendizajes competenciales. Tal como se ha concebido, para el proceso de evaluación que se propone desde la DGOIPE, es una tabla de triple entrada que establece una relación entre criterios de evaluación, criterios de calificación y competencias básicas. En esa relación, el criterio de calificación tiene la función de describir y orientar el comportamiento (desempeño) que se espera del alumno/a con un marcado carácter competencial. Ello implica que esta herramienta también cumple con otras funciones, como hacer diagnósticos y permitir el diseño de situaciones de aprendizaje, además de la de evaluar» Dirección General de ordenación, Innovación y Promoción Educativa, (2012): Relación de términos para la evaluación de competencias básicas. (http://www3.gobiernodecanarias.org/medusa/campus/ceps/2012-13/course/view.php?id=1019). Aquí insistiremos también en que la rúbrica es una herramienta intermedia para la concreción del currículo en el aula.

[5] Esta cultura se consolidó durante la LOGSE y puede que se deba, en parte, a una errónea comprensión de la relación entre conceptos, procedimientos y actitudes, que parecen haberse percibido como aprendizajes independientes.


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La evaluación colegiada de las competencias básicas en la Comunidad Autónoma de Canarias
Hacia un modelo de escuela inclusiva y sostenible.
Consejería de Educación, Universidades y Sostenibilidad del Gobierno de Canarias   |   Serie Ediciones Educativas Canarias, 2013
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