Archivo por meses: marzo 2025

Humor gráfico y multimodalidad

En nuestro blog ya hemos hecho varias propuestas para trabajar didácticamente el inagotable filón de la viñeta gráfica. Un formato, que lejos de parecer afectado por la crisis general del periodismo tradicional y sus medios impresos, se nos muestra hoy insuflado de nueva vida gracias a su profusa distribución a través de medios digitales y a su proximidad (aunque duela decirlo) al formato triunfante en el imperio del scroll: el omnipresente meme.

Les remitimos, pues, a otras entradas previas en las que abordábamos las potencialidades generales del formato, su utilidad para acercar al alumnado al análisis de los artículos de opinión o su relación con las figuras retóricas clásicas.

En esta ocasión, y con intención de complementar dichas entradas precedentes, trataremos de proponer una modesta taxonomía a partir de la cual analizar los diversos grados en que la combinación entre el dibujo y la escritura dan lugar a un nuevo significante caracterizado, en palabras de Ana Pedrazzini y Nora Scheuer*, por su “notable síntesis y densidad semiótica”.

Nos valdremos de nuevo de estas autoras para justificar la condición multimodal del humor gráfico: “Las viñetas humorísticas que articulan el dibujo y la escritura constituyen discursos multimodales en los que interactúan multiplicidad de signos icónicos, plásticos y lingüísticos al servicio de una intencionalidad comunicativa y expresiva, con la finalidad última de denunciar, criticar, suscitar la reflexión, descargar tensiones y/o divertir”.

La viñeta gráfica se reivindica así como uno de los más claros ejemplos de multimodalidad, en tanto en cuanto surge de una conjunción entre los modos visual y textual, combinados ambos en una relación de complementariedad en la que dejan de ser autónomos “ya que si fuesen leídos independientemente, perderían el sentido que resulta de su interacción: el texto mixto así constituido significa más que la suma de los elementos que lo componen”.

Creemos haber demostrado ya que la conveniencia de emplear las viñetas humorísticas con fines educativos tiene su razón de ser en que, además de ser un medio cercano a los gustos e intereses de nuestro alumnado, se trata de textos caracterizados por su condición sintética y condensada, que presentan pocos elementos pero muy significativos y, que precisamente por ello, resultan susceptibles de ser interpretados de forma reflexiva y crítica.

Viñeta de Francisco Olea

Se trataría, por tanto, de facilitar, mediante la propuesta de clasificación que expondremos a continuación, un modo de acercamiento didáctico al análisis de viñetas humorísticas no excluyente de los restantes ya mencionados: su condición de texto argumentativo o los recursos retóricos empleados en las mismas. Un segundo propósito será, qué duda cabe, el de reclamar una vez más el reconocimiento que merece el talento de los autores y las autoras de humor gráfico aquí convocados.

A la hora de sustentar nuestra clasificación partiremos de la tradicional identificación de tres tipos de relación funcional establecida entre los modos visual y textual para la generación de humor gráfico: el humor se produce en el modo verbal mientras que lo visual sólo interviene de forma ilustrativa; el humor se produce en el modo visual y lo verbal puede ser redundante e incluso innecesario; y por último, el humor resulta de la interacción entre ambos modos.

1) Independencia

En este tipo de viñetas, la imagen o el texto no dependen mutuamente para transmitir el mensaje. Cada uno aporta su propio significado y pueden existir de manera separada Paradójicamente, aunque se trata de la opción menos representativa de la condición multimodal, suelen ser receptoras de un mayor prestigio desde un punto de vista narrativo, sobre todo en los casos de independencia del modo visual, al resultar a menudo mucho más propicias para la interpretación o el juego visual.

2) Complementariedad

Cuando ambos modos aportan elementos no contemplados en el otro que son igualmente relevantes para la producción de sentido, de forma que este resulta de la interacción entre ambos. Tanto la imagen como el texto trabajan juntos para crear un nuevo sentido que no podría ser entendido completamente sin la combinación de ambos elementos. Esta es la más compleja y la más interesante desde el punto de vista humorístico y narrativo. A veces en este tipo de viñetas se juega con la ambigüedad o el doble sentido, en los cuales el texto y la imagen se “dicen” cosas diferentes, o pueden incluso llegar a aportar sentidos que se contradicen deliberadamente, contribuyendo, asimismo, a la generación de humor.

3) Refuerzo o ampliación

Si la contribución no es equivalente sino que un modo predomina sobre el otro, puede ocurrir que uno de ellos esté reforzando o ampliando elementos provistos por el otro modo.

Esta categoría se divide a su vez en dos subcategorías: a) viñetas en las que el texto complementa la imagen: Aquí, el texto amplifica o aclara lo que ya se ve en la imagen, pero no modifica completamente su mensaje. El texto ayuda a darle un toque adicional de humor, pero la idea principal sigue estando en la imagen y b) viñetas en las que la imagen complementa el texto: En este caso, la imagen sirve para reforzar o dar contexto a lo que dice el texto. La imagen puede ser una especie de “escena” en la que se desarrollan los personajes o situaciones mencionadas en el texto.

El refuerzo se da cuando la imagen y el texto refuerzan o confirman lo que está diciendo el otro. En lugar de añadir información nueva, uno de los modos simplemente hace que lo dicho o mostrado por el otro sea más claro o evidente. Por su parte, la ampliación se da cuando el texto o la imagen añaden información nueva o expanden lo expresado mediante el otro modo. En lugar de repetir lo mismo, el texto o la imagen introducen elementos adicionales.

4) Redundancia total o parcial

Aunque las características específicas de cada modo no hace posible una redundancia total, lo cierto es que, tal y como expresa el crítico Scott McCloud, la redundancia ocurre cuando tanto el texto como la imagen están diciendo lo mismo, es decir, cuando ambos modos refuerzan de manera innecesaria la misma idea.

Sin embargo, la redundancia es utilizada a menudo como una forma de refuerzo del mensaje o puede incluso lograr que aumente el contraste entre lo que es visualmente evidente y lo que se dice textualmente, creando un tipo de humor basado en la exageración o la obviedad. A pesar de todo ello, suele ser vista en general como un recurso menos creativo, al mermar el rol interpretativo del lectoespectador**.

Pedimos, por último, disculpas por la notable presencia de Donald Trump entre los ejemplos seleccionados, pero es el mundo que tenemos.

Joaquín Ayala

* Esta entrada está basada en gran parte en el artículo de Ana Pedrazzini y Nora Scheuer: “Sobre la relación verbal-visual en el humor gráfico y sus recursos”, publicado originalmente en el nº 74 de los Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación de la Facultad de Diseño y Comunicación de la Universidad de Palermo. Buenos Aires.

** Tomamos este concepto del libro El lectoespectador, de Vicente Luis Mora, editado por Seix Barral.

Aviso de Derechos de Autor
Las viñetas utilizadas en esta publicación son propiedad de sus respectivos autores. Su inclusión tiene fines exclusivamente educativos, de investigación o de análisis crítico y carece de ánimo de lucro. Se reconoce y respeta plenamente la autoría y los derechos de propiedad intelectual de cada creador.