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SIN MÉTODOS NI PROYECTOS

Posted by on Abr 15, 2003 in Proyectos (Revista 6) | 0 comments

En el curso pasado desembarqué en un Instituto de Secundaria y, después de todos esos procesos tortuosos que tenemos que salvar los profesores sustitutos, me incorporé a mi departamento. Recogí mi horario semanal, que a mí me pareció más un jeroglífico indescifrable. Poco a poco fui descubriendo el significado de cada una de aquellas siglas, salvo una que ponía TFAA. Pensé que si colocábamos unos números en medio podría ser la matrícula de un coche. Así pues, con el disimulo de estar un poco despistado, pregunté por su significado. Mis alegres compañeros me contestaron que se trataba del Taller de Fomento de Autonomía del Aprendizaje, una medida más de la atención a la diversidad. Dos palmaditas a la espalda y bienvenido al club.Por suerte, otra compañera de departamento también poseía en su horario otra de esas matrículas automovilísticas. Ambos nos consolamos durante un rato y buena parte del curso.Tendríamos asesoramiento semanal para trabajar en estas clases: dos compañeras del C.E.P. nos brindaron inestimable ayuda cada semana.

Y así fue como conocimos la “Metodología de proyectos”.

¡Qué susto! Yo, que nunca he conseguido plantearme proyectos por mi itinerante situación laboral, iba a empezar y terminar uno.

No trataré aquí de explicarles en qué consiste esta metodología porque es un trabajo ya hecho. Simplemente trato de contarles que la experiencia fue, por lo general, enriquecedora.

No voy a negar que en el inicio era duro y decepcionante.

Sobre todo, porque nos costó mucho explicarles a nuestros alumnos un método de trabajo con el cual nunca habíamos trabajado. Sin duda, creo que no lo entendieron, ni lo entendí, del todo hasta que vieron, y vi, el resultado de su trabajo.

En este tipo de taller no hay contenidos de concepto predefinidos, todo se construye. Es el alumnado quien decide qué se va a estudiar, por qué y qué respuestas desea conseguir.

El profesor se convierte en una especie de moderador que da sentido o conduce lo que va surgiendo. En lo que se profundiza es en el método y es ahí donde reside la dificultad. Pero también es ahí donde aparece el beneficio, ya que con este método estaremos trabajando con y para los alumnos no sólo los posibles contenidos de concepto que puedan aparecer, sino también, y sobre todo, los de procedimiento y de actitud. Me refiero, por ejemplo, al desarrollo de estrategias favorecedoras del trabajo individual o en grupo, la correcta utilización de los recursos o la mejora de la autoestima y el desarrollo de actitudes necesarias para la aceptación de la diversidad en el grupo.

Está claro que en este tipo de trabajo aparece de manera permanente la interdisciplinariedad, pero eso ya no es nada nuevo en nuestra profesión. Cuando se conecta un contenido con varias disciplinas es cuando el alumno integra, acepta, reconoce, valora y asimila el conocimiento. Más aún cuando plantean sus propias hipótesis a los interrogantes formulados y descubren si son ciertas o erróneas. Y en este último caso, por qué ha sido así (recordemos aquí el aprendizaje significativo).

Pero conseguir todo esto no es tarea fácil, por supuesto.

Estarán pensando en la motivación del alumnado. Pues bien, este tipo de trabajo implica variedades de toda clase que activa en el alumno esa motivación esperada: diversidad de conocimientos, utilización de las Nuevas Tecnologías para la búsqueda de información, pequeños trabajos de campo y demostración, etc. Está claro que pasaremos por esa fase que me permito llamar “de horas en blanco”, es decir, esas en las que parece no haberse conseguido nada pero que en realidad no son tal.

¿El resultado? Se ve o llega cuando notamos claramente que los alumnos dominan autónomamente el método y reconocen de qué les puede valer. Cuando en la sesión de evaluación observas que los resultados académicos de estos alumnos han mejorado notablemente, quiero pensar -¡pobre infeliz!- que en parte ha sido gracias a las siglas de una matrícula automovilística.

Y así fue como acabamos, los alumnos y yo, desarrollando este método en el transcurso del cual nos enseñamos mutuamente gran cantidad de cosas que tardaremos mucho en olvidar.

Este tipo de método debería extenderse a toda la enseñanza actual, pues la escuela necesita un cambio en el modelo de enseñanza. No hace falta ser un genio para ver que los antiguos métodos cada vez quedan más lejos a los alumnos. Y su formación es, desde luego, la finalidad del

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