
El 17 de septiembre falleció nuestro querido compañero Antonio Marrero, al que en el IES llamábamos cariñosamente “Marre”. Trabajó muchos años como bedel en el centro de FP y luego en el IES hasta su jubilación.
Como por arte de magia, quienes tuvimos la inmensa suerte de compartir muchos años con él, comenzamos a recordar y a conversar entre nosotros y todas las cosas que recordábamos de nuestro Marre eran buenas. Creo que su mayor legado es ser recordado por ser buena persona, un ser generoso, amigable, divertido. Su capacidad de trabajo era sorprendente, pero más aún su predisposición para ayudar a las personas que lo rodeaban, desde arreglar un zapato o mochila rota hasta hacer artilugios para el carnaval, mezclar colores de pintura imposibles o socorrer a cualquiera que se encontrara en problemas. Los profes lo llamábamos “MacGiver” porque con un par de objetos y mucho ingenio se las arreglaba para arreglar o construir cualquier cosa. Él era así, dispuesto y presto a ayudar con el amor y la ternura que lo caracterizaban.
El profesorado del IES y, sobre todo el alumnado, adorada a ese hombre menudo, con las pilas cargadas todo el día y una sonrisa en los labios. Hoy ex-alumnado que se ha convertido en profesional de la educación y está trabajando en el IES lo recuerda también con una sonrisa en los labios.
¡Cómo no recordarlo en esas fiestas de Navidad, dándolo todo en la pista de baile y haciéndonos dar vueltas hasta el punto del mareo! Se enfadaba cuando los compañeros nos hacían sus discursos y nos daban diplomas o nos dedicaban canciones a las profes porque le restaba tiempo para bailar.
Compañero, te llevaremos siempre en el corazón, entre otras muchas cosas, porque hiciste nuestro día a día más fácil y agradable y dejaste huella en nosotros.