Este define los cauces de coordinación entre las distintas entidades implicadas y estandariza las acciones sanitarias para ofrecer la mejor atención a estas mujeres en situación de vulnerabilidad. Contempla las recomendaciones para la asistencial del menor de 15 años migrante africano asintomático y la mutilación genital femenina en las adolescentes
Canarias dispone de un Protocolo de atención gineco-obstétrica a la mujer gestante y puérpera en procesos migratorios, puesto en marcha este año, con un abordaje específico sobre la asistencia que deben recibir las mujeres migrantes que hayan sufrido mutilación genital, según explicó hoy en el Pleno del Parlamento, el consejero de Sanidad, Blas Trujillo.
El consejero agregó que la mutilación genital es una práctica que puede suponer complicaciones de salud específicas a corto, medio y largo plazo para las mujeres que hayan sido sometidas a ello, por lo que se tiene en cuenta a la hora de abordar la asistencia clínica a este colectivo. Según dijo, la Dirección General de Programas Asistenciales del Servicio Canario de la Salud, ha elaborado el protocolo “Recomendaciones para la asistencia del menor de 15 años migrante africano asintomático”, en el que intervienen pediatría, enfermería, medicina de familia, ginecología, matronas, etc. que garantizan un abordaje multidisciplinar de cada caso y la prevención de la mutilación genital femenina.
Este protocolo, incluye un modelo de compromiso de prevención de la mutilación genital femenina, además de la información desde el ámbito sanitario que se debe trasladar a los progenitores o personas responsables de las niñas con susceptibilidad a esta práctica.
Además, el Protocolo de atención gineco-obstétrica a la mujer gestante y puérpera en procesos migratorios pretende garantizar y facilitar la atención sanitaria inicial adecuada y respetuosa que se presta a las mujeres migrantes, gestantes y puérperas procedentes de África.
En este documento se establecen las directrices comunes en el ámbito asistencial para dar una respuesta coordinada y consensuada entre todos los sectores implicados en la atención al colectivo de mujeres migrantes. Define, por tanto, los cauces de coordinación entre las distintas entidades implicadas y estandariza las acciones sanitarias en el Archipiélago para ofrecer la mejor atención a estas mujeres en situación de vulnerabilidad que estén en periodo de gestación o hayan dado a luz recientemente. Con este protocolo se definen las pruebas complementarias usadas como cribado de enfermedad en estas mujeres, se diseñan y se ponen en marcha los circuitos de información que faciliten la continuidad de la atención sanitaria de esta población vulnerable.
Circuitos asistenciales
Trujillo explicó que las mujeres gestantes migrantes que lleguen a las costas canarias serán identificadas, y en todos los casos, derivadas inicialmente al hospital de referencia de cada isla, preferiblemente a las Urgencias de Ginecología y Obstetricia, donde se les realizará, además del cribado de COVID-19, una valoración y una exploración gineco-obstétrica inicial y donde se tomarán las medidas terapéuticas oportunas.
Tras esta valoración inicial, se establece un circuito asistencial que contempla, en los casos necesarios, la realización de pruebas complementarias, control y seguimiento de la gestación por parte de la matrona, administración de las vacunas indicadas durante el embarazo, asistencia en el parto. En el caso de las mujeres migrantes que estén en periodo de puerperio, además de todo lo anterior, se les explicarán los beneficios de la lactancia materna y se darán a conocer los métodos anticonceptivos que mejor se adapten a su estilo de vida.
Vulnerabilidad
Existen múltiples factores que influyen en el grado de vulnerabilidad de las personas migrantes, más aún en el caso de las mujeres, ya que se estima que la violencia de género se ve especialmente agravada ante los procesos migratorios.
Por este motivo, se requiere que desde la práctica asistencial, se dirija la atención a la salud sexual y reproductiva desde una perspectiva diversa y basada en derechos. Esta asistencia adecuada y de calidad implica, a su vez, el fomento de la igualdad y la equidad de género, pero siempre considerando las singularidades de cada una de las mujeres a las que se da asistencia sanitaria en el SCS.