Canal Violencia surge como un espectáculo multimedia destinado a hacer conscien­te, preferentemente en jóvenes, la violencia existente en los medios de comunica­ción –de transmisión, en realidad–, especialmente en la televisión, y su relación con nuestras conductas dia­rias, particularmente con nuestras relaciones y formas de resolver los conflictos den­tro de la institución escolar.

Buscábamos un espectáculo atrayente para los jóvenes, pues el programa está diseñado para alumnado de la ESO –pre­ferentemente del segundo ciclo- y de Bachillerato, además de Programas de Garantía Social o Diversificación Curri­cular. La iluminación no tardó en llegarnos: los chicos y chicas entre cuatro y doce años pasan una media de dos horas y treinta y siete minutos diarios frente al televisor, de tal manera que en la actualidad ocupan más tiempo al año viendo la tele que asistiendo al colegio. Estos datos han llevado a muchos espe­cialistas a hablar de la niñera electrónica y de la adicción a la imagen en movimiento como conceptos que definen a los jóvenes que hoy pueblan nuestras escuelas. Nada más reconfortante para un adicto que recibir una dosis de su droga. Ese iba a ser el punto de inicio para que el espec­táculo les resultara atrayente, luego habría que ver por qué caminos queríamos conducirlos. Cuando hablamos de adic­ción a la imagen no hablamos sólo de todo ese tiempo que pasan (los adultos también –no lo olvidemos–, y por ello les servimos de modelos) frente a la tele; no, a ese tiempo hemos de sumarle el que pasan frente al ordenador –en casa

o en los cibercafés, uno de los lugares en los que se refugian nuestros absentistas, nuestros objetores escolares- o frente a las consolas practicando con juegos hi­perviolentos (Control Strike ha batido todos los records), frente a la pantalla del cine, frente a la gameboy…Todo eso es lo que les lleva a esa adicción a la imagen en movimiento, pues esa exposición se ha producido desde la más tierna infancia.

De otro lado, hoy la producción tele­visiva es tan enajenante, tan sumida en la telebasura y la violencia explícita –la película de Jordí Mollá No somos nadie es un buen ejemplo– que hay que buscar una reacción frente a ella. Pero no sólo eso, sino que todo aquello que vemos y, sobre todo, el contexto en el que se produce influye en la construcción de nuestra personalidad, de nuestras actitudes; y esta influencia es mayor cuanto más pequeños somos. La imitación y la iden­tificación juegan un papel fundamental en los primeros estadios de nuestra vida a la hora de incorporar conductas a nues­tro acervo actitudinal. La violencia hoy viene presentada por los medios de forma atrayente y parcial. Se produce en entor­nos gratificantes y su uso en la resolución de conflictos se presenta como la única forma adecuada, que es premiada y para­digma de la actuación de los protagonistas que se erigen como modelos a seguir.

Por otro lado, la violencia se presenta como un espectáculo y de forma parcial. En una persecución de coches por las calles de una gran ciudad en la que de­cenas de coches y peatones son afectados, nunca se nos muestra qué es de todos esos conductores que quedan heridos, cuanto tiempo permanecerán en el hos­pital, el dolor de sus familias, las secuelas irreparables para su salud, la pérdida del coche que puede ser su único medio de supervivencia, con lo que la familia se ve abocada al paro; los hijos que quedan huérfanos con un futuro hipotecado emocionalmente…Tantos y tantos aspectos que se nos ocultan, que se evitan asociar a la violencia espectáculo y que son en realidad sus verdaderas consecuencias.

(Resulta raro por ello ver en el cine películas como Jhonny cogió su fúsil o El pabellón de los oficiales, en las que se nos muestran las consecuencias de la guerra).

Estos modelos de conducta que nos muestran los héroes de hoy en día los podemos observar muchas veces en los patios de los centros escolares. La influencia del comic japonés revisitado en Hollywo­od por Las tortugas Ninja se dejaron sentir en los recreos escolares con unas nuevas formas de peleas orientales, usando las piernas para dar un nuevo estilo de patadas, por poner sólo un ejemplo. Si los niños y jóvenes se quieren vestir y peinar ­parecer, en definitiva- como sus héroes, también quieren comportarse como ellos; pero ya hemos visto que sus formas de actuación están muy alejadas de los tipos de relación y resolución de conflicto que nuestra sociedad necesita y la escuela intenta fomentar.

Canal Violencia se concibe como una cadena de televisión que emite su progra­mación. El público, profesorado y alumnado, asiste en directo a la emisión de la cadena, en el plató de sus estudios. Pasan así a ser lo que se ha dado en denominar la audiencia cautiva que hoy tenemos en la mayoría de los programas televisivos. Dentro de ese cadena televisiva, el público asiste en directo a la emisión de cuatro programas: Vídeos de 3ª, Séptimo de Artillería,Asesina a tu Vecina y Crónicas Violentas.Todas las imágenes que se utilizan en el espectáculo están sacadas de las distintas cadenas de televisión, preferen­temente de sus informativos. Mientras en el escenario del teatro actúan los presen­tadores e invitados de dichos programas, en el fondo del escenario tenemos una pantalla gigante en la que se facilitan las imágenes que supuestamente están salien­do en antena, las imágenes que los televidentes están viendo en sus casas. Es decir, el público es consciente del espec­táculo televisivo de cámaras, regidor, mezclador de sonido y set de realización. Ahora bien, nuestra audiencia no es cau­tiva, participa y encauza el debate final de Crónicas Violentas –no se trata de masa ni de ganchos del programa–: son protago­nistas. Entre los cuatro programas se emite en la pantalla gigante publicidad mientras el público asiste a los cambios de decorado necesarios para in­troducir los programas siguien­tes. Publicidad perfectamente se­leccionada sobre el maltrato de género, el abandono infantil, el ejército, la imagen de la mujer o los modelos que pro­ponen los artistas de Hollywood.

Vídeos de 3ª es una parodia de aquel Vídeos de Primera, si bien nuestros conte­nidos giran en torno a la violencia en el fútbol, la mano dura en el aula por parte del profesorado, las peleas de perros, la xenofobia, los programas violentos, los videojuegos u otras situaciones de violen­cia social que se nos presentan a diario en los medios de comunicación.

Séptimo de Artillería es el programa musical en el que, a modo de respiro, Dave O’Connor hace en directo dos temas de la Creedence Clearwater Revival. Se busca la cercanía, el contacto con el público y la parte lúdica antes de entrar de lleno, de nuevo, con la programación de imágenes impactantes pero habituales para ellos.

Es la hora de introducir Asesina a tu Vecina, el informativo de Canal Violencia. En él,“nuestros reporteros no han dudado en buscar las noticias más violentas”. Hacemos un repaso en este informativo a temas como la dictadura del mundo de la moda, los malos tratos de género, la violencia de las pandillas, la utilización de los niños en los guerras, la violencia ejer­cida sobre gays y lesbianas, la violencia escolar o el maltrato a los niños.

Tras el informativo más violento, utili­zamos la presentación de la película Trainspoting, de Danny Boyle, para cambiar de nuevo el escenario que dará paso al último programa, el debate de Canal Violencia: Crónicas Violentas. El tema que tratamos es la violencia juvenil y dentro de ella la violencia escolar. Los invitados son siempre un subinspector del cuerpo nacional de policía implicado en temas juveniles y escolares (Daniel), un psicólogo especializado en medios de comunicación y profesor de un centro de la capital grancanaria (yo mismo), y, un número de alumnado que varía de dos a cuatro según el número de centros que ese día asisten al espectáculo (siempre manteniendo paridad en cuanto a género). El debate es moderado por uno de los dos actores que han conducido los demás programas (Leandro). En algunas ocasiones hemos contado también con el presidente del colectivo gay-lésbico, Gama, de la capital grancanaria.

Cuando creamos el proyecto Canal Violencia pusimos nuestro empeño en que éste, Crónicas Violentas, era el programa fundamental, es por ello que mientras la duración total del resto de los programas oscila entre los 40 y 45 minutos , éste suele durar al menos una hora, pudiendo alargarse si no hay problema de regreso al centro y el debate está animado.

Tras una breve introducción y un turno de intervenciones, será el centro el que decida que derroteros, que temas se trata­rán en él. Para ello, el público cuenta con dos micrófonos inalámbricos en el patio de butacas, gracias a los cuales, profesorado y alumnado, pueden intervenir en cual­quier momento para hacer preguntas, estar de acuerdo o discrepar de opiniones dadas, hacer aportaciones o dar nuevos puntos de vista, sacar nuevos temas… Existe libertad total dentro siempre de un mínimo respeto a las intervenciones de los demás.

Lo curioso es que cada centro educativo tira por caminos distintos, y en en ellos caminos podemos ver sus preocupaciones con respecto a los problemas de la convi­vencia en el centro –tema en el que nos interesa centrar el debate­

 En unos casos surgen las agresiones físicas; en otros, sólo las verbales, los motes, sobre todo; para otros, lo importante es el maltrato psicológico que sufren por parte del profesorado; otros, en cambio, reconocen las agresiones que sufre este último, las continuas faltas de respecto a que se ve sometido el profesorado.A veces el problema lo ven fuera del centro, en la calle, en las verbenas, en el pandillismo, en el consumo de drogas, en la falta de horizontes, en la necesidad de ser prota­gonista a toda costa…A veces critican la violencia policial o el modelo que ofrece la sociedad de los adultos. El tipo de centro y la zona en la que está ubicado condiciona en muchas ocasiones los temas del debate, cada centro tiene sus problemas y el modelo de autoridad que se ejerce en ellos condiciona no sólo los problemas que existen dentro sino el tipo de posturas que aparecen en el debate.

Canal Violencia no trata de resolver los problemas sino que intenta crear un foro de reflexión sobre los problemas de con­vivencia que existen en los centros y en la sociedad, al tiempo que intentamos ver las imágenes -que todo lo invaden hoy-con una nueva óptica, fomentando el espíritu crítico. La idea es que con poste­rioridad estos temas se sigan tratando en las tutorías y que desde esas asambleas de clase se llegue a modelos de actuación o propuestas de mejora. Para ello, Canal Violencia se completa con un libro de fichas de trabajo. En ellas podemos trabajar sobre el programa en sí (a cada centro se les entrega una copia en vídeo de su paso por el espectáculo con la programación al completo) o bien sobre situaciones de aula diarias o noticias de prensa seleccio­nadas.Todo este material llega a los centros antes de que asistan al espectáculo con la idea de poder empezar a trabajar estos temas antes de la asistencia, y, por supuesto, con la idea de continuar tras ella.

Depende pues todo ello, en gran me­dida, de la actitud del profesorado hacia estos temas y hacia el proyecto en con­creto. La aceptación del espectáculo por el profesorado que ha asistido es realmente buena, a tal punto que muchos de los centros han pedido al menos una segunda fecha para poder asistir con nuevos cursos del centro. El alumnado se muestra inte­resado, sorprendido a veces por el espectáculo televisivo-teatral al que asisten y, sobre todo, participativos (aspecto fun­damental para nosotros).

Canal Violencia ha llevado a cabo 58 representaciones desde marzo del 2001 hasta mayo de 2002. Los puntos de la representación han sido el Centro Insular de Cultura, el Centro Cultural de Mas-palomas, La Casa de la Cultura del Cruce de Arinaga, el Teatro de Santa Brígida, el Cine de Gáldar, el Teatro del Instituto Felo Monzón y el Teatro de la Escuela de Magisterio. En total habrán pasado por el espectáculo entre diez y doce mil alumnos y alumnas de la ESO, Bachillerato y Ciclos Formativos. Han participado grupos de alumnado sordos con traductora simultánea y distintos grupos de alumnado discapacitado, integrado en aulas ordinarias

o de aulas enclave de los centros asistentes. La idea del espectáculo fue concebida y creada por Leandro, Roberto y Vicente; y apoyada por el Cabildo de Gran Canaria (amén del grupo de actores, cámaras, realizadores, técnicos de sonido y luces, y demás personal de apoyo del espectá­culo).

Como final, no estaría mal recordar cinco de las cientos de opiniones que los participantes dejaron en el patio de butacas de todos esos teatros.

“Muchas veces los alumnos que in­tervienen en peleas es por que en sus casas hay muchos problemas, sus padres están en la cárcel, no son bien tratados por ellos…”. Manolo (Itto. La Atalaya. 2ª ESO).

“Lo que pasa es que no conocemos otras formas de responder, de actuar, y utilizamos la violencia”. Carlos (Itto. Santa Brígida. 3º ESO).

 “El problema está en que nosotros muchas veces confundimos ser violento con ser valiente, y son dos cosas que no tienen nada que ver” Daniel (Itto. Guía  Bachillerato)

“Las peleas muchas veces empiezan por tonterías como bromas o dichetes, la mayoría se podrían evitar” Virginia (Itto. de Tejeda 3º ESO).

 “Dicen que los videojuegos hacen que seamos más violentos pero la culpa la tienen los fabricantes de esos videojuegos” Cathaisa (Itto. Santa Brígida 4º ESO).

Vicente Marín Abreu. Licenciado en Psicología, Historia y Periodismo. Profesor de PT en el CEIP Laurisilva. Coeditor y psicólogo del espectáculo multimedia “Canal Violencia”. El artículo “¿Qué aprendemos de nuestra niñera electrónica?” publicado en el número cinco de la revista Tamadaba, sin nombre del autor, también pertenece a este mismo compañero: Vicente Martín Abreu.

Sergio de Jesús Marrero González Julio Manuel Peña García José Zurita Báez

C.E.P.A. Gáldar