De orugas a mariposas

La juventud canaria vive un momento de transformación en materia de igualdad entre mujeres y hombres. Sin ser ajena a las inercias del sistema, ya habla, conoce y sabe dónde y cómo se producen los desequilibrios entre géneros, reconoce la violencia de género y la mayoría ha vivido algún caso cercano, pero todavía hay prácticas estancadas por el peso de las estructuras de dominación. Perduran hábitos y creencias que dibujan una situación contradictoria, que no se corresponde con su discurso y que se interpreta como un momento de transformación, de orugas nacidas en un mundo patriarcal a mariposas que vuelan en una realidad igualitaria, libre de violencia de género. 

La directora del ICI, Kika Fumero, presentó el diagnóstico sobre las percepciones y actitudes de la juventud canaria ante la violencia de género. Un macroestudio generado a partir del análisis de las respuestas de 1.179 chicas y 1.209 chicos de 14 a 29 años, residentes en Canarias (la fase cuantitativa), y las opiniones vertidas sobre violencia de género por 86 participantes en 8 grupos de debate y 26 entrevistas (la fase cualitativa).

Lo que se transforma

  • Reconocimiento generalizado de las desigualdades entre mujeres y hombres.
  • Pierden vigencia los mitos del amor romántico.
  • Reconocimiento generalizado de la extensión del problema.

Lo que permanece

Lo que permanece, ya lo contábamos en El amor no mata pero los resultados de la encuesta los han apuntado de manera científica:

  • El modelo de masculinidad tradicional.
  • Centralidad del amor.
  • La exclusividad sexual, y el “amor para toda la vida”.
Imagen de la Memoria gráfica del ICI sobre las charlas impartidas por la experta Marina Marroquí.

Y cuáles son las fuentes de información sobre las relaciones afectivas y sexuales:

  • Amistades
  • Experiencia propia y…
  •  El 40% de los chicos recurre a la pornografía como vía de aprendizaje.

¿Qué relación tienen con la violencia de género?

  • El 70% de las mujeres jóvenes han vivido o conocen casos de violencia de género.
  • El 20% de ellas declara haberla sufrido.
  • El 40% considera bastante o muy probable sufrir violencia en el futuro. El 22% reconoce que ha ejercido violencia de género.

Efectivamente la violencia de género no tiene edad, durante el año 2019, un total de 271 chicos menores de 24 años en Canarias fueron condenados con sentencia firme por casos de violencia de género (31 más que en 2018). Tres de ellos eran adolescentes que todavía no habían cumplido la mayoría de edad.

Es doloroso leer este último dato y comprobar, como ha reflejado el diagnóstico del ICI sobre el asunto, que 22 de cada 100 chicos que participaron en el estudio, aseguraban que en sus actitudes prevalecen prácticas de violencia de género.

Un porcentaje mucho más amplio del esperado pero que también es un indicio de los avances. Reconocer un problema ya forma parte del camino a la solución, no lo niegan y de ese modo empiezan a adoptar la postura de la responsabilidad.

El reconocimiento de la igualdad y el rechazo a la violencia de género en la teoría, no se traducen en prácticas coherentes con los principios de igualdad, ni en relaciones más equilibradas libres de violencia contra las mujeres.

¿Qué hacemos ahora con estos datos?

La directora durante la presentación en rueda de prensa del diagnóstico.

El objetivo del estudio no era otra que conocer en profundidad la realidad, escuchar de cerca como actúa, respira, sufre, disfruta y crece nuestra juventud en materia de igualdad para intervenir en los problemas de manera efectiva, abordar el trabajo de prevención que se impulsa desde el ICI, rebajar los obstáculos actuales e impulsar políticas adecuadas, que atajen el problema.

Ahora el guante queda en la mano de toda la sociedad, el compromiso del ICI es seguir trabajando para consolidar los cambios en el discurso, extenderlos a la totalidad de la población joven, poner el foco en los hombres para que se sumen como aliados comprometidos a favor de la igualdad y sobre todo, reforzar o crear las condiciones estructurales para que puedan traspasar la barrera del discurso y llevar las palabras a las prácticas.