Situaciones de aprendizaje

PRESENTACIÓN

El proyecto educativo Constelación de escritoras canarias, impulsado por el Servicio de Innovación de la Dirección General de Ordenación, Innovación y Calidad de la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes, se ha visto implementado con un total de 29 situaciones de aprendizaje: 24 para Secundaria (por cada una de las escritoras) durante el curso 2019/2020 y 5 para Primaria (una de carácter general y otras 4 sobre las escritoras Inocencia Páez, Isabel Medina, Lola Suárez y Pepa Aurora) durante el curso 2020/2021.

Este proyecto se ha desarrollado a partir de la transversalidad y colaboración del Área de Comunicación, del Área de Igualdad y Educación Afectivo-Sexual y del Programa Enseñas del Servicio de Innovación Educativa.

Estas situaciones de aprendizaje permitirán dotar al profesorado de herramientas didácticas que concreten y planifiquen durante el curso el trabajo con esas escritoras y que contribuyan al desarrollo de contextos de aprendizaje, metodologías, agrupamientos y productos que favorezcan la participación del alumnado. En esencia, todo ello debe repercutir en el estudio y divulgación de la vida y obra de estas escritoras, así como en la creatividad del propio alumnado para acercarse a ellas. Igualmente, se podrán concretar en principios de defensa de la igualdad entre hombres y mujeres, una sociedad crítica y la extensión de principios democráticos e inclusivos.

Estos recursos se enmarcan dentro del Plan para la Igualdad y prevención de violencia de género de la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias y han sido financiados con cargo a los créditos del Pacto de Estado contra la Violencia de Género del Ministerio de Igualdad.

PRIMARIA

1º ESO

Prácticas Comunicativas y Creativas (PVY)

  Recursos de la SA

Lengua Castellana y Literatura (LCL)

Cecilia Domínguez SA

2º ESO

Lengua Castellana y Literatura (LCL)

  Recursos de la SA

Prácticas Comunicativas y Creativas (PVY)

  Recursos de la SA

Lengua Castellana y Literatura (LCL)

  Recursos de la SA

3º ESO

Lengua Castellana y Literatura (LCL)

  Recursos de la SA

Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos (EUT)

Lengua Castellana y Literatura (LCL)

  Recursos de la SA

4º ESO

Lengua Castellana y Literatura (LCL) e Historia y Geografía de Canarias (HOF)

  Recursos de la SA

Lengua Castellana y Literatura (LCL)

  Recursos de la SA

Lengua Castellana y Literatura (LCL)

  Recursos de la SA

Lengua Castellana y Literatura (LCL)

Lengua Castellana y Literatura (LCL)

  Recursos de la SA

Lengua Castellana y Literatura (LCL)

  Recursos de la SA

Lengua Castellana y Literatura (LCL) e Historia y Geografía de Canarias (HOF)

  Recursos de la SA

Lengua Castellana y Literatura (LCL)

  Recursos de la SA

Lengua Castellana y Literatura (LCL)

1º PMAR

Ámbito Lingüístico y Social (MBS)

  Recursos de la SA

1º Bachillerato

Literatura Universal (LIE)

Elsa López SA

2º Bachillerato

Lengua Castellana y Literatura II (LNG)

  Recursos de la SA

Literatura Canaria (LCA)

Josefina Plá SA

Literatura Canaria (LCA)

Literatura Universal (LIE)

  Recursos de la SA

Literatura Canaria (LCA)

Digna Palou Cruz

Texto: Covadonga García Fierro

Kenia Martín Padilla

 

Digna Palou Cruz

1927 – 2001

“Tu cuerpo no es tu única riqueza, debes amar lo viejo”

 

 

Tacoronte, 10 de octubre de 1927 – Tenerife, 25 de junio de 2001
La infancia de Digna Palou Cruz transcurre en la casa que su familia tenía en la calle Tabares de Cala, número 20, en San Cristóbal de La Laguna. Su padre, Jaime Palou Pubill, era funcionario de aduanas. Su madre, Digna Cruz Regalado, murió en el parto. Jaime Palou Pubill casó en segundas nupcias en 1930 con Natalia Hernández Hernández, maestra nacional, con quien tuvo a su segundo hijo, Jaime, el único hermano de la poeta, también fallecido.
La Guerra Civil Española estalla a los pocos días de que Digna Palou Cruz cumpliera nueve años. Su padre es detenido el 17 de octubre de 1936 y acusado de rebelión. Pudo salvarse de ser fusilado, pero fue condenado a trece tortuosos años de prisión. Ella solía visitarle a menudo para llevarle comida, medicinas y regalos. Por tanto, pasó gran parte de su infancia y de su adolescencia haciendo visitas a la cárcel. Todo ello repercutió en su desempeño académico: según su libro escolar, cursó estudios desde 1939 hasta 1946 en el Instituto Cabrera Pinto de La Laguna, los primeros años con calificaciones regulares debido a las faltas de asistencia que acumulaba por ir a ver a su padre.
Sin embargo, a partir de la liberación de Jaime Palou Pubill durante el curso escolar 1943-1944, sus calificaciones experimentan un gran cambio, pasando a obtener las mejores notas de todo su bachillerato. Digna Palou Cruz adoraba a su padre, por quien siempre profesó veneración y respeto. Tras su liberación, cuando Digna contaba solo dieciséis años, comienza una etapa de gran felicidad para ella. Obtiene su título de bachiller universitario en septiembre de 1946 y se matricula en el primer curso de Derecho en la Universidad de La Laguna. Conoce al novel poeta Julián Herraiz, con quien se promete, y su padre decide emanciparla en marzo de 1948. No obstante, este será el principio de su tragedia personal.

Nada más emanciparla, su padre abandona a la familia y emigra a Venezuela para iniciar una nueva vida. Y ese mismo año, el 11 de septiembre de 1948, muere Julián Herraiz, el amor de su vida, debido a una enfermedad renal. La pérdida simultánea de su padre y de su amado, sus dos referencias vitales, le provocan una profunda desesperación que la llevará a intentar quitarse la vida, tal como recogen los documentos hospitalarios que aún se conservan.
Tras recuperarse, decide irse sola a Madrid, encuentra allí un trabajo como institutriz y conoce al que será el padre de sus hijos, con quien se casa el 15 de octubre de 1952. El marido de Digna Palou Cruz, Manuel González de Linares y Ruiz de Velasco, era un gran esquiador y montañero: fue miembro del equipo olímpico español de esquí y participó en las Olimpiadas de Garmisch-Partenkirchen en 1936. No obstante, tuvo que formar parte en la División Azul entre 1941 y 1943, volviendo del frente ruso mutilado de un brazo con veintidós o veintitrés años.
Según el Libro de Familia que se conserva, en el momento del casamiento, celebrado en la Sierra de Guadarrama (Madrid), él tenía treinta y un años y figuraba como empleado en el equipo de gestión de la compañía Iberia; mientras que Digna Palou Cruz tenía solo veinticinco años y no figuraba su verdadera profesión, sino únicamente la coletilla “sus labores”.
El primer hijo de la pareja, Juan Manuel, nace en noviembre de 1955. Su hermano, Jaime, dos años más tarde. Durante la infancia de sus hijos, Digna Palou Cruz no quiso trabajar fuera de casa. Se dedicó por entero a la educación de Juan Manuel y Jaime, que nunca fueron a la escuela. Gracias a ella, Juan Manuel pudo hacer el examen de ingreso a los ocho años y empezar el bachillerato dos años antes que la media; entrar en la universidad a los diecisiete y convertirse en diplomático a los veinticinco.
Juan Manuel recuerda a su madre como una mujer muy activa, deportista, extrovertida, alegre y con carácter. Solía vestir con pantalones y llevar el pelo corto a lo garçon, además de conducir el coche familiar ya en los inicios de los años sesenta. Con la perspectiva que ofrece el tiempo, estos recuerdos muestran la singular personalidad de la escritora, que sin duda fue una mujer muy moderna y adelantada a su tiempo en muchos aspectos. Sus deportes favoritos eran la natación, la vela y el buceo. El agua era su elemento favorito.
Siempre tuvo una gran afición por las conferencias, en especial de literatura, historia y arte. Salía a menudo con sus amigas, con las que solía ir al cine y disfrutar de conciertos de música clásica y obras de teatro. Como anécdota, cabe destacar que su afición por el cine era tan grande que tenía localizadas todas las salas de cine de Madrid, además de haber anotado cuáles eran las mejores butacas en cada una de ellas. Otra curiosidad es que le encantaba disfrazarse: de artista de cine, de Charlot, de sirenita, de guerrera africana, etc.
Viajar también era otra de sus pasiones, descubrir la geografía española, sus monumentos, yacimientos arqueológicos y curiosidades. Las excursiones y el contacto con la naturaleza le encantaban, en especial los reinos vegetal y mineral. Coleccionaba fósiles, piedras de formas curiosas, e incluso durante un tiempo se dedicó a montar un herbario profesional.
El hijo menor, Jaime, había nacido con un tamaño más pequeño y una mayor fragilidad, requirió un tiempo de incubadora y era muy enfermizo. Falleció a la edad de seis años de un cáncer de hígado. Esta pérdida golpeó de lleno a sus progenitores, especialmente a Digna, que por tercera vez debía enfrentar la pérdida de un ser tan querido. De hecho, según el testimonio de Juan Manuel, Digna nunca aceptó la muerte de su hijo. Desde 1963 siguieron años muy duros, marcados por la desesperación de Digna y la depresión de su marido, Manuel, ambas patologías crónicas. Más aún, en 1967 aparece su primer poemario, Árbol tendido, inspirado en la dolorosa muerte de su hijo.
Digna Palou Cruz recupera el pulso de su vida habitual a finales de los años sesenta y decide volver a formarse. En 1969 sigue el I Curso de Formación de Narradores de Cuentos Infantiles de la Comisión Católica Española de la Infancia; en 1971 hace el Curso de Biblioteconomía, en la sección de Archivos y Documentación, en el Instituto Internacional; y también en 1971 se matricula en cursos de lengua rusa en la Escuela Oficial de Idiomas. En 1973 se publica su segundo poemario, Nudos, y en 1974 se hace socia del Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid, en cuyo carné figura, por fin, su verdadera profesión: escritora. Ese mismo año publica su tercer libro, Isótopo 56. Su marido le otorga la licencia marital, quedando con total libertad para disponer de recursos propios y también para firmar los contratos y acuerdos que precisaba para publicar sus libros. Además, también retoma en los años setenta su trabajo como institutriz, con el objetivo de poseer cierta independencia económica.

En 1977 se edita su cuarta entrega poética, Isla de septiembre. Asimismo, se matricula también en el Instituto Italiano de Madrid, donde seguirá durante muchos años los cursos de lengua y cultura italianas. Había estudiado alemán en su juventud y tenía conocimientos de francés, pero ahora adquiere el italiano como segunda lengua. Más aún, Italia y la cultura italiana serán, tras la muerte de su esposo en 1980, un punto de referencia. Viajará a Italia varias veces y encontrará allí de nuevo la alegría de vivir y el amor, esta vez como una experiencia que, a pesar de que no tener continuidad más allá de unos pocos años, le resultará muy serena y enriquecedora. No será hasta 1987 cuando aparezca Rumor de límites, el quinto libro de Digna Palou Cruz.
En cuanto a sus relaciones en el ámbito literario, cabe destacar que llegó a publicar algunos poemas en medios como ABC y Bellas Artes, y mantuvo amistad e intercambio poético con escritores como Gloria Fuertes o Gerardo Diego, su mecenas y gran amigo. En total, cinco poemarios constituyen su producción poética dirigida al público adulto, si bien es cierto que en ellos se intercalan también algunos textos que podrían dirigirse al público infantil, como pequeñas rimas y canciones.
A pesar de residir en Madrid la mayor parte de su vida, cabe señalar que entre los recuerdos de Juan Manuel también está la añoranza que su madre sentía por Canarias. En el salón de su casa de Madrid, había un gran lienzo de El Teide y un timple. Además, siempre se consumía gofio durante los desayunos. En este sentido, siempre se identificó como una mujer canaria. Tras su fallecimiento, que tuvo lugar el 25 de junio de 2001 en Tenerife, sus cenizas fueron esparcidas en el mar de la isla.

 

 

· Árbol tendido (Ediciones Ágora, Madrid, 1967) es el primer poemario de Digna Palou Cruz. Está inspirado en la dolorosa pérdida de su hijo Jaime, que falleció a los seis años a causa de un tumor. Utiliza formas clásicas como la del soneto, y experimenta con la métrica y con la rima, aunque no todos los poemas siguen una estructura definida.

 

 

· Nudos (Rialp, Madrid, 1973) es su segundo poemario. En él, la autora desarrolla una poesía existencial, de tono pesimista, de desencanto vital. Con un nuevo lenguaje, ya desprovisto de estructuras clásicas y de rima, con un verso libre más largo y narrativo, la autora reflexiona en torno a la deshumanización del mundo, la desconfianza en las promesas del maquinismo y del progreso técnico, así como en el propio ser humano y en la ciencia.

 

 

· Isótopo 56 (Aldebarán, Sevilla, 1974) es una obra dedicada a Juan Manuel. La poeta vuelve, a través de sus recuerdos, a revivir el proceso de crecimiento y maduración del hijo que sí vivó. Digna Palou no se paraliza ya ante la angustia ni profundiza en el sufrimiento. Por el contrario, el propósito de este ejercicio de volver al pasado, de rememorar, es precisamente tejer un libro lleno de buenos deseos y recomendaciones para alcanzar la felicidad. La poeta tiene conciencia de que el lenguaje de Nudos, caracterizado por el verso libre y la ausencia de rima, es el que desea consolidar aquí, y así lo expresa en estos versos: “Hablarte con sintaxis abiertas, / libres como el mar y las montañas”. Así, a través del verso libre y las formas verbales imperativas, que predominan a lo largo de toda la obra, la escritora orienta a su hijo a partir de la experiencia de su propia vida, le anima a superar los obstáculos y le da orientaciones para ser una buena persona.

· El cuarto poemario de Digna Palou se titula Isla de septiembre (Colección Dulcinea, 1977), y está dedicado a su isla natal, Tenerife. El tema que predomina en la obra es la añoranza del paisaje de la isla de Tenerife, y la propia isla como signo y como símbolo de sí misma, dado que en ocasiones la voz poética se identifica con la propia isla.

 

 

 

· Rumor de límites (Ediciones Torremozas, Madrid, 1987), el quinto y último poemario de la autora, es una obra cuyo eje temático es el desamor. En este libro, encontramos imágenes y versos de una gran belleza, a través de los cuales la autora reflexiona en torno a la naturaleza del amor y describe qué se siente al estar enamorada. No obstante, en ocasiones también hallamos una concepción del amor con tintes neorrománticos, pues el sentimiento amoroso aparece unido a la oscuridad, el dolor, el engaño e incluso la muerte.

 

 

 

 

 

Quizás sea el último poemario de Digna Palou Cruz, Rumor de límites (1987), el que mejor nos permita analizar la concepción del amor de pareja que predominaba en la época en la que fue escrito. Como se puede apreciar, en sus versos encontramos los tópicos o mitos que habitualmente se relacionan con el amor romántico, como por ejemplo la idea de que el amor lo puede todo o que los buenos momentos merecen la pena siempre, a toda costa: “Aquel que ama no mide el tiempo ni la ausencia, / sólo mide el brillo de lo amado y su propia oscuridad”; “Amar es estar herido por lo que se ama / con una extraña dulzura”; “Adivino tus rincones oscuros / donde no puede entrar mi mirada: / son tus monstruos, / monstruos que dormitan en no sé qué brazos, / en no sé qué féretros”. Como se puede observar en estos versos, el amor aparece ligado a la herida, al dolor, e incluso a la muerte.
Lee sus textos

Del poemario Árbol tendido (1967)

Ventana del invierno, tus maderos
se me queman al sol que hoy ha nacido,
ábrete ya, que el aire me ha vertido
raudales de los brotes duraderos.

Nacer, que estaban muertos los primeros
árboles de mi bosque prometido.
Nacer las nuevas ramas y el sentido
de la savia por vasos verdaderos.

Qué goce triste en mí y cómo tengo
la mano florecida de ilusiones
y el alma abierta al rumbo señalado.

Bajo estrellas de ti, contigo vengo.
Mis pies en las inéditas regiones,
de tu sueño que busca mi cuidado.

Del poemario Nudos (1973)

No hay diferencia alguna entre el mar, el árbol y la televisión.
Hay un cordón umbilical
que une ese artefacto con nuestro vientre.
¡Por eso somos geniales!
Como dioses sin piedad,
hemos creado ese amasijo de cables,
de botones eléctricos,
lleno de voz humana,
de nuestra propia imagen,
hecha a semejanza nuestra.
¡La televisión está con nosotros!
Nos tiene ensimismados,
nos entra por los ojos,
los oídos…
y ya solo somos como ella,
amasijo de cables
y de botones eléctricos.

Del poemario Isótopo 56 (1974)

Quiero que te obligues a comprender en lugar de juzgar,
que olvides el instinto de muerte
que obra en nuestra historia,
la técnica que ya llega a un grado de locura,
los dioses muertos y las ideologías extenuadas.
Porque no quiero verte desvalido,
odiando a gritos
o matando en silencio,
acomodado a la mentira ni a la servidumbre.
No trates de rehacer el mundo,
pero impide que el mundo se deshaga,
y no te importe luchar,
sin odios y sin armas,
por ese compromiso.

Del poemario Isla de septiembre (1977)

Estoy ante ti, isla,
como una niña ante el agua,
ante el primer océano que descubrieron
sus ojos no nacidos.
La tierra sobre ti se quiebra,
en los acantilados llenos de golondrinas de mar.
Estoy envuelta en vida.
Un nuevo signo mágico se levanta por todas partes,
se ocultan las golondrinas
y ya no hay prueba de que la noche exista.
Del poemario Rumor de límites (1987)
(1)
Inventaré un verano para ahuyentar el frío,
porque el invierno es una triste soledad para mí.
Inventaré las hojas de los árboles,
el rumor de los sauces,
el graznido de las grises pardelas,
las velas de los barcos distendidas,
la luz sobre mis ojos.
Inventaré delfines
saltando del agua a mi regazo,
y cálidas arenas de prodigiosos soles.
Todo es mucho más fácil que poder
inventarme tus palabras.

(2)
La añoranza es como un trozo de luna
en el agua helada de un pozo.
Y me siento como la piedra sumergida,
lanzada por un niño osadamente
para ver si es profundo.
Esa piedra que se queda para siempre en el fondo,
ahogada.

 

El domingo 31 de octubre de 1993, aparece en El Día una entrevista de la escritora María de los Ángeles Teixeira Cerviá a la poeta Digna Palou Cruz.
En esta entrevista, entre otros aspectos, Digna Palou Cruz habla sobre las que fueron sus primeras lecturas, con predilección por Joaquín Romero Murube y Pedro Salinas. También habla de la enorme emoción que sintió al leer la novela Mararía, de Rafael Arozarena, y de sus años en el Instituto de La Laguna.
Asimismo, se exponen los medios en los que Digna Palou colaboró, como por ejemplo la revista Alaluz, dirigida por Ana María Fagundo, además de otras revistas hispanoamericanas, o los principales periódicos de Madrid: ABC, Ya, Informaciones, El Alcázar y Bellas Artes.
Pero, además, se recopilan algunas de las críticas que se han hecho a la obra de Digna Palou, entre las que destacamos las de Domingo Pérez Minik, Gerardo Diego, M. García Viñó o Guillermo Díaz-Plaja.
Finalmente, cabe destacar que en esta entrevista Digna Palou hace alusión a varios proyectos literarios, concretamente, dos libros de cuentos (Cuentos a Pitusa y Sueños de porcelana) y un poemario que se llamaría Ancla en tierra. Sin embargo, hasta la fecha no se han encontrado libros en prosa entre las pertenencias de la autora. Tampoco se ha hallado ningún poemario inédito con el título Ancla en tierra.

Bibliografía
Palou, D. 1967. Árbol tendido. Ediciones Ágora, Madrid.
Palou, D. 1973. Nudos. Rialp, Madrid.
Palou, D. 1974. Isótopo 56. Aldebarán, Sevilla.
Palou, D. 1977. Isla de septiembre, Colección Dulcinea, Madrid.
Palou, D. 1987. Rumor de límites. Torremozas, Madrid.
Palou, D. 2003. De nardos y brisas. Poesía completa. Ediciones Idea.
Palou, D. 2019. Poesía completa. Edición e introducción crítica de Covadonga García Fierro. Gobierno de Canarias.

Nota:

(1). Las autoras de esta ficha biográfica queremos agradecer públicamente la colaboración de Juan Manuel González de Linares Palou, hijo de Digna Palou Cruz, quien nos ha facilitado la información que contiene esta ficha, además de permitirnos contrastar y corregir datos sobre la autora que, por desgracia, figuran mal en Internet y en numerosos trabajos institucionales y de investigación. Por ejemplo, en la mayoría de las fuentes aparece que su segundo apellido es Rodríguez, o que su hijo Jaime falleció con ocho años. Ambos datos son incorrectos.

Ámbito Lingüístico y Social (MBS)

1º PMAR

  Recursos de la SA

IES José Frugoni Pérez

El alumnado recita el poema “Árbol tendido”

Josefina Zamora

Josefina Zamora. Foto de Poldo Cebrián

Texto: Covadonga García Fierro

“La mirada infinita de Josefina Zamora”
Josefina Zamora Lloret (Alicante, 1920 – San Cristóbal de La Laguna, 2006)

 

 

 

Josefina Zamora Lloret es una periodista y brillante narradora, desconocida en gran parte porque solo llegó a publicar un libro de relatos.
Estudia el bachillerato en el Instituto Pérez Galdós de Gran Canaria. Posteriormente, cursa estudios de Magisterio y se licencia en la primera promoción de Periodismo de Canarias. En 1980, publica la tesina Estudio sobre La Aurora. Semanario de Literatura y de Artes (1847-1848); y en 1994, el único libro de creación literaria escrito por esta autora, La mirada infinita.
El 27 de julio de 1980 aparece en el periódico El Día una entrevista de Ernesto Salcedo a Josefina Zamora. Gracias a este documento, conocemos algunos datos importantes sobre las influencias literarias de la autora y su dedicación a la escritura creativa: “Soy una infatigable lectora y no tengo demasiada exigencia, lo leo todo, desde una receta hasta unas estadísticas, pero mi pasión son los escritores del siglo diecinueve. Escribo desde siempre, aunque nunca lo he hecho de manera continuada […]. He de confesar que, ciertamente, después de escribir, siento una gran paz”. Sobre La mirada infinita, Zamora confiesa: “tengo una colección de cuentos que no sé si alguna vez publicaré y en los que muestro un sentido catastrófico de la vida que no puedo remediar”.
Tanto en esta entrevista como en la nota biográfica de su primera publicación, el exhaustivo Estudio sobre La Aurora (1980), Josefina Zamora hace alusión a su entrega a la literatura. Aquí se anuncia que la autora “en la actualidad prepara un libro de cuentos”. Sin embargo, La mirada infinita no verá la luz hasta catorce años más tarde, razón por la que intuye que la escritura de este libro de relatos fue fraguándose durante mucho tiempo, para dar como resultado un compendio de treinta y seis cuentos atractivos y sorprendentes.
Tras el fallecimiento de la escritora, la inmensa biblioteca privada que atesoraron Josefina Zamora y su marido, el también escritor Ventura Doreste, es donada a la Universidad de La Laguna, donde actualmente se puede consultar el Fondo Doreste-Zamora.

 

Josefina Zamora Lloret dedicó su vida al periodismo. Su actividad laboral se concentra en la revista El Museo Canario y los periódicos El Eco de Canarias, El Noticiero del Lunes, La Provincia y El Día.

 

· Los brazos de Irene, relato de Josefina Zamora, precedido de una introducción de Covadonga García Fierro sobre su biografía:
(Revista Fogal, 2016): https://www.revistafogal.com/2016/07/05/los-brazos-de-irene/

 

· Número monográfico sobre Josefina Zamora, coordinado por Covadonga García Fierro, en la revista Cuadernos del Ateneo (número 33, 2015). Incluye tres artículos críticos sobre su obra y una selección de textos:

http://www.ateneodelalaguna.es/content/view/861/13/

 

 

 

 

Del relato Los brazos de Irene (fragmento)

En mis largos insomnios maldigo el momento en que la conocí: tan apacible, tan segura; recuerdo el momento en que me habló con voz que encerraba la luz y el olor de la miel, con una voz tan indefinible, tan poco sonido, que parecía el roce de una ola moribunda, que te deja la huella de una gota de agua llena de sol, una voz que produce el efecto de esa lluvia suave, dulce, que llena la ciudad de rumor de sol y que te moja sin que te des cuenta; es una de esas raras voces que se oyen más en la piel que en los oídos, es una voz para el tacto.

Josefina Zamora
Foto: Poldo Cebrián

Aquella voz y el blanco resplandeciente de su piel me hechizaron; era, además, muy bella y me escuchaba con tanta atención, casi arrobamiento, con tanta vibración de su ser que, para justificar esta devoción, a mi perfección natural quise añadir la perfección que da la sabiduría y, en verdad, lo conseguí.

Las filosofías dejaron de tener misterio para mí, todo conocimiento que llevara a la perfección del ser humano dejó de serme extraño. Pero también ella subió en la escala de su amor hacia mí, tan sumiso amor que, si no hubiese sido por su perfección, se me habría hecho intolerable. Todos sus gestos eran como su voz: miel. Cuando comes miel, comes luz y olor.

Por la mañana me despedía con un beso tan dulce, tan persistente, que yo notaba que aquel beso formaba parte de algún hechizo, que hacía que toda mujer con quien tratase quedara castrada de todo rasgo femenino para mí.

Al volver me recibía siempre como el agua nos recibe, digo agua y no mar, ni lago, ni río, porque el agua en mar, lago y río se abre para acogerte, te rodea, se cierra a tu alrededor, quizá decir solamente agua tenga el sentido cósmico que tenía aquel beso para mí.

También sientes que ese agua no se entrega del todo, que se reserva una parcela que tú no alcanzas y que pertenece a la región del miedo, es una sensación que apenas dura un parpadeo.

Por el tiempo en que empezó esta historia, yo ya era un cirujano de renombre, pero mi afán de superación hizo que al mismo tiempo que conseguía mi perfección como persona, la consiguiese como cirujano.

Me especialicé en todas las ramas de la cirugía: ojos, piernas, senos, cerebro, no tenían secretos para mi bisturí. Todo esto lo hice sin tener un claro designio de por qué lo hacía. Pero de pronto un ramalazo de luz iluminó mi espíritu, fue un atardecer: estaba yo envuelto en sus brazos, recuerdo el instante vívidamente, le declaré una vez más mi amor, le recordé su promesa de suicidarse después de mi muerte, y al fin se lo pedí. Noté el estremecimiento de todo su ser, sus envolventes brazos se hicieron más posesivos que nunca y dijo… sí. Respiré hondo y, poco a poco, recuperé la serenidad.

Primero fue un pie y era ridículo ver tanta belleza desnivelada, los amigos se extrañaron, ya que nunca había estado enferma: dijimos que fue una motocicleta, este accidente y los sucesivos ocurrían en nuestros viajes. Por aquel entonces yo asistía a muchos congresos de cirujanos, siempre acompañado por mi mujer.

El muñón de la rodilla dio mucha lata para cicatrizar, fue en París. Apenas podía mantener el equilibrio, dependía de mí pero no del todo, yo no quería que usase muleta, prótesis, no me gustaba tocar nada ajeno a su cuerpo.

No sé cómo lo conseguía, pero estaba siempre perfectamente arreglada y la casa impecable, aunque ya habíamos despedido, de común acuerdo, a la cocinera y a la criada; ella porque le dolían las miradas de conmiseración de las dos mujeres, yo por no sé qué extraño sentimiento de defensa.

De Alemania vino ya sin uno de sus muslos y era curioso el esfuerzo que hacía para no caer, el grito tan extraño que daba cuando caía y que nunca pude desentrañar, aunque lo intenté. Ella decía que no gritaba.

Yo retiraba de su alcance todo aquello que le pudiese servir de apoyo: las sillas alineadas a lo largo de la pared parecían esperar a los asistentes a un duelo, pero ella saltaba obstinada hasta llegar a mí con una sola pierna y rodearme con sus brazos de aquella manera absoluta, tenía los brazos tan llenos de amor que yo me sentía desfallecer, a veces se me llenaba el alma de pena por su belleza, por mi amor insaciable y lloraba con lágrimas incontenibles y entonces ella abría enormemente los ojos en un intento de absorber mis lágrimas.

Cuando oía mi llave en la cerradura venía hacia mí como un avestruz con una sola pata, yo veía el aletear de sus brazos, que la hacían mantener el equilibrio. Cuando llegaba hasta mí me envolvía con su abrazo, cuyo olor y suavidad yo no había olvidado, de los que yo estaba impregnado y que me llenaban de una extraña inquietud, que aún no he sabido definir.

Del viaje a la India volvió sin la pierna que le quedaba. Ya, ahora, dependía totalmente de mí: yo la llevaba y traía del baño, y cuando después de bañarla la depositaba en la cama para vestirla hacíamos el amor, no sé si era amarla o poseerla, pero era para mí aquel acto más que respirar.

Al principio, hacer el amor con un cuerpo sin piernas era muy doloroso, pero no podía resistirme; aquella mujer jamás ha perdido para mí la novedad, nunca ha dejado de pasmarme, la ausencia de sus piernas aprisionando mis caderas, el no tener el roce de sus muslos me volvía casi loco y, sin embargo, jamás le dije nada, hasta que me acostumbré.

Su voz se hizo más presente que nunca y más envolvente, aquella voz me pedía las cosas de la vida cotidiana, las cosas del amor, las del silencio y las de la acción, como ya he dicho. Yo vibraba tanto con su voz que me parecía oírla más en la piel que en los oídos. No sé el tiempo que pasamos así.

Todo lo ocurrido sólo era un intervalo antes de emprender la siguiente etapa, lo tenía todo cuidadosamente preparado. La llevé al quirófano, pero al verla allí, dormida ya, se me secó la boca y no pude hacerlo: era el miedo.

Lloré abrazado al cuerpo dormido y me lo llevé ante la consternación de mis ayudantes. Al regreso de Estambul no volví al hospital, ni a la Universidad, conferencias y simposios se acabaron para mí. Me quedé en casa.

Hicimos algún viaje, ella en su silla de ruedas; yo era muy feliz, jamás le pregunté si ella lo era, me bastaba con sentirla feliz. Lo bueno era el regreso, sumirnos en el perfume de nuestra casa, hundirnos en nuestra rutina.

Todos los años, a finales de otoño, llegaba el circo a la ciudad. Una tarde le propuse ir, ante mi invitación palmoteó con alegría infantil. Era uno de esos circos que tienen una mujer barbuda, la cabeza de una mujer que habla, una mujer serpiente y una mujer tan gorda como dos mundos. En los circos, lo extraño, lo monstruoso es siempre femenino y todos están familiarizados con su rareza.

Fuimos al circo todas las tardes de aquel invierno. Nos hicimos amigos de aquella encantadora tropa, sobre todo de un joven muy guapo que cuidaba de los animales, este joven nos colaba en un buen sitio para que Irene, desde su coche de ruedas, lo pudiera ver todo sin llamar la atención. Noté que la voz de luz de mi mujer lo tenía hipnotizado, le preguntaba solícito cualquier cosa: si había dormido bien, si estaba cómoda, el calor, el frío, los viajes; ella le miraba divertida pidiéndome, con la mirada, permiso para contestarle y al ritmo de su voz por las mejillas del muchacho se deslizaban unas inocentes lágrimas.

A mí me divertía comprobar que, a pesar de los años, aquella voz de miel todavía seducía. Tuve un ramalazo de celos, cosa que me enfureció por su incongruencia y durante muchos días dejamos de salir. Nos quedamos en casa, yo la amaba tan apasionadamente, sin darme cuenta de que era una obsesión.

Después del baño ya no la vestía, la quería tener sin nada que no fuera yo, sus brazos me seguían enloqueciendo, la total sumisión con que me envolvían, a veces, me hacía llorar, pasaba largos ratos con ella sobre mis rodillas acariciándola una y otra vez, sintiendo su piel bajo mis dedos, una y otra vez, sumergido en un estado de no ser, que era, como todo lo que venía de ella, una delicia.

Supe que el circo ya se había marchado y volvimos a salir.

Todavía me encontraba con mis viejos alumnos que me saludaban con cariño y respeto, yo siempre supe que aquellos jóvenes culpaban a Irene de mi jubilación.

Es evidente que no puedo exculparla. Aquel año nos amamos desesperadamente, nos parecía que apurábamos los últimos momentos de su vida.

A finales del verano empecé a sentir los primeros síntomas de esta enfermedad que me está deshaciendo.

Puntual, con los últimos días del otoño, llegó el circo y empezamos a ir. El muchacho de las cuadras vino alegre a saludarnos, yo lo retenía con una conversación anodina.

Irene tomaba parte con su voz de miel intemporal, que electrizaba al joven, para el que yo desaparecía. Irene me interrogaba con la mirada, ante mi despliegue de amabilidad para con Paolo. Yo sabía que aquello la intrigaba, pero cuando estábamos solos jamás me preguntaba nada. Impaciente porque la situación que yo quería provocar no avanzaba, porque el joven se limitaba a reprimir sus lágrimas ante mi esposa, le propuse que viniese a casa como mayordomo, como hombre de confianza, pero el joven no aceptó, me dijo que necesitaba de los caminos para vivir.

Avergonzado, confieso que utilicé una estratagema para doblegar la resistencia de Paolo, que así se llamaba el gañán del circo, y durante varios días dejamos de asistir a las funciones. A veces, desde mi ventana veía acercarse a Paolo a la puerta de nuestra casa y alejarse sin pulsar el timbre. Al fin, una tarde, me presenté yo solo en el circo.

El muchacho, solícito, se interesó por Irene, le dije que se encontraba bien, pero que la lesión de mi espalda me impedía sacarla, que habíamos renunciado a algunas de nuestras pequeñas alegrías. Paolo, en seguida, se ofreciço a llevarla al circo un poco antes de que empezara la función, que el tiempo que tenía libre, después de atender a las fieras, nos lo dedicaría. Acepté muy agradecido. Así empezó la conquista de Paolo.

El primer día que vino aquel gañán a casa. Verán que, aún ahora no puedo reprimir mis celos: dijo que le daba miedo bajar a Irene en la silla, los dormitorios están en el piso alto, bajó primero la silla y subió por Irene, ella me miró desolada cuando el muchacho la cogió en sus brazos, le rodeó el cuello con el mismo gesto envolvente, con la misma entrega posesiva con que rodeaba mi cuello. Hice un esfuerzo para no gritar, estaba tan furioso que puse alguna excusa y los dejé ir solos.

Al mediodía siguiente vino Paolo, dispuso la mesa en el comedor, donde hacía tiempo que no comíamos, bajó a mi esposa en brazos, noté que el joven temblaba más que yo. Nos sirvió la comida que yo había preparado, ella le daba las gracias muy gentil y yo terminé por pedirle que compartiera nuestro almuerzo.

Irene no me ayudó a convencerlo, él se sentó con nosotros y un vaso de vino hizo que perdiera su timidez y nos contara anécdotas del circo. No nos habló de su vida, rehuía la mirada serena de ella, hablaba dirigiéndose a mí con tanto agradecimiento en todo él, que llegó a impacientarme.

Cuando dejó cocina y comedor en orden, cosa que despertó nuevamente mis celos y que, sin embargo, le agradecí, la llevó al sillón junto a la chimenea, noté que aquel gañán respiraba casi tan hondo como yo; los ojos de la mujer nos miraba serenamente, aunque me pareció observar, y conozco tan bien esos ojos, que tienen el color de la miel de su voz, una chispa de ironía. ¿Había una nota de desafío en el envolvente movimiento de sus brazos? Me acerqué y la besé apasionadamente, ella trasladó sus brazos a mi cuello y me besó con su beso tan nuevo siempre para mí. El gañán se despidió perplejo.

Paolo venía todos los días a la hora de la comida. Irene ya estaba arreglada y él la bajaba con los brazos de ella anudados a su cuello.

Tuve nostalgia de mi bisturí, añoré el olor del quirófano y maldije el lejano día en el que tuve miedo, pero ya mis dedos estaban agarrotados.

 

Estudio sobre La Aurora. Semanario de Literatura y de Artes (1847-1848), tesina de Josefina Zamora (1980).
La mirada infinita, único libro de relatos que la autora llegó a publicar (1994).

Lengua Castellana y Literatura (LCL)

4º ESO

Nivaria Tejera

Texto: Mari  Nieves Pérez Cejas

(1930 – 2016)

“En el barranco tenemos que escondernos. Allí está el hoyo, el guardian, la neblina. Nos haremos los muertos. Ven, más al fondo, más, más al fondo.”

 

 

 

Nivaria Tejera nace en Cienfuegos (Cuba) el 30 de septiembre de 1930, hija de madre cubana y padre canario. Muy pronto su familia se traslada a España y es en las Islas Canarias donde transcurre su infancia y donde les sorprende la guerra civil. Su padre, de ideas liberales y de izquierdas, es encarcelado hasta que en el año 1944 se produce su liberación y la familia regresa a Cuba. De nuevo en la isla de su nacimiento, Nivaria empieza a escribir y a publicar poesía en las más prestigiosas revistas cubanas de los años cuarenta y cincuenta, entre las que se encuentran Ciclón y Orígenes.
En 1949 publica su primer libro de poemas Luces y piedras y, diez años más tarde, se edita en Cuba su novela más conocida: El barranco. Un año antes, en 1958 había sido publicada en Francia; sin embargo, tendrán que transcurrir treinta años para que sea editada en España, concretamente en 1989. Esta novela en la que la autora narra su experiencia infantil sobre la guerra y sobre el doloroso encarcelamiento de su padre, es considerada por el hispanista francés Claude Couffon la primera novela escrita en castellano sobre la Guerra Civil y las cárceles franquistas. Asimismo, representa, de toda la creación literaria de la autora, el texto que mayor éxito ha obtenido, sobre todo en Francia, país en el que se considera una obra de culto, hecho que permitió que el resto de su obra se publicase allí con regularidad y en sellos de prestigio.
En 1971 su novela Sonámbulo del sol es galardonada con el Premio Seix Barral de Biblioteca Breve. El jurado que le otorga tal distinción está integrado por los siguientes nombres: Luis Goytisolo, Juan Rulfo, Pedro Gimferrer y Juan Ferraté.
Además de su labor como escritora, Nivaria Tejera trabajó para el gobierno cubano. De 1959 a 1965 fue Agregada Cultural en París y Roma, hasta el año 1965 en el que fija su residencia en París. Es la propia Nivaria Tejera la que decide renunciar a su puesto diplomático enviando una carta al ministro de exteriores de Cuba. Años más tarde, en una entrevista para el periódico El País, afirmaría lo siguiente: “Mi trabajo como agregada cultural consistía en casi nada, obedecer consignas, hacer propaganda rodeada de monstruos vigilantes.”
Ausente durante mucho tiempo de la atención de la crítica, la obra de Nivaria Tejera ha empezado a ser rescatada del olvido en los últimos años. En marzo de 2008 se organiza un coloquio literario sobre su obra en el Hunter College-CUNY de Nueva York, coordinado por María Hernández-Ojeda, en el que participan críticos de Estados Unidos y Latinoamérica. Ese mismo año participa en Valencia en el IV congreso internacional sobre creación y exilio, donde recibió un reconocimiento especial a su trayectoria.
Asimismo, en el año 2010 la editorial andaluza El Olivo Azul reedita El Barranco, acercándola así a los y las lectoras.
Nivaria Tejera fallece en París el 6 de enero de 2016.

 

 

 

Fragmentos de su novela El Barranco:

 


Aquí cuando llueve la tierra se pone tan arrugada y triste que da espanto. Uno no sabe a dónde mirar, tiene la impresión de que el aire va a faltar. Además la entrada se pone fangosa y los pajaritos no pueden volar debido a la fuerza de Ja lluvia que les impide abrirse paso. (Mamá y tía no podrán traer a Chicho.) Aunque el agua entre las hojas parece levantar un gran pájaro que golpea, pero que es monótono y nega a herir los oídos. Luego cesa la lluvia y el viento recorre los tejados de zinc y uno siente su peso en la cabeza Me gusta entonces mirar hacia abajo en un barranco vecino y pensar que papá no estuvo allí entre los objetos podridos que el viento mueve; que nunca estuvo allí muerto. Corro donde el está y lo contemplo durante mucho rato con placer, «papá está libre, a pesar de todo esta libre», hasta que lo digo en voz alta. (Porque él parece que todavía ignora esto, como si alguien le prohibiera estar libre, y por eso se esconde más. Al menor ruido se mueve a todos lados, como si lo llamasen las ventanas las paredes de madera al crujir o el retrato de abuela que mira desde su sitio. Luego se tranquiliza y me sienta en sus muslos, apoya su mentón en mi oreja, y se queda pensativo. Yo escucho que papá respira como un reloj y da horas temerosas en mí.)

página 104


No entiende. He tratado de explicarle, pero mamá no entiende que para mi es vergonzoso cargar con el paquete de víveres desde la tienda hasta casa. Allí hay que pedir una y otra vez las cosas y rogarles que echen un poco más de azúcar y preguntar por qué el precio del jabón ya no es el mismo siendo la cantidad la misma, para luego saber explicarle a ella, y esperar a que arranquen los cupones de la libreta de racionamiento y por último ponerme colorada y tartamudear y torcerme las uñas contra el mostrador antes de confesarles que esto lo pagaremos después, la otra semana, y que lo atrasado, la entrante, la que sigue, y ver que ellos ponen mala cara y me hacen esperar dejándome para la última, porque habrá que busca; el folio que corresponde a esa cuenta tan larga. «Es natural que vayas, niña, yo no puedo ir», dice mamá cada mañana, y para eso me despierta una hora antes de irme al colegio. Y durante esa hora yo sufro, y sufro por la noche antes de dormir pensando en esa hora en la tienda, aguardando temerosa un momento en que nadie mire para acercarme al tendero y agarrarme con fuerza al mostrador, empinada todo lo que pueda, para decirle mi secreto, esa larga mentira de todas las semanas, y decirlo sin que se oiga, para que los demás no miren, y hacerle creer a un mismo tiempo que yo no sé que es una mentira, que esa cuenta no podrá pagarse hasta que transcurran muchas semanas y papá esté libre de nuevo y viva entre nosotros. (Me parece que ésa es la única manera de que él viva, porque estando allí, en la prisión, está muerto, muerto) Yo quiero explicárselo todo a mamá, explicarle que ir a la tienda me hace pensar en no ir más a la tienda y a su vez esto me da vergüenza porque siempre habrá que ir y en el trayecto me ven los otros niños y se ríen, siempre se ríen de que yo pueda cargar esos cartuchos, los más sucios, que son los que me dan; y también a veces las papas las envuelven en un saco que está roto y las papas se caen en el trayecto. Por todo esto, como la cara se me esconde detrás de los bultos, los chiquillos me dicen el mote de «cara de cartucho, cara de saco», hasta que lloro con el rostro apretado contra los víveres.

página 122


Tía trajo a Chicho enfermo de difteria. Está hinchado y es terrible verlo tener ese dolor, sin quejarse. En un día se le ha hecho una arruga desde la frente hasta la nariz. De vez en cuando grita y se araña, por lo que hay que atarle las manos. Entonces se queda quieto, quieto, y nada de él se oye. «Hermanito». Luego el médico prohibió que me acercara «porque esto es contagioso». La hinchazón le ha cogido los ojos escondiendo sus pupilas. Creo que está ciego. Cuando lo dejan solo voy hasta allí, le desato las manos y lo arrullo bajito, hasta que él se abandona. Entonces su arruguita hace una señal de volverse más suave y yo entiendo que él todavía está vivo. Pido a Dios que reparta eso que le duele entre los dos. Mamá dice: «no es posible, no es posible», y no suelta ni un minuto las medicinas que él no quiere tragar. Papá Chano, el médico, no sale del cuarto. Como no habla, yo pienso que es difícil salvarlo. Le toma el pulso, lo tantea, prueba a abrirle la boca con dos arcos y a que beba de los pomos de medicina. Pero Chicho babea y da un chillido, siempre el mismo, y marca más la arruga. Debajo de su hinchazón nadie sabe si él duerme o si está yéndose.
Chicho se fue. Aunque vigilamos toda la noche. Lo supimos porque de pronto ya no fue un bulto, sino que empezó a hundirse, a consumirse. Ahora ya no respira. Pienso cuánto habré de extrañarlo. «Hermanito, si nunca te conocimos, si nunca hablaste».
Tía está doblada sobre el banco y se cubre los ojos con el pañuelo. Ya están cansados de llorar. Mamá se ha quedado tiesa, tiesa, al fondo del espejo. En su barriga está Chicho dormido, dormido desde que nació. (Ves, mamá. Ahora te pareces a ese niño pálido.)
En la ventana es de noche todavía. Abuelo ha regresado. No quiso ponerse a llorar sin estar papá. El trae la noticia. Papá no está en Faife. Esta mañana lo llevaron al campo de concentración a trabajar forzado y lo han incomunicado. «No es posible, no es posible. Santiago debe estar aquí, hay que enterrarlo». Y mamá mueve con su cabeza las palabras y llora. Papá no puede oírla.

Recuerdo aquel gatito que enterré, lo recuerdo bien. (Hermanito, no puedes andar lejos; tú nunca podías irte muy lejos cuando te perdías. Querías tú perderte? Papá no podrá venir a verte, debes saberlo, no vendrá más. El sí está lejo&todo el tiempo ya,, igual que si estuviese muerto y más que tú, porque no pensamos que es así y lo esperamos siempre. Ni él ni tú volverán. Puedes oírme, ahora que todavía no hemos abierto el cuarto, que no te has enfriado y nadie se atreve a cerrarte los ojos?
Han entrado muchos vecinos. Mamá tiene un ataque. Es la primera vez que la veo así. Tía la calma dándole golpes en la cara. A ella sólo le tiemblan las quijadas. Abuelo me lleva hasta la cocina a traer agua y acariciándome los hombros y dándome golpecitos, me invita a ser valiente, para los próximos domingos paseos hasta el mar, en tranvía.
Ahora disminuirá de cupones la libreta de racionamiento.

página 128

Es en caravana como hay que ir al Campo de Concentración. Conté treinta y luego cuarenta personas. También había cinco perritos, muchos niños. Chicho faltaba y nadie se daba cuenta, pues no era allí donde faltaba, sino en nosotros. Ya mamá no lo cargaba y era igual que si le faltase un brazo, una pierna (ellos que siempre eran uno). La empujaban de un lado a otro y fue necesario llamarla y llamarla para que no se extraviase. Todos hablando a la vez formaban un murmullo extraño con fatiga. Yo pregunté a abuelo el significado de «campo de concentración». El no supo explicarme, pero recordé cuando yo estudiaba cerca de papá que él me revolvía el pelo con la mano diciendo: «concéntrate, lee con atención, concéntrate». Y luego me besaba el cuello, agregando: «hasta aquí debes llegar», señalándome el final de la página, y otra vez repetía la misma palabra: «concéntrate». Pero no creo que aquello que no comprendí sea igual que esto que no comprendo. Esto es un camino largo en la misma dirección, que no llega hasta el cuello, que no llega al final de nada, que no se sabe a dónde llega.
Llevábamos caminando más de una hora por aquella tierra empinada, con un par de guardias relevándose en cada curva y así hasta Los Rodeos, para que no nos desviásemos, como si nos hiciese falta otra cosa que acabar de llegar. Además, toda aquella bulla a la vez porque todos querían saber lo mismo. Y mamá se tocaba el pecho con fuerza, como si se registrara al quedarse atrás. Y yo no entendía que aquello se llamase ir al «Campo de Concentración», que se llamase así a caminar de aquel modo, apreta- dos y miedosos de llegar y también de no llegar. Al descubrir el campo me di cuenta de que no era igual a un día de visita a la prisión para estar con papá; allí no conocimos cuál es su dormitorio, ni hay manera de acercarse nunca como entre las rejas del locutorio. Era la hora en que regresaban de trabajar. Venían sudorosos y cruzaban al otro lado de un sendero enfangado. Entre papá y nosotros había anchas ver- jas con púas y también todo el fango por donde pasaban unas carretas, rodeadas de largas varas, que tiraban bueyes y caballos. Fue difícil vernos porque no les permitieron detenerse. Los perros ladraban. Yo me apreté a las púas, de tal modo que cuando quise saludar a papá con la mano, solté sangre. Debajo de los árboles y entre el bulto de las carretas y la distancia, su cara y el azadón que llevaba al hombro se parecían. Y mamá se parecía a las verjas, y abuelo se parecía a los caballos porque reconoció sus albardas y dijo: «son mis albardas». Yo no supe qué hacer al verlo y le indiqué por señas que Chicho no pudo venir. Luego imaginé sus piernas cansadas y me dije que hoy no hubiera podido cargarme.

página 131

Allá marchan los camellos en fila enorme, camino de la montaña. Encorvados desde el África. Pare- cen riscos. Van a paso lento, mirando al suelo sin cesar. Pero vienen del desierto y traen las vejigas fuera. Allí almacenan el agua para las jornadas lar- gas, por donde no hay ni una aulaga que les sirva de alimento. La aulaga es una planta que da flores y espinas grandes. «El aire es aburrido, la arena es un misterio», pensarán ellos. De sus hocicos rosados parece salir una fuente y a la vez un desierto. «Estos dromedarios», dice abuelo, «son más duros que mi paleta.» Y es un acontecimiento, entre los camiones de guerra y los árboles, mirarlos desaparecer a lo lejos, siempre más a lo lejos, hasta donde sus patas de piedra lleguen, transportando armamentos, trans- portando sus jorobas. Si descansan un momento en su marcha serena los curiosos se sientan alrededor de sus zancas. Entonces ellos levantan el hocico, alto, como queriendo rehuir el olor del grupo. Yo aprovecho y los miro; tienen paz, comen espinas, son viejos y están conformes; siguen adelante sin saber otro camino ni otra labor. Pienso en el interior de sus gibas, en sus desiertos. Adentro de ellos son como una noria: tendrán un escondite de agua y también barquitos de papel y arañas de largo cuello como molinos de viento que les dan frío.
Me alejo imaginando si yo fuera un camello: un desierto, una aulaga, todo lo que ellos tragan para convertir en silencio.

página 142

Volvíamos del cementerio y al doblar la esquina por donde el camino deja de ser piedras y humo de entierros recientes, me puso contenta ver un circo instalándose. Pero estaba triste porque la tumba de Chicho, que no es de mármol como las otras sino un montoncito de tierra, estuvo mal cuidada desde la última visita (para eso le damos dinero al que se encarga de limpiarla). Además, como había llovido, estaba enfangada. Sólo unas mariposas amarillas re- voloteaban alrededor con timidez; y en un surquito de agua, cerca de las margaritas que allí han crecido solas, se bañaba un pájaro. Esto me hizo pensar que era agua de muerte y no de lluvia. Estando allí me dieron ganas de aplastar con los pies esa parte baja del cementerio que nos tocó y que da siempre la impresión de hundirse, a ver si se acaba de hundir. También me dieron ganas de sembrar un níspero por ver si echa raíces y crece frondoso y la tumba no luce así, tan vacía entre las otras, como si Chicho no estuviera debajo. Aunque dudo mucho que esté. Mientras mamá y tía lloran yo imagino que él no está allí. Aunque seguramente esto es debido a que no vi cuando lo metieron dentro.
No muy lejos hay un panteón parecido a una mansión de muchos pisos, que pertenece a una so- ciedad de enterradores. «Descansando allí es posible no estar del todo en la tierra -me explicó tía – pero la mensualidad es elevada para nosotros.» Afuera, encima del celador brilla un letrero de bronce: «CA- BEN MIL.» Una vez entré para ver si se estaba mejor y luego he seguido entrando a robarme flores, pero todo es tan blanco allí que da miedo. Sólo que puedo robarme flores nuevas del color que prefiera, y clavar- las luego por los tallos sobre Chicho escarbando un poco la tierra húmeda. Entonces parece que han subido desde el fondo.
El cementerio es pequeño y estrecho. Al entrar esta mañana, el campanero explicaba a su amigo que pronto sería necesario ampliarlo sobre las malezas exteriores a los muros, diez metros cuadrados hacia el norte y siete hacia el sur. (Yo no quise pensar con este cambio adonde iría a parar Chicho.)
A veces las varas de piñón con que lo hemos rodeado y los pinos vecinos suenan como si fueran mástiles y uno recuerda el mar. El campanero tiraba de una cuerda, interrumpiendo con su rudeza aquella música. Un tamtam duro, que p e momento se volvía ligero «doblaba» despidiendo a alguien. «Ya no hay donde poner tanto estiércol», dijo. Y añadió que para colmo, arriba de la porquería había que formarles aquella brisa celestial, dándole sin descanso a la cuerda, para adormecerlos bien y que no molestasen de noche. Luego, mientras seguía tirando de la cuerda como de un trapecio, le aconsejó al amigo que se largara porque todavía iba por el tercero y que eran ocho. «Yo creo que se mueren más de una vez, los muy bichos.»
Sentí asco del viejo pero no dije nada. Cuando Chicho entró a ocupar su puesto, todo fue más silen- cioso. Como hoy llovía, y aunque me dejaron afuera con abuelo yo me di cuenta de que no hubo campana porque el campanero no había llegado aún. Y todo fue tan simple.
Es lamentable que tenga que haber cementerios. Pero también es razonable que los haya, pues no van a dejar los cuerpos descubiertos en cualquier sitio.
A la postre todo es razonable. Todo debe ser del modo que es.

página 154

Fragmentos de la novela Sonámbulo del Sol
Fragmento 1
LA CALLE la ciudad la habana el amigo su forzado disponer de un tiempo la calle el tiempo creándote desenmascarándote con su sospecha y su suspenso… el vedado corriendo rectilíneo en pendiente que asciende del mar a otras rectas que descienden al mar la calle la guagua que te aleja a ninguna parte hacia la misma caótica arquitectura de intemperie… el desempleo es ya un trabajo el empleo del tiempo eso el amigo la calle la ciudad la nada la nada el agotamiento regularizado por el sol por las horas por las esquinas de esquina a esquina de trago a trago contemplando el hermoso cubo de hielo dentro del vaso imaginándose uno dentro del vaso congelado flotando sobre el jaibolito sobre el pacífico mar muerto del tiempo

Fragmento 2
«cómo no chico blanco y negro la verdá (blanca y negra) la verdá eh que si me ayudaran un poco pueh me hago millonario peseta a peseta ¿tú sabeh? porque aquí hay oro en cantidá en cantidá dondequiera lo que pasa eh que no se ve pero te hundeh un poquito no importa por qué lado de toda la ihla y aquello eh el fenómeno el oro ehtá ahí y reluse reluse…»
sus taponeos van y vienen vibran como los pañuelos de un mago y el blanco y el negro de los zapatos (de la verdad) van cobrando ondas y relieves espejismos sombras de un lago alteradas por el golpe de la piedrecita
«lo que pasa es que se necesitaría un equipo bien preparado con trajes de goma y glugluglu hasta el fondo porque todo está allá abajo y quién sabe si al ladito mismo del malecón quién sabe… lo que pasa es que los americanos se lo llevan todo, más de lo que pueden… pero ellos no saben lo que hay aquí escondido… con sus ojos azules y amarillos se encandilarían viejo se encandilarían…»

 

 

“Nivaria Tejera nos cuenta como poeta, sin retórica y sin énfasis, esta dolorosa experiencia infantil, logrando el milagro de restituirnos los seres y las cosas tal como pueden ser percibidos por una sensibilidad infantil: atmósfera más que descripción; cortos diálogos, pequeños cuadros netamente perfilados, personajes fragmentarios o episódicos cuyos rasgos se afirman mientras que otros permanecen ocultos en la sombra. Su prosa densa está sembrada de imágenes asombrosas, nunca gratuitas (…) Este pequeño libro está en la línea de los grandes libros”.
Geneviève Bonnefoi en la revista Les Lettres Nouvelles sobre la novela El barranco

Tanto en El barranco como en este otro libro, Espero la noche para soñarte, revolución, lo que distingue la escritura de Nivaria Tejera es una insobornable voluntad poética, que es la que cruza los libros y marca su personalidad para convertirla en una referencia de primera magnitud cuya lectura recomiendo muy vivamente a aquellos que consideren que la escritura es un rasguño, una señal en la tierra. Son dos libros conmovedores cuya escritura es una apuesta del alma, no la búsqueda de fijar ningún nombre en el calendario, sino de fijar en una pared imaginaria una mirada verdaderamente inolvidable.
Juan Cruz, periodista y escritor

Toda su obra insiste en su vertical postura sobre el exilio, con una voz nítida y ácida, intolerante con la demagogia, las manipulaciones políticas y el oportunismo intelectual.
Roger Salas, escritor

“A pesar del papel relevante que este texto ocupa en las letras hispanas, la crítica -excepto en Canarias- no ha rescatado El barranco del limbo literario en el que se le ha emplazado durante casi cincuenta años”.
María Hernández Ojeda, filóloga y profesora del Hunter College de Nueva York

“Ignoro cuál será la suerte en Francia de este maravilloso relato. Considero que es el libro más sutil, más delicado, más verdadero que he leído desde hace mucho tiempo. Él me trae la más terrible de las acusaciones contra la guerra: la de una niña sola entre las ruinas. Inseparable del año 1936, documento más real que tal o cual historia que pretenda contarla, yo sé que este libro no abandonará ya mi biblioteca”.
Robert Sabatier, escritor francés, para la revista Le Temps des Hommes sobre la novela El barranco

 

HERNÁNDEZ-OJEDA, María (2009). Insularidad narrativa en la obra de Nivaria Tejera: Un archipiélago trasatlántico. Madrid: Editorial Verbum.

HERNÁNDEZ-OJEDA, María (2012). Canarias, Cuba, Francia: los exilios literarios de Nivaria Tejera. Madrid: Editorial Torremozas.

Daniel García Pulido, “A propósito de la novela “El barranco” de Nivaria Tejera”, Revista semanal de El Día, 3 de noviembre de 2013.
A propósito de la novela “El barranco” de Nivaria Tejera

Antonio Álvarez de la Rosa, “Nivaria Tejera: la escritura como ambición”, ACL.
Nivaria Tejera: la escritura como ambición

Paula Cabrera Castro, “El barranco de Nivaria Tejera: la Guerra Civil española a través de los ojos de una niña”, Universidad de La Laguna.
El barranco de Nivaria Tejera: la Guerra Civil española a través de los ojos de una niña

Novela El barranco de Nivaria Tejera

 

 

 

POESÍA

• Luces y piedras (1949).
• Luz de lágrima (1950).
• La gruta (1952).
• Alba en el niño hidrópico (1954).
• Innumerables voces (1964).
• La barrera fluídica o París escarabajo (1976).
• Rueda del exiliado (1983).
• Martelar (1983).
• Huir de la espiral (1987).

NARRATIVA

Nivaria Tejera escribió las siguientes novelas:
En 1959 ve la luz en Cuba su primera novela El barranco, cuyas páginas caminan por la ciudad de La Laguna, una ciudad contaminada por la guerra del 36. Sonámbulo del sol es el título de su segunda novela, que en 1971 recibe el prestigioso Premio Biblioteca Breve. En 1987 se publica Huir de la espiral y cuatro años después, en 1991 la novela Espero la noche para soñarte, Revolución, obra que se alza como finalista del Premio Plaza y Janés de ese mismo año. En 2015 se publica en Francia su última novela Trouver un autre nom à l’amour.
Todas sus novelas se publicaron como traducciones al francés antes de la edición en castellano de sus versiones originales.

Lengua Castellana y Literatura (LCL)

4º ESO

  Recursos de la SA

IES SAN MARCO

Chona Madera

 

 

Texto: Kenia Martín Padilla

ASUNCIÓN MADERA

(1901-1980)

Nadie sabe por qué lloran los poetas.

 

 

Asunción Madera nació en Las Palmas de Gran Canaria, en una familia acomodada. Residió temporalmente en Madrid y en Málaga, donde permaneció hasta 1979, cuando regresa a su isla. En su obra se refleja el dolor de la muerte, pues tuvo la mala suerte de sufrir la de su madre y sus dos hermanas. Firmaba sus obras con el hipocorístico Chona, que era como le gustaba que le llamasen.

Además de escritora fue periodista y colaboró con diarios del archipiélago como El Eco de Canarias, La Tarde o El Día. También participó en revistas literarias, como Mujeres en la isla, Mensaje o Gánigo. Su labor como escritora hizo que ganara el premio de poesía Tomás Morales.

 

De El volcado silencio
MI SUEÑO

Mi sueño –que ya no es sueño
porque no es un sueño de nadie-
pronunció un profundo “no”
y se me quedó en la calle.

Mis ilusiones se fueron
a desandar los caminos
que emprendieron jubilosas,
sin contar con el destino.

Bellas ilusiones; sueños;
¿Dónde estáis?
Soledades han quedado
convertidos;
y yo, en medio de ellas
como el muerto
entre los cirios.

VENCIDAS MIS REBELDÍAS

Vencidas mis rebeldías
heme toda mansedumbre.
De tanta renunciación
llevo el corazón sin lumbre.
¡Ay, la espera
de las horas no llegadas!
¡Ay, los días
y su yunque, y la verdad
que truncó mi fantasía!

Llorando voy por mis sueños,
que solo sueños tenía…

NADIE SABE…

Nadie sabe por qué lloran
los poetas.
¡Nadie sabe, nadie sabe…!
El llanto en los demás
justifícanlo: sus duelos.
Ellos: porque vuela el ave;
porque ayer fue el mar de seda;
porque sonó dulce el clave
y se hizo polvo de oro
la luz en la rosaleda,
o porque unos ojos bellos
le miraron con bondades…
Nadie sabe por qué lloran
los poetas.
¡Nadie sabe, nadie sabe…!

ESTAS MANOS

Estas manos que nunca
taparon a un hijo,
ni lavaron nunca
sus carnes rosadas,
se duelen de haber nacido
para nada.
Mi madre en mí queda
como obra truncada.
¡Qué pena por ella!
Yo hubiera querido
prolongar su savia;
pero a veces digo, para mi consuelo
¡nadie por mi culpa llorará su duelo!

De Mi presencia más clara

EL SILENCIO

El silencio
es el inmenso palacio
por el que ando despacio.
El silencio
(que no tiene barreras)
nunca me dice: Espera.

El silencio,
que no es primavera,
ni es verano,
ni otoño,
ni es invierno siquiera,
que no es nada –para tantos-
constituye mi encanto.

El silencio
no me tiene por rara.
Es mi mejor amigo,
mi palabra más clara.

CANCIÓN DE LOS NIÑOS TRISTES

A María Teresa Madera de Suárez Franchy

Por los niños tristes mi canción se viste.
Por todos los niños sin madre acunados,
yo, madre de todos los desheredados.
Yo tengo los besos de las madres muertas
para sus caritas de nardo cuajado.

A mí sus miradas, sonrisas t/ sueño.
A mí, todo el llanto —de ignorada causa—.
A mí, manecitas que pedís caricias.
Yo tengo el calor del nido deshecho,
y mi pecho, anchura por todos los pechos.

A mí, bienamados:
los niños de nieve,
los niños rosados,
los niños morenos y demás colores.
Los niños son flores.
Por eso los hay tan varios en raza.

Todos, todos, todos,
venid a mi lado.

Por los niños tristes mi canción se viste.
Por todos los tristes y desheredados.
i Venid!
¡Yo tengo el calor del nido deshecho,
y mi pecho, anchura por todos los pechosl

De Las estancias vacías

OTRA POSIBLE EN TI

(Carta que quizás no leas…)
Sé que pudiste ser otra. Tu espíritu
desencantado, silencioso ya,
nacía espera, nada desea.
(¡Tanto fue el rigor dispuesto para ti,
contrario a tu enorme ternura!)
¿Qué podría hacerse?
(¡A mucha pena te tocó vivir)
Sé que hubieses sido otra sin
esa carga.
Otra posible en ti hubiesen conocido
los tuyos, los demás.
Sé que a veces hablas a solas y protestas
y gimes
por verte inútil a ti misma,
doliéndote de tu auténtico ser,
exiliado del tiempo,
hundido en ese mar terrible del que
no se vuelve, del que nadie regresa… Sí,
fantasma de él has sido,
de la tú imposible.
Sé que por eso mismo
la arropaste en lo más íntimo tuyo,
en tu yo infranqueable,
y por tan oculta en ti
crees que nadie sospecha su existencia.
Aun con todo la aman,
porque sin darte cuenta transparentas
la otra,
la que nadie ha visto y sin embargo
por esa intuición que descubre
el trasfondo de tanta apariencia,
la piensan,
ven tras de ti,
conocen.
Incontables veces he pensado en tu yo
sin tiempo;
en los que, como tú, sin el suyo pasaron.
Consuélate.
Apenas hay quien diga: “yo vivo
plenamente”. Sí, apenas quien
pueda decirlo. Quien lo diga…

De Los contados instante

SEÑOR ¿POR QUÉ TRAS TANTOS SIGLOS TODAVÍA…?

“Un poco de esperanza, que ya empieza
a doler, tan sostenida”.
LUIS LÓPEZ ANCLADA

¿Por qué, Señor, por qué en la tierra el odio
desde que el hombre fue, posó su planta?
A veces oscura luz habítale los ojos,
y como ves, no es como esperabas.
(Gravitóme en el alma honda tristeza,
acaso de otro mundo enamorada…)
Sólo el mal parece a su voluntad sujeto
que el bien, echa en olvido.
¿Por qué mirarse en tal rencor erguidos
y ese no poder verse, como hermanos?
Si levantada ciudad, ya destruida
por ese eterno Caín: bíblico hermano.
Hermano en quien nació, brotó la envidia.
(Oh la terrible simiente, vengadora
de un mal, que sólo en ella fructifica
y hoy como ayer, el pecho le devora).
Qué, con la misma mirada fugitiva
que huye a la luz —que avieso lo delata—,
no advierte que la sangre fratricida,
el sol —más que él, compasivo—, la seca a besos:
que de piedad, en besos se desata.
(Jamás me libraré de esta tristeza,
que un día y otro en mí, va renovada).
Señor, ¿por qué tras tantos siglos, todavía…?
Dales la facultad de ver más claro.
Recuérdales tu Ley —Ley sin querellas—,
que nada como el amor centra la vida
ni más triste, que el despojo… de ella.

De Continuada señal

TIEMPO PRESENTE

QUIEN fuera brisa, o árbol fuera. Sin esta constante angustia.
Sin este frecuente derrumbamiento de ánimo.

Demasiado porosa
la retícula
de nuestra sensibilidad,
impregnando va nuestro espíritu,
de la que hoy azota el mundo.

¿Por qué tanto buscado dolor?
¿Tanto destruirse los unos a los otros,
en este breve respiro que la vida es,
que somos?

¿Volverá el hombre a saber del inmenso bien
que supone la paz?

(Lejos de su fundamental origen,
ha olvidado que es el amor el que lo hace nacer).
Jamás se valoró menos.

Jamás la vida, tan fuera de su órbita; con apenas afectivas
raíces;
con tanta inquietud,
ha atravesado continentes enteros.
Ha cruzado tantos mares.
Ha cargado con tan terrible dolor
las ondas del espacio.
(“Y tu angustia, que me importa tanto”).
PARA SABER MÁS

Toda la obra de Chona Madera se estructura en una forma libre, sin abandonar, casi nunca, ese lejano rumor de la rima asonante, que suena, en sus versos, como la canción de un mar abierto —¿el de sus islas?— que nos comunica tantas cosas humanas, universales, que son de ahora y de siempre. Sebastián de la Nuez. Prólogo a Obras completas.

Tazón inmenso es su corazón, en él se puede beber siempre la limpieza de la intención y la fluidez de la palabra clara. Así es este vaso, deja que en sus bordes se pose el aire cuando pasa, el agua cuando cae, el polvo cuando cruza. Gracián Quijano. Prólogo a Continuada Señal.

Lejos de construir una preciosidad barroca, Chona Madera ha ido levantando, verso a verso, en la sucesión de los días, su edificación sobria y sólida. Luis Benitez Inglott. Prólogo a Las estancias vacías.

La porción de vida vislumbrada en la poesía de Chona Madera lo dice todo contra ese mundo que se empeña en que las mujeres, para llevar un existencia plena, deben casarse, tener hijos, criarlos, y perderse a sí mismas en un abismo de deberes sociales y domésticos. Saro Díaz. Prólogo a Antología Poética.

 

 

Datos biográficos:
http://www.guiadegrancanaria.net/memoriainsular/2001/personajes/chona_madera/chona_madera.html

http://www.mdc.ulpgc.es/cdm/ref/collection/aguayro/id/1837

Enlace a su obra digitalizada:
Obras completas: http://www.mdc.ulpgc.es/cdm/ref/collection/MDC/id/70716
Las estancias vacías: http://mdc.ulpgc.es/cdm/singleitem/collection/MDC/id/44127
Los contados instantes: http://www.mdc.ulpgc.es/cdm/ref/collection/MDC/id/44018
Mi presencia más clara: http://www.mdc.ulpgc.es/cdm/ref/collection/MDC/id/72581

 

 

 

En los versos de Chona Madera se observa que se trató de una mujer que se alejaba del rol de género dominante en su generación. En aquel entonces, se concebía que las mujeres debían su existencia a ser madres y ocuparse de las labores del hogar. Como puede leerse en su poema “Estas manos”, Chona Madera no tuvo hijos:

Estas manos que nunca
taparon a un hijo,
ni lavaron nunca
sus carnes rosadas,
se duelen de haber nacido
para nada.
Mi madre en mí queda
como obra truncada.
¡Qué pena por ella!
Yo hubiera querido
prolongar su savia;
pero a veces digo, para mi consuelo
¡nadie por mi culpa llorará su duelo!

Tal y como expone la crítica Saro Díaz (en el prólogo de su Antología Poética), Chona Madera, en cambio, dio a luz unos magníficos versos. En su obra permanecerá por siempre su savia y su genética.

 

 

Los críticos incluyen su producción literaria dentro de la poesía de posguerra. Sus versos tienen carácter elegiaco, pues muchos se dedican a la muerte, y se aprecia en ellos la religiosidad de la autora. Algunos poemas son de corte social, mientras que en otros habla de su mundo interior y sus sentimientos.
Sus obras son: El volcado silencio (1944)
• Mi presencia más clara (1956)
• Las estancias vacías (1961)
• La voz que me desvela (1965)
• Los contados instantes (1966)
• Continuada señal (1970)
• Mi otra palabra (1977)
En el año 1979 se publicaron sus Obras completas y en 2003 se publicó una Antología Poética con una selección de poemas.

Lengua Castellana y Literatura (LCL)

4º ESO

  Recursos de la SA

Isabel Medina

Texto: Ana Belén Hormiga Amador

1943

“Quiero estar viva cuando que me muera”

 

 

 

Isabel Medina es una poeta, narradora y dramaturga natural de Hermigua, La Gomera.
Cuando tenía tres años, su familia se trasladó a Tenerife. Por eso, Isabel Medina pasó su niñez en Güímar. En este lugar creció mientras se acercaba a la literatura para descubrir a los grandes maestros de todos los tiempos: Dante, Dostoievski, Shakespeare, Cervantes… Su lectura le proporcionó grandes momentos, pero también provocó que rompiera los cuentos que hasta ese momento había hecho y no volviera a escribir. La futura artista se desanimó pensando que no podría aportar nada nuevo a la literatura, porque ya todo estaba escrito.
Más tarde, Isabel Medina estudió Magisterio y ejerció durante varias décadas en colegios de La Gomera, Charco del Pino, San Isidro y Granadilla. Gracias a eso, se dio cuenta de que apenas existían cuentos canarios para su biblioteca escolar, así que decidió escribirlos ella misma. De esta manera nació una de las escritoras más prolíficas de Canarias. Pronto vería la luz su literatura para personas adultas. También poemas que han musicalizado Taburiente, su hija Marisa Delgado Medina, Verode o Taller Canario de la Canción; libretos para óperas y un sinfín de creaciones en las que resulta tangible su formación artística y cultural. Precisamente por ello, fue candidata por votación popular al premio Canarias de Literatura en 2015 y en su pueblo, Hermigua, hay una calle que lleva su nombre.
Isabel Medina es una escritora comprometida con la igualdad y la defensa de los derechos de la humanidad. En sus obras pueden percibirse estos ideales. Además, lleva años participando en diferentes eventos culturales tanto en Canarias, como en la Península, Cuba, Sudamérica o Nueva York, donde fue invitada a la 8 Feria del Libro Hispano/Latino, en octubre de 2014.

Recientemente Isabel Medina ha tenido que enfrentarse a un gran reto: afrontar un grave problema de visión. A pesar de esto, la autora no ha dejado de escribir y está a punto de comenzar una nueva novela.
Isabel Medina es una persona muy activa que emplea parte de su tiempo en participar en diferentes tipos de actos culturales y artísticos: recitales, presentaciones de libros, elaboración de prólogos…

 

 

Disfrutemos de un fragmento de una de sus novelas:

La hija de abril

Te asombras, tú que no lo has vivido, pero es así: de pronto se te derrumba el edificio, y entonces no tienes más remedio que revolver en tus propios escombros, y desde esa profundidad visceral y confusa, bucear en busca de luz, de un poquito de luz, que pedir más es demasiado.

Disfrutemos leyendo algunos de sus poemas:
Siempre nos quedará París
De Los ojos de la lluvia

Lloviznaba dulcemente sobre Orly
cuando el avión aterrizó sin estridencias.
Un otoño suave acariciaba
la piel de la ciudad y tú acariciabas mis manos
mientras me mirabas
como si fuese la última vez que el mundo
daba vueltas sobre sí mismo.
Las hojas de los árboles amarilleaban el suelo
después de que la brisa besara tu rostro
y las manos del tiempo rodearan mi cintura
y acariciaran tu pelo sin importarles nada
la seriedad de monasterio que tenía la Gioconda,
envidiosa, seguramente, de tanto amor desmesurado
de tanta risa a deshora y de tantas canciones en francés.
A ti te sorprendió, lo recuerdo,
el inesperado concierto que nos regaló Cortazar
en la última esquina de los Campos Elíseos.
Sabíamos que Julio se había quedado
una eternidad entre París y tú.
Nos hizo gracia que el Sena estuviese
harto de tanta desmesura a flor de agua
de tanto beso apresurado deleitado degustado
por los amantes anónimos o reconocidos
o maltrechos que bajo los puentes del río
levantaban las faldas a la noche
y hacían el amor en sus orillas.
Siempre nos quedará París, dijiste,
como en la vieja película.
Siempre nos quedará París, te dije,
mientras me ovillaba a tu cuerpo
y el Árbol de los Suspiros recogía anhelante
el último beso de la noche.
Qué maravilla, qué maravilla…
es una lástima que nunca hayamos estado en París.

La especie

De Los ojos de la lluvia
Nacemos desnudos y frágiles
y a pesar de nuestra innegable soberbia
somos el animal más desvalido
del planeta.

Tardamos siglos en bajar de los árboles
abrir un hueco a la semilla
caminar erguidos
o mirar de tú a tú al otro que nos mira.

Pergeñar una caricia
amamantar un deseo más allá del
instinto primigenio fue un avance
que conmovió a los leños de la hoguera.

Regalar un suspiro al viento
de la tarde
o acariciar con la mirada
seguramente hizo cambiar el curso de los ríos.

Hoy como ayer
como antes de que midiéramos el tiempo
el amor nos desnuda frágiles
e indefensos.

Tengo miedo de que me pueda caer
del abismo de tus manos
Yo, tan desnuda, amor, tan indefensa
como el primer día.

 

 

– La filóloga Covadonga García Fierro realizó un estudio sobre el poemario Los ojos de la lluvia. En él afirmaba:

En sus poemas, la autora introduce numerosas referencias artísticas y culturales… que, como en el poemario anterior, han marcado la vida de Isabel… Isabel Medina cultiva una escritura directa, cuya sencillez formal alimenta el disparo certero de cada verso… Un conjunto de imágenes muy bien construidas verbalmente, y portadoras de una gran belleza… Sin duda, se trata de imágenes poéticas reveladoras de una enorme sensibilidad. La sensación que le queda al lector después de leer Los ojos de la lluvia es de absoluta satisfacción. Isabel Medina ahonda en temas universales como el amor, el paso del tiempo, el recuerdo, el origen del cosmos o el misterio del destino. Y es especialmente interesante el punto de vista que asume la autora para hablar sobre el rol que históricamente se ha identificado con la mujer y con lo «femenino». Isabel Medina construye con palabras un mundo poético de imágenes llenas de narratividad. Un poemario redondo, cuya progresión temática invita a ir de un texto al siguiente; y al que identificamos, enseguida, con la ya inconfundible voz de su autora.

-La historiadora Sandra Ferrer publicó en su blog en 2016 una reseña sobre la novela Olympe de Gouges. La libertad por bandera:

Escrito por la poeta, narradora y dramaturga canaria, Isabel Medina, la novela sobre Olympe de Gouges es una historia preciosa, muy bien documentada. Una manera muy amena y entretenida de conocer la historia más personal de esta feminista de la Revolución Francesa. Olympe de Gouges. La libertad por bandera es una novela histórica muy recomendable.
-El escritor Tomás M. Galán escribe sobre la novela Olympe de Gouges, (Nueva York, 2016)
Oh, Dios, qué bello fragmento, pasaje. Desde que te conocí, que leí aquel libro de tu autoría, Isabel Medina, sentí el proceso de rendición del lector frente al texto. Voy a resumir el efecto de este bocadillo literario: sensacional. Me recuerdas que no es solo la pasión y vocación, es visión y búsqueda de la verdad para compartirla. Gracias. Solo tengo que adquirir tu novela y darle gracias a la vida por saber que vives. Las mujeres y los demás seres libres me están transformando.

-El catedrático y escritor Justo Sotelo, publicó en Facebook en 2017 este comentario sobre su encuentro con Isabel Medina:

Una de las mejores escritoras canarias y, por tanto, españolas… Sus ganas de vivir, de escribir, de seguir siendo feliz… Hablamos de lo difícil que es escribir bien o, dicho de otra forma, de lo complicado que es ser “escritor” de verdad, con ese misterio inefable que te acompaña a todas partes, incluso en lo más cotidiano de la vida. En su opinión la literatura no tiene que basarse en la “catarsis” personal del que escribe, sino nacer del conocimiento y la objetividad, y a ser posible de la felicidad. Esa es la mejor manera de acercarse a la belleza y a la idea de lo universal. Vivimos tiempos excesivamente relativistas, asegura, que pronto pasarán de moda. Y solo quedarán las obras intemporales y técnicamente buenas.
De vez en cuando me gusta tomarme un café con escritores de verdad.

 

 

 

Isabel Medina es una autora que apuesta por la igualdad y trata de fomentarla a través de sus escritos.

  • Un ejemplo claro lo constituye este poema infantil en el que se aborda la corresponsabilidad en el hogar:

El enfado de Sara
De La princesa vagabunda

Un día por la mañana,
era lunes, me parece,
cuando Sara, arrebolada,
llegó a clase disgustada.

“¿Qué te pasa, Sarita?”,
preguntó la señorita
Pepi, ya se sabe,
la profe de Naturales.

“Es que estoy muy disgustada
-dijo Sara arrebolada-.
Me he enfadado con mi madre
por algo muy importante”.

……….

“Es que mi madre me dice
que antes de venir a clase
tengo que hacer de antemano
la habitación de mi hermano”.

Sara, y no era antojo,
Tenía enfado en los ojos.

“Y mi hermano es mayor,
ya le salen espinillas,
se pone pantalón largo,
se afeita con maquinilla”.
…….

“¿Pues…sabes lo que te digo?
-dijo Pepi, disgustada”.
Que si tu hermano pretende
tener comida y criada,
una novia que lo quiera
y no dar un palo al agua,
dile, te lo digo yo,
que no sea un dinosaurio,
que se meta en la cocina,
en la ropa y en su cuarto.
Que las mujeres criadas
hace ya tiempo que están
trabajando y estudiando
hasta en la universidad”.

Y Sara, y no era antojo,
No tuvo enfado en los ojos.

  • En 2016 vio la luz el libro en español Olympe de Gouges: La libertad por bandera (previamente se había publicado en francés).
    Isabel Medina crea en esta obra una biografía histórica novelada centrándose en la mujer que redactó la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana. Olympe se considera la precursora del feminismo. La autora rescata el personaje para hacer un recorrido por la revolución francesa.
    En la revista Mundo Crítico. Literaria y de Pensamiento Crítico apareció en 2016 esta reseña en la que se explica la mirada con “gafas violetas” de la autora:
    Cuando uno estudia o lee acerca de la revolución francesa no se da cuenta de hasta qué punto lo que está aprendiendo es una historia de hombres… contada por hombres. Por eso una novela como la que ha escrito Isabel Medina y que publica Izana editores ya es, de partida, meritoria: porque ayuda a poner el foco sobre una mujer que también fue protagonista de uno de los momentos de cambios más importantes de Europa.
    El siguiente fragmento pertenece la novela. En él, encontramos a Olympe de Gouges que espera dentro del calabozo a que la ejecuten en la guillotina.
    Llovía. Llovía insistentemente sobre París. El manto negro del cielo se preñó de millones de lágrimas que caían voluptuosas desde el techo del mundo, a sabiendas de que los ojos del mundo se habían clavado como punchas de fuego en la Francia revolucionaria.
    Era el día 2 de noviembre de 1793 cuando Olympe de Gouges se dejó caer, como quien se desprende de un viejo vestido, en el jergón de una celda de la Conciergerie, su cárcel ya por poco tiempo. Por una rendija de luz humedecida brillaban los ojos de la guillotina. El silencio, después de tanto alboroto, chillaba en sus oídos decidido a dejarse oír. Ya no eran los gritos, ni los aplausos, ni los insultos, ni su deseo inconmensurable de hablar, explicar, decir… cuando ya todo estaba hablado, explicado, dicho… decidido. Era verdad que nada podía cambiar la historia que se había empantanado en un charco de sangre.
    Pero sus oídos levantaron la voz para recordarle la sentencia que, momentos antes, había leído uno de los miembros del tribunal que la había juzgado. Le hubiera gustado romperla como había roto un viejo borrador de su primera comedia, pero aquella sentencia, aunque era real, no podía tocarla, ni leerla, ni olerla… solo escucharla desde el ahogado grito de sus oídos que, aún tapándolos, se empeñaban en hablar:
    …Tribunal extraordinario, en París, según decreto de la Convención de 10 de marzo de 1793, año II de la República… el jurado ha deliberado que Marie Olympe de Gouges ha atentado contra la soberanía del pueblo en unos escritos de los que es autora… por lo que el jurado la condena a pena de muerte, que se deberá ejecutar en un plazo de veinticuatro horas… de conformidad… con el artículo… de la ley… 29 de marzo. Bienes confiscados por la República.
    … la verdad, que no tiene nada que ver con lo que esta farsa de tribunal ha dictado, tal vez porque la sentencia se había escrito mucho antes de que subiera a la tribuna; por eso no sirvió de nada que abriera mi corazón y se lo enseñara a los miembros del jurado y a toda aquella gente que se había reunido allí para verme, para ver a una mujer que había defendido su derecho a la palabra, su derecho a subir a la tribuna, a subir al cadalso si hiciera falta. Ellos jamás van a tolerar que una mujer indique el camino. Es un acto de soberbia imperdonable.
    Pero ella era Olympe de Gouges, feminista y republicana, la mujer que se atrevía a dar discursos, a escribir comedias, a dictar pasquines… La mujer de estado que había luchado por Francia como lo habían hecho pocos hombres; ella, Olympe de Gouges, tenía que saber lo que estaba pasando en el lugar más tenebroso del mundo. Y a ese lugar, precisamente allí, había llegado su pequeña hija Julie. Y no había duda de que era ella; Julie estaba a su lado y la llamaba, y la acariciaba, y el mundo entero se había oscurecido ante su presencia inconmensurable.
  • En el poema No quiero ser tu media naranja la autora desmonta uno de los grandes mitos del amor romántico: el de la media naranja. Al hacerlo, defiende que la mujer es un ser independiente, autosuficiente y completo.

No quiero ser tu media naranja
De Los ojos de la lluvia

SI ME QUIERES, amor, quiéreme entera
porque no voy a partir en dos
el mascarón de proa de mi barco
ni a buscar la mitad de mí en el arcano de tu cuerpo.
Despierto en la tierra de nadie
donde vive la melancolía y pongo en hora al sol
redondo como una fulgurante bola de fuego
para que te devuelva entera la mañana.
No busques
no quiero saber nada de tus secretas obsesiones
ni de las carencias que te han crecido en el calendario
de las horas
no me pidas a mí lo que te falta
porque no se escribe así el menú de nuestros besos.
Quiero que llegues a mí entero como una naranja
redondo como un pensamiento capaz como un deseo.
Y yo misma,
que no me atrevo a hacer el balance de mis deudas
ni a contabilizar la multitud  de mis carencias
te ofrezco mi ser entero como una naranja
redondo como un pensamiento capaz como un deseo.
Por eso, atrevida, saludo al sol cada mañana
lo pongo de despertador en la cabecera de tu cama
y me sumerjo desnuda en el río de sangre de tus venas
para llenar de flores el ojal de tu camisa
porque no quiero ser tu media naranja
si me quieres, amor, quiéreme entera.

  • La filóloga Covadonga García Fierro realizó un estudio en el que hablaba sobre el poema No soy hija de Eva. En él afirmaba:
    “El destino que cultural e históricamente se ha ido construyendo específicamente para la mujer. Y es que, a medida que avanzamos en la lectura, encontramos una crítica –a veces más sutil, otras veces más abierta y feroz– a ese empeño de distinguir entre el destino del hombre y el destino de la mujer, irremediablemente madre y, según el mensaje bíblico, pecadora que sucumbe a la tentación y trae los males a la Tierra”
    Disfrutemos leyéndolo:

No soy hija de Eva
De Los ojos de la lluvia

Ni me concibieron en lejanos paraísos.
Yo, mujer,
recuerdo aún el segundo cósmico
en que me puse en pie y miré de tú a tú
la casa sin techo de la noche.
[…]
Yo, mujer,
útero, pecho, barro donde los hombres
amasaron la forma.
Fuera del refugio de las cuevas
la multitud atravesó barrancos y desiertos
llegó descalza a las villas y ciudades
y subió sin permiso a los rascacielos del aire.
Y yo, mujer,
cargué con el pesado fardo de un burka
me arrastré por caminos de ignominia
y parí hijos cuando los falos en tormenta
violentaron mi carne y lapidaron mis sueños.
Y aprendí a olvidarme, a hacerme cosa
mientras los siglos parían revoluciones
que desviaban el curso de los ríos
y torturaban el color inocente de una rosa.
Tal vez ahora
que tu voz me llama por mi nombre
seré capaz de amar mientras se enciende al fin
la casa sin techo de la noche.

Escuchemos varias canciones infantiles creadas para promover la igualdad:
• En “La graja Maruja” aparece una graja que quiere ser arquitecta y lucha por alcanzar este sueño: https://www.youtube.com/watch?v=PC-7PZ5te68
• Track 6 del disco “Del Teide al Roque Nublo” de Marisa Delgado Medina. Letra: Isabel Medina, Música: Marisa Delgado. Editado por el Centro de la Cultura Popular Canaria y el Cabildo de Tenerife. Grabado y mezclado en Estudios Manzana. Canarias 1991

 

 

-Consulta la web de Isabel Medina: http://www.isabelmedina.es/

-Disfruta con la escena del segundo acto de la ópera Olympe: https://www.youtube.com/watch?v=xWtmWmQ7AnI

-Escucha a Isabel Medina recitando el poema octavo del disco Antología de Isabel Medina en su propia voz, editado por el Centro de la Cultura Popular Canaria en colaboración con el Cabildo Insular de Gran Canaria.
https://www.youtube.com/watch?v=7HUP5uXCun4&t=23s
– Escucha el poema 1 del disco Antología de Isabel Medina en su propia voz. Producido por el Centro de la Cultura Popular Canaria en colaboración con el Cabildo Insular de Gran Canaria. Fotografía José Torres. Grabado y mezclado en Estudios Manzana, Canarias 1991 https://www.youtube.com/watch?v=0jyCXdDFxss
Canciones:
-Escucha a Marisa Delgado Medina cantando “Adivina lo que es”. Letra: Isabel Medina, Música: Marisa Delgado Medina. https://www.youtube.com/watch?v=Iz0jS0iIMuc
-Escucha Track 8 del Libro-Disco “El Tesoro del pirata Cabeza Perro”. Letra: Isabel Medina, Música: Marisa Delgado Medina. Publicado por Anaya con la colaboración del Ayuntamiento de Güímar y el Área de Medio Ambiente y Paisaje del Cabildo de Tenerife. 1ª Edición Mayo 2007 https://www.youtube.com/watch?v=UAqQfccXoZk
-Escucha “La canción de la lluvia”. Track 11 del disco “Del Teide al Roque Nublo” de Marisa Delgado Medina. Letra: Isabel Medina, Música: Marisa Delgado Medina. Editado por el Centro de la Cultura Popular Canaria y el Cabildo de Tenerife. Grabado y mezclado en Estudios Manzana. Canarias 1991 https://www.youtube.com/watch?v=c6_ekaY2ytw
-Escucha esta canción infantil “La nube y el sol” Track 10 del disco “Del Teide al Roque Nublo” de Marisa Delgado Medina, Letra: Isabel Medina, Música: Luis Morera. Editado por el Centro de la Cultura Popular Canaria y el Cabildo de Tenerife. Grabado y mezclado en Estudios Manzana. Canarias 1991 https://www.youtube.com/watch?v=ZW88EG06Jec
-Escucha esta canción infantil: Track 3 del disco “Del Teide al Roque Nublo” de Marisa Delgado Medina. Letra: Isabel Medina. Música: Marisa Delgado Medina. Editado por el Centro de la Cultura Popular Canaria y el Cabildo de Tenerife, grabado y mezclado en estudios Manzana. Canarias 1991https://www.youtube.com/watch?v=TSPuyDS2cT4

 

 

 

La producción literaria de Isabel Medina es extensa. Ha escrito más de treinta obras pertenecientes a diferentes géneros y temáticas. Así, ha cultivado la novela, la poesía, teatro, el ensayo e incluso, tres libretos para óperas.
Novelas:
La hija de abril, Algaida, Anaya, 2003.
La libertad y tú, Ediciones Idea, 2008.
El secreto de Sofía, Ediciones Idea, 2010.
Los cuadernos de Marta (Volumen 1), Idea, 2010.
Los cuadernos de Marta (Volumen 2), Idea, 2011.
Olympe de Gouges, La liberté pour bannière, editorial L’Harmattan, 2015 (novela publicada en francés qe un año después se editará en español)
Olympe de Gouges La libertad por bandera, IZANA Editores, 2016.
Obra poética:
Gánigo de ausencia, Centro de la Cultura Popular Canaria, 1982.
Chácaras de silencio, Centro de la Cultura Popular Canaria, 1986.
Antología poética, Cabildo de Tenerife y Centro de la Cultura Popular Canaria, 1991.
Tara, poemas y canciones, Centro de la Cultura Popular Canaria, 1995.
Las sandalias de la Luna, col. Micromeria, editorial Idea, 2009.
Los ojos de la lluvia, Ediciones La Palma, 2016.
Ensayo:
Iniciación a la Literatura Canaria, Centro de la Cultura Popular Canaria, 1986.
Obras infantiles y juveniles (narrativa, poesía y teatro)
Cuentos Canarios para Niños I, Centro de la Cultura Popular Canaria, 1983.
La canción del Alisio, Cabildo de Tenerife y el Centro de la Cultura Popular Canaria, 1990.
Cuentos Canarios para Niños II, Cabildo de Tenerife y Centro de la Cultura Popular Canaria, 1991.
Teatro Canario para los más jóvenes, Cabildo de Tenerife y Centro de la Cultura Popular Canaria, 1992.
Cuentos Canarios para Niños III, 1994.
Viaje fantástico por las Islas Canarias, col. El Volcán, Anaya, 1996.
Alizulh. El mundo mágico de las leyendas canarias, col. El Volcán, Anaya, 2000.
Piel de Luna, col. El Volcán, Anaya, 1999.
De parte de don Quijote, col. El Volcán, Anaya, 2000.
El Corazón de la Montaña Roja, Área de Medio Ambiente de Tenerife y Centro de la Cultura Popular Canaria, 2003.
El misterio de la Montaña Roja, Cabildo de Tenerife, 2004.
Perdidos en la Montaña Roja, Cabildo de Tenerife, 2004.
La sirenita Mary Paz, col. El Volcán, Anaya, 2004.
La princesa vagabunda y otros poemas, col. El Volcán, Anaya, 2006.
El tesoro del pirata Cabeza Perro, Cabildo de Tenerife, editorial Anaya, 2007.
El guardián del malpaís, Cabildo de Tenerife, editorial Anaya, 2007.
El pirata Pata de Palo, CAM-PDS, 2008.
Granadilla y el Caballero Tiempo, Idea, 2009
El secreto de Sofía, Ediciones Idea, 2010.

Isabel Medina es la autora de los libretos de tres óperas, cuya música pertenece al compositor y académico don Francisco González Afonso:
• La leyenda de Guayota.
• Baralides.
• Olympe.

Lengua Castellana y Literatura (LCL)

3º ESO

  Recursos de la SA

5º y 6º de Primaria

Elsa López

Texto:  Sonia Vaquero González

1943

“Hay un pájaro negro donde el mar se divide.

Hay un jardín de espuma florecido de cráteres.

Hay un mundo imposible,  inabarcable y mágico,

que me nace en la infancia y me muere en tu puerto”

 

Elsa López nace en Santa Isabel de Fernando Poó, Guinea Ecuatorial, el año 1943. Vive en La Palma (Canarias) desde 1947 hasta 1955 en que se traslada a Madrid donde hace sus estudios de Bachillerato y la carrera de Filosofía en la que obtiene la licenciatura en 1965. Después de un año en Lausanne (Suiza) como alumna y profesora de Literatura Española, regresa a España y compagina la docencia y la investigación antropológica. Así en 1973 presenta en la Universidad Complutense de Madrid la tesina de su licenciatura: Las supersticiones en la isla de La Palma. En julio de 1980 defiende en la Universidad Autónoma de Madrid su tesis doctoral basada en investigaciones de campo realizadas en una aldea del norte de La Palma (El tablado de la Montañeta. Estructura social y cultural de una comunidad campesina en la isla de la Palma) que mereció Cum Laude y el título de Doctora en Filosofía. En 1982 es nombrada catedrática de Filosofía con plaza definitiva en el instituto Isabel La Católica de Madrid donde ejerce como profesora hasta 1993.

A estas dos facetas (investigadora y docente) hay que unir su importante labor literaria.
En 1987 es nombrada presidenta de la sección de Literatura del Ateneo de Madrid y funda y dirige la editorial Siddharth Mehta Ediciones, que promociona a poetas y novelistas orientales. En 1989 funda su propia empresa, Ediciones La Palma, que se dedica principalmente a difundir la poesía. Del año 1987 al 1989 es organizadora y miembro de “La Ortiga”, un grupo de músicos, escritores y artistas fundado en 1988 con el que participó en recitales, conciertos y grabaciones que difunden la poesía y el arte por toda España.
El Ministerio de Cultura, a través de La Dirección General de Cooperación Cultural y el Servicio de Difusión del Español, le encargan, en 1990, España canta y en 1991, el mismo departamento, la nombró asesora para la temática de Canarias en Buscando España. En el año 1993 se le concede el I Premio de Investigación “José Pérez Vidal” y se traslada a Canarias en comisión de servicio dentro de la Dirección General de Cultura del Gobierno de Canarias donde pone en marcha dos de sus proyectos culturales más importantes: “El Papel de Canarias” y “Memoria de las Islas”. Ese mismo año funda en La Palma “La Casa de Jorós”, un pequeño museo etnográfico donde celebra encuentros culturales, recitales y jornadas dedicadas a la investigación etnográfica y que sirve, además, de Casa-Museo y de Biblioteca Pública con cerca de mil ejemplares de su fondo privado relacionados con el arte, la música y las tradiciones del archipiélago canario.
En el año 2000, regresa a su cátedra de Madrid. En agosto de ese mismo año es nombrada directora de la “Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores”. En el 2003 La Opinión de Tenerife, donde trabaja como colaboradora fija desde el año 2000, la nombra miembro del Consejo Asesor. En el 2004 es designada Académica Correspondiente de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes. En el 2006 es nombrada ante la UNESCO Embajadora de Buena Voluntad de la Reserva de La Biosfera Isla de La Palma, en el 2007 patrona honorífica de la Fundación Carpetania y en el 2008 miembro de la dirección ejecutiva de “Canarias en Europa”, Sociedad para la Promoción Cultural.
Ha sido Presidenta del Ateneo de La Laguna y en 2016 fue galardonada por el gobierno canario con la Medalla de Oro por el impulso al mundo de la literatura, la investigación y la etnografía. En la actualidad, dirige Ediciones La Palma y Promoción Cero, una empresa dedicada a la difusión de la literatura y el arte. A estas actividades hay que añadirle las conferencias, su participación como invitada en debates y foros de radio y televisión, y sus colaboraciones en distintos diarios a nivel local y a nivel nacional. Sus actividades más recientes son la reedición de su poemario Inevitable Océano y la participación en un documental con ese mismo título sobre su vida dirigido por Tarek Ode, 2018.
Elsa López es, sobre todo, la reivindicación de la palabra, la mirada poética que parte de lo más íntimo para describir la realidad más cercana y universal.

Elsa López es melancolía, nostalgia, barcos, océanos, esperanza y libertad.
Elsa López es, simplemente, poesía.

Cuando el viento estremece las ramas de las acacias
y siento que ya es otro tiempo,
y abro en las esquinas la puerta de la sombra
y mi pecho se inunda de bruma,
y recuerdo que hay entre encinas lúgubres
los primeros restos de escarcha,

yo vuelvo a La Palma.

Cuando el humo de los tugurios me araña los ojos
y de los labios se me deslizan comisuras blancas,
y hay espuma en mis sienes,
y el olor del asfalto se me pega como un sudario a la nuca,
y recuerdo que agazapados en sus cubiles
hay hombres que no conocen el mar,

yo vuelvo a La Palma.

Cuando se me extravía la mirada en los límites de las mesetas
y observo que más allá hay tierra todavía,
y las nubes se estrechan como arañazos
a lo largo de un horizonte de tierra devastada,
y recuerdo que si abro mi ventana
no veré ahora el mar,

yo vuelvo a La Palma.
El viento y las adelfas

Te he querido, tú bien lo sabes.
Te he querido y te quiero
a pesar de ese hilo de luto que me hilvana
al filo de la tarde.
Y tengo miedo.
De la lluvia, del pájaro de nubes,
del silencio que llevo conmigo a todas partes.
Tengo miedo a la noche,
a quedarme encerrada entre alambres del sueño,
a la palabra olvido
y a tus brazos en forma de barrotes dorados.

Miedo a recorrer la casa y saberla vacía,
o a quererte, de nuevo, mucho mejor que antes.
No me abandones en esta larga ausencia.
Recuerda lo que he sido para ti otros inviernos:
el tiempo de querernos indefinidamente,
el mar,
los barcos que llegaban sin muertos a la orilla,
el ruido de las olas al fondo de la casa.
Y el viento,
recuerda el viento, amor, doblando las esquinas.
Inevitable Océano

EL HIJO SE ME HUNDE
Como un clavo de luna sujeto por la sangre.
Tengo grandes distancias recorriendo la isla,
Buscándome en la playa, el mar y los estanques,
Para encontrar el vuelo de caballos azules
Y los pinares negros y la lava de plata
Y la cuesta sin nísperos
Y las cajas de tea oliendo a miel y a hinojo
Y el agua en la atarjea
Y ese rumor que deja metido entre los bardos
El viento enloquecido
Y la cuna sin mimbres arrojada al cantero
Y la tierra mojada con las cepas caídas
Y los ojos crispados detrás de la nostalgia.
Inevitable Océano

Ya nunca volveremos al viejo paraíso donde nace la lluvia,
donde huelen a alfalfa cortinas y manteles.

Ya nunca volveremos a medir la distancia
que queda entre las ramas del drago florecido.
Ni a remover la tierra,
ni a regar los maizales,
ni a pintar las ventanas,
ni a recoger el agua en cubos transparentes.

Ya nunca vendrá el frío
a llenarnos el pozo de zarzamora verde.
Ni volverá tu boca a dejar en la mía el sabor de la almendra.

Del amor imperfecto

En tu propia mano me diste de comer
-como a los pájaros-
pan y queso con aroma de hinojo, anís, matalahúva.
Acercaste el cáliz a mi boca
y yo lo recibí como si un hambre inmortal me delatara.
Estrené falda nueva, zapatos de tacón, trenzas de oro.
Y luego fui al olvido.

(Pero siempre lo supe:
que nada amaba tanto
y no habría camino más largo
que el de quererte a solas.)
Cementerio de elefantes

Me importaban un carajo las mareas,
el aire que respiras
y ese montón de hormigas
que pisas al mirarme.
(A mí lo que me importan son tus piernas,
el tono algo inquietante de tu melancolía
y esa forma que tienes de quererme
cuando estás frente al mundo)
Al final del agua

El cielo no es azul y yo alargo los dedos,
rompo el doble cristal que me aprisiona
y vuelo hacia tu pozo
hacia el lugar umbrío donde me desconocen.
(La ventana es muy alta, el río está muy lejos,
y hay un montón de lirios flotando en las orillas).
Luego alcanzo tu nombre y te llamo.
Te llamo por tu nombre y la costumbre de tu nombre.
Me despojo del manto
y me entrego desnuda al festín de los perros.
Tránsito

Mascarones de proa

Me hundo y luego vuelvo a renacer de nuevo.
No pueden las tormentas con mi rostro y su pena.
Derivo mar adentro.
Me tragan los abismos
y resurjo de nuevo sobre el mar y las olas.
Yo soy insumergible.
Como esos mascarones de los barcos antiguos
que navegan soberbios del tajamar en lo más alto.

Mar de amores

Te quiero porque un día …

A Alexis Amador

Te quiero porque un día me llevaste hasta el río
y al vuelo de las aves que anidan en el agua.
Y me tocaste el hombro para darme el aliento
que pierdo en ocasiones.
Porque me miras grave
y me guiñas los ojos para poder seguirte.
Y me alientas,
y me acoges,
y me retienes por el aire cuando vuelo sin rumbo
o he perdido el oriente.
Quince poemas de amor adolescente

No le digas a nadie que te regalo un sueño.
Que he cubierto mi almohada de trenzas amarillas
y que no duermo a veces pensando en tus canciones.
Que a veces me despierto en medio de la pena
y escucho tus pisadas debajo de las sábanas.
Ese será el regalo más bello que te haga.
Ofertorio

TETRAODON FLUVIATILIS

Vino del río una tarde. Se instaló en la pecera
como si hubiera sido su casa desde siempre.
Tenía un movimiento pendular y armonioso
y era como la seda. Magenta adamascada.
En los días de lluvia,
inclinaba su cabeza hacia el mar de poniente
y detenía su viaje por muy breves momentos.

Siempre estaba soñando a través de un espejo.
Soñaba con moluscos, el ciprés de la calle,
las tejas nacaradas con olor a jazmines,
el muro de la iglesia,
y la ausencia infinita de un mar inalcanzable.
La pecera

Recurrir al vacío. 
Sentirlo dentro como un anillo 
que te envuelve y ahoga. 
Sentir la nada como sentir la náusea 
o el bullir de las plumas de un ángel desplumado. 
Su aleteo constante, su constante alborozo, 
su energía, sus pausas, su lenta agonía 
y sus abrazos. 

La nieve, incesante,
en la mirada detenida de unos ojos
que aprehenden todo lo existente
a su alrededor.
La nieve, incesante, vuelve a ser verso: 

Cae del cielo la nada.  
Nubes blancas y pequeñas 
tienen su forma. 
Y así caen desde el cielo. 
Esponjosa la nada. De algodón la nada. 
Los cuervos gritan alborozados 
el paso de la muerte.

Viaje a la nada

Al fondo de la calle los barcos como imanes
en la nevera gris, oceánica y fría
Y detrás, la nada
Y después de la nada, nada.
Solo el silencio que llevamos dentro.
Viaje a la nada

El corazón de los pájaros

Valeria se lo oyó contar a la madre. Y también le oyó contar que en el cuartel de la guardia colonial metían a los negros por cualquier cosa: un robo sin importancia, una mirada agresiva a un blanco, o, simplemente, por no apartarse cuando ellos, los blancos, paseaban por la calle al anochecer. Valeria había oído que los negros tenían que levantarse de donde estaban sentados y dejar que los blancos ocuparan la acera entera; que los negros sólo se podían sentar en los muros que bordeaban la calle y ¡pobre de ellos si se les ocurría mirar a la madre y a las tías!, que eso estaba prohibido; que tenían que bajar la mirada y hacer como si ellas no existieran, como si la madre y las tías fueran transparentes. Valeria no, que ella era pequeña y sus ojos llegaban a la altura de los ojos de los negros mirando al suelo y por eso podía sonreírles y darles la mano al pasar. Eso le gustaba a ella. Se quedaba detrás, rezagada, y caminaba dando saltitos de la acera a la calle y de la calle a la acera; y los negros levantaban la mano y le ofrecían la palma sonrosada y Valeria les daba un golpe suave: uno, dos, tres golpes, sin parar de caminar y ellos le decían:
—Amboló, niña.
—Les parten los dedos de la mano —le oía decir a Pedro en la cocina hablando con la madre mientras batían los huevos para hacer tartas de queso y pastel de guayaba— o les meten palillos en las uñas de la mano y del pie para oírles gritar; para que cojan miedo al capitán Herrera y no desobedezcan a “masa” Florentino ni a los otros “masas” de la colonia.
La madre añadía en la cena que Pedro tenía razón y que eso lo hacían para que los negros tuvieran miedo a los blancos que eran menos y se hacían fuertes con ese tipo de barbaridades y además —añadía tan rabiosa el “además” que éste retumbaba por toda la casa y llegaba a la cocina donde Pedro estaba ya completamente borracho tirado por el suelo— a ella sí que la miraban al pasar y ella los saludaba, como a todo el mundo, y no sólo la respetaban sino que “además” la querían; las bofetadas las dejaba para los que no sabían hacerse respetar y de ese género de gente ella andaba muy harta, que con los que había conocido después de la guerra tenía bastante. Nadie le replicaba y ella seguía sirviendo pastelillos de guayaba como si nada. Su tono era tan poderoso, que, dijera lo que dijera, resultaba indiscutible. Cuando la madre hablaba así se hacían unos silencios muy largos.

[…] Le daba igual, y cuando nadie la miraba ni se acordaban de ella, se alejaba corriendo detrás de las tortugas y les tiraba cocos enteros encima del caparazón para levantarlas de su letargo y hacerlas caminar. A veces llegaban los niños calabares con sus barrigas hinchadas y los ombligos hacia afuera. Recordaba aquellos ojos tan negros y aquella piel como de madera brillando al sol. Se bañaban desnudos y ella también. Y los blancos les hacían fotos muertos de risa mientras la madre comía buñuelos sin parar. La dejaban jugar con ellos y correr de acá para allá por la orilla con los pies dentro del agua. Cogidos de la mano saltaban las olas pequeñas o se metían un poco mar adentro y dejaban que las olas grandes les reventaran en la barriga o se sentaban en la arena muy caliente y se enterraban hasta el cuello sin soltarse las manos.

Ahora, tendida boca arriba, sentía ese calor de nuevo sobre los brazos y escarbaba en la arena, los ojos cerrados, buscando esa mano, pequeña y cálida, que le hacía sentir menos miedo al mar tan grande y tan verde de aquellas playas del continente llenas de tiburones, de cangrejos color salmón y de tortugas enormes que entraban lentamente en el agua transparente y sin olas.

Las brujas de la isla del viento

-Son brujas , lo juro-insistía la viejita-; las oigo pasar y oigo el ruido que hacen cuando vuelan por encima de nuestras cabezas y salen al patio que es parecido al del viento.
Las confidencias de Clementina le llegaban a las dos mujeres en un susurro; Clementina había bajado la voz y luego había vuelto la cabeza a un lado y a otro como si viera algo, como si temiese sentir la presencia de alguien a su lado.
Luego se había arrimado un poco más contra el cuerpo de las dos y había vuelto a repetir :
-Son brujas.
Ruth no dijo nada. Le dio unas palmaditas a Clementina en el brazo, se despidió de Merceditas Pinto con un gesto de la cabeza y se alejó por el corredor sin levantar la cabeza. Esa misma noche Clementina despertó a Isabel García Ponzano muy agitada.
-¡Ya vuelven, ya vuelven!
-¿Quiénes vuelven, abuela?
-Ellas ahí afuera, en el patio.

Isabel salió al patio y las vio. Estaban preparándose para salir en ese momento. Se habían subido a sus escobas y se reían a carcajadas. Las reconoció a todas; y si alguna no pudo reconocer por la oscuridad, le fue fácil hacerlo por el sonido de sus voces, sobre todo la risa de Gabina Izquierdo que era totalmente inconfundible. Al día siguiente, en uno de los paseos por el corredor, se tropezó, literalmente con Roberto Gobea.
-Isabel, ¿qué te pasa? Pareces un alma en pena pasillo va y pasillo viene.
-Ahora sí que me va a creer. ¿Recuerda lo que le dije el otro día de cosas que yo sabía; de susurros y palabras del viento que entraban y salían de la cabeza como un repiqueteo? Pues bien, doctor, ahora me tiene que creer. No es el viento, doctor, son ellas. Las he visto. […]

Una gasa delante de mis ojos
Del Parque Chacabuco me quedan trazos más fuertes: ni rastro de paredes, ni himnos, ni la posibilidad de volcar en ellos la dulzura de mi alma; solo las terribles miradas de la miseria clavadas en mí. Yo creía que ignoraban el mal, la enfermedad, el dolor, pues sus impasibles gestos ante las explicaciones que yo les daba me hacían creerlo así, hasta que una mañana, después de haberles explicado durante casi hora y media los riesgos de la tuberculosis, cómo se contagiaba y lo fácil que podía ser el contagio entre ellos por la frecuencia con que todos chupaban mate de la misma bombilla y la saliva les servía de transmisor, una niña de apenas ocho años levantó su manita sobre la cabeza de los demás compañeros y muy tranquila dijo: “Mi mamá se murió de eso”.
(..) La niña no parpadeaba y yo me sentí arrinconada, noqueada contra las cuerdas de un ring que durante meses había confundido con una casita de muñecas. ¡Ay, dulces niños, crueles niños, niños de Parque Chacabuco que me llenásteis el corazón de rabia y amargura contra una sociedad mezquina y cegata que permitía unos ocho años tan “instruidos” y tan ultrajados!
[…] Yo me iba a la calle a conseguir la luna. Esa era mi respuesta. Siempre ha sido esa mi respuesta. Cuando era niña recuerdo que la luna, allá en Pocito, tenía una forma especial. Era mucho más que redonda, mucho más que grande y mucho más que de plata. La luna de mi casa llegaba a tener tales proporciones que ocupaba mi ventana de lado a lado. Parecía que había intentado penetrar por ella y no había podido hacerlo. Se golpeaba con los laterales y se quedaba trabada en ellos. Brillaba tanto que cuando yo intentaba mirarla mucho rato los ojos me dolían, comenzaban a escocerme y tenía que parpadear constantemente. Mi hermano Romeo me había fabricado una máscara de cristal ahumado colocado en una horquetilla de fresno, a guisa de monóculo, y con ella me parapetaba al pie de la cama y miraba cómo el mundo cambiaba de color: blanco, azul, amarillo grisáceo…

Los años extienden una gasa delante de mis ojos. Ya no te veo. Miro el mar al pie de lo que alguna vez fue nuestra casa y no te veo. Sólo veo esa masa gris que se prolonga hasta el infinito. Tengo muy claras las cosas que me quedan por hacer y voy a hacerlas antes de descansar.
Creo que aún me quedan fuerzas para redactar esta despedida.
He puesto música. La he puesto muy fuerte para que no me deje pensar. No quiero pensar. Nada. No pensar en nada para no tener que volver a dudar. Es lo mejor después de todo.
¿Qué me pasa? ¿De qué puedo tener miedo? Si, quizá lo tenga, pero es más fuerte esta angustia, esta desesperación que se me anilla al cuello como un grillete.
Oigo tangos. Me gustan los tangos. Me producen una extraña desazón y, al mismo tiempo, me enardecen, me provocan nostalgias y ganas de bailar.
¡Qué locura pensar semejante estupidez en estos momentos!
“Madreselvas en flor que me vieron nacer… si todos los años tus flores renacen ¿por qué ya no vuelve mi primer amor? …Así aprendí que hay que fingir para vivir decentemente…”
¡Qué disparate! Estoy cantando y los pies se me van de un lado a otro como si me fuera a vestir y a salir a la calle; como si todo lo que he dispuesto fuera un mal sueño y la realidad fuera distinta cuando sé, positivamente, que la realidad no es otra que la que estoy viviendo en estos momentos delante de unos papeles en blanco dispuesta a escribir mis últimas palabras.
Ahora debo controlar esta cabeza mía. Calmar el dolor y no dejar que pueda conmigo. Liberarme de él para ordenar tanto papel y tanta tristeza.
He recuperado las cartas de dentro del armario, de las carpetas viejas, de los bolsos y las cajas de zapatos. Las he ido ordenando dentro de una maleta pequeña que me compré en el último viaje a Europa y que tanto te gustaba. Más de una vez pensé regalártela, pero luego me decía a mí misma que estaba mejor donde estaba detrás del escritorio llenándose día a día de papeles y recuerdos que yo iba almacenando para organizarlo todo cuando tuviera un momento de sosiego. Ahora llegará a tus manos y dentro encontrarás, pedazo a pedazo, la mujer que un día te perteneció por completo.

(palabras para Elsa)

«Dentro de la poesía canaria, está la línea brillante de Tomás Morales, y la línea más soterrada, más candente, más temblorosa de Alonso Quesada. Elsa pertenece a esta última: una poesía humana inserta en la vida y sin querer huir de ella».

José Hierro

“Esa otra dimensión poética descubre Elsa, la mujer poema, la mujer con una mano de arcilla y otra de cerámica. Y con ambas escribe, con ambas ama y recoge su campamento y se marcha. De lumbre sus ojos.
Elsa anuncia tormenta y llega brisa. Sus poemas transforman su lectura en una encuesta de amor. Las palabras que no han sido usadas por Elsa esperan ansiosas en la antesala su llamado, sudando frío, sin dejar de mirar la puerta.
Todas quieren estar en sus poemas, ninguna quiere morir sin subir esa montaña. En sus poemas Elsa confiesa todo y no acepta nada. Se desmorona, se pone en riesgo, te desafía. […]”

José María Zonta
https://www.laprensa.com.ni/2015/04/25/cultura/1820885-huellas-de-pecera-de-elsa-lopez

“La poesía de Elsa entra así, suave, a veces sin aparente trascendencia. Pero te conmueve, te golpea el alma. Es un íntimo aleteo que no te deja indiferente.”

Luis León Barreto

“Y es que Elsa mira en poesía, siente en poesía, vive en poesía; por ello, en cuanto Elsa vive hay poesía, incluida su prosa”,

Yapci Bienes

«Elsa López (que pertenece a la generación de Marta Pessarrodona, Cristina Peri, Rossi, Paloma Palao…) mantiene el gusto, la delectación en la palabra tendente al colorido y la sensualidad».

Juan Cobos Wilkins

“La poesía de Elsa López captura y celebra la importancia de lo supuestamente más insignificante […] nos recuerda que vivimos en el tiempo y que “todo lo que habla” -citando a Blanchot- “está hecho de carne mortal”.

Elisa Rodríguez Court

“Su producción literaria debe ser considerada como una cima de las letras hispanas contemporánea, desde la que sobresale con voz propia e inconfundible, algo sólo al alcance de los grandes”

“acusada personalidad y sus apasionantes experiencias vitales, aún pujantes, que sin duda han proporcionado hondura a la producción de una obra inagotable e inspiradora para diferentes generaciones de escritores”.

Anelio Rodríguez Concepción

“Entiendo que Elsa llega a la gente porque su poesía es vida, es amor por la vida y es honestidad, y entiendo que todos queramos un poco de ella y de su tiempo, porque para mí es como Holden Caulfield, es esa guardiana entre el centeno que nos está llamando a todos para que no nos acerquemos al precipicio, nos abraza y nos dice que vivamos, que disfrutemos, que amemos y que seamos justos, sinceros y valientes, que valemos la pena, y que nos miremos a los ojos, que siempre debemos ver los ojos de quienes tenemos enfrente”

Alba Sabina.

“Elsa López, poeta y novelista y filósofa y antropóloga, tiene una isla para salirse del mapa cada vez que quiera, La Palma, donde los enredos del mundo se ven desde otro cielo.”

Carmelo Rivero

“La Palma, en Elsa, es una constante, el territorio al que regresa, su fuente de inspiración y el lugar que abandera desde el amor. Creo que sería muy complicado entender a Elsa sin La Palma y, a La Palma sin Elsa”

Tarek Ode

«Hay tres conceptos, que son símbolos para todo isleño, que son propios de nuestra idiosincrasia, y lo son también para Elsa: mar, isla y viaje, el viaje como símbolo de un trayecto vital”

Oswaldo Guerra

“Una poeta con experiencia y pulcritud que bascula entre el paisaje y la memoria, la reivindicación social.”

Luis León Barreto

Elsa López ha sido/es una mujer pionera en muchos frentes: la antropología, con estudios sorprendentes e innovadores, la edición, dando voz a numerosas autoras y autores que han encontrado en ella una puerta a la realización de su proyecto literario y por supuesto en la Literatura. Así, el Cabildo de Tenerife ha propuesto a la poeta y novelista palmera como Premio Canarias de Literatura 2018 por su trabajo como difusora de la literatura a través de Ediciones La Palma y Promoción Cero, apoyando a los jóvenes escritores de la Isla y por una producción literaria que es una de las más consolidadas de Canarias, con proyección nacional e internacional.

Elsa López forma parte de un corpus de mujeres escritoras que sondearon su mundo interior y cuestionaron el que les rodeaba y, a través de las páginas de sus libros, dejaron un legado fundamental para la revisión histórica de las mujeres en Canarias.
Por todo esto su nombre aparece incluido en multitud de antologías y proyectos literarios en torno a la voz de la mujer como sujeto literario.

*Breviario del deseo: poesía erótica escrita por mujeres Luz María Jiménez Faro, Torremozas, Madrid, 1989

*Breve historia feminista de la Literatura española, 1998, Iris M. Zavala

*La poesía escrita por mujeres y el canon (III Encuentro de mujeres poetas, 1 al 4 de octubre de 1998, en Lanzarote). Cabildo Insular de Lanzarote, (Lanzarote 1998).

*El deseo de la palabra. IV Encuentro de poetisas, Málaga, 1999.

*VI Encuentro de Mujeres Poetas. Ayuntamiento San Sebastián-Donostia. San Sebastián, 2001.

*Mujeres de carne y verso. Manuel Francisco Reina. La Esfera de los Libros, Madrid, 2001.

*Escritoras canarias del siglo XX. Blanca Hernández Quintana. Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas, 2003.

*Ilimitada voz (Antología de Poetas Españolas 1940-2002). José María Balcells. Servicio de Publicaciones, Universidad de Cádiz, 2003.

*Isla mujeres. Instituto Canario de la Mujer, Tenerife, 2003.

*Doce poetas andaluzas para el siglo XXI. Sharon Keefe Ugalde y María Rosal. Aula Poética Casa del Inca, Montilla, 2004.

*Desde su ventana (Antología de poetas canarias del siglo XX). Blanca Hernández Quintana. Ediciones La Palma, Madrid, 2004.

*En voz alta: las poetas de las generaciones de los 50 y los 70. Estudio preliminar y compiladora: Sharon Keefe Ugalde. Hiperión, Madrid, 2007.

*Diccionario de escritoras canarias del Siglo XX, 2008, Blanca Hernández Quintana

*Mujer y cultura en Canarias. María del Carmen Reina Jiménez. Colectivo de Mujeres Canarias. Gobierno de Canarias. Instituto Canario de Igualdad, 2010. DL: GC 128-2010

*Ponte en mi piel. Un proyecto de Nieves Álvarez. Gobierno de Cantabria. Dirección General de Igualdad y Mujer. 2016. ISBN 978-84-617-6790-8

* Exposición de mujeres escritoras: Leyendo en femenino, y en numerosas antologías nacionales e internacionales.

*Actas del VIII Encuentro Internacional de mujeres poetas: diversidad de voces y formas poéticas (En memoria de Ernestina de Champourcin). Edición a cargo de Ángela Serna
Diputación Foral de Álava, 2016. (Págs 126-128; 163)

*Perdone que no me calle. 62 autoras canarias denuncian la violencia contra las mujeres. Compiladora María Gutiérrez. Ed. Centro de la cultura popular canaria, Tenerife 2017

La obra de Elsa López está condicionada por su concepción ideológica y su experiencia vital. En ella su compromiso hacia su condición como mujer es indudable

«Yo soy muy de mujeres. Mi mundo es un mundo de mujeres: mi abuela, mi madre, las mujeres canarias… mi trabajo se lo debo a esas mujeres también. No podría escribir todo lo que aprendí con ellas.».

Toda su obra está impregnada de su yo-mujer: «La poesía de Elsa López está hecha a la medida y semejanza de la mujer» Gregorio Morales.

En su poesía es, en palabras de Antonio Arroyo Silva, una “Mujer que ama y duda y vuelve a creer. Mujer que necesita definirse y reafirmarse, fundarse en el texto, desde esa penumbra que ha sido la vida de la mujer histórica. No sólo la autora, el sujeto poético femenino y, si se quiere feminista, ha de transformar el paisaje institucionalizado por el hombre y ha de llenarlo con su respiración y su sentir.”

Pero además, “Activismo el de Elsa que va más allá del poema mismo, que hace, deshace e investiga todos los recovecos del espíritu femenino a través de la historia y la memoria y que la hacen acudir al ensayo antropológico y a la narración”

En sus novelas los personajes femeninos se alzan con la fuerza de la palabra que Elsa les otorga y se convierten en un reflejo de la historia de la mujer misma: mujeres que aman, mujeres que sufren, que son humilladas, que quieren pero no pueden, que guardan el secreto de la tradición y la sororidad y que son poseedoras del don más preciado y trágico, su misma condición femenina.

El corazón de los pájaros es una novela, escrita desde el punto de vista de mujeres, que forman un clan de tres generaciones, en ella, el hombre es un ser extraño, que causa frecuentemente dolor y que rompe el equilibrio natural de las cosas. Desde el título mismo de la novela vemos un un paralelismo entre el pájaro y la mujer, que unen su destino de forma simbólica y fatal.

Una gasa delante de mis ojos es una novela-carta homenaje a Alfonsina Storni que se convierte en un canto a la libertad personal, al derecho de elegir y decidir un destino propio. Una novela en la que reconstruye la última etapa de la vida de Alfonsina, quien en primera persona, surge a través de la palabra de Elsa para revelarnos una mujer que no se conformó con el papel que le tocó vivir. Una gasa delante de mis ojos es una novela llena de nostalgia, emoción y ternura, en el que se defienden con ahínco los derechos de igualdad de la mujer con respecto al hombre.

“Entendí que la libertad que tanto me obsesionaba no tenía ningún sentido si no se adquiría dentro de un contexto social y político. La mujer no sería libre nunca si no conseguía legalmente los derechos que la igualaran con aquellos que habían construido las leyes para dominarlas no solamente a ellas sino a todos los que como ellas fueran considerados más débiles o más indefensos que los promulgadores de la ley. Por esas razones la lucha femenina debía plantearse como un problema social y político referido a un determinado sector de la sociedad llamado mujeres.”
Una gasa delante de mis ojos

“Yo quería ese hijo, mil veces volvería a explicarlo, y no creo que sea tan difícil de comprender, pero no quería ser mujer hasta ese punto ¡Qué fácil es para ellos decir quiero ser padre o no quiero serlo…! Palabras, ideas… Para nosotros es algo más: entregas tu propio cuerpo, das tu carne, tus venas, tu sangre y parte de tus huesos. Dejas de ser tú para ser parte de otro cuerpo que luego se desgajará de ti. Y si no quieres dejar crecer dentro de ti lo que eres y no eres, debes arrancarlo por la fuerza, arrancando carne y sangre, no solo palabras. Y eso duele física y moralmente. Y eso determina brutalmente a media humanidad que lleva encima un sexo diferente a la otra media.”
Una gasa delante de mis ojos

Las brujas de la isla del viento

La obra narra la historia de un grupo de mujeres ingresadas en un centro psiquiátrico de una isla constantemente azotada por el viento. Las protagonistas de la novela están aquejadas de diferentes males, pero con un síntoma común: el viento les ha provocado delirios y trastornos que los médicos tratan de investigar. El origen de esta novela se remonta a una investigación de la autora realizada en los años setenta en torno al tema de las supersticiones en La Palma. Rebeca Piñeiro, Encarnación Miralles, Gabina Izquierdo, Asunción Cabrera y Natalia Bermúdez son algunas de las protagonistas de unas historias en las que la miseria, las supersticiones y el miedo convierten en brujas a mujeres maltratadas y perseguidas por la sociedad. En palabras de la autora la novela es “una metáfora sobre la situación de maltrato y consiguiente aislamiento que han sufrido las mujeres a lo largo de siglos de historia en los que hemos sido estigmatizadas, e incluso, en épocas anteriores, señaladas como brujas”

“Por estas rarezas con que en el pago la trataban; porque el marido había vuelto a darle palos de forma inesperada y porque estaba harta de aguantar mierda, una mañana, Rebeca decidió hacerse bruja de verdad”

“Cuando los seres humanos no entienden el mundo que les rodea ni los fenómenos que en él se producen, inventan un lenguaje que les explique lo que les sucede. No importa cómo lo expliquen ni que lenguaje utilicen, lo que importa es encontrar una respuesta a sus miedos y a sus dudas. La mayoría de nuestras pacientes han buscado una explicación a sus problemas y a sus achaques; el que hayan recurrido a un lenguaje que se acerca más a la mitología que a otra cosa no disminuye el valor de sus conclusiones”

“Ellas conocían las propiedades de algunas plantas, y eso era lo que, en definitiva, las hacía más sospechosas. Tenían animales como única compañía y su forma de vivir se volvía peligrosa hicieran lo que hicieran”
Las brujas de la isla del viento

Elsa López expresa además su activismo, su conciencia más feminista a través de sus colaboraciones en otras formas discursivas y textuales. Destacamos así sus artículos de opinión, su participación en mesas redondas, conferencias y otros foros culturales en los que siempre ha dejado patente su compromiso con el colectivo femenino.

https://dragaria.es/60-escritoras-canarias-manifiesto-la-paridad/
https://dragaria-gegkznh7c.netdna-ssl.com/wp-content/uploads/2017/12/manifiesto_escritoras_canarias.pdf (Manifiesto de 60 escritoras canarias por la paridad y la visibilidad de las muejres en la Literatura)
https://www.youtube.com/watch?v=5PhUvvLN0fw (Charlas entre la escritora y periodista mexicana Ángeles Mastretta, y la poetisa nacida en Guinea Ecuatorial, Elsa López. Moderado por el periodista Juan Cruz)
https://www.ull.es/portal/noticias/2012/el-instituto-de-estudios-de-las-mujeres-de-la-ull-organiza-una-semana-de-actos-sobre-las-feminas-y-la-literatura/
(Mujeres y Literatura: Discursos transformadores)

Como muestra de su compromiso feminista y de su constante lucha por la búsqueda de la igualdad recuperamos su lección inaugural del curso 2014-2015 de la UNED en Santa Cruz de La Palma. En su intervención, la poeta hace una defensa combativa de las mujeres escritoras:

“viven una situación de delirio: son canarias, son mujeres y, además, son islas”

LECCIÓN INAUGURAL DE ELSA LÓPEZ curso académico 2014-2015 de la Universidad Nacional de Educación a Distancia.

‘Una habitación sin vistas: escritoras sin territorio propio’
Cuando se plantea cualquier referencia literaria a mujeres o a prototipos de mujeres relacionadas con el mundo de la literatura hay una tendencia generalizada a repetir los arquetipos que durante siglos han proliferado en ese campo. Si citamos al sujeto literario veremos cómo esos arquetipos son universales y se repiten en muchas culturas de una manera casi constante. A lo largo de la historia los ejemplos son cuantiosos. De una manera estructural podemos crear unos determinados cuadros de inserción donde tendrán cabida todas ellas. Desde mi punto de vista ese es un buen trabajo de investigación para especialistas en cualquiera de esos campos. Estoy segura de que van a ofrecerme largas listas donde de la A a la Z van a aparecer mujeres que han representado el honor, la venganza, la justicia y un largo etcétera de principios morales o inmorales que han ido formando parte de nuestra iconografía: la madre, la amante, la heroína, la desvergonzada, la aventurera, la infiel… Desde los libros sagrados más antiguos hasta los comics más actuales, podemos clasificarlas con absoluto rigor. Ahora bien, si de lo que hablamos es de la mujer como agente directo de la literatura, los arquetipos se instauran de forma muy parecida aunque con nombres distintos: desde la escritora mediática hasta la escritora marginal pasando por la escritora objeto y terminando por la escritora que participa por entero en la vida social y literaria del tiempo que le ha tocado vivir, los modelos se construyen y se utilizan según la conveniencia social y cultural del momento. Editores, críticos, libros de texto, antologías y demás soportes que tan bien saben manejar los administradores oficiales de la cultura, están llenos de ejemplos con nombres y apellidos de unas y de otras. Creo que el cuadro de responsabilidad estadística nunca llegará a ser tan grande que no podamos hacerlo viable. Hacer uso de ello en los distintos esquemas culturales que queremos representar dentro de nuestra sociedad es, cuanto menos, una frivolidad si dejamos de hacer un repaso por otros campos de la vida activa literaria compuesta por mujeres.
Creo que no es tarde para denunciar las carencias que en el campo de la literatura activa vienen apareciendo desde tiempo inmemorial y cómo esa denuncia se hace necesaria cada vez más debido a cómo se representa a las mujeres en el campo de la actividad literaria y no sólo de lo que ellas representan dentro de ese campo. Por otra parte, cuando se plantea este tema no puedo dejar de pensar en esas otras que fueron silenciadas por la historia o por los prejuicios de quienes la escribieron. Pienso en las que vieron cómo se borraban sus nombres de la lista o cómo padecieron sobre su propia carne el destino de ser invisibles para una sociedad que las enaltecía como heroínas de sus narraciones y poemas épicos, pero las rechazaba como seres vivos capaces de vivir esas mismas historias e incluso de escribirlas ellas mismas. Porque los problemas de esas mujeres fueron siempre parecidos: desde la invisibilidad hasta la imposibilidad de ejercer un oficio para el que estaban perfectamente dotadas: el de escribir. Y esa posibilidad les fue negada por no tener, entre otras cosas, la libertad de hacerlo o un tiempo y un territorio propios donde hacerlo.
Por una parte son invisibles, transparentes. Están en escena y no se las ve. Presiden instituciones, congresos, departamentos sociales, y no se las ve. Pintan, escriben, componen, dirigen orquestas, crean arte, y no se las ve. Se silencian sus nombres o se las aparta del canon que es lo mismo que no ser. Porque si no se las nombra, no son nada. Nadie duda de que hubo escritoras espléndidas en todas las épocas dignas de ocupar un lugar destacado en las mejores enciclopedias o artistas dignas de tener colgadas sus obras en los mejores museos. Y si nadie lo duda, ¿por qué no están? ¿Quién ha borrado sus nombres de esas páginas? ¿Quién o quiénes han olvidado colocarlas en el sitio que les corresponde? Es necesario pronunciar esos nombres para que existan. Debemos escribir sus nombres para reivindicarlas, para hacerlas visibles, para darles la vida que no tuvieron. Por eso es necesario que las nombren, que las designen por su nombre y por lo que él significa. Hay cosas que es mejor no nombrarlas para no hacerlas evidentes. Esa es la clave para entender el silencio creado alrededor de las mujeres. La visibilidad de una mujer está permitida siempre y cuando responda a los cánones que la sociedad dominante haya creado. Ninguna mujer que tenga voz propia, que sea beligerante o emprendedora, es aceptada por la mayoría de las sociedades patriarcales. Y si una mujer así existe, se procura minimizarla, ridiculizarla, quitarla de en medio. No se cuestiona la autoridad cuando es un hombre quien la ejerce, sea en el campo que sea. Se cuestiona cuando es una mujer.
Mi posición al respecto es más que una denuncia. Es un llamamiento, un toque de atención, un gesto de rebeldía ante una sociedad que nos da la espalda con determinadas actitudes que debemos aprender a leer entre líneas. Actitudes que van desde un proteccionismo excesivo e innecesario, hasta una clara actitud agresiva de rechazo, pasando por una posición de indiferencia casi absoluta que ha conducido, en muchos casos, a que esa invisibilidad dure siglos. Si se trata de proteccionismo (da igual que sea familiar o gubernamental) las mujeres se verán obligadas a pagar una cuota muy alta. Si se trata de rechazo, la expulsión de cánones, jurados, mesas de debate literario, academias, etc., no serán los problemas mayores a los que tener que enfrentarse. Y si los problemas se derivan de la indiferencia social, no será sólo la invisibilidad el mayor de ellos. Si hablamos de proteccionismo, el más grave seguirá siendo el de la manipulación de género por parte de determinados gobiernos autónomos. Como muy bien explicaba Helena González, catedrática de Filología Gallega y Portuguesa de la Facultad de Filología de la Universidad de Barcelona en un encuentro de escritoras celebrado en Barcelona en el año 2000, las mujeres que escriben y que además pertenecen a una determinada autonomía deben estar preparadas para lo peor.
Entre las propuestas de esta profesora estaba el reflexionar sobre los fenómenos socio-literarios que han influido e influyen de manera decisiva en la construcción y reconocimiento de la literatura hecha por mujeres desde determinadas autonomías del estado español gobernadas por nacionalistas y, por lo tanto, con una clara política cultural: la de ejercer como mediadores en relación con su proyección exterior. Según González Fernández, el nacionalismo fagocita lenguas, culturas, mitos, y todo lo que se le ponga por delante. Es un paraguas totalizador, (totalizing umbrela) concepto cultural formulado por el crítico cultural indo-americano Radhakrishan: “¿Por qué el advenimiento de las políticas nacionalistas señalan la subordinación si no la derrota de las mujeres? ¿Por qué la política del “uno” normalmente aplasta la política de las “otras”? ¿Por qué no podrían las dos coordinarse dentro de una relación cordial y dialogante de responsabilidad mutua? ¿Por qué el nacionalismo logra comúnmente el efecto ideológico de discurso completo y supuestamente macropolítico, mientras la cuestión de las mujeres —incapaz de conseguir su propia identidad autónoma macropolítica— permanece en un ghetto, dentro de su espacio específico y regional? En otras palabras, ¿por qué imperativo natural o ideológico, o por qué exigencia histórica, la política nacionalista se convierte en un obligatorio y envolvente paraguas que subsume otras y diferentes temporalidades políticas?” (Radhakrishan en Ugalde 1996: 229).
Esta idea tan plástica del paraguas totalizador permite explicar la situación de doble compromiso que marca la escritura de mujeres en sistemas periféricos, compromiso que se acentúa cuando lo hace en una lengua “minorizada”. En estos casos, las escritoras son triplemente subversivas porque no sólo tienen que abordar el conflicto de un lenguaje y un imaginario patriarcales, sino que están obligadas a participar, aunque sea por defecto, en los embates de los discursos nacionales y a utilizar como herramienta una lengua que no siempre está completamente normalizada tal y como ocurre con el gallego, una lengua que la veta, además, para una mayor difusión de su obra. Para la mayoría de las mujeres que escriben en el País Vasco, en Cataluña o en Galicia, un nacionalismo feroz ha colocado sobre ellas una enorme sombrilla protectora que las ha ido devorando poco a poco hasta dejarlas vacías de contenido propio; un paraguas protector capaz de desposeer de mitos a las escritoras antiguas; capaz de crear nuevos lemas en la poesía escrita por mujeres y así despojarlas de identidad propia para darles la identidad re-inventada por ellos; capaz de crear nuevos productos político-culturales que puedan ser exportables.
Lejos de la agresividad que parecen desarrollar los mercados culturales que ejercen un poder centralizador y hegemónico (léase Barcelona, Madrid o Valencia, por ejemplo), las creadoras que dependen, cultural o socialmente, de determinadas comunidades autónomas, creen sentirse a salvo de esa terrible maquinaria, devoradora y alienante, que parece consumir a las creadoras que no tienen la suerte de habitar en la periferia. No nos engañemos: el gran paraguas totalizador que las protege en apariencia, es un engaño más terrible aún, pues las envuelve bajo una falsa sombra de protección. El patriarcado nacionalista es mucho más agresivo porque nos hace caer en la trampa de la aparente defensa de intereses cuando realmente lo que hacen es conducirnos a una triple marginación: la marginación política, más la marginación de género, más la marginación de la marginación periférica. Las escritoras canarias, en concreto, viven una situación de delirio: son canarias, son mujeres y, además, son islas. Son, por lo tanto, triplemente periféricas y las culturas periféricas son más proclives a dejarse llevar por la hegemonía de esa nueva industria que ahora vende un nuevo producto llamado “mujeres”. Esta es la razón por la que deben luchar todavía con más ahínco para defenderse de ese triple aislamiento geográfico y cultural. Porque una escritora en Canarias es una pequeña isla dentro de otra isla que a su vez es aislada de la cultura continental por razones geográficas y de distancia, y en su propia isla ella es una isla definida por su propio auto aislamiento producido, a su vez, por el agotamiento de su lucha por ser mujer, combativa, isleña, periférica, y que, además, trabaja de forma aislada, subversiva, feminista y no totalizadora. En resumen, poco o nada les queda por hacer excepto la denuncia y una logística de defensa armada de voluntad y raciocinio; lanzarse a la calle intentando no morir en el primer asalto y, desde una independencia económica y una habitación propia, escribir que nuestro propio deseo de conocimiento es más fuerte que cualquier estructura o tradición. Y, finalmente, siguiendo la propuesta de González Fernández, preguntarse, con mayor dureza, si cabe, si desea resguardarse bajo el paraguas totalizador o empaparse bajo la lluvia; salirse del paraguas y entrar en la casa grande de la literatura con los pies embarrados.
Esto por una parte. Por otra, existe el problema del espacio; la ocupación de un espacio físico dentro de los territorios tradicionalmente masculinos; la demarcación de un territorio propio donde poder hacer lo que deseamos hacer: escribir, por ejemplo. Esta es una batalla de la que aún muchas escritoras no han podido salir vencedoras. Pese al tradicional mito de la propiedad del hogar por parte de las mujeres y la idea extendida tradicionalmente de que ese lugar es suyo y, por lo tanto, debe ser regentado exclusivamente por ellas (lo que no deja de ser un tópico totalmente ajeno a la realidad). Lo cierto es que el hogar es trabajado, limpiado, abrillantado y decorado tradicionalmente por las mujeres, lo que no quiere decir que les pertenezca; al contrario: el hogar, en la mayoría de los casos de nuestra sociedad, sigue siendo propiedad de los hombres y ellos, patriarcalmente entendido el hogar como un lugar de reposo del guerrero, se acomodan en él eligiendo los lugares no comunes de ese territorio para continuar ejerciendo, desde allí, el poder.
Las mujeres que escriben en su casa tienen un doble trabajo: aquellos que se consideran naturalmente derivados de su género tales como fregar, cocinar, hacer la compra y atender a los hijos y al marido; y los vinculados a su profesión y que pertenecen a su desarrollo como personas sociales. Unos trabajos solapan a otros llegando a producirse en muchos casos una reacción defensiva que en la mayoría de las ocasiones acaba en la exclusión de los considerados “profesionales”. Equilibrar los dos papeles es una rara conjunción de elementos que en un territorio fundamentalmente patriarcal determina el comportamiento de la mujer y acaba por minar uno de los dos roles. Por desgracia, es el que la hace ser individual, el que la distingue como ser social y la hace ser diferente, el que pierde.
La guerra se desarrolla en un frente generalmente considerado inofensivo: la propia casa. Es en ella donde se libran las batallas más duras y suele ser, casi siempre, por la conquista de un territorio propio: un lugar físico concreto, una demarcación exacta donde situarse y desarrollarse. En el caso de la literatura nos encontramos con que el no tener ese territorio donde ejercer la profesión de escribir, es una de las múltiples razones por las que muchas mujeres han dejado de serlo o no lo han intentado siquiera aún siendo esa su vocación fundamental; y, lo más grave, que acaben rindiéndose a plazo muy corto o a largo plazo. Muchas ni lo intentan.
En la historia de la literatura la mayoría de los nombres de mujeres que han ido constituyendo el canon son, además de mujeres escritoras, unas extraordinarias guerrilleras sociales y familiares. Escritoras contemporáneas con quienes he compartido muchas horas acaban confesando esa derrota diaria, ese cansancio, esa lucha cotidiana de tener que escribir bajo mínimos de comodidades materiales. Las conozco que han escrito con el hijo en un brazo y la pluma en la otra, levantándose sin parar para dar el biberón, lavar unos pañales, tender la ropa, vigilar la comida, parar la lavadora, etc., etc. Y cuando el poema está en un momento especial de construcción, cuando el capítulo de la novela llega a su punto álgido y parece que encuentra la frase perfecta para cerrarlo; cuando ese artículo parece encontrar el camino para obtener un final especial; cuando el problema planteado en un ensayo sobre moral, sobre política, o sobre filosofía parece que ha llegado al momento clave donde las tesis parecen dar paso a nuevas conclusiones, zás, la puerta se abre y las voces de la casa comienzan a dar su tono más alto: “mamá la ropa, mamá las trenzas, mamá los deberes, cariño la corbata, cariño que no llego a la reunión.” O lo que es peor: ese “cariño la puerta que estoy ocupado, que estoy leyendo o que estoy viendo un documental especial sobre leopardos.” Es el fin. La sensación de derrota, de fracaso, de no ser nada las envuelve por unos instantes. Y dejan de escribir. Dejan de mirar en su interior para encontrarse con la realidad: una habitación cerrada, sin aire, sin posibilidad alguna de abrirse a otros mundos que no sean los que marca la cultura en la que viven y que es quien decide, al fin y al cabo, lo que pueden o no pueden hacer. Porque ya no son los hijos o el marido o los padres o los amigos los que interrumpen o cierran las puertas y ventanas por donde entrar y salir de su interior, es la cultura misma −creada e impuesta por la sociedad patriarcal− la que impone las normas o los criterios que conducen a quienes las rodean a comportarse de esa manera.
En general, cuando el varón tiene alguna afición o profesión que desarrollar en su domicilio, ocupará un lugar especialmente diseñado para la ocasión, llámese despacho, llámese cuarto de bricolaje, llámese habitación especial destinada a desconectarse del agobio diario. El panorama, en cualquiera de los casos citados, siempre es parecido: un territorio designado para trabajar, para relajarse, para llevar a cabo sus aficiones o para realizarse, sencillamente. La propiedad de ese lugar le da patente de corso y nadie puede traspasar esos límites de trabajo o de afición: “silencio que él trabaja, que él recibe un cliente, que él juega al ajedrez, que escucha su concierto de piano favorito, que debate sobre los cambios profundos del universo…”
Es evidente que no es así en el caso de las mujeres excepto en raras, muy raras, ocasiones. Ellas desarrollan su tarea en cualquier parte: pintan, componen o escriben, en la mesa de la cocina, en el sofá del salón-comedor mientras custodian el sueño del hijo más pequeño, mientras vigilan el hervor de las albóndigas y acechan cómo el viento les tumba los geranios. El hecho cultural de que socialmente se reconozca el hogar como territorio de la mujer (ama de casa = dueña de la casa) lleva implícito el que nadie se cuestione qué lugar ocupará en él. “Ella se desarrolla en toda la casa y no necesita un lugar propio porque ella lo envuelve, ocupa o ilumina todo con su presencia”, lenguaje perfectamente concebido para alienar definitivamente su verdadera condición dentro del hogar y que no es otra que la de llevar a cabo los trabajos que tradicionalmente se le han impuesto y que están relacionados directamente con el espacio que se les designa: en la cocina hará la comida para el grupo; en el lavadero limpiará la ropa que previamente ha ensuciado el grupo; en el dormitorio se entregará a la ceremonia sexual previamente determinada por el líder del grupo, y así, sucesivamente. Y si alguna vez, en un extraño suceso que conmociona el orden establecido, la madre, la esposa o la hija, deciden establecer su lugar de trabajo en el hogar familiar, la cuestión se complica de manera extraordinaria.
No quiero decir con esto que no suceda lo mismo con los hombres. También en ocasiones, aunque no es éste el caso de la mayoría, el varón sufre una gran falta de consideración cuando trabaja en casa: ruidos, interrupciones puntuales (“cariño, ¿me cuelgas este cuadro?…sácame la basura, pasea el perro, al niño, a la abuela…”). Pero la diferencia es sólo cuestión de grados. Cuando es la mujer la que intenta organizar su propio espacio dentro del territorio grupal, crear en él un recinto privado de creación individual e intransferible, estas interrupciones se multiplican. El poeta José Hierro trabajaba en un bar. En más de una ocasión hemos hablado del tema y de las dificultades de escribir en una habitación donde los ruidos son familiares, cotidianos, irreverentes… En el bar los ruidos son ajenos a uno, no son agresivos ni te machacan directamente. Puedo entenderlo. Desde que yo era joven he hecho tres cuartos de lo mismo. Estudiar, escribir e incluso leer, lo he hecho en la calle, en la guagua camino de alguna parte, en los bares, en los bancos de un parque, dentro de un coche, en un atasco diario, o esperando a alguien. O, simplemente, me acostumbré a la noche cuando todos dormían y nadie podía interrumpir mis pensamientos.
La operación “escapar de la vida cotidiana”, se complica más aún si trabajas fuera de casa, porque entonces la jornada laboral se multiplica: primero, el trabajo fuera de casa; segundo, la casa y sus accidentes y, por último, tu labor creadora relegada al último lugar de la lista de necesidades familiares. Crear en casa, pese al respeto que los miembros del grupo familiar han aprendido a tener por tu trabajo a base de un largo aprendizaje y de cursos intensivos de portazos, lágrimas y cansancio, sigue siendo poco gratificante. Cuando cocinas o friegas o haces punto, nadie te interrumpe; a nadie se le ocurre decirte que dejes el aceite hirviendo y la croqueta en el aire para ir a hacer otra cosa. Pero si estás escribiendo y tienes el verso en la punta de los dedos en el momento preciso de tomar cuerpo, sí que se creen con derecho a interrumpir. No valoran esa circunstancia tan difícil, tan especial para el creador, que es el segundo en que la imagen te asalta como si tú fueras su presa favorita. Ese llamamiento al orden cotidiano de la casa y sus asuntos (“mamá me planchas la camiseta, querida ¿damos una vuelta? ¿Has visto el periódico?”), interrumpe tu creación para los restos. No es un punto que se escapa, no es una tortilla que se quema; es el instante fugaz de una frase, de una nota, de un color, que se te van para siempre.
La clave para solucionar este conflicto, uno más a añadir a los ya citados de la invisibilidad y de la manipulación de género, está en cómo hacer un nuevo uso del territorio que tradicionalmente le ha pertenecido y que ha utilizado para un determinado tipo de menesteres que no han sido, precisamente, los de la creación; territorio que ahora ella necesita convertir en lugar de trabajo y de un trabajo concreto. Esa es una de las batallas a desarrollar. La otra consiste en dar a conocer a la sociedad la necesidad de ese territorio propio donde la mujer pueda poner en marcha la actividad creadora que quiera; la necesidad de un cuarto donde poder encerrarse a crear, donde poder desarrollar esa faceta de “nuestro quehacer voluntario creativo”, como decía Virginia Woolf. Tan simple como eso.

Además de alzar su voz por la necesidad de visibilizar el papel de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad, Elsa denuncia las situaciones de violencia de género que azotan a nuestro país con un número intolerable de nombres de mujeres, víctimas de amores tóxicos.
Así, participa en Perdone que no me calle, CCPC, 2017, un proyecto literario en el que 62 autoras han unido sus voces como una forma más de denuncia frente a la violencia machista:
“Porque la violencia contra las mujeres ha sido silenciada a lo largo de los siglos, ellas denuncian, cuentan, cuidan, están pendientes y dicen Perdone que no me calle, por nuestras hijas e hijos y por las nuevas generaciones de mujeres”.

Su relato nos cuenta la historia de Laura González, una joven palmera, asesinada por su novio en 2015 mientras estaba en su puesto de trabajo.

http://lapalma.diariodeavisos.com/2015/07/10/un-joven-prende-fuego-a-su-ex-novia-en-una-tienda-de-la-calle-real/

LAURA

“Laura estaba allí, detrás del mostrador. Vendía cosas, objetos que te hacían brillar, alegrarte, ser feliz. Laura hacía feliz a mucha gente. Laura pensaba que era bueno soñar con un mundo mejor, una vida nueva. Ella era joven, hermosa, inteligente y capaz de comerse la vida a bocados. A laura le brillaban los ojos cada día de una forma distinta y cada día eran nuevos proyectos, nuevas aventuras, nuevas ilusiones. A sus años el mundo se le abría de par en par.
De pronto, esa mañana, Laura se dio la vuelta. Allí estaba el hombre que había dicho alguna vez que la amaba, que no podría vivir sin ella, que si alguna vez lo dejaba, la mataría, que era para él o no era para nadie. Ella se reía. Le parecía un sueño que alguien pudiese llegar a quererla de esa manera. Y allí estaba él, de pie, con un bote de gasolina en la mano dispuesto a cumplir su promesa. Laura había sonreído sin fijarse en la muerte que colgaba de los brazos del hombre. […]”

Para Elsa el feminismo es una cuestión de educación de todas y todos. La educación, la visibilización y la concienciación social son el camino para alcanzar la igualdad real:

“Me pongo a pensar en mi pasado y veo todo lo que hemos ganado. Claro que el progreso nos sigue pareciendo lento, porque no hemos llegado donde queremos llegar. Lo que es difícil no es introducirse en un mundo de hombres, sino erradicar el machismo, una educación que les dieron a los chicos”

“El comienzo de un machista está en el hogar, y si las madres, las abuelas, todas las mujeres no somos conscientes de esto, no habrá un cambio real”.

“[…] precisamente por eso, porque no se sienten identificadas con esos movimientos de los que yo he formado parte activa, por lo que se retrotraen, creen que esto no tiene que ver con ellas, pero tiene que ver con todas. Esta es una manifestación universal” Elsa López

Aquí puedes leer algunos de sus textos más feministas publicados en un medio de prensa escrita en el que es colaboradora habitual:

La invisibilidad de las Mujeres

Lo son. Unas veces más y otras, menos. Pero lo son: invisibles, transparentes. Están en escena y no se las ve. Presiden instituciones, congresos, departamentos sociales, y no se las ve. Pintan, escriben, componen, dirigen orquestas, crean arte, y no se las ve. Se silencian sus nombres o se las aparta del canon que es lo mismo que no ser.
Porque si no se las nombra, no son nada. Nadie duda de que hubo escritoras espléndidas en todas las épocas dignas de ocupar un lugar destacado en las mejores enciclopedias o artistas dignas de tener colgadas sus obras en los mejores museos. Y si nadie lo duda, ¿por qué no están? ¿Quién ha borrado sus nombres de esas páginas? ¿Quién o quiénes han olvidado colocarlas en el sitio que les corresponde?
Es necesario pronunciar esos nombres para que existan. Debemos escribir sus nombres por las paredes del mundo para reivindicarlas, para hacerlas visibles. Para darles la vida que no tuvieron.
Hay cosas que es mejor no nombrarlas para no hacerlas evidentes. Esa es la clave para entender el silencio creado alrededor de las mujeres. La visibilidad de una mujer está permitida siempre y cuando responda a los cánones que los hombres han creado. Ninguna mujer que tenga voz propia, que sea beligerante o emprendedora, es aceptada por la mayoría de las sociedades patriarcales. Y si una mujer así existe, se procura minimizarla, ridiculizarla, quitarla de enmedio.
Ningún macho al uso consiente en ser dirigido, informado o puesto en su sitio por una mujer. No se cuestiona la autoridad cuando es un hombre quien manda. Se cuestiona cuando es una mujer. Una situación semejante crea en ellos tales conflictos de personalidad, tales esquizofrenias que, en cuanto te descuidas, te saltan a la yugular. Van a degüello.
En el momento que las mujeres aparecen en escena y actúan libremente, ellos comienzan a ponerse nerviosos y a desenvainar las espadas. Y ruedan cabezas. Las de ellas, claro. No hay otra explicación para tanta masacre. La creciente violencia contra las mujeres es una prueba que certifica lo que digo.
Cuando alguien opina que antes no ocurrían estas cosas siempre contesto lo mismo: si, si ocurrían, pero, o no se conocían, excepto que alguna se atreviese a mostrarlas, en cuyo caso sólo cabía esperar el desprecio y la marginación, o eran tan sumisas que “no daban motivos” para soluciones tan cruentas.
Porque ellos no soportan la voz, la discrepancia o la agresividad de quienes tradicionalmente estuvieron en silencio soportando humillaciones, palizas, o una amorosa indiferencia.
Hoy, en un día tan especial para nosotras, yo haría un ruego a tantos hombres que creen en una sociedad justa: que nos miren con los ojos de la admiración y del asombro; que nos nombren, que nos designen por nuestro nombre y por lo que él significa. Que nos ayuden a construir una sociedad madura donde al anunciarse nuestra presencia, hombres y mujeres, por igual, se levanten de sus asientos con devoción y respeto. No puedo pedir más. Ni menos.

8 de marzo de 2005 La Opinión

La huelga de las mujeres
A ver si nos enteramos. La huelga del día 8 no es una huelga laboral en la que tengan que intervenir partidos políticos, sindicatos y ministerios. No es una huelga en la que las mujeres se paren y dejen de trabajar para disminuir las ganancias de los empresarios o la caída de la bolsa. No se trata de no hacer nada para que los patronos se den cuenta de que si ellas no trabajan las cuentas no salen como ellos desearían. No se engañen. La huelga del día 8 es otra cosa. Es una manera de mostrar cómo muchas actividades dependen de ellas y si ellas dejaran de realizarlas el mundo se pararía. Es, sencillamente, quedarse sin hacer lo que cotidianamente hacen como las labores de una casa, de una calle, de un mercado, de una plaza, de una comarca o de un país. Trabajos y lugares que si ellas abandonaran durante 24 horas quedarían totalmente paralizados. ¿Lo han pensado?
Imagínense por un momento una casa sin que ella se levante, vista a los niños, ponga una lavadora, recoja la mesa, planche, ordene, vaya a buscar la comida, vuelva, la haga y vuelva a buscar a los niños al colegio, baje a su padre anciano de la cama, lo lave, lo vista y le dé los medicamentos, vaya a casa de una tía y la ayude a arreglarse, etc., etc., etc. Y así hasta el infinito de un solo día. Imaginen solo eso y qué pasaría si dejara de hacerlo y, como ella, millones de mujeres. Y si a esa ama de casa le sumamos las enfermeras, las cuidadoras de nuestros hijos, las vendedoras de los mercados y de tantas tiendas que trabajan por un salario mínimo en supermercados, fábricas, locutorios? Da escalofríos. ¿Y si pararan las mujeres explotadas en los prostíbulos, por ejemplo? ¿Y si pararan las abuelas, las mujeres de la limpieza, las periodistas, las artistas de cine, de teatro y de los cabarets?
Imaginen ese día sólo como un gesto, una advertencia, un simulacro de lo que puede ocurrir si ellas deciden parar definitivamente, salir a las calles y cogidas del brazo caminar por el mundo a pleno sol sin importarles las lentejas, los libros, las notas de los hijos, la cafetera al fuego, los enfermos del ambulatorio, las ventas al por mayor o las carreras en piragua. Imagínense un mundo sin esas mujeres cuando todo el trabajo silencioso, hecho por amor muchas veces y otras recibiendo humillaciones y malos tratos, desapareciera de repente y la sociedad comprendiera que sin ellas no habría posibilidad alguna de seguir adelante. Por favor, imagínenselo por un minuto. Sólo un minuto. Pues de eso se trata. De que lo entiendan ustedes de una maldita vez.
6 de marzo de 2018 La Opinión
La memoria subterránea
Es la memoria de las mujeres que han vivido en los subterráneos de la cultura y de la existencia misma. Es la memoria de las mujeres como un hecho subalterno. Es el silencio de las mujeres que comienza a abrirse camino poco a poco. Lo hace a pasos lentos como si escarbaran por debajo de la tierra. Como animales salvajes, enfurecidos y llenos de bravura, excavan con las uñas la tierra que tapona sus cuerpos y van saliendo a la superficie cubiertas de barro y de sangre. Con ellas la memoria aparece en la superficie. La memoria se abre a la luz y las mujeres comienzan a decir lo que callaron durante siglos, lo que vivieron en los pasadizos de la tierra pintando las paredes, tejiendo hilos y enigmas, amamantando a sus crías y soportando a quienes se consideraban los más fuertes; aquellos a quienes se les atribuía el poder y la gracia de los dioses; aquellos que las han avasallado, vendido, esclavizado, torturado, humillado, violado y masacrado.
Cuando los hombres se fueron a la caza y a la muerte, las mujeres alzaron sus cabezas y comprendieron que el sol salía siempre por el mismo sitio y sin permiso alguno; que ellas recibían su luz al mismo tiempo y de la misma manera que la recibían los machos de la tribu. Treparon por la tierra hasta el borde de las cuevas y presentaron a sus crías a la luz del sol y se miraron unas a otras y comenzaron a emitir extraños sonidos que eran de placer y de alegría. Y se secaron el llanto y se cubrieron el cuerpo con pieles y tapices de colores y se lavaron el rostro y miraron de frente. Se quedaron solas y se hicieron fuertes. Aprendieron a enfrentarse a las bestias y a las demás tribus, empuñaron las armas y salieron de caza durante las largas ausencias de los hombres y comprobaron que eran capaces de alimentar al resto de la familia sin su ayuda.
Sentadas a la puerta de las cuevas, esperaron el regreso de los hombres que volvían de sus matanzas y cacerías. Algunas se arrepintieron de sus hazañas y de las risas que ofendían a los hombres, volvieron a hundirse en los subterráneos de la vida y callaron para siempre. Otras salieron a los caminos y emprendieron la mayor de las batallas: se enfrentaron al gran caníbal, al gran devorador de almas que las vigilaba día y noche. Muchas murieron en el intento, pero las que sobrevivieron al terror siguen aún caminando por la superficie de la tierra contando cómo fueron aquellos años de oscuridad. Y yo las bendigo por ello. Por su coraje y por haber llevado durante siglos el peso de nuestra salvación
16 de enero de 2018 La Opinión

Las Brujas
Hace años me dediqué durante meses a buscarlas y escribir sobre ellas. Rebusqué entre los libros, en documentos y en lugares propicios, y en 1972 encontré algunas que ejercían como tales. Las visité y recogí toda la información que necesitaba. Durante dos décadas anduve buscando curanderas, yerbateras y brujas de todas las condiciones. Con esos datos empecé a trabajar con Julio Caro Baroja en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, quien me puso en contacto con otros investigadores que me dieron las pistas necesarias para encontrar distintas causas de muchas de las creencias y supersticiones que rodeaban el tema.
El asunto me apasionó durante más de dos décadas. Escribí sobre ellas y sobre la relación que la brujería tenía con otras cuestiones como la influencia del viento en determinadas enfermedades mentales, las mujeres y su situación social, la religión y sus consecuencias culturales. La persecución de las mujeres durante siglos por toda Europa y las características comunes de todas ellas que motivaban las acusaciones y su posterior matanza, me hicieron llegar a conclusiones que aún mantengo hoy en día. Porque fueron principalmente mujeres las que murieron en la hoguera. Mujeres acusadas de hacer maleficios, causar enfermedades, peligros y muertes. Mujeres que vivían solas, alejadas del grupo social al que pertenecían y se dedicaban a recoger plantas con las que preparaban ungüentos y pócimas que ofrecían a sus clientes o a sus víctimas y que eran la causa de locuras, enfermedades y milagrosas curaciones. Además de comerse a los niños crudos eran capaces de volver locos a los hombres con los que mantenían extraños comportamientos sexuales. Sus poderes eran tan grandes que incluso podían volar y transformarse en seres fantásticos que los atraían hacia sus lechos y allí les partían en dos el alma. Uno procuraba no encontrarse con ellas en caminos desiertos o en bosques umbríos. Y si tal cosa llegaba a suceder, no debías mirarlas ni creerte sus ensalmos. Al final, la hoguera acababa con ellas y la sociedad quedaba así liberada de todos los males que el cuerpo de una mujer puede llegar a ocasionar.
Rara vez hubo hombres condenados por tales prácticas. En algunas culturas los hubo, pero fueron considerados dignos y poderosos y con capacidad para decidir sobre el destino de la comunidad a la que pertenecían. Las connotaciones maliciosas eran para las mujeres y no me voy a dedicar a exponer las razones de esa diferencia. Ustedes ya las conocen. Solo recordarles cuando vean arder el cuerpo de una mujer en una hoguera (sea real o simbólica) y a un pueblo entero aplaudiendo tal sacrificio, que ellas aún existen y siempre estaremos dispuestos a exterminarlas para liberarnos a nosotros mismos de ser como somos y de pensar como pensamos.
10 de abril de 2018 La Opinión

https://www.youtube.com/watch?v=0Fy55BIrbko “Te morirás primero”

https://www.youtube.com/watch?v=a-o8yGMEVDw&t=321s Inevitable Oceáno, Tarek Ode

Déjame ser, Tarek Ode; documental que recoge el perfil de mujeres creadoras canarias que fueron pioneras en sus diversas trayectorias artísticas. Entre ellas se encuentra Elsa López.

https://www.youtube.com/watch?v=gW1qrfiiY-M Elsa López, En primera línea

https://www.youtube.com/watch?v=qGqiKFfsWTg TVC En 30 minutos

http://www.rtve.es/alacarta/audios/canarias-mediodia/entrevista-elsa-lopez-escritora/2088427/ RNE (audio)

http://www.canarias3puntocero.info/2017/02/23/elsa-lopez-hay-que-batallar-por-ser-uno-mismo-sin-miedo-a-la-sociedad-o-a-los-que-la-controlan/ Canarias 3.0

http://paraninfopoeticodefernandosanchezmayo.blogspot.com.es/2013/10/entrevista-elsa-lopez.html Paraninfo Poético de Fernando Sánchez Mayo

http://blogs.diariodeavisos.com/blogdecarmelorivero/2018/04/25/elsa-lopez-baje-quijote-lo-vea/

https://www.eldiario.es/lapalmaahora/lapalmaopina/Un_acercamiento_a_la_poesia_de_Elsa_Lopez-Antonio_Arroyo_Silva_6_337426255.html

RESEÑAS CRÍTICAS SOBRE LA OBRA DE ELSA LÓPEZ
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GUIONES DE CINE Y TELEVISIÓN (TEMAS ETNOGRÁFICOS)

*Morir sin campanas, 1973.
*De topo en topo, 1974.
*Poema para el tiempo, 1976.

(Morir sin campanas, primera película de esta trilogía sobre Garafía, comarca al norte de la isla de La Palma, consiguió el Quijote de Oro en el primer Premio de Cine de Alcalá de Henares en el año 1975 y De topo en topo, la mención honorífica de La Cámara de Comercio de Las Palmas de Gran Canaria en el año 1977).

*Canarias Mágica, 1987. (Trece guiones sobre la historia, los mitos y las supersticiones en las Islas Canarias).

*El recodo del sol, La Palma: 1988.

*La isla de La Palma. Atlantes, TVE. Canarias, 1992.

PUBLICACIONES LITERARIAS

POESÍA:

*El viento y las adelfas. 1ª Ed. Juan Régulo, La Laguna, Tenerife, 1973. 2 ª Ed. La Palma, Madrid, 1987. 3ª Ed. La Palma, Madrid, 1993 y 4ª Ed. Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, Tenerife, 2005.

*Inevitable Océano. Torremozas, Madrid, 1982.

*Penumbra. Tagala Ediciones, Tenerife, 1985.

*Del amor imperfecto. Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla 1987.
Rusadir, Málaga, 1987. 2ª Ed. La Palma, Madrid, 1989.

*La Casa Cabrera. La Palma, Madrid, 1989.

*La Fajana Oscura. Premio Internacional de Poesía Rosa de Damasco 1989. DarTlass Ediciones, Damasco, 1990. La fajana oscura / Elsa López; [traducción, Rifaat Atfé]. Madrid: La Palma, 1991.

*Cementerio de elefantes. Gobierno de Canarias, Islas Canarias, 1992.

*Al final del agua. Julio Castro, Tenerife, 1993.
*Tránsito. La Fábrica Libros, Tenerife, 1995.

*Mar de amores. XII Premio Nacional de Poesía José Hierro 2001. Universidad “José Hierro” de San Sebastián de Los Reyes, Madrid, 2002.

*A la Virgen de las Nieves: siete poemas. Isla de La Palma: [s. n.], 2000. Ed. numerada (111).

*Quince Poemas (de amor adolescente). Aula Poética Casa del Inca, Montilla (Córdoba), 2003.

*La pecera. Aristas de Cobre, Córdoba, 2005.

*A mar abierto (Poesía 1973-2003). Hiperión, Madrid 2006

*Travesía. XIII Premio de Poesía Ciudad de Córdoba “Ricardo Molina” 2005. Hiperión, Madrid 2006.

*De la A a la Z Canarias. Editorial Everest, León, 2008.

*Ofertorio. Ediciones Idea, Tenerife, 2008.

*A la Virgen de Las Nieves Cartas Diferentes Ediciones, Isla de La Palma, 2015.

*Viaje a la nada. Hiperión, Madrid (2016).

Sus poemas han sido traducidos al árabe, francés, inglés, italiano, neerlandés y portugués y parte de su obra poética ha sido incluida en antologías nacionales e internacionales

ANTOLOGÍAS POÉTICAS:

*Magarzas. Litoral Elguinaguaria, “Cuadernos del Atlas”, Lanzarote, 1997.

*Ministerio del aire (Antología 1973-2003), Baile del sol. Colección Plenilunio, Tenerife 2003.

*Solo de amor. Antología de poemas de amor. Ediciones Idea, Tenerife, 2008.
En Publicaciones:

*“Nieve transparente”: Poesías Murales a Nuestra Señora de las Nieves, Cartas diferentes Ediciones. Isla de La Palma 2015. Edición e introducción de Víctor J. Hernández Correa

ANTOLOGÍAS DE POESÍA DONDE HA SIDO INCLUIDA SU OBRA POÉTICA:

*Idafe: ocho voces solidarias. Centro de La Cultura Popular Canaria, Tenerife, 1999.

*Bestiario: Gatos, gatos, gatos. Eneida, Madrid, 1999.

*Amanecer por los Arcos de Viana. Los Cuadernos de Sandua, CajaSur, Córdoba 2003.

*Las flores del yodo. Generalitat Valenciana, 2001.

*Diccionario bibliográfico de la poesía española del siglo XX. Renacimiento, Sevilla, 2003.

*En pie de paz (Escritores contra la guerra). Editorial Plurabelle, Córdoba, 2003.

*Pólvora blanca Antología de poetas por la paz y contra la guerra. Colectivo abierto de poetas cordobesas. Córdoba 2003

*El origen del mundo. Hiperión, Madrid, 2004.

*Tan mortals, tan divines. Ajuntament del Prat de Llobregat, El Prat de Llobregat, 2005.

*Final de Entrega. Antología de poetas contra la violencia de género. (Coordinado por Balbina Prior). Colectivo Ediciones, Córdoba, 2006.

*Poesía canaria contemporánea.: antología. (1940-1990). Miguel Martinón [Santa Cruz de
Tenerife: Idea (colección Letras insulares), 2009.

*Constelación Canaria siglo XX. Carlos Álvarez. Gobierno de Canarias y Gabinete Literario. Gran Canaria 2009

*Madrid en los poetas canarios. Gobierno de Canarias. Las Palmas de Gran Canaria, 2010

*Voces de papel “Canción de cuna para dormir bajo tierra a Miguel Hernández”. Instituto Cervantes, Lyon-Málaga 2010

*Últimas elegías a Miguel Hernández. Poesía desde Canarias (Fundación Canaria Archipiélago MMXXI Edición y compilación: Javier Cabrera. “El quinto toro”: [pp. 147-150]. / Dirección General del Libro. Gobierno de Canarias, Islas Canarias, 2010). Segunda Edición: Editorial Mercurio, 2017) (pp. 191-194).

*El grupo de La Palma (1990-2011): poetas de una sola isla. [Introducción, Ernesto Suárez.
[Selección y prólogo, Nicolás Melini]. Editorial: Santa Cruz de Tenerife: Idea, d. l. 2012, pp.
La llama silenciosa (Poetas canarios en El Hierro) WPM World Poetry Movement. Las Palmas de Gran Canaria, 2012

*El abrazo del Nogal de Daimuz. Antología Lorquiana 2016-2018 en Homenaje a Federico García Lorca. Tomo II, Editorial Juglar en Ocaña. Toledo 2017. (pp. 101).

*Félix Francisco Casanova. In memorian. Compilación de Juan Calero Rodríguez. Ed. Cuadernos de La Gueldera, Las Palmas de Gran Canaria, 2017.

*Autores en La Palma. Selección de Juan Calero Rodríguez. Cuadernos La Gueldera, Las Palmas de Gran Canaria, 2016. DL: GC 284-2016 (Págs. 11-25).

*Recital Poético “Luis Natera” Ediciones NACE, Guía de Gran Canaria, 2015
ISBN 978-84-944783-0-7

ENSAYO:

*Bio-Bibliografía de José Pérez Vidal, Las Palmas de Gran Canaria. Instituto Canario de Etnología y Folklore. Las Palmas, 1983.

*España canta. Dirección General de Cooperación Cultural, Servicio de Difusión del Español. Ministerio de Cultura. Madrid, 1990.

*Buscando España. Asesora en el tema de Canarias. Dirección General de Cooperación Cultural, Servicio de Difusión del Español. Ministerio de Cultura. Madrid, 1991.

*Homenaje a José Pérez Vidal. “¡Y no ver el mar…!” Nota biográfica y bibliografía en (edición al cuidado de Carmen Díaz Alayón). Excmo. Cabildo Insular de La Palma et al. La Laguna (Tenerife, 1993).

*Crítica de la razón valorativa. Filosofía de las emociones y de la comunicación. José Antonio Baeza Betancort; Lourdes García Averasturi y Elsa López. “La filosofía entre la razón y la emoción o la poesía como sistema filosófico” (pp.127-134) y “La poesía como medio de comunicación existencial” (pp.167-173). Fundación Canaria Mapfre Guanarteme. Las Palmas de Gran Canaria, 2012

NARRATIVA:

*Diego Hidalgo. Memoria de un tiempo difícil. Alianza Editorial, Madrid, 1986.

*José Pérez Vidal: Biografía de un etnógrafo canario. Cabildo Insular de La Palma,
La Palma, 1987. 2ª Edición: 2007.

*El corazón de los pájaros. Editorial Planeta, Barcelona, 2001.

*Tenerife. La memoria del agua. Editorial Darana, Murcia, 2004

*El Hierro: La isla del fin del mundo. Editorial Darana, Murcia, 2006

*Las brujas de la isla del viento. Ediciones Idea, Tenerife, 2006 2ª, 3ª y 4ª Edición, 2007

*El Viaje. Cam-PDS Editores, Las Palmas de Gran Canaria, 2008.

*Una gasa delante de mis ojos. Ediciones Idea, Tenerife, 2011

CUENTOS

*“Las gordas se bañan al amanecer”. Mnemósyne. Revista del Festival Internacional del Cuento. N 2 Separata. Diciembre 1999, Los Silos Tenerife

*“Castillito de papel”. Narradores en La Palma por Amnistía Internacional. Ediciones Alternativas. La Palma 2006

*“El sueño”. Mujeres que sueñan. Selección y Prólogo Jesús Aguado. Puerta del Mar. Málaga 2007

*“El último gol”. Riqui-Raca 1.0 cuentos del fútbol canario. [Editor literario, Ayoze Suárez]. [Candelaria, Tenerife]: Nectarina Editorial, 2010, pp. 77-84.

*“Alfonsina y yo”. Doble o Nada (Prólogo de Enrique Vila Matas), Huerga Fierro Editores, Madrid, 2010

PRÓLOGOS

La Palma, isla de las estrellas 1995
Edición e Introducción La Poesía escrita por mujeres y el canon. Edit.Cabildo Insular de Lanzarote, Lanzarote, 1998.
Un mundo de gatos. Bestiario: Gatos Gatos Gatos. Edición Margarita Hierro. Ediciones Eneida, Madrid, 1999.
Las décimas de Adrián Candelario 2000
Poesía Satírica y burlesca. Agustina González y Romero, “La Perejila”. Ediciones Idea, Tenerife 2002
La imagen que me queda. Jesús Bombín. Un editor en la isla. Cabildo de Gran Canaria. Las Palmas 2003. Pág. 123
Gorki en azul
Japonesas 2004
Ejercicio fuera de clase para Talia Luis. Goteras. Talía Luis Casado. Ediciones Escalera, Madrid, 2007.
Un tiempo y un espacio para las rosas de Pepa Poch. Realidad Mágica. Pepa Poch. Realidad Mágica. Ediciones del Umbral, Madrid, 2002.
El lenguaje del mar en Pepa Poch. La mar salada de Pepa Poch.
La Supervivencia de Pepa Poch. Survivors Pepa Poch. Europa Museum Conceptual Art. Editorial Bertuch, Barcelona, 2007.
Prólogo a la nostalgia de Chema Muñoz. Se me llena de magua la nostalgia. Poemuz Editores, Madrid 2012.
Palabras para otro amanecer, 2008
A una cierta edad como la de Antonio Carmona 2009
Breña Alta: el valor de la memoria
El baile de las lagartijas 2011
El mundo de María Cruces
El erotismo en la obra de Rosario Valcárcel 2010
El mejor de los encuentros Encuentros en Sambara

El Olivo y la flor del ciruelo: La estancia de San Mao y José María Quero en la isla de La Palma. Manuel Poggio Capote. “Esa mujer que posa en silencio” Prólogo de Elsa López. Legajos del Concejo n.º 2. Ediciones del Cabildo Insular de La Palma, 2014. ISBN: 978-84-87664-80-9

Cuentos desde la celda. Séptimo volumen. Premio «Ángel Guerra» de Relatos. 2016. Prologo Elsa López. (Págs. 13-20). Ed. Fundación Mapfre Guanarteme, Las Palmas de Gran Canaria, 2016. ISBN978-84-15654-72-8.

PUBLICACIONES EN REVISTAS

“La isla de La Palma”. Geo. Especial Canarias. Tenerife, 1995.

Revista literaria Baquiana. Año V, nº 29/30 Mayo-agosto 2004. Miami (Estados Unidos)

Reflejos Revista cultural de Fundación Espejo nº 2 septiembre 2004. pág.

Revista de la Academia Norteamericana de la lengua española (RANLE) Vol.1 – Nº 1-2 – 2012. Nueva York (Pág. 213)

Litoral, 254 Líneas Marítimas. Revista de Poesía, arte y pensamiento (Pág.48)

Antonio García Ysabal nos trae noticias de África, Seixo Review Artes y Letras Nº. 9. Portugal. Invierno 2008, [Pps. 68-75].

Me han venido a la memoria, “Estudio” curso 2001-2002, Mayo 2002. Madrid, 2002. [pags.12-15] ——–, Mi señorita Kuki. “Estudio” Boletín de Actividades. Nº 15. Centenario de Carmen García del Diestro (1908-2001). Madrid, Febrero de 2009

Isla Negra 8/320 Casa de poesía y literaturas julio – 2012- Especial Publicación inscripta en el Directorio Mundial de Revistas Literarias UNESCO Miembro fundador del Movimiento Poético Mundial http://revistaislanegra.fullblog.com.ar – Homenaje de los poetas de Canarias y de Isla Negra

Medina Azahara El Monte de La Novia. Poesía. Selección de poemas y nota a la edición de Antonio Rodríguez Jiménez. Editorial Almuzara, Córdoba 2008 [Pág. 69]. ISBN 978-84-96968-75-2

Españoles con salacot. África Subsahariana como lugar de emigración (1936-1975)
Catálogo. Textos: Germán Santana Pérez y Elsa López Fundación Canaria Mapfre Guanarteme ISBN 978-84-88779-93-9

Hércules Cultural Revista nº. 13 Octubre-Noviembre-Diciembre 2016. Ed. Asociación Hércules cultural. Algeciras (Cádiz), 2016 (Págs. 4-5)

Poeta en Nueva York, Poetas de tierra y luna. (Varios) Prólogo de Eutimio Martín Colección Tabacaria. Poesía. Karima Editora.2017.

Estación Poesía 12 (Varios). Editorial Universidad de Sevilla. Sevilla, Invierno 2018.

El gofio y su memoria

El universo de las mascaritas 2003

El Ateneo de Madrid

Viridiana

La otra mirada de Alberto García Alix Enero 2008-02-17

Alexis y los territorios del cuerpo

Cecilia Domínguez Luis

Tres días en Chicago

Enrique Bronx: una profesión de fe

Gonzalo González (Los secretos del laberinto)

Jorge Lozano Van de Walle: la mirada de la nostalgia

Julio Nieto y las heridas del metal

Pepa Poch: una superviviente 2008

Pepe Dámaso: el arte de vivir y de comerse el mar

Álbum de vida de Poldo Cebrián

PUBLICACIONES EN EL CAMPO DE LA ANTROPOLOGÍA

*Estudio antropológico-social de una comunidad campesina en la zona de Garafía, al norte de la isla de La Palma. Acofar, nº 12. Año XV, págs. 13-19. Madrid, 1976.
*Identidad rural y etnicidad insular. Actas 2º Congreso de Antropología de Madrid, págs. 213-217. Asociación Madrileña de Antropología. Madrid, 1981.
*El Serinoque: música y poesía popular en la isla de La Palma. Revista de folklore nº 15, págs. 71-79. Caja de Ahorros Popular. Obra Cultural. Valladolid, 1982. Aparece una publicación anterior con leves variaciones fechado en Madrid, Mayo, 1981 probablemente en un cuadernillo de antropología del Museo de Antropología de Madrid (?).
*La simbología en la medicina popular: el viento como metáfora de la locura. Arxiu d’etnografia de Catalunya, Vol. I págs.125-151, Tarragona. Departament d’Antropología Cultural. Institut Catalá D’Antropología. Tarragona, 1982.
*Expresiones simbólicas a través de un ejemplo de arquitectura popular en un pueblo de Ávila. Alcaveras nº2, págs. 2-6. Asociación Madrileña de Antropología. Madrid, 1983.
*Evaluación de la percepción de la problemática de la salud. Revista española de investigaciones sociológicas nº 23, págs. 141-158. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1983.
*Bio-Bibliografía de José Pérez Vidal, Las Palmas de Gran Canaria. Instituto Canario de Etnología y Folklore. Las Palmas, 1983.
*Símbolo y Realidad en la canción de cuna. Instituto de Sociología “Jaime Balmes”, págs. 629-635. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1984.
*II Congreso Iberoamericano de Antropología (Motivos para una reflexión). (Coautora), Alcaveras nº 3, págs. 24-25. Asociación madrileña de Antropología. Madrid, 1984.
*Los símbolos en la medicina popular. Alcaveras nº 4, págs. 2-10. Asociación Madrileña de Antropología. Madrid, 1984.
*El viento como metáfora de la locura en las Islas Canarias. Jano, vol. XXX, nº 717, págs. 72-83. Madrid, 1986.
*La simbología en la medicina popular canaria. Revista de Dialectología y Tradiciones Populares. T. XLII (117-140). Madrid, 1987.
*Arquitectura y espacio canario; forma y color como signo en El Tablado (La Palma). Biblioteca de Dialectología y Tradiciones Populares. T. XXIV. Págs. 89-108. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1990.
*España canta. Dirección General de Cooperación Cultural, Servicio de Difusión del Español. Ministerio de Cultura. Madrid, 1990.
*Buscando España. Asesora en el tema de Canarias. Dirección General de Cooperación Cultural, Servicio de Difusión del Español. Ministerio de Cultura. Madrid, 1991.
*Y no ver el mar. Homenaje a José Pérez Vidal págs. 31-39 Las Palmas 1993
Bibliografía de José Pérez Vidal. Homenaje a José Pérez Vidal págs. 41-49 Las Palmas 1993
*La sabiduría popular en la arquitectura. Basa nº 16, Colegio de Arquitectos de Canarias. Tenerife, 1994.
*La isla de La Palma. Geo Especial Canarias. Tenerife, 1995.
*La Palma. National Geographic. Barcelona, 2007

Literatura Universal (LIE)

1º Bachillerato

Elsa López SA

IES Arico

Cecilia Domínguez

Texto: Mari Nieves Pérez Cejas

CECILIA DOMÍNGUEZ LUIS

1948 

“Acaso un día
romperemos la piel de los adobes
y nuestros dedos
poseerán la espuma.”

 

Cecilia Domínguez Luis nace en La Orotava (Tenerife) en octubre de 1948. Licenciada en Filología Hispánica, es autora de dieciocho libros de poemas, incluidas varias antologías, seis novelas y un libro de cuentos. Asimismo, esta escritora ha construido un universo narrativo que comprende tres libros de cuentos y varias novelas dirigidas al público infantil y juvenil, público con el que mantiene un contacto permanente en sus continuas intervenciones en los centros educativos de las islas. Entre estas obras se encuentran Raúl y Mónica y su devenir adolescente en La luna en el agua (2010), el viaje a la actualidad de Los niños de la lata de tomate (2012) o Mientras maduran las naranjas (2009), libro en el que la autora se acerca a la memoria de la Guerra Civil en el archipiélago.
Cecilia Domínguez Luis ha participado como ponente en diversos congresos nacionales e internacionales de Lengua y Literatura, así como en encuentros de poesía, dentro y fuera de las islas. Asimismo, ha pertenecido a varias redacciones de revistas literarias (Fetasa, Cuadernos del Ateneo, ACLrevistaliteraria) y ha colaborado en diversos suplementos culturales.
Fue presidenta del Ateneo de La Laguna durante los años 1999 y 2001. En junio del 2011 se convierte en una de las primeras escritoras en ingresar en la Academia Canaria de la Lengua y en junio de 2013 es nombrada miembro del Instituto de Estudios Canarios. Dos años más tarde recibe el Premio Canarias de Literatura, siendo, junto a María Rosa Alonso, la segunda escritora en alzarse con este reconocimiento a su amplia y significativa trayectoria. Esta dedicación a la literatura aún continúa, pues Cecilia Domínguez mantiene viva su pasión por la escritura, una pasión que, citando al poeta Luis Feria, responde a “una sed que no acaba”.

★ DE PORQUE SOMOS DE BARRO

Siento cada latido de la tierra
en un compás de fuego,
y una raíz se hunde,
entre manos de hombre y la promesa
de árbol indestructible.
La voz que no renuncia
escala cada sombra,
acumulando claridades nuevas.
Golpes de mar lejanos,
que denuncian la roca, disgregando
su fin en cada orilla.
Aleteos de lluvia entre las piedras,
que no sienten el parto
de días intemporales.
Y me uno al viento de los vientos claros
de una montaña nueva,
y ruedo con la tarde, a la redonda
espera. Me sumerjo,
y habito cada hora en el péndulo,
hasta el segundo en punto
en que amanezco.

★ DE OBJETOS
PUERTA
Algo detrás de ti.
Quizás la extraña nota
que no logré encontrar
aquella tarde,
o los labios de un río
que no sabe de ramas
ni de océanos;
el silencioso tiempo
de un corazón que sueña
ser abrazo,
o el enemigo fiel de lo que amo.
Algo.
Quizás la guerra
sin ventanas
o un puente desgranado
sobre cuatro horizontes;
el ir palideciendo
noche a noche
o el llenarse de horas
con un beso.
Algo, detrás de ti,
que no me espera.

★ DE PRESAGIOS DE SUEÑOS EN LAS GARGANTAS DE LAS PALOMAS

La vieja casa revivió en las esquinas.
Ya no era.
No quería ser junto al agua,
en el último extremo de los ojos
ni al centro de la mesa,
donde sólo se oía
aquel batir de platos y de números.
Un gran caldo de sueños
humeaba en la hoguera sin abrazos.
Los músicos enanos se disponen
para la gran celebración de la nada.
El hombre piedra de la noche
llega a la puerta.
—Todos están arriba— dije,
y los cristales
no dejaron entrar a la lluvia.

★ DE UN CIERTO SABOR ÁCIDO POR LOS DÍAS VENIDEROS
EVA
En su primera crisis de locura
recorrió la alameda
abrazando los árboles desnudos.
Luego pintó sus labios
con un carmín barato
y sonrió a la luna
en una noche eternamente suya.

ASESINATO
Sabía demasiado
y bajó sus pupilas delatoras
hacia el café con leche matutino.
Ella hojeaba entonces el periódico
y sofocó su asombro
bajo una servilleta de papel. Última hora:
Sucesos: muere un sueño
a manos de un reloj desconocido,
7 a.m. en punto, lunes, doce.

TARDE
Volcó a sus pies el oro y el incienso,
los pájaros de púrpura,
los peces del estanque sombrío,
una tarde otoñal marcada en rojo,
un sueño y una noche perdidos para siempre.
Ella miró a lo lejos
sonriente, ceñida de otro tiempo en la bruma
y se alejó despacio,
dejando en cada huella
un vacío infinito.

★ DE VÍSPERAS DE LA AUSENCIA
ATROPOS
Dime si algún día llegarás con tu carruaje
y huirá con nosotros tu corazón contradictorio,
lejos de las temibles ciudades
y los océanos oscuros.
Si pasarás por nuestros sonoros corredores
y se prometen paraísos cariciosos y tibios.

Es cierto que tememos, en la penumbra, tu mirada vacía
y que no nos consuela saber
que estás detrás de cada pupila que sonríe.

Dime a qué hora llegarás, fingiéndote inocente,
a descubrir nuestros placeres furtivos
y a esperar en silencio
el primer temblor de quien te reconozca.
Dime si amas acaso
cuando cortas los hilos de tu infinita rueca.

—Y ella tejía, con una canción mansa,
nuestro ronco rumor—.

★ DE OTOÑO DE LOS DÁCTILES VELOS
LLEGADA JUBILOSA DE NMOSINE
Escuchamos su arribo feliz al puerto luminoso.
Huésped de la espuma y la hierba,
deposita su savia liberada
en el lecho de las pardelas.
Con el rostro desnudo a la calidez de los astros
reclama nuestro ronco temor,
el vuelo suspendido en la rama incolora del aire.

Mira la tierra
donde depositamos nuestra semilla triangular
que, apenas fruto, se desangra en el barro.
Y es que nadie se atreve a morder la manzana,
hemos olvidado las hermosas canciones
y negado el gesto y las voces del júbilo.

Ella asciende
sobre nuestras cabezas vencidas
y recuerda los salmos sepultados
en nuestros corazones silenciosos.

Nuestro deseo surge y se desata en lunas.
Toda la lluvia tiene la altura de sus ojos.

★ DE FÁBULAS Y OTROS DESCONCIERTOS
PULGA TRAS LA OREJA DE ADONIS
No tengo el más mínimo
propósito de amarte.
Y mis antecedentes son magníficos.
Pregunta en los teatros,
en todas las tabernas de los puertos,
en las calles del mar,
en los parques antiguos.

Sí, no te amo, pero
es que me vence
la vocación de salto a caja abierta
y me gusta tu piel.

Quizás fuera prudente renunciar.
—Temo tus manos ágiles
sobre mi cuerpo— pero
ese aroma tan cálido
y tu vello ofrecido
en esta oscura complicidad del cine…

Oculta bajo el botón de tu camisa
esperaré el momento
de tu cuerpo desnudo
entre las sábanas.
Entonces saltaré
y serás mío
hasta que mi muerte nos separe.

★ DE Y DE PRONTO ANOCHECE
ARRIBO
Amanece,
la nave llega a puerto.
La ciudad se abre al mar.
No olvidemos el árbol ni la fruta.

★ DE ASÍ EN LA TIERRA
VERANO
El mar nos dio su claridad primera
y dolían los ojos
contemplando las olas luminosas.
El sol, esa mañana, fue un resplandor marino
y olvidamos el árbol al recibir la espuma.

Era así la estación:
los labios y la sal reconociéndose
en su primer abrazo sobre el tiempo.

★ DE SOLO EL MAR
MAR EN REFLUJO
Anoche acariciabas, lascivo, los hombros de las dársenas.
A veces, en abrazo violento, las cubrías
y esperabas un aluvión de sed que reclamase, ansioso, tu oleaje.
Ella llegó, y se tendió, desnuda, sobre el lecho de arena.
Con los ojos abiertos, esperó tu deseo
cantando, con las piedras, las melifluas canciones
de las naves fantasmas.
La luna iluminaba su pubis ofrecido
y la hoguera engendraba, de nuevo, un ave fénix
que volase, sin tregua, sobre su piel despierta.
Entonces penetraste su cuerpo entre las algas tibias
y ella te amó, y se amaron, crueles e irredimibles,
con la angustia de amar
como se ama en el último instante de la vida.
El anuncio del alba te devolvió a la sed de las mareas
y, agotado de ardor, te retiraste al bajamar más hondo.

★ DE DOCE LUNAS DE EROS
ENERO
24-25

SOBRE el lecho
un amante pregunta
por la caricia que lo aturde.
Una mano
desciende suavemente.

31
LA NOCHE ha sido hecha
para que los dioses lujuriosos bendigan nuestros cuerpos.
La mañana
nos descubre las huellas
sobre la piel que espera
a que llegue el ocaso.

★ DE PARA CRUZAR LOS PUENTES
XIII
He aquí el precio que fijamos
para cuando sea la hora
de atravesar el puente:
Mil estandartes ondearán
bajo las cuatro lunas
y pastarán cien bueyes
al pie de las colinas.
El humo de la hoguera
esparcerá su olor a ámbar y sándalo
y nublará los ojos
de los que aún nos miran.

Será al filo del día.
Sólo se oirá el mar.

★ DE CUADERNO DEL ORATE
SEGUNDO MES
Día 13
Mi memoria es un lugar oscuro
donde, de vez en cuando, surge el llanto o la risa.
Tú, en el lugar de la niebla, te difuminas entre crepúsculos de galaxias ignotas
pobladas de cráneos de elefantes, y conchas que tienen nuestros rostros.
Seguramente haya un gran dios
que ordene que la tierra se cubra de vapores y túneles,
y mujeres que hagan nacer afilados cuchillos de sus vientres
para defender a ángeles del tamaño de un pez o de un olivo.
Yo sólo sé que cada madrugada me asombra esa distancia que del cielo nos llega.

★ DE INVENTARIO (inédito)

INVENTARIO PARA TRES MUJERES

Dos mujeres, a la orilla del mar,
hablan.
Una de ellas, ayer, atravesaba un puente,
la otra dibujaba un andén.
El mar batía leve.
Dos mujeres, a la orilla del mar,
hablan.
Sus voces se asemejan a un aleteo de aves
o al hervor de la espuma.
Pasean por la playa
niños, hombres, mujeres
y algún dios distraído.

Dos mujeres, a la orilla del mar,
hablan.
Lejos, otra mujer descubre una canción
sobre puentes y andenes.

Sigue batiendo el mar.

★ DE LA PIEDRA Y EL OBÚS (inédito)

IX (La piedra)

La mujer coge el fruto.
El hombre coge el fruto.
Curten, hombre y mujer, las pieles
y se asustan los dos con las tormentas.
En las noches de estío
reposan bajo el cielo raso
y se preguntan por qué no les es dado
habitar en el domo que los cubre,
por qué ese miedo al sol y a los relámpagos.
Por qué su amor al árbol y a la lluvia.

Ignoran que están hechos
a imagen y semejanza de la tierra.

★ DE MIENTRAS MADURAN LAS NARANJAS
Aquella mañana nos despertó un repique de campanas. Estaban tocando en todas las iglesias del pueblo. ¡La guerra había terminado! Mucha gente se echó a la calle y se organizaron desfiles donde iban los de la falange con el brazo en alto y cantando a toda voz la victoria de Franco y los suyos.
Nosotras permanecimos en casa y yo volví a sentir miedo. Todo había terminado pero, ¿y los tíos? ¿Regresarían por fin?
Tocaron a la puerta y yo me sobresalté, corno siempre. Cualquier golpe en la puerta era para mí el anuncio de algo malo y aquel día no me equivoqué. Habían apresado a mis tíos en Valencia. No les había dado tiempo a huir en un barco y ahora los devolvían a Fyffes.
—Al menos podremos verlos —dijo nuestra madre —. ¿Y Nicolás?
—No, a él aún no lo han trasladado.
El muchacho que había traído la noticia trabajaba con el antiguo jefe de mi tío Juan y nos informó de que había sido él quien lo había mandado con el recado.
—Dile que le estamos muy agradecidos —le dijo mi madre al despedirlo.

Fue muy triste no poder abrazarlos cuando aquel fin de semana pudimos ir a verlos.
Salieron juntos y nos sonrieron con una alegría que nos hizo olvidar por un momento que estaban presos. Pero allí estaba el muro y los dos metros de pasillo que nos separaban, y la algarabía de voces que apenas permitían comunicarnos.
—¿Están bien? ¿Seguro que están bien? —repetía mi madre.
Tía Amalia había llevado a Berta y a Daniel que, cuando vieron a su padre, abrieron mucho los ojos como si se asombraran de reconocerlo y luego, Daniel empezó a poner caras muy raras y rompió a llorar.
—Llévatelo fuera —me pidió mi tía a punto de llorar ella también.
Yo levanté la mano en un gesto de despedida y mis tíos, sonriendo, me dijeron adiós.
— ¡Adiós, muchachita, hasta la vista!
Cogí a Daniel en brazos, salí del empaquetado y respiré hondo. Había olvidado aquel olor a humedad y a rancio que sentí en la primera visita, hacía ya casi tres años, y el volver a respirarlo me produjo náuseas.

El soldado de la puerta me miró muy serio. Tenía el rostro muy moreno, como quemado por el sol de muchos días, los ojos hundidos y cansados, y apretaba los labios como si quisiera esconder algún secreto.
No me dijo nada. Solo me señaló un banco de madera que estaba adosado a una de las paredes del pasillo de entrada.
Me senté y puse a Daniel a mi lado. Aún lloraba y entonces lo senté sobre mis rodillas.
— Si dejas de llorar te cuento un cuento muy bonito de un niño y un caballo…
—Mejor es que lo saques fuera —me dijo el soldado. Y, por el temblor de su voz, pensé que él también estaba a punto de echarse a llorar.
Salí y fui hacia un descampado que estaba al lado de la prisión y, para entretenerlo, empezamos a coger piedras y a tirárselas a una lata oxidada que había por allí.
No pasó mucho tiempo cuando vi que estaban saliendo todos. Ya se había acabado la visita. Tía Amalia, del brazo de mi madre, se enjugaba las lágrimas con un pañuelo. Lupe tenía los ojos bajos y los labios apretados y Berta miraba a un lado y a otro como si buscara algo con desconsuelo.
—No te preocupes, Amalia. Yo iré con Maria. Hemos recogido firmas, hasta la del obispo. Seguro que lo conseguimos

★ DE DÍAS DE ABRIL
EL MAR, LA MAR
Cuando notó el tirón del sedal entre los dedos, Gabriela sintió como un bullir de alas en el estómago. Ni siquiera tuvo voz para decírselo a su tío que, a su espalda, en la popa de la barca, fumaba una vieja pipa mientras esperaba pacientemente a que algún pez despistado, curioso o hambriento, mordiese su anzuelo.
Se preguntó si Santiago, el protagonista de “El viejo y el mar”, una novela que había leído el curso pasado en el Instituto, habría sentido la misma sensación cuando pescó su primer pez. Él también decía la mar, como su tío. Recordó entonces, casi punto por punto, las palabras que aquel viejo pescador se decía a sí mismo mientras esperaba su gran pez:”…Cada día es un nuevo día. Es mejor tener suerte. Pero yo prefiero ser preciso. Luego, cuando venga la suerte, estaré dispuesto”.-
Ella también lo estaba. Además, le había costado mucho convencer a su familia, sobre todo a su madre, de que lo que ella quería ser era pescadora. Pero no de orilla, como su abuela, ni tampoco de las que venden pescado en el mercado. No. Ella quería salir a pescar en un barco, como lo había hecho su padre y ahora su tío.
No pudo evitar cierto remordimiento cuando vio que la preocupación y la tristeza afloraba a los ojos de su madre.
– El mar es muy traicionero. Cuando menos te lo esperes te tragará. No quiero que vayas y te pase como a tu padre. Además, eres una…
– Sí, ya sé que me vas a decir que soy una chica y que la mar es cosa de hombres. Pero todo cambia, mamá, y ya las mujeres tenemos más oportunidades para hacer lo que creemos que somos capaces. Tú sabes que hay mujeres albañiles, cirujanas, físicas, toreras… Y, por ahora, sólo voy a ir con el tío. Él me enseñará todo lo que conoce del mar y de la pesca y tú sabes que, después de lo de papá, no se aleja mucho de la costa.
– Sí, claro… Pero yo sé que te entrará el “veneno del mar” y ya nada podrá quitártelo de la cabeza.

Aunque Cecilia Domínguez no se encuentra del todo conforme con su primer libro de 1977, Porque somos de barro, un libro sincero y espontáneo, según ella misma indica, este es un poemario que muestra ya una concepción poética que irá desplegando en años venideros mediante una voz que, con reverberaciones musicales, procura anunciar los paisajes que el ojo mira o sospecha y que la poeta vive o imagina. Una voz que busca el más allá de lo visto y de lo vivido y que tiene la capacidad de palpar entre el barro los sentimientos. con ello se está procurando decir que sus poemas son auténticas revelaciones de una poeta que va construyendo universos en los que ella pueda habitar, siquiera por un instante. Hay una íntima relación de la poeta con la naturaleza. Esa correspondencia será uno de los más significativos signos de esta autora: en el encuentro del yo con las cosas encuentra la plenitud. Y va en busca de la plenitud a partir de un punto que se halla marcado por las sombras de la soledad y de la ausencia. Son bastantes los poemarios en donde la idea del viaje prevalece. Pero siempre, siempre, en esa andada travesía habrá ansias de regresos ideales: regreso de amanecer, de vida nueva en la que se junten, por fin, al amante con la amante que espera. Es una espera intemporal que no podrá medirlo ninguna circunstancia porque el poema se ha plegado a las enigmáticas leyes del mito. El sujeto poético se convierte en centro, y hacia él se envía cualquier agente propicio o adverso: el viento que separa y aleja, la noche que calma y pide silencio. La llama cuyo fuego enciende pasiones, el mar que sirve de lecho… En fin, Cecilia Domínguez ha fundamentado y modulado una concepción poética personal. Su voluntad de no quedar incluido en ningún grupo revela su vocación de mantener un quehacer poético –y literario- sin anclajes a marcas con “denominación de origen”.
JUAN JOSÉ DELGADO

El suyo (sobre Profesión de fe) es pues un libro importante, la absoluta madurez de quien recibió el último Premio Canarias de Literatura, concedido en 2015. En su lírica brilla el grano limpio y brillante después que la saranda cerniera el tamo para resolver en un poema de cuatro versos un estallido de realidad, cosecha de cereal literario de primera calidad.
Queda claro que la verdadera profesión de fe de Cecilia Domínguez Luis, una de las voces capitales de las letras isleñas y del idioma en general, es la mera poesía. Queda leído que es una mujer que no levita si no es para descreer de batallitas pasadas como creencias inmutables de generación en generación, de milenio en milenio, apuntaladas por el miedo del humano a morir sin más. Una poeta que devuelve a la especie humana, a la tierra, al páramo, al mar sobre los trigos, al barro y a la arena la propiedad divina de la que han sido enajenados por el gran ausente, que es como lo suele llamar. “Ni salmos ni sangre derramada/sin campanas al vuelo./hoy solo nos redime/el canto de los pájaros al alba.”
ÁNGEL SÁNCHEZ

Cecilia Domínguez habla sobre mujer y literatura canaria en una entrevista realizada por el periodista Manuel M. Almeida para la revista Dragaria con motivo del Día de las Escritoras 2017. La entrevista en su totalidad puede leerse en el siguiente enlace:
https://dragaria.es/dia-escritoras-2017-16-autoras-canarias/2/
Asimismo, la autora habla sobre la poca presencia de escritoras en la historia de la literatura en el marco de las jornadas “Bucio 2017 – II Foro Tamaimos”, organizadas por la Fundación canaria Tamaimos en colaboración con el Ayuntamiento de Agüimes.
“Islas, mujer y literatura”, charla impartida por Cecilia Domínguez en Agüimes en el 2017.

Islas, mujer y literatura (charla sobre la invisibilidad de las mujeres en la literatura).

➢ La pasión de los días, el blog de Cecilia Domínguez Luis.
http://ceciliadominguezluis.com/

➢ Entrevista a Cecilia Domínguez en Canal6 Teidevisión

➢ Entrevista a Cecilia Domínguez en Buenos Días Canarias 1:18:06 – 1:29:00

➢ Discurso de Cecilia Domínguez Luis en su ingreso en la Academia de la Lengua Canaria de título “Jóvenes y Literatura”
http://ceciliadominguezluis.com/academia-de-la-lengua-canaria/

➢ Discurso de Cecilia Domínguez Luis en el acto de entrega del Premio Canarias de Literatura 2015
http://ceciliadominguezluis.com/premio-canarias-de-literatura-2015/

➢ Entrevista realizada por Mª Nieves Pérez Cejas

A principios de abril de 2018 y en el marco del proyecto “Una constelación de escritoras. Voces para un archipiélago” contacté con la escritora Cecilia Domínguez Luis con el propósito, no sólo de conocer más sobre ella y sobre su obra, sino de acercarme a su labor como profesora de Lengua castellana y Literatura.

Cecilia Domínguez: «Recomendaría cualquier poema a la juventud porque no es necesario comprenderlo todo sino sentirlo. Hay tantas interpretaciones como lectores. No hay que tenerle miedo a la poesía.»

Para empezar esta entrevista nos gustaría conocer algo más sobre su vida. ¿Podría destacar alguna anécdota vital, algún recuerdo, quizás de la infancia, relacionado con la lectura o con el hecho de escribir? ¿Cuándo sintió inclinación hacia la escritura?
Para entrar en el mundo literario para mí fue fundamental “la noche de los molinillos”. Yo la llamaba así porque, cuando mi hermano y yo éramos pequeños, mi abuela molía café en la cocina y, a ritmo del molinillo, nos cantaba romances, nos contaba cuentos… Ese fue mi primer contacto con la literatura, a través de la oralidad. Sin saber aún leer, pues tendría yo unos cuatro o cinco años, empecé a escuchar historias… Esas historias se quedaron en mí hasta tal punto que, cuando crecí y aprendí a leer, parte de mi tiempo lo dedicaba a buscar esas historias en el papel…

Y en ese acercamiento a la literatura parece que el descubrimiento de Bécquer influyó de manera destacable en usted.
Sí, es cierto. Tenía nueve años cuando mi padre me regaló un libro de rimas de Bécquer. Claro está que enfrentarte con nueve años a las rimas de Becquer es muy duro, porque en muchos casos ni siquiera las entendía. Sin embargo, como me había acostumbrado a los romances de mi abuela, aunque no entendiera los versos en su totalidad, esa musicalidad de la poesía de Bécquer me fue atrayendo y me enamoré de él para siempre.

Entonces… ¿las poesías de Bécquer fueron más importantes en su infancia que cualquier otro libro de cuentos, por ejemplo?
Sí, sí. De hecho, me horrorizaban los cuentos que me contaba mi abuela porque ella me contaba los cuentos tal y como eran. Así que creo que los cuentos de mi abuela fueron culpables de que se despertara en mí la vocación como escritora. Mi abuela me contaba, por ejemplo, el cuento de Caperucita de Perrault y me explicaba cómo el lobo se comía a la abuela y a Caperucita y así terminaba la historia. Claro, yo me horrorizaba ante tan trágico final y se me ocurrió que yo podía salvar el relato. Mi lobo se comía a la abuela, pero a Caperucita le puse dos pistolas y así conseguí quedarme más conforme con el cuento. A partir de ese momento pensé que si podía cambiar el final de Caperucita, podía cambiar la realidad o incluso, contar la realidad que a mí más me gustara. Fue de esta manera que empecé a inventarme mis propias historias.

Pasemos a otra faceta importante en su vida: la docencia.
Fui profesora de secundaria hasta que cumplí los sesenta años cuando enfermé de cáncer y me jubilé. Yo creo que mi segunda vocación es la enseñanza. Siempre me gustó y disfruté mucho con ella… Además, me gustaba escoger a los grupos más difíciles.

¿De qué manera trabajaba con el alumnado la literatura y, sobre todo, la poesía?
Yo tenía mi propia forma de enseñar, lo que me ocasionó algunos problemas con los departamentos de lengua a los que pertenecí… Por ejemplo, nunca pedía lecturas obligatorias a mi alumnado. En cambio, todos los jueves los llevaba siempre a la biblioteca. Allí les preguntaba: ¿a ustedes qué les gusta leer? Y ellos iban respondiendo: a mí me gustan las novelas de guerra, entonces para ti el Diario de Ana Frank; y a mí las de amor, pues para ti Primavera de una esquina rota de Mario Benedetti… Así, cada alumna debía leer un libro sobre un tema de su elección para, tras la lectura, comentarlo en clase con el resto de sus compañeros. Con esto conseguí, por ejemplo, que El Diario de Ana Frank se lo leyera toda la clase, pues el alumno que lo leyó hizo tan buena propaganda del libro que el resto se animó a leerlo. Así que casi sin darnos cuenta habíamos creado un club de lectura. El alumnado comentaba el libro, decía qué le gustaba de la novela, qué no, qué personaje era su preferido… En definitiva, la lectura no puede ser nunca obligatoria porque pierde su esencia. Debemos acercarnos a ella por placer.
Es verdad que en aquella época yo solía impartir clase a los grupos de diversificación curricular. Así que el día que me tocaba dar poesía entraba a clase recitando las rimas de Bécquer. Además, intentaba aprovechar días relevantes, como por ejemplo, el día del libro para hacer alguna actividad que pudiera interesar al alumnado. Así, un 23 de abril repartí a los alumnos diferentes autores y autoras relevantes: Góngora, Quevedo, Carmen Martín Gaite… La actividad consistía en que cada uno debía interpretar al autor o a la autora que les hubiera tocado con el propósito de que después participaran en las clases de otros cursos recitando los versos de cada uno de ellos. Así conseguía que se acercaran a los escritores, los conocieran y se aprendieran sus textos. Para ellos era un juego y estaban aprendiendo literatura.
Había que inventarse cosas sobre la marcha. En otras ocasiones, cuando teníamos que trabajar gramática, elegía un poema para que el alumnado localizara todos los sustantivos. Después, debían cambiarlo por otros nombres abstractos, como un sentimiento o un deseo. El ejercicio daba como resultado versos como: “Me he sentado en la esperanza…” Así, el alumnado se aprendía los sustantivos y creaba poemas preciosos, conviertiéndose en poetas.

Esta experiencia con el alumnado no la ha abandonado por completo, porque ahora dedica parte de su tiempo a visitar institutos y a charlar con los y las estudiantes. ¿Qué le ofrece este contacto con el alumnado y que ofrece usted?
Yo creo que ellos me dan más a mí que yo a ellos. Yo aprendo muchas cosas porque los estudiantes son muy críticos. Por ejemplo, ver cómo reaccionan ante determinadas lecturas te permite saber cómo son ellos en realidad.

¿Considera que este contacto con los y las adolescentes ha influido de alguna forma en su obra?
Sí, sí, por supuesto. Mira, yo no creo en la literatura juvenil. Considero que un chico de catorce años puede leer, por ejemplo, La metamorfosis de Kafka. Por supuesto, su lectura será más o menos superficial, pero esto no importa. Lo que importa es la lectura. Y eso creo que debemos tenerlo en cuenta porque parece que estamos infravalorando el nivel del alumnado. Por otro lado, te comento que hace algún tiempo presenté un libro de Juan José Delgado, una recopilación de cuentos canarios contemporáneos. En la presentación me encontré con unos representantes de la editorial Alfaguara y me pidieron una novela para jóvenes. Así fue cómo surgió La luna en el agua. Yo tenía una historia en mente, una historia, por cierto, bastante truculenta, cuyo protagonista era un alumno de mi grupo de diversificación. Tras pedirle permiso al alumno, ficcioné la historia y la novela se acabó publicando. Pasó el tiempo y el año pasado me invitaron a dar una charla al IES Barranco Las Lajas, instituto al que había pertenecido el alumno que había inspirado la novela. Nada más llegar coincido con un hombre por fuera del centro que se acerca a hablar conmigo. Ese hombre era mi antiguo alumno, que venía a escuchar la charla. Fue muy emocionante ver cómo el protagonista participaba de este encuentro, leyendo un trocito de la novela de la que él era personaje.

Estos adolescentes viven en una sociedad en la que la protagonista es la imagen, el ruido. ¿Qué importancia cree que tiene la palabra en la sociedad actual, sobre todo, para estos jóvenes a los que, en muchas ocasiones, les cuesta tanto expresarse?
Creo que lo importante es que los jóvenes oigan hablar al otro en persona. Es decir, es fundamental la voz humana que no está pasada por pantalla, porque llega mucho más, sobre todo, cuando se sabe transmitir. Por eso, yo no doy charlas, yo pregunto. Intento establecer un diálogo con los estudiantes. Con ello consigo que muchas veces las preguntas sobre la novela den paso a cuestiones vitales más profundas, por lo que surge un diálogo mucho más enriquecedor.

En relación a su obra, ¿podría hablarse de que ésta responde a una biografía vital literaria, es decir, su obra podría, de alguna manera, explicar sus diferentes etapas vitales?
Mi obra poética, sí, porque pienso que escribir poesía es empezar a conocerse uno mismo. Todas mis preocupaciones, mi manera de ver la vida, cómo yo soy un producto de lo que me rodea, de mis circunstancias…; todo eso está presente en la poesía. Porque en la narrativa yo cuento historias, aunque es cierto que me implico mucho porque cuando estoy elaborando un personaje, yo siento que soy el personaje porque si la autora no se cree a ese personaje, el lector tampoco se lo va a creer.

Entonces, ¿sus personajes tienen siempre algún tinte autobiográfico?
No, en absoluto. Todo lo contrario. Yo tengo la idea de cómo va a ser ese personaje, pero en muchas ocasiones, no tengo nada que ver con el personaje en cuestión. Y ahí está la magia de la literatura.
Por ejemplo, en El Sepulcro vacío creé al personaje de Matías, un jardinero semianalfabeto. Disfruté muchísimo, sin embargo, el personaje de Isabel me costó mucho porque se trataba de una señora casi fanática de la religión, cuyas creencias no tienen nada que ver conmigo.
Por otro lado, cuando te propones hacer una novela, como en el caso de El marqués de la quinta roja, hay que tener en cuenta la labor de investigación. Sólo así podemos crear una novela ambientada en un siglo determinado, en este caso el siglo XIX. A través de esa labor, a veces ardua y complicada, conocemos cuál sería posiblemente la forma de pensar de una persona decimonónica, o la influencia nefasta de la iglesia en la época, o la consideración que se tenía de la mujer. En este sentido, me interesaba mucho incluir en esa novela los tres prototipos de mujer: la abuela, una señora muy culta, pero que vive en silencio dominada por su nuera; la nuera, mujer férrea y fervientemente católica; y Andrea, novia del protagonista y que corresponde al prototipo de mujer liberal que quiere estudiar y diferenciarse del concepto de mujer florero de la época. Para mí los personajes femeninos eran muy importantes porque quería reflejar la figura de la mujer del XIX.

Y llegamos a la actualidad y a su incursión semanal en las redes sociales… Porque cada semana nos regala en facebook unas pequeñas fábulas de opinión.
Sí, para mí se trata de un divertimento. Más que fábulas son décimas, versos que contienen una crítica sociopolítica. De pequeña solía leer muchas fábulas de Samaniego e Iriarte, por lo que me resulta muy familiar utilizar este tipo de textos para opinar sobre los diferentes acontecimientos que ocurren. Obviamente, no se trata de textos poéticos, porque en ellos no busco la estética, sino que mi propósito es transmitir un mensaje sobre temas actuales que me preocupan.

Parece que uno de los temas de actualidad es la aceptación del uso de la violencia en diferentes ámbitos. ¿Qué cree que ocurre en esta sociedad? ¿Por qué esta normalización de la violencia y la barbarie?
Al respecto tengo un libro de poesía que se publicará en breve y que lleva por título La piedra y el obus. Este libro está dividido en dos partes: la piedra, que representa al hombre de la Edad de Piedra, y el obus, que hace referencia al hombre actual. La primera parte de la obra es un reflejo de la segunda, a pesar del salto temporal que las separa. En los dos últimos poemas se enfrentan el hombre del obus y el de la Edad de Piedra, que está en una vitrina en un museo. Se establece un diálogo entre ellos que nos muestra qué poco ha cambiado el ser humano. Antes, el hombre blandía el hacha; ahora, tiene la bomba en su poder y en ambos casos el instinto de dominación permanece.

¿Ese sentido de barbarie podemos encontrarlo también en su último libro Profesión de fe?
Profesión de fe es un libro que me ha traído muchos quebraderos de cabeza porque es un libro contra la barbarie ejercida a través de Dios. Es un cuestionamiento del Dios cruel, inhumano del Antiguo Testamento. En este sentido, mucha gente me ha dicho que es un libro ateo. De hecho en mi presentación del libro en La Orotava, tras la lectura de varios poemas, parte del público abandonó la sala.

De sus obras líricas, ¿cuál recomendaría como lectura para un público juvenil?
Creo que recomendaría Bestiario o Sólo el mar, aunque cualquier poema estaría bien, porque no es necesario comprenderlo todo sino sentirlo. Hay tantas interpretaciones como lectores. No hay que tenerle miedo a la poesía.

Para finalizar, me gustaría saber qué opinión le merece este proyecto sobre escritoras canarias. ¿Considera que es necesario? ¿Debemos seguir contribuyendo a dar visibilidad a estas voces?
Por supuesto que sí.
Resulta curioso. Este año Pino Ojeda ha sido la protagonista del Día de las Letras Canarias. Antes de este reconocimiento prácticamente nadie sabía que esta escritora fue finalista del Premio Nadal y del Premio Adonais, además de una extraordinaria pintora. Pino Ojeda era una persona totalmente desconocida. Así que por supuesto que sigue haciendo falta reivindicar a todas estas mujeres.
Yo pude conocerla personalmente, en un encuentro en los años 90, en un congreso de mujeres, precisamente. En este tipo de congresos siempre salgo mal parada porque yo no creo en la literatura femenina, por lo que mi ponencia sobre el tema no suele ser bien recibida. Sin embargo, ese día Pino Ojeda me escuchó y me dijo que había sido muy valiente, que había defendido muy bien mis ideas y que ella pensaba de manera similar a mí.
Me pareció una persona muy cercana, con mucha vida y con mucho dolor detrás. Un dolor originado quizás por la temprana muerte de su marido, que quizás nunca superó. Sin embargo, al mismo tiempo, era una mujer con una gran fortaleza y una gran personalidad. Así que cuando me enteré de que el Día de las Letras Canarias homenajeaba a Pino Ojeda, me dije: “ya era hora.”

POESÍA

➢ Porque somos de barro. Santa Cruz de Tenerife, Ed. Taiga, 1977.
➢ Objetos, Santa Cruz de Tenerife, Taiga, 1981.
➢ Presagio de sueños en las gargantas de las palomas, Santa Cruz de Tenerife, CajaCanarias, 1982.
➢ Un cierto sabor ácido para los días venideros. Santa Cruz de Tenerife, HA/Editor, 1987.
➢ Víspera de la ausencia, Madrid, Ed. Libertarias, 1989.
➢ Poemas 1981-1992. (Antología). Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias 1993.
➢ Y de pronto anochece. Santa Cruz de Tenerife , Ed. La calle de la costa, 1997.
➢ Así en la tierra. Santa Cruz de Tenerife, Ed. Globo, 1999.
➢ Solo el mar. Ed. Cabildo Insular de Tenerife y C.O.A.C., 2000.
➢ Doce lunas de Eros. CajaCanarias-Ed. La Palma, 2000.
➢ Octubre. (Antología), Santa Cruz de Tenerife, Ed Baile del sol, 2003.
➢ Poemas. (Antología). Santa Cruz de Tenerife, Interseptem, 2003.
➢ Azogue. Santa Cruz de Tenerife, Ed. Baile del sol, 2005.
➢ Para cruzar los puentes. Santa Cruz de Tenerife , Ed. KA, 2006.
➢ El libro de la duda. Santa Cruz de Tenerife, Ed. Idea, 2007.
➢ Bestiario. Santa Cruz de Tenerife, Ed. Baile del sol, 2008.
➢ La ciudad y el deseo. Santa Cruz de Tenerife, Ed. Idea, 2009.
➢ Cuaderno del orate. Madrid, Ed. La Palma, 2014.
➢ Profesión de fe. Santa Cruz de Tenerife, Ed. Baile del sol, 2016.

NARRATIVA

➢ Futuro Imperfecto (libro de cuentos). Madrid, Ediciones La Palma, 1994.
➢ El sepulcro vacío (novela). Las Palmas de Gran Canaria, NACE, 2015.
➢ El viento en contra (novela). Santa Cruz de Tenerife, Ed. Resma, 2002.
➢ Entre Tejados (cuentos para niños). Santa Cruz de Tenerife, Ed. Interseptem, 2004.
➢ Días de abril (cuentos para jóvenes). Santa Cruz de Tenerife, Ed. Interseptem, 2005.
➢ Fompi (cuentos para niños). Santa Cruz de Tenerife, Ed. Interseptem, 2005.
➢ Fompi y Lío en la montaña de cristal (novela infantil). Santa Cruz de Tenerife, Interseptem, 2006.
➢ Mientras maduran las naranjas (novela). Las Palmas de Gran Canaria, Cam-PDS, 2009.
➢ Yara (novela corta juvenil). Las Palmas de Gran Canaria, Cam-PDS, 2010.
➢ La luna en el agua (novela juvenil). Madrid, Ed. Alfaguara, 2010.
➢ Aquel verano (novela juvenil). Barcelona, Ed. Viceversa, 2010.
➢ Los niños de la lata de tomate (novela). Madrid, Alfaguara, 2012.
➢ Si hubieras estado aquí (novela). Santa Cruz de Tenerife, Ed. Aguere-Idea, 2013.

ENSAYO

➢ Miguel Hernández-Pedro García Cabrera, dos poetas en una guerra. Instituto Cultura “Juan Gil Albert” – Alicante 1993.
➢ “La salvación por la palabra”, en Utopía, Modernidad y Ciencia. Cuadernos Ateneo-La Laguna Tenerife 1999.
➢ “¿El canon en la poesía escrita por mujeres?”, en La poesía escrita por mujeres y el canon. Cabildo Insular de Lanzarote, 1999.
➢ “Rafael Arozarena: la palabra y la magia”, en Homenaje a Rafael Arozarena. Ed. Ayuntamiento de Haría- Lanzarote, 2001.
➢ “En torno a los poetas de Más que el mar”, en Cuatro propuestas críticas. Santa Cruz de Tenerife, Ed. Baile del sol, 2003.

Lengua Castellana y Literatura (LCL)

1º ESO

Cecilia Domínguez SA

IES VIERA Y CLAVIJO

Josefina de la Torre

 

Texto:  Kenia Martín Padilla

JOSEFINA DE LA TORRE MILLARES

1907-2002

“Yo buscaré detrás de tu mirada

la imagen de mi imagen”

 

 

 

Josefina de la Torre Millares nació en Las Palmas de Gran Canaria, en 1907. Se crió en una familia que amaba el arte y la cultura; muchos de sus familiares eran poetas, pintores o músicos. Desde muy niña comenzó a escribir poemas y aprendió a tocar el piano, el violín y la guitarra. También aprendió a cantar y a actuar en un pequeño teatrillo que había construido su abuelo en su casa de Las Canteras. Allí organizaba obras de teatro en las que participaban todos los miembros de la familia. Años más tarde, Josefina y su hermano Claudio tomaron el relevo y comenzaron a organizar sus propias representaciones, que bautizaron con el nombre de Teatro mínimo.

También con su hermano Claudio, Josefina viajó a Madrid para terminar sus estudios como cantante y actriz. Al tiempo, se instaló en la capital para desarrollar su carrera literaria y artística. Allí conoció a los escritores de la Generación del 27. Junto a ellos publicaba sus poemas en revistas literarias y acudía a tertulias para discutir sobre poesía. Josefina de la Torre fue una mujer independiente que vivió de su propio trabajo durante toda su vida.

Josefina de la Torre fue una auténtica artista. Además de ser una excelente poetisa, trabajó como cantante y actriz. Comenzó su carrera en el cine doblando películas al castellano durante su estancia en Paris. En los años cuarenta actuó como actriz secundaria en distintas películas y también colaboró como guionista, adaptando una novela suya que se titulaba Tú eres él. Luego cambió el cine por el teatro. Participó en distintas compañías teatrales y llegó a fundar su propia compañía teatral, la Compañía de Comedias Josefina de la Torre. También trabajó en la radio y colaboró en series de televisión. Cuando murió, en 2002, la Academia española de las Artes y las Ciencias Cinematográficas le rindió homenaje en la gala de los Premios Goya, en reconocimiento a su labor como actriz y, en 2007, se celebró el centenario de su nacimiento en su isla natal.

 

 

Disfrutemos algunos de sus poemas:

De Versos y estampas (1927)

Mis dolores se escondían
en el fondo de mi alma.
Eran tantos, tan pequeños,
que casi no me molestaban.

Los guardaba con amor
en el fondo de mi alma.

…………………………….

No te acerques al estanque:
antes me he mirado en él
y vi su fondo a través
de mi sombra.
No te acerques al estanque:
tendrás el pecho hondo y frío
y tembloroso del agua.

…………………………….

La tarde tiene sueño
y se acuesta en las copas de los árboles.
Se le apagan los ojos
de mirar a la calle
donde el día ha colgado sus horas
incansable.
La tarde tiene sueño
y se duerme mecida por los árboles.
El viento se la lleva
oscilando su sueño en el aire.

De Poemas de la isla (1930)

Si ha de ser, quiero que sea
de pronto. Cuando yo piense
en horizontes dormidos
y en el mar sobre la playa.
Si ha de ser, que me sorprenda
en mis mejores recuerdos
para hacer de su presencia
un solo signo de aire.
Dormida no, ni despierta:
si ha de ser, quiero que sea.

…………………………….

Tu nombre ya me lo han dicho
pero yo no te conozco,
ni te vi nunca la cara
ni sé el color de tus ojos.
Pero tu nombre ¡qué claro
lo voy diciendo en el fondo,
con sus siete letras firmes
de tres sílabas, sonoro!
Enamorada ya estoy
aunque yo no te conozco,
ni te vi nunca la cara,
ni sé el color de tus ojos.

Tu nombre ya me lo han dicho
con siete letras en corro.
 
…………………………….

Quisiera tener sujeta
la naranja de la tarde
así entre las manos, fresca,
sin la piel rubia y brillante
tirabuzón de la luna
peinado por mi cuchillo.
Que sabor a fruta nueva
ha de tener en los bordes
el mar, la arena y el air.
¡Qué deseo de partir
en dos mitades la tarde!
Cuando la noche se asome
a su ventanal de cobre
se tragará la naranja.
¡Ay niña desconsolada!

De Marzo incompleto (1968)

Quisiera que en lugar
de este Abril y este Mayo
y de este sol que nace
con el aire temprano,
fuera otra vez, de nuevo,
aquel marzo incompleto.
No tenía principio
ni fin. Era mitad,
centro predestinado,
eje de un solo sueño.
¡Ay, yo hubiese querido
que como rueda libre
del recuerdo, este Marzo
girara! Yo lo tengo
prendido entre mis sienes.
Pero así no lo quiero.
¡Haber sido una vez
círculo de este anhelo!
¡Girar constantemente
por el mismo momento!
Y ahora dieciocho
y veintisiete luego,
y en esas fechas
girar con mi desvelo.
Pero este Abril lejano
y este Mayo en silencio
que dejaron mis voces
encerradas por dentro,
¿qué saben de este Marzo
sin medida, incompleto?

…………………………….

Cuando el tiempo
no tenga ya memoria
y todo lo pasado
sólo exista en la luz
de mi recuerdo intacto.
Cuando tu vida ya sea otra
y ese rumbo
del que hoy irás en busca
sea ya tu destino.
Cuando tú y yo,
salvadas las distancias,
la inevitable ausencia
que tu palabra puso a nuestro alcance
volvamos a encontrarnos
frente a frente,
yo buscaré detrás de tu mirada
la imagen de mi imagen,
y todo
lo que ahora he perdido
lo volveré a encontrar.

…………………………….

Encontrarte
por las abiertas mariposas de la noche.
Por la sombra
donde tus ojos buscarían apoyo.
Descubrirte
por los caminos de lo inesperado,
donde tus palabras
encontrarían su contorno.
Sorprenderte
por tu misma certidumbre,
donde tu propósito conseguiría libertarse.
Y hacer de ti la luz,
el porqué de soñar,
de estar despierto;
la razón de sonreír,
de respirar al sol las alegrías…
Todo lo que en tus ojos se ha dormido.

…………………………….

Me busco y no me encuentro.
Rondo por las oscuras paredes de mi misma,
Interrogo al silencio y a este torpe vacío
Y no acierto en el eco de mis incertidumbres.
No me encuentro a mí misma.
Y ahora voy como dormida en las tinieblas,
Tanteando la noche de todas las esquinas.
Y no puedo ser tierra, ni esencia, ni armonía,
Que son fruto, sonido, creación, universo.
No este desalentado y lento desgranarse
que convierte en preguntas todo cuanto es herida.
Y rondo por las sordas paredes de mí misma
esperando el momento de descubrir mi sombra.

…………………………….

Estoy clavada en el espacio, inmóvil
como una mariposa prisionera.
Coleccionista sordo no dudaste
en dejar los aires sin adioses.Ya no puedo moverme de este quieto
rincón de sueños de mis alas muertas,
donde mi corazón tiene prendido
el filo agudo que le clava el tiempo.
A veces por el borde de los años
-siete colores de la sangre quieta-
pasa rozando el viento y las alegres
desconocidas voces de otros tiempos.
Pero clavada estoy y ya no puedo
descubrir mundos ni contar estrellas…

De Medida del tiempo (1989)

Noches calientes de estío
apretadas de recuerdos,
que atormentadas y oscuras
cabalgan entre mis sueños:
tus lamentos ateridos
claváronme en sus desvelos
una lanza que me fija
en mitad del pensamiento.

…………………………….

Cuando veo mi imagen reflejada
en la luna impasible del espejo,
siento cómo me duele su reflejo
tan fiel a mi verdad enajenada.
Esta forma que late y se rebela,
un tiempo fue de amor y fue de vida;
y aún hoy, que huellas saben de su huido,
queda una voz para su luz en vela.
Pero un día vendrá el irremediable
que a este espejo me asome, ya acabada.
Y la raíz de fuego insobornable
que crece en mi interior, aún no saciada,
conmoverá la cárcel indomable
con su llanto de ruina abandonada.
 

 

 

No es una niña prodigio. Es un poeta […] que siente, exaltada y amorosamente, que expresa divinamente lo que siente, y que, superior en ello a muchos poetas, siente y expresa todas sus emociones con la ingenuidad y la fuerza del arte que brota natural e instintivo, sin saber por qué brota.

Margarita Nelken

Es una poesía directa, sobrevenida de la experiencia, quizá también de los sueños, y que alude a constantes inmutables coo el dolor, la muerte, el amor, la infancia, la melancolía; el tiempo, los amigos, la playa (los juegos en el mar y en la arena), el sol, y todo ello expresado de una forma inmediata, por sus nombres exactos.

Lázaro Santana.

Era un águila. El águila misma de la inspiración cazada viva por primera vez en el continente poético, llevada cautiva, ejemplar único y sin precio camino de Europa. Y que ahora estaba sola, perdida en la noche entre cielo, hondo mar, apoyada en las alas anchas, mientras que en cien lugares del mundo la esperan con la ventana abierta y la pluma preparada, tantos y tantos, con el corazón anhelante, en vano.

Pedro Salinas.

Toda la biografía de Josefina de la Torre responde a una verdadera mujer de vanguardia. Mujer muy activa y en consonancia con un período en constante renovación y aprendizaje, es el testimonio de una época dorada para la poesía española.

Blanca Hernández Quintana

 

 

 

Josefina adoptó un papel representativo en la renovación poética que supuso el grupo de escritores del 27. Recordemos que Versos y estampas, fue editado prologado por el gran poeta Pedro Salinas y que Gerardo Diego incluyó a nuestra autora en su antología de escritores contemporáneos.

Sin embargo, y a pesar de que la historia no ha querido realzar sus figuras, la generación del 27 no estaba únicamente compuesto por hombres. Autoras como Rosa Chacel, Concha Méndez, Ernestina de Champourcin, Carmen Conde, Maruja Mallo, Margarita Nelken o María Teresa de León estuvieron presente en ese nuevo movimiento.

Además, los años de juventud de Josefina coinciden con la II República Española (1931-1936), que fue una época de enormes avances para las mujeres: la adopción de medidas como la igualdad jurídica y el derecho al voto de la mujer, el matrimonio civil y el divorcio, buscaban la autonomía de la mujer en la sociedad española.

Josefina de la Torre quiso ser una de esas mujeres modernas, tal y como ella misma nos cuenta en la antología de Gerardo Diego: “Juego al tennis. Me encanta conducir mi auto, pero mi deporte predilecto es la natación”. Es curioso que Josefina se presente de esta manera, pues en aquella época, hacer deporte y conducir era un privilegio para los hombres.

Su visión crítica se manifiesta en el siguiente fragmento de su novela corta Memorias de una estrella. En su lectura se aprecia, en tono irónico, una crítica a los directores de cine, que no valoraban las dotes artísticas de las actrices sino su aspecto físico.

Ayer me he divertido mucho. ¡Cuánta gente tonta hay en el mundo! Al terminar el trabajo, hubo prueba de actrices. Bueno, al menos ellas decían que lo eran. Se trataba de dos señoritas (esto también lo decían ellas), recomendadas por el guionista, y de las que se venía hablando hacía muchos días. Una de ellas cantaba, tocaba el piano y era actriz de teatro. Una «enciclopedia», como me dijo Josele, el ayudante del director. La otra no sabía hacer ninguna de aquellas cosas. Las dos tenían bonita figura. Pero la «enciclopedia» no era muy guapa; ni fú, ni fá. Y en cambio la otra era preciosísima. Demasiado, para mi modo de ver. Tenía dieciocho años y la otra ¡treinta! El colmo. Total: les dieron a hacer una escena, como prueba. Se trataba de una de las más difíciles, con el protagonista. Las dos mujeres la hicieron. Yo, si he de ser sincera, que a veces hay que ser de todo, diré que la menos bonita la interpretó muy requetebién, con una voz preciosa. La otra, en cambio, estuvo bastante sosita. Pero claro, ¿cómo iban a dudar entre una muchacha de dieciocho años y una vieja de treinta, por mucho piano, mucho canto y muchas tablas que tuviera? Luego me dijo Josele: «Chica, para el cine es preferible una cara bonita que todo el arte del mundo.» Y vaya si tiene razón Josele.

 

 

Página web oficial:
http://josefinadelatorre.com/web.html
Presentación de la biografía y obras:

http://www.rtve.es/lassinsombrero/es/webdoc/las-mujeres/josefina-de-la-torre

www.academiacanarialengua.org/archipielago/josefina-de-la-torre

http://aclrevistaliteraria.academiacanarialengua.org/josefina-de-la-torre/

http://www.mdc.ulpgc.es/cdm/ref/collection/moralia/id/186

Propuesta de actividades y Powerpoint descargable:

http://aclrevistaliteraria.academiacanarialengua.org/muchacha-isla/

Estudios críticos:

https://bibacceda01.ulpgc.es/bitstream/10553/5427/1/0235347_02001_0003.pdf

https://www.revistafogal.com/2015/09/03/josefina-de-la-torre-o-la-versatilidad-imperdonable/

http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/josefina-de-la-torre-el-cine-por-los-cuatro-costados–0/html/ff8c7192-82b1-11df-acc7-002185ce6064_4.html

http://www.iehcan.com/wp-content/uploads/2015/12/PDF-3.pdf

Entrevista: https://www.youtube.com/watch?v=TaDO1bA7e3I

 

 

Josefina de la Torre escribió obras en verso y prosa. Sus composiciones de género lírico son los siguientes:

  • El primer libro que publica, en 1927, se titulaba Versos y estampas. Se trata de una sucesión de escenas de su niñez, en las que la playa, el mar y los juegos tienen el papel protagonista.
  • Dos años más tarde, en 1930, publica su segunda obra, Poemas de la isla, en la que se aprecia la influencia neopopularista de la Generación del 27.
  • Marzo incompleto, publicado en 1968, es ya una obra de madurez.
  • En 1989 se publica su obra poética completa, en la que se incluye el poemario Medida del tiempo, inédito hasta ese momento.

Además de esta obra poética, Josefina de la Torre escribió narrativa. En concreto, publicó una serie de novelas cortas de tema romántico. Estas novelas se reúnen en la colección La novela ideal, que fundó tras el estallido de la Guerra Civil junto a su hermano Claudio y su esposa, Mercedes Ballesteros. Estos relatos están publicados bajo el pseudónimo de Laura de Comminges, en honor al segundo apellido de su padre, Bernardo de la Torre y Comminges.

Por otra parte, en 1954 publicó las novelas cortas: Memorias de una estrella y En el umbral, que aparecen en el número 87 de la famosa colección La Novela del Sábado, de ediciones Cid. Asimismo, realizó algunas adaptaciones teatrales, entre las que destaca Una mujer entre los brazos (1956), de Rafael Materazzo.

Lengua Castellana y Literatura II (LNG)

2º Bachillerato

  Recursos de la SA

IES Josefina de la Torre

Poema “Tú, en el alto balcón de tu silencio”.

Poema “La tarde”.

Poema “Mis años compañeros”.

Poema “Agua clara”.

Poema “Destino”.

Poema “Me busco y no te encuentro”.

Poema “Quisiera…”

Poema “Si yo pudiera, amor”

Poema “Noche sobre la playa”.

Poema “El Sol en la playa”

Entrevista a Blanca Hernández sobre la figura y la obra de Josefina de la Torre.

Documental “Josefina de la Torre

IES Arico

Pino Betancor

Texto: Kenia Martín Padilla

Pino Betancor Álvarez

1928-2003

“He venido hasta ti a través de los siglos,

con la sombra del lirio y la luz de la espiga.”

 

 

 

Pino Betancor Álvarez nació en Sevilla en 1928, pero vivió en Madrid con sus padres adoptivos. Como tuvo una niñera francesa y, posteriormente, estuvo en un internado en Londres, hablaba inglés y francés. Desde muy niña tuvo afición por la escritura. Con catorce años escribió sus versos en un cuadernillo que tituló Primeros Poemas. También adoraba la danza, el canto y el teatro, a lo que se dedicó durante su juventud en Madrid.
En 1950 visitó Gran Canaria para conocer a su familia paterna. Allí conoció también al poeta José María Millares Sall, que se convirtió en su esposo dos años más tarde. Con él fundó la revista literaria “Planas de Poesía”. Durante la dictadura se mudó a Madrid y regresó en 1974 a Gran Canaria, donde fallece en el año 2003.

Fue poeta y narradora, pero también cantante. Durante su juventud se dedicó al teatro y a la ópera. Además, escribió canciones. Algunas de estas canciones (“Amor de los veinte años”, “Paloma si yo tuviera”, “Desde que tú me dejaste” o “Noche en el mar”) fueron grabadas en el año 2000 por el grupo “Maky Curbelo y San Borondón” en Homenaje a José María Millares y Pino Betancor.

 

 

De Primeros poemas

Yo no me pertenezco. Soy sólo del camino.
De ese largo camino que invita a no volver.
De los anchos desiertos y las blancas estepas
donde olvida el espíritu la realidad de ser.

Amo el mar indomable, su belleza rebelde,
verde extensión de agua que de mi alma se adueña.
Y amo un claro lucero, lejano, palpitante,
que altivamente solo, en el espacio sueña.

Amo lo que es arcano, lo que quizá no existe.
La distancia me llena de una vaga ansiedad.
Me atrae lo indefinible, lo que se llama: lejos,
como atrae a las naves la azul inmensidad.

 

De Manantial de Silencio

MARZO

Las rosas que aún no nacieron
van meciéndose en el aire.

Mi amor, espejismo rojo,
juega a morirse en la tarde,

y tu rostro, ya mi rostro,
parece el rostro de nadie.

Araña de luna, el tiempo,
teje nuestras iniciales.

 

De Cristal

HE VENIDO

He venido hasta ti a través de los siglos,
con la sombra del lirio y la luz de la espiga.
He venido hasta ti desnuda del pasado,
desnuda de mi nombre y ausente de mí misma.
Verde como las uvas, eterna como el agua,
te traje entre los labios un murmullo de viento.
He venido hasta ti desde todos los mundos
para darte las rosas amarillas del sueño.

Errante como el aire que se quiebra en la hojas
de los árboles altos, en los jardines viejos,
me acerqué descubierta de risas y jazmines
hasta tocar la arena sedienta de tu cuerpo.

He venido hasta ti para que el cielo fuera
cómo tú lo forjaste y para que tus brazos
recogiesen las lluvias de todos los abriles
y una luna de estío cantase entre tus manos

He venido hasta ti sin conocer el alba,
para llenar de estrellas tu boca adormecida,
para darte lo blanco de todos los misterios
y el rojo hecho alborada de todas las heridas.

 

De Las oscuras violetas

PRIMER SUEÑO

Si pudiera volver al primer sueño,
a la primera espuma, al primer hálito,
redescubrir la luz con ojos nuevos,
acariciar la flor con nuevas manos.

La hierba primitiva, siglos verdes,
espacios verdes por mi piel rodando.
Los pájaros de entonces, los de siempre,
con sus alas de luz en lo más alto.

Sentir la sangre golpear de nuevo
en el pequeño pulso acelerado,
y hablar con un lenguaje puro y fresco.
Y reinventar palabras, risas, cantos…

Si pudiera volver al primer sueño,
tú serías de nuevo el primer llanto.

 

De Luciérnagas

IMAGEN de un país que ya no existe.
Las largas avenidas del insomnio
poblándose de sombras y de sueños.
Los pájaros nocturnos
invadiendo
la arena de mis ojos.

 

De Las dulces viejas cosas

LA FALDA

Esa falda de tela desvaída,
tantas veces lavada, usada, poseída,
se ciñe a mi cintura
tan impalpablemente,
que casi ni la siento resbalar

suavemente, rozando mis caderas.
Y esa blusa gastada
de la que tú te ríes
cuando me la ves puesta,
ofrece su caricia más íntima

a mis senos, ahora no tan altivos,
como ella, no tan nuevos.
Ay, las cosas gastadas
por el tiempo y la vida,
se han hecho tan amigas

de mi cuerpo,
que cuando estoy cansada
nada me reconforta
como su suave tacto,
tan cálido y sereno.

El gran armario guarda
las ropas más preciadas.
Oscuros terciopelos,
suaves sedas de Italia.
Los hermosos vestidos
conque te gusta verme.

Pero ahora estamos solos
en la dulce penumbra
de la tarde que cae.
Perdóname que elija

entre el placer de verme
hermosa ante tus ojos,
esta humilde alegría
de verme como soy.

 

De Dejad crecer la hierba

1
El tiempo se detuvo y de repente
quise hablar con vosotros,
niños del mundo.
De este mundo en peligro de ser aniquilado.
De esta gran rosa azul
amenazada.

2
Quise hablar con vosotros,
como habla la hierba con el viento,
como habla la lluvia
con la tierra.

3
Quise deciros tantas,
tantas cosas…
Claras, precisas,
como sois vosotros,
espigas verdes creciendo bajo el sol.

4
Espigas nuevas
apuntando a las nubes,
rientes amapolas
despeinadas
por las ligeras aguas de verano.

6
Dejad que crezca el árbol,
que siga siendo
la casa de las aves,
susurrante verdor
de los caminos.

7
Dejad crecer la hierba,
que los campos no dejen
de ser mares de espigas,
alfombras de olivos verde – gris,
tapices de rosados almendros.

8
Dejad creced la hierba…!

Que el agua saltarina de los ríos
vuelva a ser lecho puro
donde vivan los peces,
líquida agua marina
entre los labios.

9
Dejad creced la hierba…!

En este mundo nuestro,
planeta azul y verde,
pudiera de repente apagarse la vida.

11
La tierra es nuestro hogar,
y es para todos.

Los pueblos son estancias
de un único edificio
que debéis preservar de la ruina.

15
Extended vuestras manos,
que no halla ningún muro
que entorpezca los pasos.

Alargad bien los brazos,
porque en la otra ribera
hay también otros niños
que cantan y que ríen
y que lo mismo juegan.

16
Y más allá otro niño,
tiene solo una rama,
o unos cuantos guijarros,
pero son tán bonitos…!

Y un globo, si lo sueltas,
puede volar tán alto…!

17
Pero también hay niños
que no ríen ni saltan,
que por todo juguete
le ponen en las manos,
en sus pequeñas manos,
un fusil negro y frío.

18
Ya no hay cometas rojas.
Ya no hay balones blancos.
Ni siquiera una rama,
ni pequeños guijarros.

19
Sólo pequeñas balas,
sólo pequeños llantos,
y unos ojos, aún nuevos,
donde habita la muerte.

20
Ahora que sois jóvenes,
que el corazón se ensancha
con versos y canciones,
aprended el lenguaje de la paz.

El ritmo del amor
y la ternura.

21
La ternura es hermosa
en el hombre,
no sólo en la mujer,
así como el valor es oficio también
de las mujeres.

Con ternura y valor
vais a salvar al mundo.

22
Con ternura y valor
vais a salvar la vida.

Pues que si Dios existe,
Dios está con vosotros,
niños del mundo.

SE HA DICHO SOBRE ELLA…

Por el conjunto de su obra poética puede afirmarse con seguridad que Pino Betancor es una de las voces femeninas más importantes de nuestras letras en la segunda mitad del siglo XX, y que, vista en su conjunto y a través del tiempo, su palabra osciló entre sus dos núcleos temáticos más persistentes: el amor y la preocupación social, el contenido romántico y su compromiso y solidaridad con el tiempo que le tocó vivir, facetas sin dudas de un mismo instinto de comunión con todo que fueron hilándose en sus versos con un perfecto manejo de la rima, del ritmo y la cadencia. Alicia Llarena. Prólogo a La Memoria encendida.

La obra de Pino Betancor es el diario de un jardín que, a puerta cerrada en ocasiones y en el primor del cielo abierto en otras, ofreció la viveza de su amor, el candor de su deseo y la pena y la frustración de los años más dolorosos de su existencia. Daniel María. Prólogo a sus Obras completas.

 

 

 

Pino Betancor expresó en sus poemas una particular visión femenina. Es interesante su poema “La falda”, porque en él se refleja la presión ejercida sobre las mujeres con respecto a su aspecto físico. Pareciera que las mujeres han de lucir siempre perfectamente arregladas, como si fueran un objeto de expositor. Pino Betancor, en cambio, reclama la comodidad de su falda vieja como metáfora de su auténtica identidad, frente a la belleza artificial.

LA FALDA

Esa falda de tela desvaída,
tantas veces lavada, usada, poseída,
se ciñe a mi cintura
tan impalpablemente,
que casi ni la siento resbalar
suavemente, rozando mis caderas.

Y esa blusa gastada
de la que tú te ríes
cuando me la ves puesta,
ofrece su caricia más íntima

a mis senos, ahora no tan altivos,
como ella, no tan nuevos.

Ay, las cosas gastadas
por el tiempo y la vida,
se han hecho tan amigas
de mi cuerpo,
que cuando estoy cansada
nada me reconforta
como su suave tacto,
tan cálido y sereno.

El gran armario guarda
las ropas más preciadas.
Oscuros terciopelos,
suaves sedas de Italia.
Los hermosos vestidos
con que te gusta verme.

Pero ahora estamos solos
en la dulce penumbra
de la tarde que cae.

Perdóname que elija
entre el placer de verme
hermosa ante tus ojos,
esta humilde alegría
de verme como soy.

 

 

Biografía

http://www.academiacanarialengua.org/archipielago/pino-betancor/quien/#start

Artículos críticos
http://anuariosatlanticos.casadecolon.com/index.php/aea/article/view/550/550

Enlace a sus obras digitalizadas:
Luciérnagas: http://www.mdc.ulpgc.es/cdm/ref/collection/MDC/id/70718
Manantial de silencio: http://www.mdc.ulpgc.es/cdm/ref/collection/MDC/id/1570
Los caminos perdidos: http://www.mdc.ulpgc.es/cdm/ref/collection/MDC/id/1265

Canciones escritas por Pino Betancor y Agustín Millares, interpretadas por Maky Curbelo y y San Borondón: https://www.youtube.com/watch?v=H3Bf-GGM71g

 

 

Durante toda su vida, Pino Betancor escribió una generosa cantidad de obras. Su primer poemario, Manantial de silencio, data de 1951. A esta obra se añadieron las siguientes:
• Cristal (1956).
• Los caminos perdidos (1962).
• Las moradas terrestres (1976).
• Palabras para un año nuevo (1977).
• Las oscuras violetas (1987).
• Las playas vacías (1991).
• Nada más que esa luz (1995).
• Luciérnagas (2000).
• Las dulces viejas cosas (2001).
• Dejad crecer la hierba (2002).

A esto deben sumarse sus poemarios inéditos, algunos de los cuales fueron recogidos en el volumen La memoria encendida (poesía inédita) y publicados en 2003 por Alicia LLarena. En 2017 se publicó su poesía completa en el volumen Nada más que esa luz. Poesía completa (edición de Daniel María), en el que se incluyen otros poemas inéditos.

Lengua Castellana y Literatura (LCL)

3º ESO

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