El viernes 23 de mayo de 2025 falleció nuestro querido director, D. Jaime Mir Payá, quien estuvo al frente del IES San Matías entre 2007 y 2011.
Justamente tres años antes, el 23 de mayo de 2022, me envió el relato que a continuación se publica La Formación en tortuga, el cual yo le había solicitado con motivo de la celebración del 25º aniversario del centro. Me pidió que lo guardara, y así lo hice. Hasta hoy, solo el equipo directivo de aquel momento lo había leído y disfrutado. Hoy, lo comparto con toda la comunidad educativa del IES San Matías, a la que él tanto apreció y dedicó este relato.Jaime nunca se desligó de nosotros. Siempre estuvo dispuesto a ayudar, aconsejar y a venir al centro para impartir formación en convivencia. Seguía de cerca la evolución de su querido Museo Educa Yacimiento Barranco del Muerto, compartía nuestros avances y celebraba nuestras mejoras.
Siguió siendo parte de la comunidad educativa que formamos, y aún conserva en el instituto a muchos y muchas compañeras que lo recuerdan con cariño.
Gracias, Jaime, por tu dedicación, por ser un ejemplo de persona íntegra, profesional, humana, y por dejar una huella imborrable en nuestra historia.
Sisa Padrón Peña
Directora del IES San Matías.
LA FORMACIÓN EN TORTUGA
Respeta y defiende el orden moral de la comunidad de la misma manera que harías que la comunidad respetara y defendiera tu autonomía.
Creo que, en general, nuestra vida mejora en función de qué y cómo hacemos hoy y también de mantener una mirada creativa y positiva hacia el mañana. El ayer, sin embargo, más difícilmente despierta mi interés. No puedo evitar la sensación de que mi memoria escasa y de natural optimista me juega malas pasadas y recuerda eficientes molinos de viento donde había gigantes.
Me han pedido un ejercicio de retrospección y mi lealtad a los amigos me lleva a rememorar mi tiempo en el IES San Matías.

Tengo un recuerdo fundamentalmente cálido y feliz de los diez años que pasé en el IES San Matías. Por contraste con otras experiencias personales y profesionales que había tenido antes y tendría después, quizás la impresión más vívida que me queda de aquellos cursos es la de haber asistido al parto y crecimiento de una criatura (la comunidad educativa) que había sido concebida formalmente ahora hace 25 años con la propia creación del IES (como en todos los centros educativos españoles había sido repetidamente anunciada en todos sus documentos institucionales) pero que como es lógico tardó un tiempo en enseñar el hocico.
En otros institutos viví relaciones muy estrechas con mis compañeros de oficio, incluso hasta el extremo de tener un cierto sentimiento de participar en una suerte de formación en testudo (o tortuga) al modo de las legiones romanas en las que el profesorado se organizaba y con nuestros escudos bien dispuestos nos sentíamos protegidos del vetusto enfrentamiento con alumnado y familias.
Sólo en el IES San Matías he tenido la impresión de que bajos los scutum de la tortuga nos encontrábamos todos (o casi todos) los miembros de la comunidad educativa defendiéndonos mutuamente de los embates de la vida exterior.
Siempre hay legionarios (ya sean familias, alumnos, profesores o personal no docente) que no se integran en la tortuga y quedan expuestos a las flechas bárbaras. Aunque lo excusemos en su propia decisión autónoma, una suerte de inmolación anunciada, lo cierto es que la incapacidad de seducirles para cobijarse bajo el escudo común de la tortuga queda siempre en el debe de quienes, desde diferentes responsabilidades debimos conseguir su protección. Siempre hay bajas.
Vivir juntos, que es lo más a lo que aspiran muchos, no es convivir (“con” procede de latín cum, prefijo que expresa participación o cooperación), ni vivir en comunidad. se extiende a varios) Comunidad (del griego koinótēs, lo que es común, que pertenece o comunes. es por tanto el conjunto de personas vinculadas por características o intereses Y así, cuando vives en comunidad, renuncias a tus intereses personales si están contraindicados con los de los otros. ¿Cómo se transforma una organización en una comunidad? Una comunidad está viva mientras tiene proyectos. Un proyecto no es más que el intento ilusionante de enfrentarun reto nuevo, un aspecto de mejora, traer un bien. La naturaleza de los proyectos es divergente por eso permite integrar los legítimos intereses individuales en los colectivos.
Respeto y promoción a los proyectos individuales y colectivos, esa es una de las claves que transformó la organización del IES San Matías en la comunidad del IES San Matías. Como dice el refrán: Dios los cría y ellos se juntan. Aunque procedan de clases o lugares distintos, los que son de la misma condición y criterio tienden a unirse. Profesionales que disfrutan de su trabajo, alumnos que quieren crecer en todos los sentidos, familias que buscan y ofrecen apoyo. ¿Qué diferencia al que atiende eficaz y amable al timbre de la puerta, del que limpia los baños con dedicación, el que colabora con quien le da protección, conocimiento y nuevas experiencias, la que siempre ven un espacio y un tiempo para educar donde otros sólo ven rutinas o problemas, el que cuida de los suyos y de los que no son suyos más que por convivencia? ¿Acaso les diferencia más de lo que les puede unir?
En la ley, se nos dice que una comunidad educativa está formada por cuatro sectores: las familias, el alumnado, los trabajadores no docentes y el profesorado. Aún así, la diversidad en cada uno de esos sectores es enorme. Hay organizaciones que buscan predominantemente una utilidad concreta y sus miembros aportan su trabajo a cambio de una remuneración (económica, académica, de tiempo libre o exención de responsabilidad) frente a otras que están orientadas al cumplimiento de una misión, una tarea. Estas últimas se cohesionan mediante un compromiso moral, una motivación orientada al otro:
Familias que buscan lo mejor para sus hijos y quienes les cuidan, alumnado que quiere satisfacer las expectativas de sus familias y de los trabajadores del centro, trabajadores que se implican en el proyecto de vida que las familias y sus alumnos desean. No es sencillo escapar de los enemigos de lo comunitario. Entre esos enemigos de lo comunitario están los cavadores de trincheras que les defienden del otro, los que nunca negocian, los defensores de lemas y estandartes de todo tipo que han de flamear siempre y que valen más para ellos que las personas que los portan, los constructores de discursos en los que se precisa quiénes caben allí, los que ignoran las condiciones en las que se desempeña la vida de los demás, quienes priorizan sus intereses a los de los demás, los que ya conocen la verdad y no tienen nada que aprender. En estos últimos meses he tenido ocasión de ser atendido por una sanitaria en el HUNSC y por un dependiente en una gasolinera con los que compartí aula en el IES San Matías.

Fue una experiencia entrañable y afectuosa, como cuando transcurrido muchos años te encuentras con un antiguo compañero de colegio. Claro que exactamente eso es lo que me había pasado, habíamos convivido en el IES San Matías.
Jaime Mir Payá
23 de mayo de 2022