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¿Basura? No…, ¡un juguete nuevo!.

Posted by on Ene 31, 2012 in Experiencias Medioambientales (Revista 13), Medio Ambiente (Revista 13), Revista 13 | 0 comments

  • TÍTULO DEL ARTÍCULO: ¿Basura? No…, ¡un  juguete nuevo!.
  • NOMBRE Y APELLIDOS: Clara Isabel Medina Hernández.
  • CENTRO DE TRABAJO: CEIP “Santiago Ramón y Cajal”
  • CORREO ELECTRÓNICO: claribel_mh@yahoo.es

Llevo desempeñando mi labor docente desde hace 11 años en centros educativos. El primero de ellos en un centro concertado y los diez años restantes en centros públicos. Desde hace 8 años imparto clases en el CEIP Santiago Ramón y Cajal en Las Palmas de Gran Canaria. He realizado varios cursos relacionados con el campo informático y su aplicación en el aula, además de cursos de idiomas, de atención a la diversidad e integración escolar.

Actualmente me  estoy formando y realizo distintos cursos relacionados con el Plan de Lectura y la Biblioteca Escolar, temas que me apasionan. De hecho coordino, junto a otra compañera, el Proyecto de Biblioteca de mi centro.

 

ARTÍCULO:

JUSTIFICACIÓN:

La experiencia que voy a contar a continuación surge a principios del curso pasado. Un alumno de 3 años, en la hora del desayuno, llama la atención de la maestra preguntándole: -¿por qué sólo hay una papelera? La maestra, asombrada le pregunta:

– ¿cuántas papeleras tendría que haber?, a lo que el niño responde: -tiene que haber papeleras para el papel, la comida y el vidrio, ¿dónde tiro ahora mi zumo y mi servilleta? En mi casa, papá y mamá tienen muchas papeleras porque si no el planeta se rompe.

 Ante esta situación, la maestra más asombrada aún si cabe, le dice al niño que tenía mucha razón y que en breve pondría más papeleras en clase. Seguidamente nos comentó lo sucedido a las compañeras de ciclo y decidimos llevar a cabo un proyecto de concienciación medioambiental en el que desde  La Educación Infantil, se favoreciera en la comunidad educativa, valores como  de respeto, solidaridad y  responsabilidad,…e ideas como el ahorro, reutilización y cuidado del entorno que nos rodea, de forma autónoma, al tiempo que se le facilita al alumnado los recursos y las técnicas necesarias para que construyan objetos con materiales de desecho, utilizando su creatividad e imaginación.

Saber reciclar los distintos residuos, respetar el medio ambiente y conocer qué hacer para preservar nuestra naturaleza, son algunas de las grandes enseñanzas que como educadores debemos saber transmitir a nuestros alumnos/as, con el fin de que crezcan con la mentalidad de que es necesario luchar y poner, cada uno, nuestro granito de arena para salvar y conservar nuestro planeta. Y para eso sólo hacen falta ganas, voluntad y modelos a seguir.

 

DESARROLLO:

La metodología se basa en la manipulación, observación y experimentación de la realidad, ya que consideramos que  “los niños/as aprenden lo que viven”.

Partiendo de esta premisa y aunque al principio nos propusimos no explicar paso a paso por qué tenemos que reciclar, sabemos que en esta etapa educativa los niños necesitan saber el porqué de las cosas para poder hacerlas; de ahí la importancia para hacerles entender que el reciclaje existe para evitar la destrucción del medio ambiente, de todo lo bello que nos rodea y de nuestro planeta.

Por ello y teniendo en cuenta la edad del alumnado, decidimos que lo mejor era hacerlo de forma natural y divertido y como consecuencia de ello, en lugar de darles una clase teórica sobre los beneficios del reciclaje, lo primero que nos propusimos fue concienciarnos primero nosotras y luego concienciar a los padres de la importancia del contenido a trabajar, para posteriormente poder acostumbrar a nuestros hijos y alumnos, de la misma manera en que les enseñamos por ejemplo a interiorizar actitudes como que hay que pedir el turno de palabra antes de hablar, a cepillarse los dientes después de comer, a no hablar con la boca llena. Con esta idea lo que íbamos a propiciar es que cuando fueran mayores reciclaran de manera natural,  ya que esto es lo que han visto y aprendido desde pequeñitos en casa y en la escuela.

Así que el primer paso fue informar / formar a las familias de la puesta en marcha del Proyecto, de los aspectos más significativos del mismo y de la importancia que iba a tener su total implicación en su desarrollo, ya que la idea en este caso era que el alumno se concienciara , a través de la observación directa de los adultos que más cerca tenían.

Luego adecuamos el aula y comenzamos a enseñar al alumnado a separar la basura y a conocer el lugar dónde debíamos depositarla y, aunque sabemos que existen cinco tipos de contenedores donde debíamos verter la basura, nosotras en esta etapa educativa, sólo nos centramos en trabajar tres tipos: el CONTENEDOR AZUL (destinado al papel), el CONTENEDOR AMARILLO (destinado a los envases de plástico y briks) y el CONTENEDOR GRIS (destinado a los restos de comida). Compramos papeleras de los 3 colores y las pusimos en las distintas aulas con imágenes en las que aparecían los residuos que debíamos verter en ellas. Asimismo creamos el “rincón del reciclaje” donde fuimos colocando en grandes cajas de cartón objetos como tetrabriks, vasos de yogur,… traídos de casa, para usarlos posteriormente en la creación de juguetes u objetos para decorar el aula y el pasillo de Educación Infantil.

También les presentamos la mascota “RECICLÍN-RECICLÁN”, a través de la cual se favoreció la comunicación familia-alumno y alumno-grupo clase, ya que cada alumno se llevaba la mascota los fines de semana y el lunes contaba al resto de los compañeros, las aportaciones que su familia había hecho para el cuidado del Medio Ambiente. La verdad es que durante toda la experiencia la implicación familiar fue fabulosa, pero si  tengo que destacar momentos, éste sería uno de ellos: el trabajo de los padres para que el lunes sus hijos tuvieran distintas experiencias que contar.

Luego se nos ocurrió que para que se viviese el reciclado como algo no sólo  divertido, sino también del que podíamos sacar provecho, lo que hicimos con los objetos que habíamos acumulado en el “rincón del reciclaje”, fue convertirlos en juguetes. Esta estrategia nos sirvió no sólo para hacerles ver que  de esta forma cuidábamos el medio ambiente, sino que también nos sirvió para motivarlos y favorecer su creatividad e imaginación. Y la verdad es que la experiencia también, en este caso, fue increíble. Incluso muchos padres nos proponían desde casa ejemplos de juguetes que podíamos crear.

Al final decidimos  qué juguetes  se crearían cada mes. Septiembre: “portalápices” con rollos de papel higiénico decorado con pinturas y gomets. Octubre: “arañas” con cáscaras de nuez e hilo grueso. Noviembre “disfraz de Halloween” con bolsas de basura y trozos de papel y tela. Diciembre “muñeco de nieve” con papeles de periódico y otros objetos de desecho.  Enero “Paloma de la Paz” con periódicos y otros objetos de desecho, Febrero “disfraz de aula” con bolsas de basura, trozos de tela, pinturas,….

A día de hoy continuamos con el desarrollo de la experiencia y los resultados obtenidos hasta ahora son inmejorables en cuanto a participación familiar, implicación del alumnado, e incluso en nosotras mismas, este proyecto ha generado cambios en nuestra forma de vida, que sin duda ayudará a mejorar nuestra práctica docente diaria y nuestro entorno.

 

CONCLUSIÓN. 

Con esta experiencia hemos querido demostrar que a partir de los 3 años e incluso  antes, los niños pueden aprender a separar residuos. Al principio, la enseñanza viene del ejemplo que den los padres, profesores… Si desde pequeño, el niño observa en el adulto el cuidado de lo que nos rodea y el hábito de separar los materiales (cristales, cartones, plástico,…) seguramente él hará lo mismo de mayor.

De ahí nuestro interés por destacar el cuidado del medio ambiente o bien el aprendizaje de cualquier otro tipo de valores. Se debe empezar en el seno familiar, para que luego el alumno pueda seguir aprendiendo con más detalles. En este caso, sobre el ahorro, el reciclaje, la reutilización de materiales y sus posibles usos en la escuela.

Asímismo creemos también importante destacar que teniendo en cuenta la edad y características del alumnado de esta etapa educativa, la actividad lúdica es la mejor forma en la que se le  puede presentar cualquier contenido, ya que a través del juego, el niño/a aprende, interioriza y se siente feliz.

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